Con
prevención y recelo: pan con aceite y orégano griegos. Carajillo con doble
remolque de coñá de cocina. Que arda el alma (¿).
Piaget
(muerto tal día como hoy de hace 33 años), estableció que los dos procesos que
caracterizan la evolución y la adaptación del psiquismo humano son la asimilación
y la acomodación.
Mediante la primera interiorizamos un objeto o situación a una estructura
comportamental y cognitiva preestablecida. Y mediante la segunda modificamos
dicha estructura para que sea posible tal interiorización. Ambos procesos se
alternan dialécticamente en la constante búsqueda de equilibrio que nos
permita el control del medio.
En
este proceso de adaptación y control es
fundamental la manipulación objetual, y para ello es imprescindible, en su
inicio, el uso de las manos. Niños con deformaciones congénitas que les
incapacite para dichas manipulaciones, sufrirán irremisiblemente disfunciones
en su desarrollo comportamental y cognitivo. Después establecía las fases por
las que transita el desarrollo cognitivo…hasta su estado más o menos
definitivo: “Epistemología genética”,
“Constructivismo cognitivo”.
Ah!
También realizó estudios sobre los gorriones blancos.
O
sea que mi necesidad de “equilibrio”
me obliga a pimplar cualquier cosa antes de afrontar los sinsabores (¿) del
día. Si no tengo vodka… ¡pues me acomodo al “coñá”!...El asunto es “asimilar”.
--Kinooo…¡te estás pasando y lo
lamentarás!...no está el día claro.
--De momento no parece que haya hecho
nada que se salga de lo normal… ¿No puedo pimplar?
--Esa socarronería te pierde
Batir
de alas…folios que vuelan…perfume angelical.
En
el “proceso de hominización” tan
importante (¡o más!) que el bipedismo
fue la posibilidad de oponer el dedo
gordo a los demás…de establecer una jerarquía (funcional) digital (valga la
rima fatal). La adquisición de esa “pinza”
permitió a los primeros homínidos la manipulación de los objetos y, a la
postre, la fabricación de herramientas. Una especie sin esa característica no
podría haber alcanzado (¡¡) lo que el género humano ha alcanzado: disparar a
diestro y siniestro…pero también manejar instrumentos musicales y pasar las
páginas de los libros (a mi edad chupando un poco el dedo gordo).
Y
como demostración de la utilidad de la “pinza” me soplo una copa de coñá, de
las de antes.
Sin
esa pinza no se hubieran podido escribir los libros que nos enorgullecen (¡ni
aquellos que nos llenan de oprobio!)…
Erns Jünger. A bordo, 16 de septiembre
de 1965:
“En el mar Rojo. Ahora, en el viaje de
vuelta, hace más calor que la ida; ya a primera hora de la mañana el termómetro
señala 33º Celsius, 94º Fahrenheit.
Me he informado sobre la manera de
medir la temperatura, que se anota en los letreros para los pasajeros
anglosajones, y me he enterado de que Fahrenheit basó su escala termométrica en
el frío de un invierno especialmente duro que hubo en Danzig. En 1709 midió el
frío con alcohol etílico….”
Esta
reflexión está hecha justo el día (tal como hoy) en el que moría, en 1736, G.
Farenheit (¡¡).
Inevitable
pensar en 451º Fahrenheit (233º Celsius), temperatura a la que arde el papel.
Inevitable pensar en aquellos hombre-biblioteca que guardaban en su memoria el
contenido de los libros sacrificados en aras de la felicidad colectiva. Y en
aquella mujer que prefirió quemar su casa, con ella dentro, antes que
desprenderse de sus libros. He aquí una
de las ventajas de los I-book. Inevitable pensar en Peter Kien y en la
conflagración de su biblioteca. Inevitable pensar en la Biblioteca de
Alejandría y en tantos y tantos incendios (“Nombre
de la Rosa”…) que se han alimentado, como Logos heracliteano, de la
consunción de las letras.
Ha
pasado media mañana y ¡nada en claro!...Bueno, sí…la importancia de las manos. Y
la desgracia de perderlas. Como nueva demostración de la utilidad de la “pinza” me soplo el Dry del medio día y
me encamino al Condis.
Hoy
les propongo “manitas de ministro” (“peus de porc”, vamos) a la parrilla: ya
los venden hervidos y condimentados…así que no es nada difícil: ponerlos encima
del grill y esperar a que se hagan y cuando estén hechos comérselos…acompañados
de media botella de vodka, capaz de deshacer la gelatina (… ¿es grasa o no es
grasa?... ¿tienen colesterol o no tienen colesterol?).
Fifti-fifti
y siesta del borrego.
De
música de fondo sonará (por razones evidentes) en el esputifaif:
·
Django
Reinhart y Stephan Grapelli.
· “Concierto para la mano izquierda” de
Ravel.
Como
el día acompaña, seguiremos en el chiringuito: Gintónic…¡de los normales!...
¡dios
sabe de dónde serán los limones!...
Tal
día como hoy (otros lo establecen en la madrugada del 14 de septiembre), del
año 1224, dos años antes de su muerte, tuvo lugar el “milagro” de los estigmas de San Francisco (natural de Asis).
Una
vez se hubo despojado de todas sus riquezas y haber decidido seguir el ejemplo
de Jesucristo, lo primero que hizo el futuro santo fue, en su afán imitativo,
elegir 12 santos varones (de los cuales UNO le saldría rana…como en la historia
original, y se ahorcaría en un algarrobo, decidido a poner fin, de forma
drástica, a tanto dislate).
No
sé, a ciencia cierta, qué fuerza los mantendría unidos, aparte, claro está de
su común deseo de seguir las enseñanzas del maestro… lean y juzguen vds. mismos:
“Alguno de ellos, arrobado, llegó hasta
el tercer cielo, como San Pablo, y éste fue fray Egidio; otro, fray Felipe
Lungo, fue tocado en sus labios por el Cordero, con el carbón de fuego, como
Isaías profeta; fray Silvestre, cual Moisés, hablaba con Dios a la manera que
un amigo habla con su amigo; alguno volaba por sutileza del entendimiento hasta
la luz de la divina sabiduría, como el Águila, esto es, San Juan Evangelista…”
En
fin…tal cúmulo de extravagancias sólo puede explicarse por la presencia masiva
del Espirituoso Santo…pero como en aquella desgraciada época aún no había sido
revelado el milagro de la destilación, presentimos la presencia de hongos de
caca de vaca, o un combinado de zumo de belladona, beleño y ortiga, con “crostones” de piel de sapo…o, claro
está, arrobas de vino
pre-sangrificado.
"Al
emigrar de este mundo, el bienaventurado Francisco dejó impresas en su cuerpo
las señales de la pasión de Cristo. Se veían en aquellos dichosos miembros unos
clavos de su misma carne, fabricados maravillosamente por el poder divino y tan
connaturales a ella, que, si se les presionaba por una parte, al momento
sobresalían por la otra, como si fueran nervios duros y de una sola pieza.
Apareció también muy visible en su cuerpo la llaga del costado, semejante a la
del costado herido del Salvador. El aspecto de los clavos era negro, parecido
al hierro; mas la herida del costado era rojiza y formaba, por la contracción
de la carne, una especie de círculo, presentándose a la vista como una rosa bellísima.”
Esto ocurría en el monte santo de Auvernia,
durante una cuaresma en honor de san Miguel. A lo anterior se añadía el hambre
canina. Sobre cuerpos desnutridos y atiborrados de jugos de hierbas
medicinales… ¡puede ocurrir cualquier cosa!
Francisco (pseudónimo) flotaba sobre una
nubecilla rosácea. Brazos en cruz, cuando una bola de fuego descargó sobre su
persona que, aparte de espantar a todas las buenas personas de la contornada y
hacerles perder el oremus, así como confundir a los pobres animales (“sus
hermanos”) que no supieron durante un tiempo si era de día o era de noche,
dejó, indelebles, las llagas de nuestro señor, en los miembros del “poverello”.
Por suerte todo lo que tenía que escribir,
YA lo había escrito.
Algunos mal intencionados, culpan a Domigo de
Guzmán (rival): De alguna manera se habría introducido en la choza en la que el
santo se martirizaba y le habría abierto las manos y pies para impedirle andar y limosnear.
Francisco estuvo en el monte santo de
Auvernia hasta el 28 de septiembre…
justo el día (1915) en que Blaise Cendras perdía el brazo derecho,
arrancado por un obús alemán en la ofensiva francesa de Champagne (en “Granja Navarín”. Un monumento… ¡y un
cementerio!...recuerdan aquellos días “heroicos”). El brazo, arrancado, cayó
del cielo y, a la suya, empezó a escarbar en la tierra calcinada, en busca de
un lugar en donde esconderse. Enseguida lo dejó.
Cendrás (pseudónimo)…aprendería (para nuestra
suerte) a escribir a máquina con la izquierda (“su mano amiga”)…y olvidó su
afición al piano. ¡¿Que no han leído a Cendras?!... ¿Qué me dicen?...
”Moravagine”…”El hombre fulminado”…”La prosa del Transiberiano…”
En las cajas de seguridad de un banco
boliviano, paraguayo o brasilero están escondidas las novelas que escribió en
su etapa “suramericana” y que él
mismo guardó cuando era millonario (tres veces se enriqueció y por tres veces
volvió a la ruina) para luego lanzar la llave por la borda del barco que lo
llevaba a Europa…”¡Llévame al fin del
mundo !”
A propósito de “La Prosa del transiberiano…”), decir que fue ilustrado por Sonia
Delaunay y editado en pliegues, como vestido de jovencita de colegio de monjas (primer
libro “simultaneista”). Sonia Delaunay,
compañera de Robert D. fue una artista polifacética y genial: diseñadora de
ropa (la famosa camisa amarilla de Maiakovski) bailarina, pintora…Junto con
Robert Delaunay crearon esa variante dinámica y colorista del cubismo que
conocemos con el nombre de “Orfismo”
(Apollinaire).
Hablando de
parejas “artísticas”:
Hugo Ball y
Emmy Hennings
Yvan Goll y
Caire Goll
Picasso y
Dora Maar
Gonxarova y
Larionov
Robert
Schuman y Cara Tieck
Victor Hugo
y Camile Claudel
Max Ernst y
L. Carrington
Hanna Höch y
Haussmann
Rivera y
Frida Kahlo.
(…)
Jean (Hans)
Arp (nacido tal día como hoy del año 1886) y Sophie Taubler.
Arp, como
antes Duchamp en su año “azaroso de 1913 (con su juego “erratum musical”, sus “tres
zurcidos patrones” y la “rueda de
bicicleta”)…y al mismo tiempo que Tzara (“poemas azarosos”)… proponía los “collages azarosos”:
“Un día había trabajado durante largo tiempo
intentando efectuar un dibujo, sin conseguir los resultados deseados. Cansado
de probar, acabó por romper los papeles sobre los que había realizado las
diferentes pruebas y los tiró al suelo. Se quedó asombrado cuando comprobó que
aquellos trozos esparcidos al azar habían formado una estructura muy similar a
la que buscaba durante tanto tiempo” (L.C.)
Sin Sophie,
Arp no hubiera sido el artista que fue. No sabemos, con seguridad qué
corresponde a quién: El arte debe mostrar la belleza natural de los materiales…los
“montajes” han de poder ser
abandonados en la naturaleza y “han de
poder existir con el mismo derecho…que un hilo serpenteando por entre los
guijarros de un riachuelo” (C.G.)
Los “materiales” los recogían durante sus
largos paseos…su intervención se limitaba a juntar como el viento reúne ramas y
hojas secas…siguiendo las milagrosas “leyes
del azar”, del humor…y del amor.
“Era (el ambiente de su casa, en Zurich) la atmósfera del primer día de la creación…inventaban el mundo,
inventaban nuevas leyes, nuevos acordes. Pareja aérea, parecían dos hormigas,
dos mariposas por encima de una pradera en flor…Era todo lo contrario de los
artistas que se torturan por encontrar su personalidad que luego se encierran
para preservarla. Ellos se querían mostrar transparentes al mundo, tratando de
borrar su psicología, sus gustos, para no perturbar en nada el surgimiento
natural de la belleza” (C.G.)
¿Hubiera
sido posible todo esto sin la “pinza”?... ¿Hubiera sido posible sin las
manos?...
Kokoschka
estuvo a punto ¿descuido infantil? de asarse la mano derecha. Van Gogh lo
intentó conscientemente para apaciguar su fuego interior. Schumann inutilizó su
mano derecha, arruinando, de paso, su carrera de intérprete, intentando hacer
ejercicios de estiramiento y fortalecimiento (de dedos). W. Barrouhgs, a lo “Yakuza”,
“acortó su dedo meñique”… (¿Cómo muestra
de dolor y arrepentimiento por la muerte de su mujer?).
Un poeta,
amigo de Kokoschka y su peña, tenía un brazo de madera…con el que golpeaban,
impacientes, para pedir las cervezas. Baudelaire empezó la quietud definitiva por su mano derecha. Valle Inclán perdió su
brazo izquierdo en una pelea “tabernaria”. Lord Nelson. Cervantes. Millán Astray.
Guillermo II de Alemania.
¿Recuerdan
vds. aquella escena del “Gran Dictador”
entre Hitler y Mussolini, en la que ninguno de los dos acierta a encajar la
mano del otro…Algo parecido ocurrió entre Valle Inclán y Obregón (mancos del
izquierdo y del derecho, respectivamente).
Matisse, que
tuvo que dejar los pinceles por los recortes
(¡de papeles coloreados!)
¡Qué desorden
de día!...
Cuando el
cortejo fúnebre de Verlaine pasaba por enfrente de “La estatua de la Poesía”
(Plaza de la Ópera. París), la estatua perdió un brazo, que se hizo trizas,
junto con la lira que sujetaba.
Busquen vds.
en la fachada de la catedral nueva de Salamanca, el astronauta manco.
Acabaremos
este día tan tonto, echando unas manitas a la “brisca”.
Buenas noches…¡y
perdonen!