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lunes, 17 de junio de 2013

Propuesta para hoy, día 17 de junio. El año sin verano.Propuesta para hoy, día 17 de junio. 1816: El año sin verano. Villa Deodatti y sus consecuencias.



Vamos a contemplar cómo un acontecimiento geológico puede surtir efectos espirituales y espirituosos (es sabido que la geología determina la calidad de los vinos) que yacían escondidos en la zona de lo posible-desconocido. Algo así como el “efecto mariposa”… pero combinando los diferentes niveles de existencia. Es como si el aire fresco surgido del abanico de la señora de enfrente, hiciera surgir en mí un soneto sobre el helor de la muerte y en otro, la idea de un ventilador; la visión de un rayo de luz atravesando una habitación oscura, creara en mí, la imagen de una espada flamígera y en otro, la premonición del láser.


PRIMERA PARTE

MORMONES




El  año 1816 fue “el año sin verano”…”el año de la pobreza”…”el año del verano que nunca fue”… Contuvo el verano más frío del que se tiene constancia…. Nevadas en agosto, escarchas en julio, lluvias y tormentas propias de comienzos del otoño; olas cortas de calor metálico y ácido… No hubo cosechas y las epidemias de tifus y de cólera camparon a sus anchas… Pareció la repetición de las plagas bíblicas: Nevó carne… llovió rojo… atardecía infernalmente… amanecía cuando le daba la gana… ¡Que no es poco! La gente no sabía que ropa ponerse... así que los armarios rebosaban de ropas desorientadas. Y, sin embargo,  las despensas estaban vacías.

Y es que el sol estaba en mínimo de Dalton (me lio un cigarrillo a lo lucki-luke y me echo al coleto un traguito de Terry de malla).

El año anterior había reventado el volcán de Tambora, en una de las islas menores de las Sonda. No fue una explosión cualquiera: fue la mayor de la que se tiene noticia. Tan fuerte que provocó un “invierno volcánico”, extremadamente frio y húmedo, cuyos efectos, mentados, se hicieron notar (sobre todo en verano) en todo el planeta. Los desastres más importantes sucedieron por las zonas de siempre. Pero en occidente también fueron históricos: Los campos se llenaron de gente recogiendo hierbas, como rebaños de cabras: dejaron los campos pelados… se intoxicaban… morían envenenados o se vaciaban… Los estados declararon estado de emergencia. Se publicaron libros sobre plantas comestibles… y hasta los mismos libros fueron comidos o pasto de las llamas.

¡Digo yo que los podían haber editado en papel vegetal o en papel cebolla!

...Grandes migraciones, como de ñus, pero con las navajas dispuestas… como plagas de langosta africana, dejaban los árboles en los huesos…

Una ingente turbamulta abandonó las costas de Nueva Inglaterra y se internó en las praderas interiores en busca de proteínas. Los caracoles se escondían bajo tierra, los gorriones ahuecaban el ala (los animales domésticos desaparecieron); casi todos los animalitos optaron por disfrazarse de escorpiones o por desaparecer de una forma más decorosa que la maleducada especie humana…

La gente no encontraba donde posarse, como la paloma de Noé… vueltas y más vueltas… los cuerpos se debilitaban y las cabezas empezaban a dejar de funcionar correctamente. La familia Smith (me refiero a una en especial, entre millones, no a la genérica familia Smith) sufría doblemente: el sufrimiento común- general y la desazón espiritual que les (a los Smith) producía el “Gran Despertar” religioso de la época.


 Y en estas que a uno de los Smith se le va la olla (vacía) y empieza a ver visiones; no veía imágenes propias de Jauja; ni pollos a l’ast, como Carpanta: oía mensajes divinos, dichos al oído por el mismísimo Dios Padre y por su hijo.

… ¡ciego de luz y de hambre!

La gente estaba receptiva, con la boca abierta y la voluntad debilitada. A todo esto las migraciones seguían, en busca de la tierra prometida y huyendo de la repetición de los Escritos. Smith jr. afirmaba tener relaciones con alguien que decía ser el ángel Moroni (¿)…(otro flipao fabricante de milagros (los jueves)). El tal Moroni le dicta “el libro del Mormón” y sobre este valioso documento y la reinterpretación personal de la Biblia (así como otras veleidades) se construye La Iglesia de los últimos días (mormones)… que FINALMENTE se establecerá en Utah:
¿Ven Ustedes la fisiología transformándose en psicología? Volcán, malas cosechas, hambre…ansiedad…incertidumbre…inquietud religiosa y… ¡locura! (contagiosa).


INVENCIÓN DE LA BICICLETA

                                       


La ausencia de forraje produjo una gran mortandad entre los animales de labor… y los que no murieron ni fueran devorados estaban tan flacos y débiles que fueron utilizados como inverosímiles estufas.
El hambre agudiza el ingenio ¿no? Si mi burro no puede llevarme o transportar este fardo, tendré que ingeniármelas… ¡Hay gente pa to!...

A mediado de Junio de ese fatídico año, mientras en Villa Deodatti iban a lo suyo, un alemán con apellido francés (e inventor casi profesional), Karl Drais, inventó la draisina. ¿Qué no saben lo que es la draisina?... ¡no me lo creo!... ¡que no me lo creo!... ¿Y si les dijera que es un vehículo terrestre?... ¿tampoco?... ¿Y si les dijera que tenía dos ruedas?... … …

La dresina es, a primera vista, uno de los inventos más idiotas de la humanidad y, echándole un segundo vistazo, lo confirmamos. Se trataba de una bicicleta, pero sin pedales; construida de tal manera que te sentabas en el sillín y los pies llegaban al suelo y te impulsabas… Andabas, pero más rápido y, a veces (en cuesta abajo) incluso sin impulsarte. Parecías un avestruz.

Hasta la realización más peregrina tiene su peregrinaje, su evolución, quiero decir: Todo es devenido.

Bien mirado no resultaba muy útil para las arduas labores campestres. Pero lo que parece claro es que el argumento del constructor tenía como sólidas premisas las condiciones expuestas arriba. Y que trabajaba para el futuro.
Tuvo que ser un francés quien introdujera el lujo, innecesario para el alemán, de los pedales y lo patentara como velocípedo (de la familia de los Acipítridos).

Ya les digo, un mismo efecto puede producir una religión o una bicicleta…. Con el tiempo, de forma dialéctica, aparecerá la bicicleta como religión.


MICHIRONES
Dedicado a los mormones de Michigan
                                   

Por suerte, puse a secar unos kilos de habas del huerto y (afortunados Uds.) les voy a enseñar uno de los platos más típicos (y más socorridos) de Murcia y alrededores: ¡Los Michirones!... comida de pobres donde los haya y de años de escasez.

Primero ponemos las habas secas a remojar en agua tibia. Después las cocemos en una olla amplia. Echamos un trozo de hueso  de esa pata de jamón que siempre estorba y que no sabemos qué hacer con ella; si tiene un poco de revestimiento…. ¡miel sobre hojuelas!; un choricillo a trocitos; una guindilla; un poco de pimienta; una hoja de laurel; media cucharada de pimentón de Murcia y sal al gusto… y dejamos que se vaya haciendo. Cuando Uds. crean que las habas están casi a punto… ¡échenle un vasito de vino de Jumilla!
El resto de la botella se lo pimplarán (¡y les parecerá poco!) para amortiguar la picazón.
Cómanselos con palillos, como si estuvieran tomando un vermuth. Las pieles pueden arrojarlas al suelo… ¡Ya las recogerán cuando acaben!...


SEGUNDA PARTE

Llega el momento cumbre: “Tal día como hoy”, del año 1816…Mary Godwin empezó a darle vueltas a la que sería una de las más grandes y hermosas novelas de todos los tiempos: Frankenstein… ¡otro efecto insospechado de la explosión del Tambora!…

Y en el  esputifaif, sonará:
·        I due foscari de Verdi
·        Sinfonía Manfred de Tchaikovsky
·        Obertura Manfred de Schumann
·        Poema Sinfónico Don Juan de Richard Strauss.
·        Prometeo de Scriabin
Con esta selección tendremos para todo lo que queda del día… ¡y nos sobrará!

Segunda quincena de Abril del “año sin verano”. Nos encontramos en las orillas del lago Leman, cerca de Ginebra. Percy Shelley, Mary Balwin y su hermanastra “Claire” Clairmont (embarazada del Lord) se instalan en el Hotel d’Anglaterre; han quedado con Byron y acompañantes para pasar el “verano” lejos del calor húmedo de Londres… ¡oportuna elección!... Suiza estaba en estado de emergencia nacional y la hambruna se extendía. Nuestros selectos personajes (ni el diario de Polidori) hacen ninguna referencia a este aspecto de la cosa.
Un grumo espeso cuyo origen habrá que detallar. Tuvo que darse un abrumador cúmulo de circunstancias para que ocurriera lo que ocurrió aquellos días de junio del año 1816 a orillas del lago Lemán.


SHELLY  Y  MARY

A

Cuando el 10 de septiembre del año 1797, la gran Mary Wollstonecraft, diez días después de dar, peligrosamente, a luz a Mary, murió de septicemia, Godwin, el librepensador, quedó desolado y con dos niñas: la recién nacida y Fanny, de tres años, fruto de una relación revolucionaria, y ya finiquitada, de su, (ahora muerta) esposa.
Cumplido el luto, el filósofo se re-casó (1801), con Mary Jane Clairmont, quien aportó, además, sus dos retoños a la bolsa común: Charles y Mary Jane (Claire), de la edad de la pequeña Mary; después vino William

O sea que, si no he contado mal, Godwin tiene a su cargo siete bocas: cinco infantiles, la boca inaccesible de su mujer y la suya propia, que cada vez se torna más amarga. No le queda más remedio que montar una librería-negociete y escribir libros infantiles que, si no consigue vender, acelerarán, al menos, la caída en el sueño en sus tiernos retoños. 

Las niñas son las que hacen avanzar esta historia. De Charles y de William no sé nada.

Mary Jane, como buena madrastra, se desvive por Claire, su hija natural; ignora a Mary y desprecia a Fanny. Godwin sólo tiene ojos para Mary. Toda la unidad familiar avanza esforzadamente… como un catafalco.

“...Preguntan ustedes por las dos hijas de Mary Wollstonecraft. Bien, diré que mi hija (Mary) está considerablemente más dotada que su hermanastra. Fanny, la mayor, tiene un carácter sosegado, modesto, discreto, en cierto modo dado a la indolencia, que es su mayor defecto. Mary es todo lo contrario: valiente, arrogante y de espíritu enérgico. Mi hija es verdaderamente hermosa. Fanny, lamentablemente, no.”  (Godwin, autor de "Disquisición sobre la justicia política y su influencia en la virtud y felicidad de la gente").

B

Shelley, devoto (exigido por la edad) del amor libre y de la poesía, renuncia a Oxford y se fuga con Harriet, una jovencita de 16 años; Se casaron en la canícula del 1811, tuvieron dos hijos… y se puso de manifiesto que la joven no estaba por la labor de ser compartida. Shelley, decepcionado, fue acercándose al pensamiento, ya de por sí cercano, de Godwin… y a la librería que había montado para alimentar tantas bocas. Allí conoció a Mary y quedó prendado de su valentía, arrogancia y su  espíritu enérgico, cualidades que determinaron abandono de hogar e hijos. 

Godwin aprobaba la intrepidez del joven y exitoso poeta… hasta que repitió la jugada con su propia hija Mary (añadiendo a Claire en el lote). Si por lo menos se hubiera llevado también a Fanny– se dijo lastimero. Les negó el pan y la sal hasta que no pasaran (¡quién lo diría!) por la vicaría. El trío llegó hasta Suiza. En París se estaba firmando el Tratado que ponía fin a la guerra entre Francia y la VIª coalición. Napoleón es enviado a Elba y, lo que es más importante, Andorra es liberada. Per fí…¡¡ Andorra lliure !!

Volvieron a las seis semanas. Había sido una salida de reconocimiento, de localización de exteriores, por así decir. Tenían: 22; casi 17; y recién cumplidos los 16 años, respectivamente.

¡A la tercera, sería la vencida!

De momento, el esfuerzo colectivo, a pesar del hermoso Alastor, no da. Las desgracias empiezan a acumularse: Muerte de una hija prematura de Shelley y Mary. El amor libre no casa bien con la pobreza… ni con la adolescencia retardada. Bueno, son aperitivos. El plato principal se está cocinando.

Waterloo ha puesto punto final a la aventura napoleónica. Europa se dispone a poner orden. Precisamente ahora, en el momento en que estos jovencitos se lanzan a tumba abierta.


LORD  BYRON

Mientras tanto, el hijo de Jack el loco y sobrino de Jack el malo, (o viceversa) ha sido padre y tío de una misma criatura. Y por si fuera poco, para “guizag el guizo” como diría el poeta, se convierte en esposo, y padre por segunda vez (y en divorciado)… ¡De una tacada!

“Te digo adiós y si es pog siempge
Aún pog siempge te digo adiós”.

Y todo en menos de dos años. Teniendo en cuenta que era cojo no está nada mal: Lord Byron, la más rutilante figura de Londres. El poeta de moda. Objeto de deseo… y él lo sabía…

Su ubris tuvo respuesta.

Ha hecho la gran proeza de cruzar el Helesponto a nado y ha recorrido Grecia. Ha visitado Estambul y ha generado un odio insuperable hacia los turcos… A Lord Elgin se la tiene jurada por el expolio de los mármoles del Partenón (lean “La maldición de Minerva”).

Elgin compró a precio de saldo las esculturas que adornaban el templo (1801-04) y los “cedió” al gobierno británico, que los expone, sin recato, en el British. Este es otro de los expolios que ha sufrido la sufrida Hélade. No entremos con las deudas históricas de Alemania… ¡daría para una propuesta!... Quizás el Brexit ayude a resarcir el daño.

Don Juan acosador y acosado, accedió a la insistente oferta de una jovencita de 18 años (sin cumplir) que desea lanzarse al redondel de las letras: “¿Quiere usted admitirme para vivir algunas horas a su lado? ¿Dónde? No permaneceré más después que usted me diga que me marche. Haga luego lo que quiera… yo no recordaré más que el garbo de sus modales y la salvaje originalidad de su actitud”.  A nadie le amarga un dulce–se dijo el poeta… ¿No se imaginan quien era esta jovencita audaz? Pues, sí. Marie Jane Clairmont o, si ustedes quieren, Claire, la hermanastra de Mary. 

Pasada una semana de la consumación del acto, el 24 de abril del año 1816, al amanecer, Byron y su séquito (entre los cuales Polidori, de triste final) subían en el gigantesco y napoleónico coche que recién había hecho construir y se dirigieron a Dover. El poeta ya no volvería. Al cabo de un mes estampaba su firma en el libro de registro del Hotel d’Angleterre, cerca de Ginebra que, consecuencia del Congreso, ha sido integrada en Suiza. Hacía un frio desacostumbrado para la época. Días antes había estampado su firma Mary, Percy y Claire…  
Detrás dejaba, como Atila, un erial. No olvidaron visitar Waterloo.

 

Es decir, Byron, cuando estampa su firma en el Hotel d’Angletèrre, ha sido padre de la desgraciada Augusta Medora, fruto del vientre de su abnegada hermanastra Augusta (Leigh). Se ha casado con (Ana)Belle con quien ha procreado a Ada Augusta (Lovelace)… y se ha divorciado. Ha publicado El Corsario, La novia de Abydos, El sitio de Corinto… que lo consagran como el poeta más atractivo de Albión. Chaild Harold sigue su lento fluir… Su fama es un conglomerado de talento, aventura, villanía, libertinaje… A lo que hay que sumar la agudeza del mal pagador, su porte inestable y su impostada mala conciencia.

“Tu gostro es como el de tu madre, niña mía,
Ada, hija sola de mi casa y mi cogazón.
Cuando vi pog última vez tus azules ojos songeír,
Nos sepagamos no como ahoga, sino con la espeganza del getorno…”

Anabelle, XI baronesa de Wentworth, se quedó con la custodia de la niña. Fue una suerte alejarla del renco… Y para que la cosa fuera rodada, heredó títulos y riqueza. Su afición por la ciencia en general y las matemáticas en particular, así como sus ideales emancipatorios, sin duda, influyeron en la pequeña Ada Augusta, gracias a la cual, Byron, debería ser recordado. 


CLAIRE

Hijastra de Godwin y, por lo tanto hermanastra de Mary, ha sabido acercarse a su ídolo, e ídolo de todo Londres, que, metido hasta las ingles en ventas, desamores, despedidas y ocupado, sobre todo, en la construcción de esa especie de catafalco con el que cruzaron, él y su séquito, media Europa, aún tiene tiempo de dejarla embarazada… Claire, la única mujer de que Byron diría que tenía algo de demoníaco. Su última aventura en tierras inglesas.
Fue ella, enterada de los pormenores del viaje de Byron, quien incitó a Mary y a Percy  a una tercera fuga y a instalarse en el hotel que lo hicieron.

¿Qué saben ustedes de Helena, supuesta hija de Claire y Shelley y muerta antes de cumplir los dos años?


RECAPITULACIÓN

Segunda quincena de mayo del “año sin verano”. Nos encontramos en las orillas del lago Leman, cerca de Ginebra. Percy Shelley, Mary Balwin y su hermanastra Claire Clairmont se instalan en el Hotel d’Anglaterre, también conocido como Hôtel Dejean, prestigioso establecimiento donde, si se dan prisa, todavía podrían aspirar el intenso perfume farinoso de Goethe… mezclado con vaharadas de dudosa procedencia. Bueno, en realidad, serían sólo vaharadas de dudosa procedencia, pues Farina aún no había patentado su cítrico y universal perfume.

Unos días después llega sufriente el carromato de los Byron.

Suiza estaba en estado de emergencia climatológica nacional y la hambruna se extendía. Nuestros selectos personajes ignoran este aspecto de la cosa.


LA TROUPE  SE  INSTALA  EN  EL  HOTEL  D’ANGLETÈRRE

Claire hace las presentaciones y todo sigue su curso. Los dos poetas hacen migas. Byron con uno ojo mira a Claire, con el otro persigue a Mary y con el recuerdo acaricia a Augusta. Shelley, impaciente por conocer a Caronte, apareja la barca cada anochecer… pues es la hora que, desde siempre, se le tiene reservada. Byron hace equilibrios en la inestable proa. Claire y Mary reman, reman… por el lago Leman.




     






“Hallábase ante mí la cgistalina faz del lago Leman,
 Donde se migan estgellas y montañas (…)”


VILLA  DIODATI



“He alquilado una pequeña y preciosa villa en medio de un viñedo, con los Alpes detrás y el monte Jura y el lago delante; se llama Diodati, que viene del nombre del propietario, descendiente del hijo del crítico e ilustrísimo Diodati. Es una casa agradable y me la ha alquilado por un precio razonable…”

Hoy, la villa se encuentra aislada del lago, dentro de un círculo fatal de grandes vías, salvadas valientemente, en zig-zag, por el Camino de Byron

… Y la familia Shelley se instaló en la Maison Chapius, a un tiro de piedra…

Childe Harold avanzaba, sufriente, siguiendo los rítmicos cabezazos del velero. En Percy iba tomando forma su Himno a la belleza intelectual

 

Territorio de Rousseau… siniestro Castillo de Chillón… Y mientras, en la Maison Chapius, Claire, contagiada por el ambiente marinero, confía a Mary su estado de buena esperanza.

El mal tiempo se impuso. Las lluvias eran incesantes, el frío, anormal… así que se reunían con frecuencia en torno al fuego del hogar y, jugando a las prendas o a cualquier otra chorrada, pasaban las extrañas tardes-noches de aquel verano singular… De madrugada, Claire visitaba a Byron, cuando, él, a la que esperaba era a Mary… y, al amanecer, retornaba a villa Chasius. Un régimen constante de mareas.

… Paseos por los bosques; excursiones en barca; conversaciones sobre literatura; discusiones sobre el origen de la vida, sobre el galvanismo, el mesmerismo y sobre las opiniones del abuelo de Darwin; lectura de cuentos alemanes de terror, en fin… ¡lo normal! (lo sabemos por el diario espía de Polidori, de triste final).

Stendhal, en Milán, ponía punto final a su Historia de la pintura en Italia. Y Fabrizio hacía las maletas para sus años napolitanos. 


LA NOCHE DE MARRAS

El día 16 de junio fue “tan oscuro que las gallinas subieron a dormir a sus palos al mediodía.” Por la noche la lluvia se convirtió en una terrible tormenta. Los truenos rebotaban en las montañas y se estrellaban contra los cristales de villa Diodati. Resplandores azufrados iluminaban la sala en la que el cuarteto del Lago Leman (más Polidori, de carácter no-euclideo) ponía orden en la genealogía. Fue imposible volver a villa Chasius. Lo que son las cosas, si esta reunión se hubiera producido siete u ocho años más tarde, los moradores de villa Chausius hubieran podido volver a su hogar provisional: en 1823 se patentó el primer material impermeable y empezó la fabricación en masa de “impermeables”. Pero no. No pudieron volver y Byron propuso un ingenioso juego para pasar la velada: una especie de “Miamerón”. Cada uno de los presentes tendría que componer un relato de terror y presentarlo al amanecer. Las gallinas se estremecieron.

Hay quien afirma que también se encontraba entre los citados M.G.Lewis (“El Monje”) Lo cierto es que estuvo en Suiza, conoció a la pandilla, pero no estuvo presente en la noche de marras.

La nave “Medusa” sale de la rada de la isla de Aix, en busca de la desgracia.


A Shelley, balanceándose en su mundo de bellezas intelectuales y aspirando la sombra persistente de Blake, no le interesó la cosa… aunque colaboraría en el parto de Frankenstein.

Polidori se retiró esquivo a las estancias superiores y cuando la luz del nuevo día forcejeaba con los fulgores nocturnos, bajó, transfigurado, llevando en la mano derecha unos papeles como si fueran las nuevas Tablas de la Ley: “El Vampiro”.

Abajo, Byron, que había agotado su imaginación en la iniciativa, dio a luz “Un fragmento” de lo que pensaba sería una obra colosal… y no fue más que lo que su título anunciaba. El resto de la noche la pasó pergeñando versos de pie quebrado.

Mary, sentada frente al fuego del hogar y apoyada la cabeza en las rodillas del ausente Percy, cayó en un mutismo espectral… para dar tiempo a que la figura del nuevo Prometeo fuera acomodándose en su interior. Fue, dijéramos, la inmaculada concepción de Mary.

Claire se centraba en el fruto de su vientre.

Hubo poco que leer y el veredicto fue unánime: … Y el ganador es… ¡Polidori! Por la introducción del “vampiro romántico” en la corriente de la literatura fantástica. 


Byron se quejó de que había sido plagiado y de que Polidori había sido “Infiel”. Shelley, con voz estridente, hizo notar la preeminencia de Goethe. Mary siguió con sus presentimientos y Claire, centrada en el fruto de su vientre.

Al cabo de unos días, aún en villa Deodati, Mary empezó la obra inmortal por el capítulo IV:

“Una apacible noche de noviembre contemplé el final de mis esfuerzos [...] Era ya la una de la madrugada; la lluvia golpeaba las ventanas sombríamente, y la vela casi se había consumido, cuando a la mortecina luz de la llama, vi cómo la criatura abría sus ojos amarillentos y apagados. Respiró profundamente y un movimiento convulsivo sacudió su cuerpo”.



Bueno, ya está todo dicho: Aquella noche ha pasado a la Historia. Los que la convirtieron en inmortal, mostraron rápidamente su condición mortal.

Mary, Percy, Claire y el fruto de su vientre, salieron de excursión. Shelley, tan dado a petrarquizar sobre ideas metafísicas, escribe (a lápiz)  Mont Blanc: sobre la dificultad del ascenso a los misterios de la teología natural (…y la facilidad con que se llega a las profundidades marinas, digo yo).



Shelley no era un poeta fácil… era un poeta de ideas.

Marcharon a Inglaterra a finales de agosto.

En Deodatti se quedó Byron, con su atravesado Polidori, a la espera de nuevos visitantes y nuevas aventuras. El Gordon Childe avanzaba con esfuerzo. Prometeo. En octubre se marcharon los inquilinos. 

Y en octubre conoce a Stendhal: “He cenado con un joven hermoso y encantador; figura de dieciocho años, aunque cuenta veintiocho; perfil de ángel, el aire más dulce. Es el original Lovelace o quizás mil veces mejor que el charlatán Lovelace. Es el más grande poeta vivo, Lord Byron…”  la primera impresión se iría corrigiendo.



TERCERA PARTE

FANNY

Hermanastra de Mary (Shelley), menostenida por su padrastro Godwin, ignorada por su madrastra Mary Jean Clairmont y nostálgica siempre de su (para ella) desconocido padre y de su valiente madre, alquiló una habitación en una pensión de Swansea y allí se quitó la vida. Junto a ella encontraron una botella de láudano y una breve nota:

“Hace tiempo que decidí que lo mejor que podía hacer era poner fin a la existencia de un ser cuyo nacimiento fue desgraciado, y que a lo largo de su vida no ha hecho sino causar dolor a aquellos que arriesgaron la salud en aras de su bienestar. Tal vez os entristezca enteraros de mi muerte, pero pronto tendréis la bendición de olvidar que existió una criatura…”  (Octubre de 1816)


HARRIET  SHELLEY

 “El martes una mujer respetable, muy avanzada en su embarazo, fue sacada del río Serpentine y llevada a su residencia en Queen Street, Brompton, después de haber sido extrañada durante casi seis semanas. Ella tenía un valioso anillo en su dedo. Se supone que una falta de honor en su propia conducta ha llevado a esta catástrofe fatal, ya que su marido está en el extranjero." (The Times. 12-12-16). Presentaba un embarazo avanzado. Dejaba dos niños.
Shelley (el padre) y Mary se casaron e intentaron quedarse con la custodia. Por suerte, los niños esquivaron la fatalidad y sobrevivieron.


ALLEGRA

Byron se quedó descansando cuando vio que la inquietante trinidad se alejaba rumbo a Inglaterra. Claire, sin embargo, le había arrancado la promesa de que él se encargaría de la crianza y educación del fruto de su vientre, pues, hemos de imaginar que, a estas alturas, el poeta cojo ya estaba enterado del asunto.
Claire dio a luz una niña (enero. 1817). Byron recorría la Italia coronavírica entre arrebatos varios. Sobre el Puente de los Suspiros, embozado con la típica máscara del lugar, recibió la noticia de su paternidad. Harold Childe seguía su tortuosa génesis. Manfred



Vendido Newstead, la excentricidad del poeta subió unos grados. Residía en la parte derecha del edificio central de palacio Mocenigo, por cuyas salas se paseaba el fantasma de Giordano Bruno; había engordado y las guedejas, con la pútrida agua de los canales, se le habían endurecido como estalactitas. En esas condiciones recibió a la niña de manos de una mujer suiza que, desde Milán, la trajo a Venecia. Se negó a ver a sus amigos. Allegra, pues así quiso el padre bautizarla, había cumplido quince meses. Y él, con treinta:

“…mi cabello es gris
(me pregunto cómo será a los cuagenta:
el otro día pensé en un peluquín).
Mi cogazón no es mucho más tiegno; en suma,
He despilfagado mi verano entgro mientrgas era mayo.”

Aún le quedaba otra vida por arruinar.  Y la arruinó. La niña murió en el convento de Bagnacavallo. Tenía 5 años y tres meses. Dos años exactos después, 19 de abril del año 1824, murió, de parecidas causas, el Lord, con una insalvable sensación de ridículo: por no haber entrado en batalla y por haber bautizado a su hija con el bonito nombre de Allegra.


CLAIRE

Fue como el joker de este juego. Volvió a Inglaterra con los Shelley. No volvió a ver al padre del fruto de su vientre. Envió a su hija para que fuera cuidada por el padre. El padre la cedió a un convento. Tuvo otra hija con Shelley, Helena, que murió a los dos años (1920)… Viena, Dresde, Rusia, Florencia… No consiguió triunfar en las bellas letras pero luchó por mantener viva la memoria de Shelley y alcanzó la clarividencia de pasar de los hombres.

Lean Udes. Los papeles de Aspern (H. James).

Tenía 80 años cuando murió.


BYRON Y MARY y PERCY SHELLEY

Lean las propuestas para los días: 8 de julio y 19 de abril.

De sus cuatro hijos, sólo sobrevivió Percy Florence, el 4º.  Mary, vivió un poco más…pero no más feliz. A partir de los 40 años, fuertes dolores de cabeza y parálisis locales le impidieron una vida normal. Murió a los 54 de un tumor cerebral. Le sobrevivió Percy Florence, el cuarto de sus hijos… ¡el único que pudo aprender a hablar!


MEDORA

Augusta, hermanastra por parte de padre, Jack el malo, y único amor, de Byron dio a luz a Medora (Leigh) nombre que revela su desgraciado origen; el Lord, como le era connatural, quiso marcarla a fuego y le impuso el nombre (“El Corsario”). Su descendencia, escabrosa, se pierde por conventos católicos. Las buenas de Anabelle y Ada Augusta nunca la perdieron de vista. Augusta, por su parte, también recogió parte de las desgracias.


ADA AUGUSTA. ANABELLE

Anabelle, XI baronesa de Wentwoth, nebulosamente relacionada con los Lovelace,  no necesitaba a Byron para nada. Su inteligencia y su fortuna le ayudaron a sobreponerse a los caprichosos vaivenes del poeta renco. Su afición por la ciencia y las matemáticas la volcó sobre su ilustre hija Ada Augusta que sería reconocida como la pionera del lenguaje computacional. ¿No recuerdan ustedes aquellas fichas perforadas?... Pues fueron invención suya. Su nombre perdura y perdurará. Tiene algo de irónico que el único hijo/a de Byron que le sobrevivió alcanzara la fama en el ámbito de las matemáticas.


IV PARTE

SOBRE EL NOMBRE “FRANKENSTEIN”

Cualquier conjetura se disuelve ante la contundencia de los hechos:
Cerca de Darmstadt, Alemania naturalmente, estaba el castillo Frankenstein. Allí nació el siniestro alquimista Dippel, Konrad Dippel.




En torno al tal Dippel se forjó una leyenda relacionada con cuerpos mutilados y experimentos contra-natura… que despedían vapores letales. Los Hermanos Grimm convirtieron la leyenda en cuento y ¡Claire Clairmont!, segunda esposa de Golwin y, en consecuencia, madrastra de Mary, lo tradujo al inglés. No acaba aquí la conexión de Dippel: Su intervención, aunque azarosa, fue necesaria en el descubrimiento del azul de Prusia, sustituto primerizo del fabuloso lapislázuli, materia prima del azul ultramar, caro al corazón del marinero de agua dulce que fue Shelley. Como excrecencia, apareció el ácido prúsico (cianhídrico), que, antes de ser rebautizado como Zyklon, se convirtió en el veneno romántico por excelencia; paradójicamente, huele a almendras amargas. Sin él, Polidori hubiera tenido otro final… y también Eleonora Marx, por citar sólo un ejemplar querido.




 Puede asegurarse que los Shelley pasaron por el castillo de camino a Suiza.

Lo de Ingolstadt es, sin duda, una elección debida a la fama de su facultad de medicina y como homenaje a los “iluminati” de Baviera.


ME OLVIDABA DE POLIDORI.

En 1821 se suicidó tomando ácido prúsico.
Su hermana María se casó con Gabriele Rossetti y tuvo una importante descendencia artística: Dante Gabriel Rossetti, Christina Georgina Rossetti, William Rossetti y María Rossetti. William fue una especie de compilador de los diarios de su tío Polidori; Christina fue una poetisa apasionada que vivió signada por la pobreza y por tanto no pudo revelarse en todo su esplendor y Dante Gabriel es el padre del movimiento prerrafaelista, tan amantes ellos del Azul de Prusia.





Y para acabar este día tan espeso y enmarañado… ¿No les ha llamado la atención a vds. la riquísima y desacostumbrada coloración de los atardeceres de Turner?... ¡Otro efecto del Tambora!... dicen.

Las nubes de polvo se mantuvieron en el aire mucho tiempo obligando a que la luz del sol se esforzara y, en su esfuerzo, diera lo mejor de sí.

Ah!  La nevada de carne… ¡eran copos empapados en los ocres de Turner!...
Bueno… ¡no sé!



Buenas Noches.

































RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...