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jueves, 25 de abril de 2013

Propuesta para hoy, día 25 de abril. Portugal. Turandot. Sillitoe.



Me cago en el cabronazo que me robó los vinilos y dejó mi “stanton” como una gallina clueca sin sus pollitos. Así se le rompan los tímpanos y no tenga oídos para oír. Yo me levantaba cada 25 de abril, cogía “Gràndola, Vila morena” (original portugués del 74) y lo ponía a toda leche.  Los claveles tampoco son ya descendientes de los esquejes que me traje…pero sigo, eso sí, comprando las semillas en Lisboa: Rojos y perfumados.

Esputofaif y que suene Zeca Alfonso y después “María, la portuguesa” (¡porque me gusta!) en versión de Carlos  Cano o de la Argentina…¡tanto da!   ¡¡y vino verde!! Pero todo a su debido tiempo. Sigamos la rutina: tostada con aceite y orégano; carajillo y remolque de “aguardiente de madroño” del Alentejo: Casero 100 %. No busquen por ahí: No lo encontrarán.
Me pongo una chaquetita, cuelgo un clavel en el ojal y ¡hala! a Barcelona. Tarjeta dorada. Lado mar.  Y ya de camino, la melancolía. ¿Cuántas veces será necesario tropezar en la misma piedra? 















  En realidad sonaron dos canciones:


  • La primera, para avisar de que el golpe había empezado, sonó un poco antes de las once de la noche del 24: “E depois des adeus”. La desafortunada canción (quedó la última en Eurovisión con tres votos) y su desfondado intérprete (Paul Carvalho) conocieron la gloria “a posteriori”. Fue elegida por su popularidad e intrascendencia: si salía mal el golpe no levantaría ninguna sospecha. El esforzado cantante vio su apellido ligado al verdadero espíritu de la Revolución.
  • La segunda, para certificar el éxito del levantamiento, sonó a las 12 h y 20’. Amalia Rodrígues había concluido su recital del mes anterior en el Coliseo de Lisboa con la canción, en entredicho, de Zeca Alfonso. Algunos militares presentes la eligieron como santo y seña.


 Plaza de Catalunya. 11’30…hora un poco hueca que rellenaré con dos cervezas en cualquier cuchitril del inframundo. Desde la puerta recorro la barra con mirada aviesa en busca del periódico. Me lanzo como lobo al cordero: El gobierno planea elevar la edad de jubilación…¡Yo estoy YA jubilado! ¿no?...O sea que a mí YA no me toca. Sí ya sé, ya sé…pero lo que va delante, va delante. Con la vejez nos hacemos muy nuestros y el esfuerzo por ser generoso es cada vez más duro. Esa es otra: no sólo pierdes la donosura, sino que también desaparecen las virtudes cardinales. 

--Camarero…¿tiene vd  ganas  de apostarse algo?

--¿Como qué?

--Una cerveza. Si adivina el acertijo que le ponga le pagaré triple. De lo contrario me iré sin pagar… ¿hace?

--Pero ¡rapidito!

--"¿Quién  es el fantasma que, en el hombre, nace de nuevo cada noche  y muere cada día?”

--¿El vino?  Respuesta de profesional. Encaminada pero falsa.

--¡La esperanza!  Póngame la cerveza. Y déjeme un bolígrafo, por favor.

Hace semanas que no puedo con el sudoku difícil. Hoy tampoco.

Me traslado al bar contiguo:

--Camarero…¡Póngame una cervecita!

El barril está en las últimas y lo que me trae más parece un irlandés con triple de nata.

--¿Tiene vd ganas de apostar algo?

--Como ¿qué?

--Le propongo un acertijo: Si lo acierta le pago triple y si no, me largo sin pagar.

--Pero ¡rapidito!

--"¿Qué es lo que flamea como una llama y no es fuego, y arde como la fiebre, pero se enfría en la muerte?"

Le entra la risa floja y contesta concluyente:

--¡La esperanza!

--¡¡La sangre!!  Y déjeme un bolígrafo, por favor.

Con el viento de cara consigo completar el sudoku difícil. Hoy será un gran día.

Cuando salgo, el sol me hace poner cara de asco. Me bajo la visera solar y  abrilmente me encamino hacia la calle Aragón. La sensación de victoria es evidente. Los transeúntes me ceden el paso y oigo que comentan entre ellos: “esperanza”…sí, sí…y después “sangre”…¡dos cervezas!...

En Aragón 111 se encuentra “la Casa portuguesa”: hay de todo, terraza incluida. Si llego a saberlo antes me jubilo a los 32 ¡esto es vida!

Tomo asiento. La mesita está adornada con claveles de diferentes colores e inodoros. Pido un surtido de “petiscos” y una botella de “Pinga Amores Gran reserva”…¡será por dinero!...Alentejo puro.  De fondo Misia.

Leo en “el País” lo de la “toma” del Congreso por parte del 25 A… es la hostia: ellos llevan las armas y dicen que los otros son los peligrosos.  Lo normal sería que pudieras llamar a la policía para que te defendiera de ese atajo de mafiosos…¡pues, no! La mafia llama a la policía para poder “trabajar” en paz. No sólo pierdes la donosura y las virtudes cardinales…también la clarividencia, la sutileza, la capacidad de análisis. 

--Camarero, você quer jogar algo.

--Como ¿qué?

--Le propongo ua adivinanza. Si consigue desentrañarla, le pago triple. Si no lo consigue, me voy de rositas...¡de clavelitos!

--Pero ¡rapidito!

--"¿Qué es lo que quema como el hielo, y cuanto más frío es, más quema?"
Sonríe, fatuo.

--La “esperanza” no es. La “sangre”, tampoco… ¡El aguardiente de madroño!  Respuesta de profesional. Encaminada, pero incorrecta.

--¡¡Turandot!! 


Estrenada en La Scala de Milán, tal día como hoy, del año 1926.También quedó incompleta (como la revolución). Toscanini interrumpió la representación en el compás en el que el maestro, arrastrado al más allá por un cáncer de garganta, la dejó inconclusa…¡el tabaquito!

De momento la Ópera ya me ha deparado algunas ganancias.

Lo de Portugal no fue un levantamiento espontáneo de las masas. Se fraguaba desde tiempo atrás. Y en ese fraguarse la cuestión colonial fue la pieza clave…etc…etc
Les supongo enterados del asunto. Y desolados. Tanta revolución inconclusa crea en nosotros un síndrome de ansiedad severa.

Yo llegué a Lisboa en Abril del 75…¡pasión por las efemérides!  Me quedé una semana en casa de unos colegas de la LCI, en las callejas que rodean catedral…por entonces una zona bastante lóbrega. Sin embargo los moradores (¡muchos!) vivían en las alturas luminosas de sus recientes éxitos contra el fallido golpe del 11 de marzo.  A partir de entonces se desencadenó un proceso que parecía conducir al “poder obrero y campesino”: nacionalizaciones, toma de fábricas, depuraciones…Asambleas populares por doquier: claveles para desayunar, para comer y para cenar… ¡sopa de claveles! Nunca desde la guerra de las dos rosas, una flor había alcanzado tanta preponderancia. Bueno, la flor de Lis también tiene su historia…La murciana “batalla de las flores” no cuenta.

Las elecciones a la Constituyente del 25 de abril, contrariamente a lo que pareció, empezó a tantear la testuz de la revolución para hundirle la puntilla “de cachete”, por detrás, como es norma del reformismo etapista y de la socialdemocracia.

El golpe del 25 de Noviembre, hundió la puntilla, perfectamente emplazada.
El 21 de Enero del 76 fue detenido Otelo Saraiva de Carvalho…Y
El 22 de enero del 76 fue liberado el general de extrema derecha Kaulza de Arriaga y del último Ministro de Interior de Caetano, Moreira Batista.
Y el “bombardeo” de radio Renaixença (¡de la iglesia…por cierto!).

                                                            FIN DE LA HISTORIA




Con prisa y sin pausa se fue desmantelando la constitución del 74…hasta conseguir destrozar el estado, convertirlo en un despojo.  Imposible imaginar que las conquistas revolucionarias hubieran conducido a Portugal a un estado peor que el actual. La diferencia: que los que sufren ahora son los que hicieron la revolución. Y los que gozan, los que se cagaron encima en aquellos gloriosos días.

¿Cuántas veces hay que tropezar en la misma piedra? El momento de la toma del poder es más fugaz que las Perseidas de agosto. Sólo una estrategia dirigida a tal fin puede discernir el momento adecuado. Luchar por la estabilización de la “democracia” y el “orden” en un momento “pre revolucionario” es suicida. El gobierno, generalmente socialdemócrata, apoyado por la izquierda reformista, tiene que echar mano a los grupos de ultraderecha para “imponer el orden”. La gente de bien no quiere saber nada de “orden”. Cuando el orden se ha impuesto en las calles, los perros se revuelven y comen la mano que les ha dado de comer…de forma tan inconsciente…ASÍ FUE.

Allí y entonces conseguí los esquejes.

Acabado el Gran reserva, intento levantarme y, como es costumbre, la mesa y yo acabamos en el suelo: Los claveles dispersos y la botella hecha trizas.

--¡Hasta la próxima!

--¡No tenga vd prisa, caballero!

Le ha jodido lo de Turandot.

Bueno y ahora a comer. Los jubilados, como los perros castrados, al sufrir una merma, ven incrementado su apetito, que se convierte en animal. Arruinado el futuro  (¡y las luces!), creen que ya no tendrán más oportunidades y se inflan. No les importan las consecuencias.  Esta profunda reflexión me la reveló un conductor de autobuses del  Inserso: son capaces de comerse cuatro butifarras y dos pies de cerdo aunque después la espichen en el autobús. Por esa avaricia ciega de futuro.

En la calle Borrell 145 está el Restaurante Lisboa. ¡Allá vamos!...Como no me quedan más adivinanzas tendré que pagar la consumición. 

La emoción me aturde: la casa de comidas “Núñez” aún se mantiene. ¡Qué de hígados con cebolla…qué de lomo y huevos fritos…qué de lentejas…no habré comido yo a quí!

Directamente a la terraza. Sobre la mesita unos claveles de colores varios e inodoros. Colocados sin orden ni concierto…como al azar. Yo me pediré, lo tengo claro, un guiso alentejano de puerco, con almejas y patatas y vino del Alentejo… ¿o unas lentejas?... ¿qué por qué tanto Alentejo? Fácil: Los del norte, excepción hecha de las zonas industriales, no quisieron saber nada de la revolución. Es más, formaron milicias anti-revolucionarias dispuestas para la acción; cortaron carreteras para que no llegaran los alimentos a Lisboa…etc…etc Y porque Gràndola es una ciudad fea, pero alentejana. Si estuviera allí en este hermoso día de abril me acercaría a la plaza de la República y en el Café recreativo “O Grandolense” me pimplaría un par de aguardientes de madroño (¡allí sí!) y departiría, en el banquito de la puerta, con los parroquianos sobre el destino de la “Sociedad Musical Fraternidad Operaria Grandolense”, destinataria de lo que ha llegado a convertirse en himno.

--¿Ha comido vd bien?

--Estupendamente, mesonero.

--¿No querría vd perder un poco el tiempo con unas adivinanzas?

--¡Son mi fuerte!

El camarero sonríe. Ha pillado a un incauto. Las noticias vuelan. Seguro que toda la profesión sabe de la existencia de un listo que, pagando con adivinanzas, se recorre media Barcelona zampando y pimplando de gorra. El camarero quiere invertir el sentido de la cosa.

--Bueno pues, yo le pongo un acertijo y vd intenta adivinarlo. Si falla, me paga el triple. Si acierta, se va de rositas.

--¡Clavelitos!

--¡Sea!...Escuche atentamente: “¿Qué es lo que quema y no es fuego, ni esperanza, ni sangre…que se enfría como la muerte y renace cada día para morir de noche?”

--¿Está seguro de haber formulado bien el asunto?

Tuerce el morro; se mordisquea el labio inferior; frunce el ceño; mira hacia arriba, a la izquierda:

--Tan seguro como que me pagará el triple.

--Tiene su enjundia. Es, en su formulación, un tanto ecléctico…¿no le parece? Contiene elementos heterogéneos que pretenden despistar…  y un lirismo incoherente. Pero en fin, aventuraré una respuesta: “El guiso alentejano de puerco”.

Se descojona. Saca el papelito y lee:

--¡¡Turandot!!

--Perdone, tabernero, pero creo que no ha leído vd bien las adivinanzas. “Turandot” “cuanto más frío más quema”. El guiso alentejano quema, se enfría y cada día lo hacéis. Por la noche ya no queda nada y volvéis a hacerlo al día siguiente.

El descentrado bodeguero no tiene más remedio que aceptar mis explicaciones. O sea que me va a salir el día gratis.

Como consuelo invito a unos aguardientes. Tiro la mesa y los claveles, como siempre.  “Go!” (Dexter Gordon*). Tarjeta dorada (¿le propongo una adivinanza al expendedor?). Lado mar.

Carrera de fondo” al condis: un buen morro de bacalao. ¿Lo han probado a la “ajada”? Fácil: freir unos ajos, con pimentón de la Vera, y retirarlos. Freír un poco el bacalao y retirar. Rociar con el aceite muy caliente y los ajos. Vino verde.

Lo primero es que esos hijos de puta que nos mandan no son tan bobos como parecen la mayor parte del tiempo, y lo segundo es que yo tampoco soy tan bobo como parecería si tratase de escaparme por ahí aprovechando la competición, porque fugarse para que luego te pillen no es más que una pérdida de tiempo, y yo no tengo ganas de perderlo”.

“Entonces se adentro en una lengua de árboles y arbustos donde yo ya no pude verlo ni a él ni a nadie, y ahí sí que conocí la sensación de soledad que invade al corredor de fondo cuando surcas los campos, y me di cuenta de que, en lo que a mí se refería, esa sensación era lo único honrado y genuino que existía en el mundo…”.



Hoy hace cuatro años de la muerte de Alan Sillitoe. Quien tenga oídos para oír que oiga; quien ojos para ver que lea “La soledad del corredor de fondo”. Nunca los perdedores alcanzaron tanta gloria.

……….Bona nit!................con algo de Ella Fitzgerald (*)…………………………….

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