“Hacía
un magnífico tiempo de primavera. Estábamos a 20 de marzo, y como el muchacho
vivía en la parte oeste del distrito de Vemmenhog y hacia el sur de la
provincia de Escania, la primavera se había iniciado ya francamente.”
Era domingo: Nils, el perezoso y
abúlico; el perverso e insensible, está a punto de recibir una lección que no
olvidará en su vida. Así como a Cándido una patada en el trasero lo lanzó al “mejor de los mundos posibles”, así al
jovencito Nils de una bofetada del “duende”,
se le abrirá de par en par el paraíso
amable de la vida animal.También Mozart sufrió la humillación.
Si quieren Vds. regalar alguna
obrita literaria a sus hijos… ¡no lo duden! Tampoco es un obstáculo la edad:
pueden regarla a sus abuelos, suegros, cuñados, padres…
Una vez leída se olvidarán para
siempre del “foie” y del “pato lacado”.
“…el
triángulo que formaban era de un orden perfecto, los intervalos tales como
correspondían, la velocidad de vuelo la indicada y el golpe de las alas
vigoroso y rítmico. Nils sintió una sensación tan dolorosa, que casi hubiera
preferido continuar siendo “Pulgarcito”, para poder viajar por encima de la
tierra y del mar con una bandada de patos silvestres (¿salvajes?)”
FIN.
Es por eso que no puedo consentir
que “Hegel” se arroje, enloquecido,
sobre cualquier cosa que vuele. Esta mañana, inspirado, le he pegado una patada
en el culo con la mejor de las intenciones. El efecto ha sido contrario al esperado:
Ha devorado toda una procesión de caracoles que tan a gusto paseaban por la
hierba húmeda. Y es que creo que, para mi martirio, no empatiza con los seres
de su “reino”.
–¡No
es eso! ¡Es que no puedo contenerme! Mi fuerza supera a mi entendimiento.
Quizás a tí te pase al contrario: tu debilidad te hace ser “bueno”. Hay otra
bondad que nace de la fuerza y que no sabe de “sentimentalismos”. Llegará un
día en que podré formularlo mejor.
Son los riesgos de haberle dado a
leer, antes de tiempo, las obras completas de Nietzsche. “Gorrión” no tenía este ramalazo intelectual.
Si lo anterior no es suficiente
para derrotar su inclinación al “foie”,
recuerden “El pato salvaje” (¿silvestre?)
(Ibsen*), ese nudo de significación simbólica, y el disparo (suicidio de la
niña inocente) que ilumina como un relámpago las mentiras sobre las que se
asienta la felicidad de la familia Ekdal.
Ya lo dejó claro Nietzsche: los sótanos donde
se cocinan los “valores”, apestan.
Y para que quedara absolutamente
claro que las opiniones de Ibsen sobre la mujer empezaban a ser tenidas en
cuenta, tal día como hoy, del año 1899, Marta M. Place tuvo el gran honor de
ser la primera mujer que se sentó (para no levantarse más) en la silla
eléctrica. Se quedaría descansando. Antes que soportar su existencia, mejor este
descanso eterno.
“¡Nora! ¡Nora! (Mira en torno suyo y se levanta). La casa está vacía. Ya no está
ella (Con un movimiento de esperanza) ¿El
mayor de los milagros…?
(Abajo
se cierra una puerta estrepitosamente)”.FIN.
“¡Haz
lo que debas!” (*),
Nora.
En toda “Casa de muñecas” debería haber una silla eléctrica…
Ibsen, Nietzsche…En marzo del 17 (III año de la era del crimen), Papasseït
lanzaba al mundo “Un enemic del poble”
y se lanzaba alucinado a las aguas de “las
vanguardias”. Les recomiendo ese “Cantar
de los cantares”, ese poema delicado, trémulo, auroral…”La rosa als llavis” que nada tiene que
envidiar a la mejor poesía amorosa universal (con permiso de Ovidio*).
¡¡Grande Papasseït!!
Lo de la silla eléctrica tiene su
qué. No se lo voy a explicar ahora, tiempo habrá. Baste con decir que Edison,
el odiador, el prolífico
sinvergüenza, aprovechó la silla eléctrica para desprestigiar a su “discípulo” Tesla, descubridor de la
corriente alterna. Había mucha pasta por medio. Para impedir el éxito de la
corriente alterna, los de la escuela
de Edison, se dedicaron, ¡con corriente alterna!,
a socarrar animales y a asar por dos veces al primer infortunado que se sentó
en esa silla-parilla. La corriente continua,
sin embargo, era una energía de paz. La Exposición Universal de París puso las
cosas en su sitio y Tesla pudo posar delante de sus gigantescas dinamos.
También en USA estaban sensibilizados. La horca era demasiado cruel: buscaban
un método más “humanitario”. En
Francia la habían sustituido por la “igualadora”
guillotina.
Tesla sigue siendo futuro.
Las bombillas dudaban en las
cocinas, las farolas decaían en las alamedas, todo lo eléctrico temblaba de
miedo, de pasmo. Cuando sentaban a uno en la silla tenían que reforzar el
sistema eléctrico continental. Hasta que, por fin, pudieron sacrificar a decenas
en una misma madrugada.
Skinner (*) hablaba de “refuerzos positivos”. Pero, o bien sus
seguidores no comprendieron bien el significado del concepto, o bien se dejaron
llevar por la repugnancia: lo cierto es que empezaron a aplicar corrientes
eléctricas a diestro y siniestro…y todo para que alguien dejara de comerse las
uñas. Tiene su lógica: se aumenta el voltaje hasta la muerte. Así nos
aseguramos de que esa conducta no volverá a presentarse. La “electricidad” ha sido, y seguirá siendo,
un gran aliado de la civilización (que se lo pregunten a Rodríguez Delgado). Se
ha perdido el ingenio y la sutilidad de Paulov y del mismo Skinner y se ha
optado por la taylorización (*) de la
terapia.
Es como si yo le metiera un
electrodo por el culo a “Hegel” y lo
activara cada vez que se lanza sobre una paloma. O bien, ponerle un collar
eléctrico al “tío Tom” (el de la “cabaña” *) y apretara el
botoncito cada vez que pasara por su mente el deseo de libertad. Nos hubiéramos
ahorrado muertos, golpes y malas caras.
Ya habrán comprendido Vds., por lo
escrito, que hoy es el “día de la
Felicidad”. Tómense dos pastillas de Prozac, o de “soma”…pero no estén tristes. Recuerden que tal día como hoy, de
hace 46 años, en Gibraltar, enlazaron sus vidas Lennon y Ono y sólo la muerte
pudo separarlos.
Hace sólo tres años que el Reino de
Bután tuvo esa idea grandiosa… ¡y parece que ha pasado una eternidad! La primera celebración tuvo lugar 10 años
exactos del comienzo de la invasión de Irak por parte del trío de las Azores.
Desde entonces, como es evidente, la felicidad se expande, como mancha de
aceite, por todo el universo-mundo y amenaza con exterminar cualquier mueca de
disgusto y desamparo.
NB:
Yo propongo otra “Dedicatoria”: “A un dios desconocido”, que nos libra del “Desencanto” (*).
DVD: “Ordet” (La Palabra) de Dreyer.
Duérmanse con Gil Evans.
“Hegel” regurgita los caracoles… ¡como Cristo resucita muertos!
"Gorrión" pasó a mejor vida.