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Día entreverado. Si los castañeros
/ as no se lanzan a la calle exigiendo medidas contra el cambio climático…¡no
se lanzará nadie! Es triste y paradójico ver a esos sufridos artesanos, en
manga corta, asando castañas y boniatos…mientras regueros de sudor, brotando de
la base del cuero cabelludo, “regaliman”
por sus caras y son absorbidos por el sufrido algodón de su indumentaria.
¿Dónde los fríos de antaño?
Es como para empezar con un gintónic fresquito. Sin embargo, me
atendré a las costumbres bien establecidas. “Hegel” recibe su ración de “choper” de pavo. Se relame y pide más.
¡¡Me vas a arruinar!! “Hegel” enrojece de vergüenza ajena.
En octubre de 1923, Peter Ellis
paga una cena para siete en el Adlon de Berlín. No se privaron de nada. El
champán fluyó, alegre; Cuando trajeron la cuenta los comensales quedaron
escandalizados, aunque no tanto: 790.650.000.000 de marcos. Peter sacó la billetera. Los invitados seguían
su lucha con el contable del local. Finalmente el cheque fue extendido por 30
dólares, ahorrándose el americano la friolera de 1 dólar con 63 centavos, algo
así como 50.000,000.000 de DM. Se liquidaron dos botellas de digestiva agua de
Vichy (que les sentaron estupendamente) y se largaron taciturnos.
Por entonces los sueldos se pagaban
dos veces al día. Y los precios subían sin descanso, es decir, continuamente.
El jornal medio estaba en entorno a los
80.000.000.000 DM. Por ese motivo, el Reichbank emitió, tal día como hoy, el primer billete de 100.000 BILLONES de
marcos. A finales de noviembre el dólar cotizaba a 4.200 BILLONES de marcos.
Vamos a poner a trabajar a la
imaginación:
·
Pongamos que las 80.000.000.000 unidades
que constituyen su jornal medio, equivalen a 80 unidades de las nuestras (más o
menos).
·
No podemos calcular por mensualidades
porque el cambio cambia a una velocidad quántica.
·
Pero en el día para el que hacemos los
cálculos, un café (1 unidad nuestra) costaría en Berlín 100.000.000.
·
La compra para una semana se te iría a
20.000.000.000.
·
El alquiler de la casa (por semanas) te
exigiría otros 20.000.000.000.
La cantidad de billetes grandes y
pequeños era tal que se necesitaban carretillas para ir a comprar al condis lo
que te cabía en una bolsa de las típicas. Yo le engancharía a Hegel una
carreta. Y así, a lo Jorge Cafrune…marcharíamos hacia el supermercado.
Los destrozos propios de la guerra,
las indemnizaciones de guerra (que fueron continuamente rebajadas), la ocupación
francesa del Ruhr y los movimientos especulativos (incluida la acumulación y el
estraperlo), dieron como resultado una situación propia de vodevil. Añándanle
los tullidos, cubiertos de billetes resultado de la indiferencia, que no de la
caridad, de los paseantes. Daban millones de euros de propina. A finales de
mes, lo dicho se multiplicó por varios enteros…reduciendo el valor del marco a
0. Sólo contaba el valor de uso de las mercancías, su valor de cambio se había
evaporado “euridicianamente”. Quien
tenía un pollo era millonario. ¡No digamos quien tuviera 5 dólares! La rueda de
la fortuna giraba como la ruleta de un casino monumental.
Pero como no hay mal que por bien
no venga (¿) ocurría que, perdida la confianza en el dinero y ante la insensatez
inconcebible de guardarlo, se gastaba a espuertas (quien lo tenía).
Sobre este “humus” crecieron árboles de los que colgarían “extraños frutos”.
Todo acabó el día en que a alguien
se le ocurrió tachar doce ceros y la gente se creyó la bondad de la medida.
Me preparo un Dry (¡cuánto tiempo!)
y me lo pimplo por este día de difuntos, que más parece un domingo de gloria.
Lo siento, de verdad, por las castañeras.
Voy al condis y compro boniatos.
¿Han probado Vds. el potaje de garbanzos con calabaza (del huerto) y boniato?
Se prepara como cualquier potaje pero añaden, que se pochen, dados de calabaza
y de boniato. Se acompaña con un buen Jumilla y se digiere con la ayuda de una
ronda de aguardiente.
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Carguen Vds. en el esputofaif la
Sinfonía nº 6 de Tchaikovsky (¿se escribe así?), la no sé por qué llamada “Patética”. ¿Anunciaba su muerte? ¿Fue su
despedida?
“Con
esta sinfonía está ocurriendo algo singular: no puede decirse que desagrade al
público, pero le ha desconcertado. Estoy más orgulloso de esta obra que de
cualquier otra que he escrito” En la partitura
aparece: “A Wladimir Lvovitch Davidov. Nº
6. Com. P.Tch.”. A su querido sobrino Bobby: heredero universal.
El estreno en San Peterburgo
(Leningrado, Stalingrado) no fue un éxito, pero cuando acabó la división de
opiniones, se le aplaudió cortésmente por sus méritos acumulados. Este
personaje contradictorio no tuvo una vida fácil. Mojigato, reaccionario,
antisemita y homosexual, purgó en vida su extraña aleación. Su música, sin
embargo, llegó al corazón de las multitudes, y al riñón del “grupo de los cinco”, que, pese a todo,
lo respetaron.
Casado por compromiso con una
ninfómana y posterior demente, ya había intentado el suicido, a veces de forma
ridícula…como aquella vez que lanzó al Moskova helado y estuvo a punto de
abrirse la cabeza. Algo así como le pasó a Gravilo, tras poner en marcha la
maquinaria de la Gran Guerra.
Nadeshda von Meck, la misma que se
llevó a Moscú a Debussy, la misma que se carteaba con Luís II, sostuvo al
músico durante una larga temporada…hasta que se le cruzaron los cables y le
cortó el suministro. ¿Se enteraría la tal que el ruso era homosexual? En
fin…cotillerías.
Oigo y “reoigo” la sinfonía y no veo por ningún sitio el “patetismo”. “Oigo”, sí, recapitulación.
Recuerdo, remembranza. Dolor, vale, pero un dolor que se supera a sí mismo, que
se transciende. Conciencia de haber dado lo mejor y que lo que resta es
silencio. El “adagio lamentoso” final
se hunde definitivamente en el no ser y ya no tuvo tiempo para corregir.
El
jueves 2 de noviembre del año 1893, cinco días después
del estreno, tomó un vaso lleno de agua infectada con bacilos del cólera y
bebió hasta la última gota: “Por miedo a
la muerte no puede uno andar toda la vida
de puntillas” y, a continuación, cuando empezaron los retortijones: “Esto es la muerte”. Así fue, murió en la
noche del domingo al lunes. No había luna. Se dirigió, presuroso, hacia la
Sodoma celestial.
Cenen una nueces (el cisne no se
come ¿verdad?) mientras ven “Ana Karénina”,
aunque sólo sea por la estupenda Sophie
Marceau y… ¡por la banda sonora!
N.B.
Tal
día como hoy, faltando 2 años para el año mil, a Odilon de
Cluny no se le ocurre otra cosa que, por si esa proximidad no
infundiera suficiente pavor, instaurar la fiesta de los muertos.
Era casi un enano, pero su energía (?) era incombustible, eso dicen.
A él se le debe, además de lo dicho, la expansión de la orden y
que un pobre ciego recuperara la vista. Sin embargo, era la facilidad
con que convertía el agua en vino lo que corría de boca en boca. La
Auvernia, de donde era natural, produce unos quesos exquisitos y en
grandes cantidades, así como carnes de cordero y de cabrito. La
lástima es que de vinos siempre ha ido escasa. No digo que sea malo,
digo que es escaso. Y es lástima, porque las barricas de Auvernia
son reputadas. Así que Odilon, en un intento de reparar lo
irreparable, se especializó en ese espectacular y caritativo
milagro. He aquí otro ejemplo de que “no hay mal que por bien
no venga”.