Hecho el trabajo sucio, toca
descansar y gozar…¡como dios!
Una de mi especialidades culinarias
es la ensaladilla que llamamos rusa: olivas sevillanas, pepinillos en vinagre,
atún, patata cocida (poca), mayonesa. Hacemos la masa, ponemos un mazacote en
un plato, le damos la forma que nos parezca, cruzamos unas tiras de pimiento
morrón por encima y rociamos con una nevada de clara de huevo cocida. La bola
amarilla, como sol de Van Gogh, la colgamos de una ramita del jazminero…para
lujo…y comida de avispas. Así evito que
sigan anidando en los agujero del televisor: Un murmullo de pequeñas y
amarillas almas en pena. Imagínense Vds. encerrados dentro del aparato,
sometidos a las vaharadas anfetamínicas y malolientes de los personajes que pueblan la “caja tonta”… ¡pero mala! Me cuesta
confesarlo, pero he taponado las salidas con ancho papel de embalar…condenando
a esos pobres animalillos a una muerte sórdida e inconsolable. ¡Lo siento!
Me siento como los presbiterianos
de Boston que, tal día como hoy del año 1660, ahorcaron a una pobre mujer (Mary
Dyer) por contumacia (¡¡). No quiso aceptar, de ninguna manera… ¡y mira que se
lo estaban advirtiendo!... que el clero tuviera el monopolio de la palabra de
Dios. Ella creía (¡¡) que Dios hablaba (¿o hablablabla?)
por diferentes medios. Las avispas
pensarán en mí como otro monopolizador de la palabra: Sus rumores alados y
ásperos interfieren el mensaje. Ellas también tenían algo que decir…Lo siento:
decir lo que queráis…todo serán últimas palabras.
Redondeen el ágape con un carajillo
y unos chupitos de escocés. Por
obligación…en realidad el güisqui no
está entre mis bebidas preferidas. Tres
años después del “descubrimiento” de
América, el fraile John Car, consiguió una destilación de un precioso color
ambarino que se pimpló con deleite, pero a escondidas. Ese continente
descubierto de forma azarosa, pero perseguido de forma obsesiva, fue bautizado
con el cristalino y perruno nombre de “Whisky” (“agua de vida”). Remedio eficacísimo contra las penas de este
mundo…así que era consumido en cantidades asombrosas en bodas y funerales.
Tanto se consumía que, ¡cómo no!, se limitó su producción y consumo y se
intentó monopolizar por parte de la realeza. Pero el ingenio no tiene límites
cuando de pimplar se trata. Se fabricaba en subterráneos, en cuevas
deshabitadas desde la prehistoria, en vacíos lógicos...dentro de extrañas y
poco visitadas hipótesis… Se escondía en
confesionarios, se amontonaba en púlpitos…todos los cálices de la vecina
Irlanda (pues el descubrimiento fue simultáneo) rebosaban de “agua de vida”. Todas las ovejas de las
Islas Británicas tenían doble fondo. Finalmente, todo se normalizó aplicando
elevadas tasas y ahorcando a unos cuantos contrabandistas. Por contumacia (¡¡).
Y claro la noticia no pasó
desapercibida. Pronto llegó al norte del Nuevo continente... ¡Y hasta la
historia se volvió loca!:
Unos vecinos de Alhaurín de la
Torre, cansados de tanto Málaga virgen (y vinos embocados) y buscando
alternativas, oyeron de tan preciado destilado. Ni cortos ni perezosos (contra
la opinión muy extendida) se agenciaron una goleta a la que llamaron San José (vale: “ni cortos ni perezosos”…pero imaginativos tampoco) y se dirigieron,
a pesar de los Sargazos míticos,
hacia la desembocadura del Misisispi. Se instalaron en Nueva Orleans y, como
vieron la cosa muy negra, cogieron sus bártulos y se desplazaron unas millas
(¿) al oeste. Allí fundaron “Nueva Iberia” (en tal día como hoy, del año 1778). Entre los recién llegados había un primo
hermano segoviano de una de las familias de Alhaurín. Éste fue, a la postre,
quien más rentabilizó el viaje.
Algunos andaluces se quedaron, pero
el grueso (el mayor número, quiero decir) volvió…y lo hizo empapado de
conocimientos profundos sobre la forma de elaborar destilados a partir de “zumos” de cereales. Después sus
conocimientos se ampliarían hasta conseguir una de las más afamadas gin tipo “London Dry” del universo-mundo.
El primo segundo segoviano, volvió
a su tierra: campo a través desde Málaga. El viaje se le hizo corto, espoleado
como iba por los nuevos conocimientos y el deseo de ser útil a la comunidad.
Allí completó sus estudios y los entreveró con su propia experiencia…y el resto
ya es historia. Ya saben Vds. del éxito
del güisqui segoviano. ¿Lo dudan? Sepan Vds. que la Beam (Jim Beam…) americana compró la fábrica de Larios y la de Dick
y que está en negociación con la Santory
japonesa. Sí, sí ¡Santory!... que anunciaba Fred Murray en “Lost in Traslation”.
Por todo lo anterior, tal día como hoy, ha sido
declarado el Día Internacional de la
Leche.
En esta historia de “ida y vuelta” sólo hay un “damnificado”:
Isaac Peral (*): De haber estado en este mundo podría haber
colaborado con los expedicionarios, haciéndoles el viaje más variado y, por
ende, más divertido. A más de escribir el glorioso nombre de Cartagena en el
virginal fondo marino: para deleite de buzos…o como fácil rima consonante (arena, pena, melena, cadena…) o
asonante (cadera, montera, caldera, carretera, eterna…) a disposición de los
muchos poetas ahogados que pasean ingrávidos por el Golfo de México….FIN DE LA
HISTORIA.
Un traguito de “jameson” (lo prefiero al escocés de
consumo). Sin hielo. Apuntar: Comprar cubiteras.
Lo que queda de tarde la
dedicaremos al “Sargent Peppers” de
los Beatles (puesto a la venta en UK tal
día como hoy del año 1967). Si se hubieran incluido el “Penny Lane” (Paul) y “Strawberry field…” (Lennon) sería el
mejor LP del grupo. Pero Georges Martin, en un error lamentable, decidió
editarlas como “sencillo”. Así que
prefiero “Revólver” y “Abbey Road”. Sea como fuere, no se le
puede negar significación. Tras “Revólver” el listón estaba muy alto.
Además se puso de manifiesto, después del concierto, último, de Candlestck Park de San Francisco, la
imposibilidad de seguir con los directos:
“Estamos hartos de hacer música ligera
para gente ligera y también estamos
hartos de tocar para esta gente”. Estuvo también el “desaire” a Imelda Marcos y las amenazas del KKK y otros
descerebrados.
Habían tocado fondo como grupo y se
tomaron unas vacaciones que cada cual aprovecho como le dio la gana. Lennon
rodó (Richard Lester) en los campos de Almería “¿Cómo gané la guerra?”.
Y fue allí, por el secarral de Tabernes, donde surgieron los primeros versos de
“Strawberry Field…”, que nada tiene
que ver, con las feraces plantaciones
de fresas de Huelva y del mismo El Egido, por lo demás inexistentes, si no con
un orfanato del Ejército de Salvación de su ciudad natal.
La única solución posible era
reinventarse. Inventarse un grupo nuevo formado por ellos mismos: Y allí están,
en la portada, los viejos Beatles, como las camisas abandonadas de los reptiles,
junto a los nuevos, resplandecientes y eduardianos “Corazones Solitarios”. La portada es todo un tratado de semiología rizomática, una ilustración de un
capítulo de Umberto Eco…Una ensalada de todo tipo de hierbas, incluyendo
venenosas…compartiendo cartel. Una perfecta representación de la cultura
popular y del desorden que le es connatural. Una yuxtaposición que anula jerarquías. Una copia de
simulacros. Copias de copias… Fue realizada por Peter Blake y Jean Haworth
inspirados en una especie de collage
del mismo Paul .
Y puesto que los directos fueron eliminados, decidieron
convertirse en un grupo de estudio
(naturalmente no del tipo The Monkees
o the Archies). Un grupo que
construyera una música imposible de ser tocada en directo. Aprovechar a fondo
la tecnología (decenas de pistas) y añadir un toque conceptual. No puede decirse que sea su primer álbum conceptual, ni siquiera que sea
completamente conceptual, pero la
intención era darle una continuidad temática de tal manera que sus cortes no
encontraran encaje más que en ESE disco.
El single citado hubiera
ayudado y hubiera completado la intención de la irresistible pieza que cierra
el LP.
Ya sabrán Vds. que sin el “Pet Sound” (Beach Boys) nada hubiera
sido posible (¡Paul dixit!).
Y antes de centrarnos en la pieza
que cierra (a lo Cage) el álbum, decir que la canción de “Lucy…” (LSD) tiene que ver, en su origen, con Lewis Carroll y su
cuento (vean su cabeza entre la de Marlene Dietrich y la de Lawrence de
Arabia). Sobre la cabeza del eduardiano Paul, observaran vds. la de Stephen
Crane, que parece despedirse o saludar desde el más allá: de hecho se le dio
por muerto, tras cuatro días a la deriva, en el Golfo de México (¡¡)
Y Marilyn (*) que en esa fecha hubiera tenido 41 años si no hubiera muerto en
el 62, asoma su somnolienta belleza junto a la cabeza de W. Burroughs que,
aunque parezca indiferente a la belleza de la primera, está pensando en ponerle
un vaso de vodka sobre la frente para ir perfeccionando su nefasta (letal)
puntería.
Entre Paul Y John las cosas iban de
mal en peor y como muestra la joya que cierra el disco: “A Day In The Life”: una pieza imposible que se hizo posible gracias
al azar y a la maestría de George Martin. La distancia entre lo que sera “Revolution 9” y “Ob-la-di-ob-la-da” era YA tan evidente que ni con 853 puntos de
sutura ni con decenas de pistas podía ser salvada. La canción de marras son
(es), en realidad, dos piezas unidas de una forma majestuosamente sangrienta.
No se podía disimular la costura…¡al contrario!...¡había que hacerla evidente!
Tal evidencia, convertida en
problema, hubiera exigido la intervención de Superman (cuya publicación se inició tal día como hoy, del año 1938…en plena desesperación) o
bien un tratamiento según la cuidadosa pedagogía del “método de problemas” (J. Dewey, muerto tal día como hoy, del año 1952). Sin embargo optaron por la
tremenda…
Así que “la noche del 10 de febrero llegaron a Abbey road cuarenta y dos músicos
de la Filarmónica de Londres (vestidos de estrafalaria gala), se unieron al
contingente habitual del estudio, que también era numeroso, y cada cual se
dispuso a tocar en su instrumento la nota más baja posible en las inmediaciones
del mi mayor en un crescendo delirante que nunca antes se había intentado en un
estudio de grabación ni, probablemente, en parte alguna.” (J.L.P.)
Para no interrumpir la grabación,
Mal Evans iba contando los tremendos 24 compases que debían separar (y unir) el
trozo de Lennon (inspirado en el
periódico del 17 de Enero del 67, que recogía además de una absurda
extrapolación estadística de los baches existentes en las carreteras de UK, la reciente muerte, en accidente
automovilístico de Tara Browne, verdadero símbolo del swinging de Londres de los 60) del de McCartney y para dar la
entrada hacía sonar un despertador. El despertador se mantuvo: el trozo de Paul
empezaba precisamente así: “Me desperté,
me tiré de la cama…” y seguía narrando una mañana de su no tan lejana infancia.
Señalar que de todo esto fue
testigo Mick Jagger, Keith Richards y otros…
Terminado el collage, Johnn, Paul,
Ringo y Evans decidieron buscar un “finale”
adecuado a tanta grandiosidad postrera. Acordaron “un acorde de mi mayor tocado simultáneamente en los tres pianos de gran cola que había en el
estudio y sosteniendo electrónicamente la reverberación durante 53’ ”. Los últimos 30’ no son audibles para el oído
humano…pero el volumen nunca es cero hasta el final. Un grito inhumano, al
alcance de los perros. Ese silencio “sonoro”, a lo Cage y con los últimos
surcos capaces de engañar a la aguja (que entraría en un bucle sin fin), es un
digno final, por el que alguien ha comparado la pieza con “The Wast Land” (T.S. Eliot) y
un exagerado George Martin…¡con el mismísimo “Guernika”!...¡Barbaro!
Cuando (“Abbey Road”) llegue el “Come
together!”…¡Ya no existirá nada!
La sabiduría de las “efemerísticas razones” nos conduce a
Berlín. Y entenderán enseguida por que hablo de la sabiduría de las “E.R.” De momento la sabiduría de mi
cuerpo me pide un Dry, estilo Buñuel, que volveré a tomar sin hielo. Me
despreocupo de la cena: chiringuito y a seguir rememorando…como rumiantes “espíritu(oso)ales”. Unos gintónics vendrán como dios (¿).
Pues sí, tal día como hoy, del año 1920, se inauguró en Berlín la “Primera feria
Internacional Dada” en la desaparecida galería Burchard., no lejos del lugar en
el que el año anterior habían asesinado a Rosa Luxemburgo…allá por el
Tiergarden, junto al Landkanal. Naturalmente la galería no existe. Si tienen Vds. ángeles o arcángeles
custodios propónganles una visita…o
déjenlo para el 15 de enero. Mis Custodios descansan.
El Dada- Zurich, acabada la guerra, se
desvaneció euridicianamente. Siguió París y Alemania. Y en Alemania se abrió
como el Misisipi en las proximidades de Nueva Orleans. De todos los focos
alemanes el de Berlín es el que interesa. Que la exposición se realizó en junio
es seguro; que fue en el 20, también (aunque Grosz, parte interesada, la
coloque en el 19); que, sin embargo, se inaugurara el día 1…eso es más
dudoso…¡yo no lo sé! He encontrado diferentes fechas…entre ellas, naturalmente,
el día 1 de junio de 1920: tal día como hoy.
En la “propuesta” dedicada a Baader pueden Vds. informarse. También en las
memorias de Grosz que, aunque escritas en una época descreída de su vida,
resultan esclarecedoras, además de divertidas.
Por lo tanto ahorro detalles. La
exposición ocupó dos salas: una “grande” y una “pequeña”. De la pequeña sólo
quedan dos fotografías en las que aparece la desaparecida escultura-ensamblaje
de Johannes Baader, El gran plasto-dio-dada-drama: Grandeza y ruina de
Alemania (1920). De la grande quedan bastantes testimonios que han servido
de modelo para diferentes reproducciones.
Los dadaístas berlineses unieron su
destino, de una manera más clara, a los movimientos de izquierdas y,
especialmente, al recién creado Partido Comunista (espartaquistas)…a lo que
unían una heladora ola nihilista y “destroyer”.
"El hombre dadaísta se opone radicalmente a la explotación; el
sentido de la explotación no produce más que necios y el dadaísta desprecia la
necedad y ama el sinsentido".
"El movimiento dada conduce
a la desaparición del mercado artístico".
Schlichter, más tarde reputado pintor algo
místico-romántico, se descolgó colgando del techo de la habitación grande, “el arcángel prusiano”: un militar con
cara de cerdo y adornado con frases que multiplicaban el desprecio. Grosz
presentó unos cuadernos de una mordacidad sangrante…odio contra las fueras
vivas. Otto Dix, el cuadro que pueden ver Vds. entre las fotografías.
Haussmann, la “cabeza mecánica: espíritu
de la época” (montaje), “Tatlin en casa”… Heartfield (con Grosz), “Vida y actividad en la ciudad universal a las
12:05 del mediodía” (fotomontaje)…Obras en su mayoría destruidas en el 37.
Sin embargo, a mí (ahora), lo que
me interesa (entre las más de 200 obras presentadas) es “Corte con el cuchillo de cocina en la barriga cervecera de la República
de Weimar” (fotomontaje) de Hanna Höch, la única mujer que participó en tan
magno acontecimiento. Corte limpio en la barriga del cerdo desollado…salen los
intestinos (y su contenido) y se extienden por el papel.
La obra no tiene desperdicio. O es
todo desperdicio (depende). La intención feminista es evidente (¡si uno se fija
bien!), el antimilitarismo también. Un reproche al “mecanicismo” (automatismo) también recorre la composición. Anticolonialista (aquí me extendería sobre
los “panópticos” berlineses y sus
espectáculos “antropológicos”, en los
que se entreveraban los más diversos intereses…incluyendo la pornografía).
Resulta, como la portada del “Sargent Pepper”, un inventario
pormenorizado de personajes fundamentales de la recién proclamada república:
Ebert y Noske, asesinos; Einstein; Käthe Kollwitz (la primera mujer aceptada en
la Academia de la Artes, en 1919); la bailarina Niddy Impekoven (como la nueva
mujer de los “años veinte”) Marx y
Lenin; el emperador huido; el mariscal Hindeburg…
“Todas
estas figuras están distribuidas según un principio de distribución no
jerárquico, no compositivo y aleatorio, mezcladas con diversos fragmentos
textuales (…)” H. Höch evolucionaría hacia una simplificación
formal y una condensación del “mensaje”.
Hay algo en lo que difieren, sin
embargo. En la portada de Blake, el “fotomontaje”
(pop), no establece jerarquías morales ni culturales…En el de Hanna Höch, no
hace falta ser un lince, ni especialista en historia, para encontrar una clara
valoración “política”.
Miren Vds por donde, sin darme
cuenta, ha caído la noche… y me veo rodeado, como en los fotomontajes que
comentamos, por una patulea de individuos sin jerarquizar. El mar en calma. Los
pescadores beben cerveza lejos de sus cañas. La luna, menguante, tiembla como
lubina agitada por la música. Es hora de retirarse…¡sin derribar la mesa!