Mi
curiosidad es proverbial e infinita. Mi capacidad es limitada. El tiempo y el espacio me la
refanfinflan, pues transito por los días como un planeta intempestivo y recorro
el universo a la velocidad de mis Ángeles Custodios. A veces deambulo fuera de
toda lógica y previsión, atraído o repelido por coyunturales señuelos.
¿Qué
les ha parecido?
Así
deambulaba Urano, alterado por la proximidad del desconocido Neptuno. Su marcha
no se ajustaba a los cálculos, sino a las “afinidades
electivas”. Entre Londres, París y Berlín (no entraré en nombres) aclararon
el asunto. Por suerte no se le llamó “Le
Verrier”. Tal día como hoy, por la noche, fue descubierto sobre el
cielo de Berlín. Era el año 1846, miércoles y no había luna, como lógicamente,
estaba previsto.
De
igual manera, Tecla de Konya se desviaba de su marcha normal, atraída por la
gravedad de Pablo de Tarso. Stop. Urgente: visita al condis. Stop. Ya seguirás
con tus tonterías. Stop.
No
voy a entrar en las sutiles distinciones entre castigo, condena, penitencia, o
simple sufrimiento. Lo cierto es que estoy condenado a vagar eternamente,
puesto que la eternidad al alcance del humano dura lo que dura su vida, por
esos pasillos insalubres; a hacer cola ante la pescadería y sufrir que las
clientas exijan que les limpien los sonsos
(por cierto, hoy la santa madre iglesia católica, apostólica y romana, celebra,
entre otras, la festividad de San Sosso de Misena, elevado a los altares por no
haber contado un chiste en su vida, pues ya saben Vds. que Aristótes condenaba
la risa…) uno por uno o ante la carnicería cuyo último reclamo son retales
incomibles de “lomo alto de Nebraska”;
castigado a que se me cuelen con un descaro, a estas alturas, incorregible. Sísifo, Prometeo… tuvieron un
castigo heroico (y trágico), el mío es un sinsentido. El único consuelo es que
es compartido por todos los “inconformistas” del “Cul d’Ocata”. Cualquier día pasará algo gordo y las fuerzas
políticas no sabrán cómo explicarlo.
Después
de hora y media salgo con medio kilo de judías verdes (perona) y dos botellas
de Ribera. Desayuno acostumbrado y vuelta al asunto que me ocupaba.
Decía
que Santa Tecla bebía los aires por Pablo, el predicador y lo seguía por
doquier. La pobre, a instancias de su familia, fue sometida a múltiples martirios,
mortales de necesidad, y sobrevivió. Finalmente sucumbió ante el derrumbamiento
de la cueva en la que se había refugiado para esquivar la mala suerte. Un brazo
sobresalía por entre los escombros. Se lo cortaron como muestra de afecto y lo
guardaron como inversión. Su fama de santa había dado algunas vueltas al orbe.
Bueno el caso es que desde Tarragona enviaron una comitiva, y un pastón (en
especias) para conseguirlo. Le dieron el brazo y se quedaron con cuatro o cinco
más, además del esqueleto. Y es que cuando se invierte bien, el capital se
multiplica. Los incautos de Tarraco pensaron que habían hecho un negocio
estupendo y así lo proclaman año tras año tal
día como hoy. Milagrosamente la imagen conserva los dos brazos.
Desde
entonces “teclear”, se ha convertido
en una condena, en un castigo, en una penitencia o en huérfano sufrimiento.
“Escribí este relato, La
Condena, de un solo tirón, durante la
noche del 22 al 23 (de
septiembre, del año 1911), desde las diez de la noche hasta las seis de la
mañana. (…) Pasó un carro. Dos hombres cruzaron el puente. A eso de las dos
miré por última vez el reloj. Cuando la criada atravesó por primera ve el
vestíbulo, yo escribía la última frase. (…) Diversos sentimientos suscitados
durante la noche por lo que escribía; por ejemplo la alegría de poder ofrecer
algo hermoso a Max para su Arkadia;
recuerdos de Freud, naturalmente…”
Y
es que Kafka, visionario, había previsto, digo yo, que Freud moriría tal día como hoy, del año 1939.
Y murió como los peces: ¡por la boca! (Ay…¡el tabáquico, el tabáquico!). Él,
que propugnaba la curación por la palabra, acabó sin poder decir ni “mu” y, lo que es más grave, sin poder
reírse de los chistes por su relación con el inconsciente…tendría una sonrisa
mortal. Tampoco San Sosso era muy dado a la risa.
Sin
embargo, o quizás por ello, hoy ha sido declarado el “día mundial de la sonrisa”.
Hay
un día en que decides cambiar la bañera por un plato de ducha… ¡Ahí empieza la
vejez! Cuando te olvidas de la olla que tienes en el fuego, empieza la
“demencia senil”. Acabo de reducir a carbono puro el medio quilo de judías
verdes. Por suerte me queda el Ribera. No es cosa de risa.
A
Pepe Marchena, el bailaor (¡no lo confundan!), siempre lo hemos conocido, sin
razón, como “el cojo Marchena”. Y nos
daba una risa tremenda imaginarlo bailando por bulerías… con la gracia, el
salero y el donaire que te presta una grácil cojera. Pero no. Él fue
intervenido de la cadera cuando ya se había retirado de los escenarios. Tuvo,
es cierto, como maestro a Enrique “el cojo”. Pobre como las ratas y huérfano de
padre como era la norma, se ganó la vida desde chinorri. El espaldarazo le vino
con el rodaje de “Un Caballero Andaluz”.
Hacía falta un niño que cantara bien y tal. Se presentaron 40, entre ellos
aquel que moriría tal día como hoy,
del año 2007. A los churumbeles les entregaron un texto que deberían cantar
como bien les pareciera. Él lo cantó por bulerías:
"Ay mare con Don Elías
que no es un cura de risa.
Ay mare con qué salero
celebra la Santa Misa."
En
fin, una letra de calado. Ganó Pepe. Le dieron ¡¡75 pesetas!!
“La Condena” es un relato cortito, pero
insidioso. Que Kafka se acordara de Freud es del todo justificado. Una cosa es
lo que dices y otra cosa es lo que no puedes decir porque lo desconoces y es
que el conocimiento no lo es todo. El
“Cogito” es la punta del iceberg. Algo
parecido ocurre en “El Fantasma de la
Ópera” (tal día como hoy,
del año 1909, empezó su publicación). Y pasamos de la risa al terror. La gran
ópera de Garnier, construida sobre un lago subterráneo, encierra en sus bajos
lo reprimido. Y lo reprimido aflora. La desconcertada Christine Daaé se verá,
finalmente, ante un dilema decisivo.
Enchufen
el esputofaif y oigan “Fausto” de Gounod. O si lo prefieren
pongan el DVD y vean “El fantasma de la
ópera” de 1925 (en el “National Film
Registry”) dirigida por Robert Julian. Ya puestos, consíganla (domino
público) con la música del soseras de Rick Wackermann.
Así
que me voy al chiringuito a zamparme un bocadillo de atún con olivas. Y a
seguir con el rollo. Es un lujo Ocata.
“En
la playa escondida
Y
blanca como paloma
Tuvimos
sed un mediodía
Pero
el agua era salada…………………Pero ¡alma de cántaro! pídete un cervecita.
En
la arena dorada
Escribimos
su nombre;
Suave
sopló la brisa
Y
la letra se borró.
Con
qué coraje, con qué aliento
Con
qué deseos y pasión
Tomamos
nuestra vida: ¡qué error!
Y
la vida tuvimos que cambiar”.
Esta estrofa
de Seferis fue cantada a voz en grito por la multitud que tal día como hoy (1971) desafió
a la junta militar y acompañó el féretro del poeta por las calles de Atenas.
Óiganla en la voz de la incombustible María Faranduri. Es todo un himno en
Grecia. No es que Seferis persona sea santo de mi devoción, me pasa como con
Neruda (con quien, por cierto, comparte rasgos profesionales). Calló y cuando
habló dijo una sosería. Mientras la guerra civil-revolucionaria tenía lugar en
Grecia, él se trasladó a Egipto con el “Gobierno
(títere) Provisional” (¡!). Un
apolítico convencido que, como todos, optan por la solución más dañina. Su
entierro fue lo mejor de la vida de Seferis, como el de Neruda. Pienso también
en el de Palamás bajo la ocupación nazi.
Para acabar, mientras el sol se va
poniendo por las alturas del Tibidabo, lean Vds. el último poema de Seferis:
“Estaba hermoso
Sunion auel día de la Anunciación
De nuevo en
primavera.
Pocas yerbas aún
entre las piedras herrumbrosas;
La tierra es
roja y unos aspálatos……………………….miren el Dioscórides.
Enseñan
dispuestas sus grandes agujas
Y unas flores
amarillas.
A lo lejos las
antiguas columnas, cuerdas de un arpa
Resuenan
todavía…
Calma.
–¿Qué me puede
recordar al Ardieo aquel?
Una palabra en
Platón, creo, perdida en los surcos del
Cerebro;
El nombre del
matorral amarillo…………………………¿una
especie de “ginesta”?
No ha cambiado
desde aquellos tiempos.
Por la noche
hallé el pasaje:
“lo ataron de
pies y manos” nos dice
“lo arrojaron
por tierra y lo desollaron,
A rastras lo
apartaron, lo desgarraron
Sobre las
espinas de los aspálatos,
Al final lo
echeron al Tártaro, como un guiñapo”
Así pagaba en
los infiernos sus crímenes
Ardieo de
Panfilia, el miserable tirano”.
Bueno,
parece que al final algo quiso decir.
----------------------------------------Bona
nit!------------------------------------