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jueves, 25 de julio de 2013

Propuesta para hoy, día 25 de julio. Pereira. Gerda Taro.



“(…) Y Pereira dijo que sí, sostiene, colgó el auricular, se secó el sudor y después se le ocurrió una idea magnífica, la de crear una breve sección titulada “Efemérides”, y pensó en publicarla enseguida, para el sábado siguiente, y así, casi maquinalmente, quizá porque estaba pensando en Italia, escribió el título: “Hace dos años desaparecía Luigi Pirandello”. Y después, debajo, escribió el subtítulo: “El gran dramaturgo había estrenado en Lisboa su “Un sueño (pero quizá no)”
Era el 25 de julio de 1938 y Lisboa refulgía en el azul de la brisa atlántica, sostiene Pereira.”

Lo que empezó  de manera festiva y en tono casi de farsa, acabó de la forma que vds. ya saben,  en el segundo piso de la Rua da Saudade, número 22 y en el exilio parisino.
Pereira transita desde J.K. Toole a personaje neorrelista propio de Rossellini: de lo tragicómico a lo trágico, empujado por circunstancias que fuerzan la evolución de su “yo hegemónico”.



La Rua da Saudade sube hacia el castillo y en su subida se convierte en otra. Sigan vds. subiendo y justo en el arco de entrada al castillo encontrarán un restaurante apropiado para la lectura de esta espléndida novela. Estamos en la Alfama, en el corazón de la “ciudad blanca” de Alain Tanner. La pareja (francesa y portugués) les acogerá amablemente, si le dicen que van de mi parte. Sólo tiene cuatro mesas (¿o tres?)…si están ocupadas peleen por la mesita de fuera. Tómense un oporto seco y esperen.
Consejo: lleven vds. la petaca de Terry y contemplen la puesta del sol. Cuando vuelvan denme las gracias.

Yo no tengo problema: Soy de la familia.

Mi natural mitómano me empuja a pedirme una “omelette y una limonada, pero puesto que en el libro no se cita ni una sola vez el bacalao, me inclino por un plato de bacalao (sin nata) y una botella de vino tinto de la casa.
Pereira está en el Panteón de mis figuras literarias favoritas…también por su afición a las “Efemérides” y su decidida renuncia al dogma de la “resurrección de la carne”.

Celeste, la portera-chivata de su “oficina”, lleva el nombre del restaurante habitual de Meursault. Hubiera sido demasiado evidente llamar “Celeste” al café-restaurante “Orquídea”, así que produce un desplazamiento consciente, un eco, que nos conduce a aquellos tórridos días en los que el indiferente Meursault…etc…etc.



París bien vale una misa”, dijo Enrique IV (*) y también Majno (Mahnó*) escogió París: Acabó su heroica vida, como obrero que era, tuberculoso y trabajando en la Renault. Si la vida es injusta, lo demostró con creces con Majnó. Salvó a los bolchevique por dos veces y por dos veces fue menospreciado. Aunque siendo ecuánime, los anarquistas se han merecido su historia: heroísmo inútil y absoluta ceguera del sentido de la historia. Hablaban del futuro y no comprendían el presente. Dejaron, como siempre, pasar las aguas turbulentas y nunca lanzaron la caña.  Siempre, al final, vieron las cosas un poco más claras: Majnó se ve con Durruti y consideran la necesidad de una organización fuerte con una finalidad definida: la toma del poder…¡pero sólo al final! La oportunidad lleva el flequillo en la frente, por detrás va “al cero”. Pasada, no puedes agarrarla por ningún sitio. Mis respetos a Majnó y a la “Plataforma” que nunca pudo ser consolidada.

Mis Ángeles me invitan a sobrevolar el Tajo, al atardecer: Como gaviota borracha me dejo llevar y grazno de puro contento. ¡Hermosura! 

--¿Sabéis que tal día como hoy, del año 1909, Louis Blériot cruzó por primera vez el Canal de la Mancha en algo que se pudo llamar aeroplano?
--¿Y sabes tú, desgraciado, que un pobre perro fue arrollado por las hélice y murió en el acto?
--¿Te parece bonito que el tal siguiera el viaje como si nada?
--¿Es más importante un récord de mierda (oh!, perdón) que la vida de un mamífero?
--Seguramente movía la cola. De contento.

Las cuatro dijeron lo que tenían que decir. Y la hermosura desapareció por ensalmo.

Aturdido por la belleza del ocaso y descompuesto por el bacalao y la tristeza, recuerdo una cita extraña del innobel Borges:

“La noche del 25 de julio de 1880, Billy the Kid atravesó al galope de su overo la calle principal, o única, de Fort Summer. El calor apretaba y no habían encendido las lámparas; el comisario Garrett, sentado en un sillón de hamaca en un corredor, sacó el revólver y le descerrajó un balazo en el vientre. El overo siguió; el jinete se desplomó en la calle de tierra. Garrett le encajó un segundo balazo.”



O Borges computaba según el juliano, o es una de sus fabulaciones, o la fecha es del todo equivocada: “El Niño” fue muerto en la noche del 14 al 15 de julio. Y no fue en la calle precisamente. Vean vds. la entrada correspondiente (inédita) y se enterarán de las circunstancias.

Según Garrett el segundo fogonazo fue inútil. Pero suponiendo que no hubiera sido así  y que hubiera necesitado de auxilios, les recuerdo que tal día como hoy, del año 1492, se realizó la primera “transfusión” de sangre de la historia: El hijo de puta (que me perdonen las feministas) de Inocencio VIII (papa) bebió, por consejo médico, la sangre de tres niños de diez años, para salvar su insalvable vida. Los niños murieron por choque hemorrágico y él por hijo de mala perra (que me perdonen las perras). Su alma se salvó y reposa en el estercolero  en el que descansan las almas de los santos.
Ni América, ni la imprenta…ni hostias; tal día como hoy pasa a mis efemérides como el día en el que el Papa asesinó a tres niños para salvar su cuerpo: su alma (¿) estaba, de antemano, condenada.

Aprovechemos el día en Lisboa y bajemos hacia la catedral. Sitios hay para tomar  aguardiente y escuchar, si lo desean, fados.  Lisboa es una ciudad hermosísima (¿lo he dicho?). Lo  malo es que si no llevan vds. gafas de sol y beben aguardiente, las consecuencias pueden ser graves. 

Disfruten de los ocres, de los azules, de los blancos, de los azulejos… Y prepárense para la muerte de Gerda Taro (Kappa) que, en estos momentos, está siendo atropellada por un tanque republicano. Cayó del estribo del coche en el que viajaba cubriendo la batalla de Brunete. Una semana antes había muerto Julian Bell, sobrino de Virgina Woolf. Brunete tuvo mal fario…¡como siempre!



Sigan pimplando por la orilla del Tajo. Dejen que la noche les envuelva. Esperen a las 4’35  y vuelvan como puedan.

Yo no tengo  problema.

-- Ángeles míos, hermosuras de la creación, olvidad mi insensibilidad y llevadme a casa. Él tardó 37’.
-- Creo que te has pasado. Deberás volver por tus medios. Chiara.
-- A la próxima te abandonaremos para siempre.Aurora.

El resto calló. Era más que suficiente.

Tren de vuelta y ya llegaremos.

















RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...