Me cago en el cabronazo que me robó los
vinilos y dejó mi “stanton” como una
gallina clueca sin sus pollitos. Así se le rompan los tímpanos y no tenga oídos
para oír. Yo me levantaba cada 25 de abril, cogía “Gràndola, Vila morena” (original portugués del 74) y lo ponía a
toda leche. Los claveles tampoco son ya
descendientes de los esquejes que me traje…pero sigo, eso sí, comprando las
semillas en Lisboa: Rojos y perfumados.
Esputofaif y que suene Zeca Alfonso y
después “María, la portuguesa”
(¡porque me gusta!) en versión de Carlos
Cano o de la Argentina…¡tanto da!
¡¡y vino verde!! Pero todo a su debido tiempo. Sigamos la rutina:
tostada con aceite y orégano; carajillo y remolque de “aguardiente de madroño”
del Alentejo: Casero 100 %. No busquen por ahí: No lo encontrarán.
Me pongo una chaquetita, cuelgo un clavel
en el ojal y ¡hala! a Barcelona. Tarjeta dorada. Lado mar. Y ya de camino, la melancolía. ¿Cuántas veces
será necesario tropezar en la misma piedra?
En realidad sonaron dos canciones:
- La primera, para avisar de que el golpe había empezado, sonó un poco antes de las once de la noche del 24: “E depois des adeus”. La desafortunada canción (quedó la última en Eurovisión con tres votos) y su desfondado intérprete (Paul Carvalho) conocieron la gloria “a posteriori”. Fue elegida por su popularidad e intrascendencia: si salía mal el golpe no levantaría ninguna sospecha. El esforzado cantante vio su apellido ligado al verdadero espíritu de la Revolución.
- La segunda, para certificar el éxito del levantamiento, sonó a las 12 h y 20’. Amalia Rodrígues había concluido su recital del mes anterior en el Coliseo de Lisboa con la canción, en entredicho, de Zeca Alfonso. Algunos militares presentes la eligieron como santo y seña.
Plaza
de Catalunya. 11’30…hora un poco hueca que rellenaré con dos cervezas en
cualquier cuchitril del inframundo. Desde la puerta recorro la barra con mirada
aviesa en busca del periódico. Me lanzo como lobo al cordero: El gobierno
planea elevar la edad de jubilación…¡Yo estoy YA jubilado! ¿no?...O sea que a
mí YA no me toca. Sí ya sé, ya sé…pero lo que va delante, va delante. Con la
vejez nos hacemos muy nuestros y el esfuerzo por ser generoso es cada vez más
duro. Esa es otra: no sólo pierdes la donosura, sino que también desaparecen
las virtudes cardinales.
--Camarero…¿tiene
vd ganas
de apostarse algo?
--¿Como
qué?
--Una
cerveza. Si adivina el acertijo que le ponga le pagaré triple. De lo contrario
me iré sin pagar… ¿hace?
--Pero
¡rapidito!
--"¿Quién es el fantasma que, en el hombre, nace de
nuevo cada noche y muere cada día?”
--¿El
vino? Respuesta de profesional.
Encaminada pero falsa.
--¡La
esperanza! Póngame la cerveza. Y déjeme
un bolígrafo, por favor.
Hace semanas que no puedo con el sudoku
difícil. Hoy tampoco.
Me traslado al bar contiguo:
--Camarero…¡Póngame
una cervecita!
El barril está en las últimas y lo que me
trae más parece un irlandés con triple de nata.
--¿Tiene
vd ganas de apostar algo?
--Como
¿qué?
--Le
propongo un acertijo: Si lo acierta le pago triple y si no, me largo sin pagar.
--Pero
¡rapidito!
--"¿Qué
es lo que flamea como una llama y no es fuego, y arde como la fiebre, pero se
enfría en la muerte?"
Le entra la risa floja y contesta
concluyente:
--¡La
esperanza!
--¡¡La
sangre!! Y déjeme un bolígrafo, por
favor.
Con el viento de cara consigo completar
el sudoku difícil. Hoy será un gran día.
Cuando salgo, el sol me hace poner cara
de asco. Me bajo la visera solar y
abrilmente me encamino hacia la calle Aragón. La sensación de victoria
es evidente. Los transeúntes me ceden el paso y oigo que comentan entre ellos:
“esperanza”…sí, sí…y después “sangre”…¡dos cervezas!...
En Aragón 111 se encuentra “la Casa portuguesa”: hay de todo,
terraza incluida. Si llego a saberlo antes me jubilo a los 32 ¡esto es vida!
Tomo asiento. La mesita está adornada con
claveles de diferentes colores e inodoros. Pido un surtido de “petiscos” y una botella de “Pinga Amores Gran reserva”…¡será por
dinero!...Alentejo puro. De fondo Misia.
Leo en “el País” lo de la “toma”
del Congreso por parte del 25 A… es la hostia: ellos llevan las armas y dicen
que los otros son los peligrosos. Lo
normal sería que pudieras llamar a la policía para que te defendiera de ese
atajo de mafiosos…¡pues, no! La mafia llama a la policía para poder “trabajar” en paz. No sólo pierdes la
donosura y las virtudes cardinales…también la clarividencia, la sutileza, la
capacidad de análisis.
--Camarero,
você quer jogar algo.
--Como ¿qué?
--Le propongo ua adivinanza.
Si consigue desentrañarla, le pago triple. Si no lo consigue, me voy de
rositas...¡de clavelitos!
--Pero ¡rapidito!
--"¿Qué es lo que quema como el hielo, y
cuanto más frío es, más quema?"
Sonríe,
fatuo.
--La
“esperanza” no es. La “sangre”, tampoco… ¡El aguardiente de madroño! Respuesta de profesional. Encaminada,
pero incorrecta.
--¡¡Turandot!!
Estrenada en La Scala de Milán, tal día
como hoy, del año 1926.También quedó incompleta (como la revolución). Toscanini
interrumpió la representación en el compás en el que el maestro, arrastrado al
más allá por un cáncer de garganta, la dejó inconclusa…¡el tabaquito!
De momento la Ópera ya me ha deparado algunas
ganancias.
Lo de Portugal no fue un levantamiento
espontáneo de las masas. Se fraguaba desde tiempo atrás. Y en ese fraguarse la
cuestión colonial fue la pieza clave…etc…etc
Les supongo enterados del asunto. Y
desolados. Tanta revolución inconclusa crea en nosotros un síndrome de ansiedad
severa.
Yo llegué a Lisboa en Abril del
75…¡pasión por las efemérides! Me quedé
una semana en casa de unos colegas de la LCI, en las callejas que rodean
catedral…por entonces una zona bastante lóbrega. Sin embargo los moradores
(¡muchos!) vivían en las alturas luminosas de sus recientes éxitos contra el
fallido golpe del 11 de marzo. A partir
de entonces se desencadenó un proceso que parecía conducir al “poder obrero y campesino”:
nacionalizaciones, toma de fábricas, depuraciones…Asambleas populares por
doquier: claveles para desayunar, para comer y para cenar… ¡sopa de claveles!
Nunca desde la guerra de las dos rosas, una flor había alcanzado tanta
preponderancia. Bueno, la flor de Lis también tiene su historia…La murciana “batalla de las flores” no cuenta.
Las elecciones a la Constituyente del 25
de abril, contrariamente a lo que pareció, empezó a tantear la testuz de la
revolución para hundirle la puntilla “de
cachete”, por detrás, como es norma del reformismo etapista y de la
socialdemocracia.
El golpe del 25 de Noviembre, hundió la
puntilla, perfectamente emplazada.
El 21 de Enero del 76 fue detenido Otelo
Saraiva de Carvalho…Y
El 22 de enero del 76 fue liberado el
general de extrema derecha Kaulza de Arriaga y del último Ministro de Interior
de Caetano, Moreira Batista.
Y el “bombardeo”
de radio Renaixença (¡de la iglesia…por cierto!).
FIN DE LA HISTORIA
Con prisa y sin pausa se fue
desmantelando la constitución del 74…hasta conseguir destrozar el estado,
convertirlo en un despojo. Imposible
imaginar que las conquistas revolucionarias hubieran conducido a Portugal a un
estado peor que el actual. La diferencia: que los que sufren ahora son los que
hicieron la revolución. Y los que gozan, los que se cagaron encima en aquellos
gloriosos días.
¿Cuántas veces hay que tropezar en la
misma piedra? El momento de la toma del poder es más fugaz que las Perseidas de
agosto. Sólo una estrategia dirigida a tal fin puede discernir el momento
adecuado. Luchar por la estabilización de la “democracia” y el “orden”
en un momento “pre revolucionario” es suicida. El gobierno,
generalmente socialdemócrata, apoyado por la izquierda reformista, tiene que
echar mano a los grupos de ultraderecha para “imponer el orden”. La gente de bien no quiere saber nada de “orden”. Cuando el orden se ha impuesto
en las calles, los perros se revuelven y comen la mano que les ha dado de
comer…de forma tan inconsciente…ASÍ FUE.
Allí y entonces conseguí los esquejes.
Acabado el Gran reserva, intento
levantarme y, como es costumbre, la mesa y yo acabamos en el suelo: Los
claveles dispersos y la botella hecha trizas.
--¡Hasta
la próxima!
--¡No
tenga vd prisa, caballero!
Le ha jodido lo de Turandot.
Bueno y ahora a comer. Los jubilados,
como los perros castrados, al sufrir una merma, ven incrementado su apetito,
que se convierte en animal. Arruinado el futuro
(¡y las luces!), creen que ya no tendrán más oportunidades y se inflan.
No les importan las consecuencias. Esta
profunda reflexión me la reveló un conductor de autobuses del Inserso: son capaces de comerse cuatro
butifarras y dos pies de cerdo aunque después la espichen en el autobús. Por
esa avaricia ciega de futuro.
En la calle Borrell 145 está el
Restaurante Lisboa. ¡Allá vamos!...Como no me quedan más adivinanzas tendré que
pagar la consumición.
La emoción me aturde: la casa de comidas
“Núñez” aún se mantiene. ¡Qué de
hígados con cebolla…qué de lomo y huevos fritos…qué de lentejas…no habré comido
yo a quí!
Directamente a la terraza. Sobre la
mesita unos claveles de colores varios e inodoros. Colocados sin orden ni
concierto…como al azar. Yo me pediré, lo tengo claro, un guiso alentejano de
puerco, con almejas y patatas y vino del Alentejo… ¿o unas lentejas?... ¿qué
por qué tanto Alentejo? Fácil: Los del norte, excepción hecha de las zonas
industriales, no quisieron saber nada de la revolución. Es más, formaron
milicias anti-revolucionarias dispuestas para la acción; cortaron carreteras
para que no llegaran los alimentos a Lisboa…etc…etc Y porque Gràndola es una
ciudad fea, pero alentejana. Si estuviera allí en este hermoso día de abril me
acercaría a la plaza de la República y en el Café recreativo “O Grandolense” me pimplaría un par de
aguardientes de madroño (¡allí sí!) y departiría, en el banquito de la puerta,
con los parroquianos sobre el destino de la “Sociedad Musical Fraternidad Operaria Grandolense”, destinataria de
lo que ha llegado a convertirse en himno.
--¿Ha
comido vd bien?
--Estupendamente,
mesonero.
--¿No
querría vd perder un poco el tiempo con unas adivinanzas?
--¡Son
mi fuerte!
El camarero sonríe. Ha pillado a un
incauto. Las noticias vuelan. Seguro que toda la profesión sabe de la
existencia de un listo que, pagando con adivinanzas, se recorre media Barcelona
zampando y pimplando de gorra. El camarero quiere invertir el sentido de la
cosa.
--Bueno
pues, yo le pongo un acertijo y vd intenta adivinarlo. Si falla, me paga el
triple. Si acierta, se va de rositas.
--¡Clavelitos!
--¡Sea!...Escuche
atentamente: “¿Qué es lo que quema y no es fuego, ni esperanza, ni sangre…que
se enfría como la muerte y renace cada día para morir de noche?”
--¿Está
seguro de haber formulado bien el asunto?
Tuerce el morro; se mordisquea el labio
inferior; frunce el ceño; mira hacia arriba, a la izquierda:
--Tan seguro como que me pagará el triple.
--Tiene
su enjundia. Es, en su formulación, un tanto ecléctico…¿no le parece? Contiene
elementos heterogéneos que pretenden despistar…
y un lirismo incoherente. Pero en fin, aventuraré una respuesta: “El
guiso alentejano de puerco”.
Se descojona. Saca el papelito y lee:
--¡¡Turandot!!
--Perdone,
tabernero, pero creo que no ha leído vd bien las adivinanzas. “Turandot”
“cuanto más frío más quema”. El guiso alentejano quema, se enfría y cada día lo
hacéis. Por la noche ya no queda nada y volvéis a hacerlo al día siguiente.
El descentrado bodeguero no tiene más
remedio que aceptar mis explicaciones. O sea que me va a salir el día gratis.
Como consuelo invito a unos aguardientes.
Tiro la mesa y los claveles, como siempre. “Go!” (Dexter Gordon*). Tarjeta dorada (¿le
propongo una adivinanza al expendedor?). Lado mar.
“Carrera
de fondo” al condis: un buen morro de bacalao. ¿Lo han probado a la “ajada”? Fácil: freir unos ajos, con
pimentón de la Vera, y retirarlos. Freír un poco el bacalao y retirar. Rociar
con el aceite muy caliente y los ajos. Vino verde.
“Lo primero es que esos hijos de puta que nos
mandan no son tan bobos como parecen la mayor parte del tiempo, y lo segundo es
que yo tampoco soy tan bobo como parecería si tratase de escaparme por ahí
aprovechando la competición, porque fugarse para que luego te pillen no es más
que una pérdida de tiempo, y yo no tengo ganas de perderlo”.
“Entonces se adentro en una lengua de
árboles y arbustos donde yo ya no pude verlo ni a él ni a nadie, y ahí sí que
conocí la sensación de soledad que invade
al corredor de fondo cuando surcas los
campos, y me di cuenta de que, en lo que a mí se refería, esa sensación era lo
único honrado y genuino que existía en el mundo…”.
Hoy hace cuatro años de la muerte de Alan
Sillitoe. Quien tenga oídos para oír que oiga; quien ojos para ver que lea “La soledad del corredor de fondo”. Nunca
los perdedores alcanzaron tanta gloria.
……….Bona nit!................con algo de
Ella Fitzgerald (*)…………………………….
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