Los asteriscos (*), como siempre,
remiten a “razones efemerísticas”.
Estos del Condis ya me tienen
harto. Las abandonadas y soñadoras cajeras trabajan a destajo, sometidas a un
régimen stajanovista. El dueño, sin
embargo, en el piso de arriba, recibe los paquetitos de dinero por vía
neumática. Habría que verlo: apoyados los pies sobre la mesa y fumándose un
habano (que no será de Cuba, por supuesto). ¡Qué le costaría abrir las tres
cajas cuando la multitud se agolpa! ¿No abren todas las compuertas del pantano
de Mequinença cuando se anuncia una subida de las aguas?
Estaba yo, airado, pensando en
estas cosas cuando se produjo una explosión (más bien un fogonazo) por la parte
de la charcutería. Yo estaba precisamente en los aledaños, comprando una barra
de chóper para el perro. Empezó a
salir humo por los orificios de ventilación. A los carniceros se les cayeron los
cuchillos. Los clientes, despavoridos, tras un segundo de incertidumbre, se
lanzaron hacia las cajas registradoras (ninguno dejó la cesta con lo que
llevaba cogido) y siguieron adelante. Saltaron por los aires las palancas de
contención. Las alarmas antirrobo enloquecieron. Yo supe enseguida que no era nada y me
mantuve tranquilo con mi chóper en la
mano. Fueron dos minutos de reloj, pasados los cuales, aquello parecía la “Masacre de Copenhague” (*). Alguna
persona mayor yacía, pisoteada a conciencia, por la zona de las compresas. Vi
algunos zapatos sueltos, todos del pie derecho (¿). ¿Conocen vds. un cuadro de
Delacroix, pintado en el Magreb: “Los
posesos de Tánger”?... ¡Pues algo parecido! O como la “(Tocata) y FUGA en re menor” (Bach *). Indiferente a la estampida, sonaba
de forma subliminar “non ho l’età” (*). Funcionó como excusa subconsciente
de este comportamiento atávico. El “chóper”
me lo regalaron por mi nobleza y sangre fría.
Nadie volvió a devolver lo robado de esa forma
tan cobarde e inesperada. Al día siguiente, algunos de los más asiduos no
podían mirar a nadie a los ojos. Compraban avergonzados y echando mitradas
furtivas intentando localizar las
cámaras de seguridad. No hay cámaras de seguridad. En esto, por lo menos, son decentes.
Algunas mujeres de mediana edad aparecieron con zapatillas de cuadros, de esas de ir por casa.
Ya me dirán Vds. si con una
población de tal catadura podemos construir un país normal; con una población
que no se atreve a expropiar con la cara descubierta. Ayer, sin ir más lejos,
en el bar donde suelo pimplar de vez en cuando, un parroquiano hacía los
sudokus de “La Vanguardia”; debajo,
escondido, tenía “El Periódico”, que, a su vez, ocultaba “El Punt-diari”, o como se llame ahora (“Bienvenidos al desierto de lo real” *) Tuve que leer el deportivo. Pero lo peor de todo es que el
individuo me miraba de vez en cuando y parecía disfrutar íntimamente de su
sagacidad y mi desconcierto. Díganme si así podemos construir un país
solidario, si así podemos construir el socialismo. La primera medida de un
gobierno revolucionario sería poner orden en el uso de los diarios en los
establecimientos públicos. Seguramente por olvidar estos detalles elementales
fracasó la República soviética (*) de Bela Kun.
La “Razón Efemerística” arroja luces inesperadas que nos ayudan en la
comprensión (profunda) de la realidad. Hoy,
desde 1999, se celebra, por capricho de la UNESCO, el día internacional
de la Poesía, dentro del marco amplio de la “Primavera de los poetas”…pues no olviden Vds. que hoy, 21 de marzo,
empieza la primavera en el hemisferio norte. Hay primaveras para todos: para
las naciones, para los árabes, para los pueblos… En el Condis de Ocata, sin
embargo, siempre es Agosto.
Acompañen los versos que siguen con
“La primavera” de Glazunóv (*). Ni se
les ocurra confundirla con la “Consagración
de la primavera”…saldría de su tumba y les arrancaría la glándula del
gusto.
“Ay,
Condis de Ocata, Condis de Ocata
Nadie
a acompañarte baja…
Comienzo inspirado y culto, pero
inapropiado. El Condis de Ocata es el lugar más concurrido de todo occidente.
“Ay,
Condis de Ocata, Condis de Ocata:
Meca
mercantil. Ónfalos.
Digno
recinto para la “Tocata
y
fuga” en re menor (*)
o
para el nuevo “Mahabarata” (*).
(…)
Es un mero apunte para una
versificada y definitiva “epopeya-comercial”
de nuestros días. En manos de Peter Brook (*)
se convertiría en 24 horas de espectáculo vivo
y candente. Todo el barrio participaría en las investigaciones previas que,
durante dos años, serían necesarias para la veraz representación: repetición
exacta de un día cualquiera. La música, eso sí, sería el solo de “fender (*) stratocaster” que
planea sobre las “marismas” salvajes de “Dead
man”.
Así quedaría patente lo que es
evidente: el Condis es aquel lugar en el que se maridan el Cielo y el Infierno.
“Nadie”
quedaría inmune a esa experiencia (¿qué les parece la paradoja que acabo de
formular?).
DVD: “Lamérica” de Tonino Guerra (*).
A medio metraje, aparece “Hegel”. Creo que se ha pasado todo el
día debajo de la cama. Su certero instinto de supervivencia, unido a sus
desarrolladas capacidades de asociación y deducción, le han llevado a pasarse
todo el día recluido.
–¡¡Mi
chóper!! ¡¡Canalla!!