(los asteriscos* remiten a efemerídicas razones)
Pregunta de examen: “Hectopascal”
Respuesta de examen: “Héctor Pascal fue el inventor de la presión”…
Comentario del profesor:…”¡y Helenio Herrera del “catenaccio!”
¡Que el “calvorota”
del tiempo no se lo tome como un indicio de la inutilidad de sus
informaciones!...Es, simplemente, un indicio de por dónde van las cosas.
Respuesta correcta: Un hectopascal (hPa) = 10 (elevado a dos) pascal…siendo un “pascal” la presión que ejerce una fuerza de un “newton” sobre una superficie de 1 metro cuadrado (¡suerte de apellidos!: imaginen vds. “Ovejero”/”Perales”).
De forma intuitiva: la presión que ejerce una
capa de una décima de un milímetro de agua sobre la superficie sobre la que
reposa (sometida a la gravedad de la superficie terrestre). Ejemplos (aún más
intuitivo): Una gota de agua ejerce una presión de 25 Pa. Una persona adulta,
de pie, ejerce 15.000 Pa.
Por cierto un Hectopascal = un milibar.
Vamos, como aquello del gorrioncillo que roza
con su alita la cumbre del Everest una vez cada millón de años…Cuando desgaste
el enorme farallón, no habrá pasado ni una milésima parte del primer segundo de
la eternidad…¡No somos nadie!...¡Bárbaro!
Para los logros científicos de Blaise Pascal
(ver “19 de septiembre”. 2ª serie. Inédita). Baste decir que fueron muchos y
notables: cuando los simples mortales jugábamos a las canicas, él descubría el
misterio de las “cónicas” y mientras nosotros sumábamos con los dedos,
él inventaba la primera calculadora (vale que sólo sumaba, pero…)…¡Con eso está
todo dicho!
La “Efímera Razón Efemerídica o Efemerística” nos conduce al momento en el que
su vida se vio grave e impetuosamente perturbada.
Tal día como hoy, del año 1654, justo el año
en que Otto von Guerike demostraba (frente a Descartes), de forma equina, la
existencia del vacío y en nuestro héroe se generaba un psiquiátrico “horror vacui”….(Él, que tanto había
peleado por probar su existencia…). Tal día como hoy, decía, Pascal sufre una
alucinación de las que hacen historia. Durante años había estado gestando en
sus entrañas esta catastrófica apoteosis: su jansenismo radical, sus múltiples
y variadas dolencias, su propensión a la combinatoria y a los dados, su afición
al mercurio…
Ese día, siguiendo el consejo de un “buen” amigo, se retiró pronto: leería la biblia, rezaría y, entre col y col, echaría un vistazo a Montaigne y a los escuetos dichos del
“complementario” Epicteto…
La luna llena regaba de azul claro casi
blanco el mustio jardín interior. Dos velas sobre la mesa martirizaban a los
objetos en sus sombras… en sus consecuencias. Y la mesa era como un infierno
donde los condenados, azules oscuro casi negros, retorcían los miembros
maldiciendo su poquedad ontológica.
A Pascal los ojos le empezaban a hacer chiribitas…y las auras anunciadoras se presentaron como arpías homéricas. Leía el episodio de la Pasión en el evangelio de san Marcos…y se vio como Judas…desde el beso hasta el algarrobo; se vio como Pedro, negando al Maestro mientras jugaba a los dados (aquí Pascal no pudo evitar proponer una problema de estadística de probabilidades); se vio manejando la maza que clava las estacas en las manos de Cristo…Y puesto a verse, se vio volando, en la nave “Tardis”* por el espacio interestelar, acariciando a la desgraciada y nebulosa Andrómeda* (que tal día como hoy del año 1924, se reveló galaxia…poniendo en marcha la expansión del universo).
Y se derrumbó, rígido, atravesado por una
zigzagueante neuralgia metálica que entrando por el ojo izquierdo le salía por
la mandíbula derecha…
Que suene en el esputofaif:
·
“Time
out” y “Fuori del mundo” de L.
Einaudi*
“El año de gracia 1654, Lunes 23 de de noviembre, día de san Clemente, papa y mártir (…) vigilia de san Crisógeno, mártir (…) desde cerca de las diez y media de la noche hasta cerca de la una y media.
Fuego.
«Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob» no de los filósofos ni de los sabios.
Certeza [alegría], certeza, sentimiento [visión], alegría, paz Dios de
Jesucristo.
Deum meum et Deum vestrum [Jn 20,17]
«Tu Dios será mi Dios» [Rut]
Olvido del mundo y de todo, fuera de Dios.
No se encuentra sino por las vías enseñadas en el Evangelio.
Grandeza del alma humana.
«Padre justo, el mundo no te ha conocido pero yo te he conocido» [Jn, 17]
Alegría, alegría, alegría [y] llantos de alegría.
Yo no me he separado
Dereliquierunt me fontem aquae vitae
¿Dios mío, me abandonaréis?
Que no esté separado de vos eternamente
«Esta es la vida eterna, que te conozcan a ti, único verdadero Dios y al
que has enviado»
Jesucristo Jesucristo.
Yo me he separado de Él, le he huido, renunciado, crucificado.
Que nunca
sea separado de Él.
No se
conserva sino por las vías enseñadas en el Evangelio.
Renunciación total y suave.
Renunciación total y suave.
[Sumisión
total a Jesucristo y a mi director.
Eternamente en alegría por un día de ejercicio en la tierra
Non obliviscar sermones tuos. Amen]
Eternamente en alegría por un día de ejercicio en la tierra
Non obliviscar sermones tuos. Amen]
Dereliquierunt
me fontem aquae vitae: Me han abandonado a mí, fuente de agua viva (Jr 2,13).
Non
obliviscar sermones tuos. Amen: No olvidaré tus palabras (Ps 119,16)”
Estos fueron
los apuntes que tomó de tamaña experiencia: “El Memorial”…que llevó cosido en el interior de sus ropas hasta el
día de su muerte… ¡Juzguen vds. mismos!...
Todas sus
muchas dolencias se condensaron y se intensificaron, haciendo de su vida un
sufrimiento continuo, digno, ahora sí, de ser ofrecida a dios padre…¡a cambio
de la necesaria (y discrecional) Gracia jansenista.
Olvidé
contarles algo que ayudará a entender lo acontecido esa noche espeluznante:
Quince días
antes, cruzaba el Puente de Neuilly en su coche de caballos.
Pensaba en su “Discurso sobre las pasiones del amor”(¡¡) y sus posibilidades-probabilidades en este asunto. Absorto en el “esprit de finesse” se regodeaba. Algún insolente pensamiento se cruzaría entre las patas de las bestias o, directamente, se clavaría en sus limitadas mentes, que desviándose del recto camino, envistieron el barandal de madera y se precipitaron a las heladas aguas del Sena.
El carro, sin embargo, quedó en “equilibrio inestable” volcado sobre el vacío.
Pascal, enganchado
milagrosamente por un pie, quedó colgado sobre la corriente espesa y
expectante: “Horror vacui”. Cuando lo
recuperaron olía fatal, pero había concretado
ciertas intuiciones sobre las “cicloides”
y otras curvas. Sintió la tentación de cantar “La quiero a morir”* (en la versión de José, “el francés”). No lo hizo, sin embargo.
El puente
era de reciente construcción. Hasta 1609 una barcaza se encargaba de cruzar el
Sena. El año 1606 Enrique IV y su mujer María de Médicis sufrieron un
accidente, después del cual se decidió la construcción de un puente de madera
de 16 arcadas. Este primer puente duró hasta 1768. Vino un segundo…y en el 36
un tercero. Actualmente en una locura imprescindible.
Después de
esta nimiedad quizá se entienda mejor el estado de ánimo de nuestro héroe.
Sufrido lo
sufrido, Pascal se gira de espaldas al mundo y dirige su mirada a la “Comunidad de Solitarios de Port-Royal”…
a la defensa de la vía jansenista hacia la salvación.
Migrañas,
dispepsia, dolores de estómago, “neurosis” (que se manifestaba, entre otros
síntomas, en la terrorífica creencia de que a su izquierda (¡¡) se abría un
vacío, un lóbrego abismo dispuesto a engullirlo…de ahí su “necesidad” de
colocar una silla en su lado siniestro, para evitar el despeñamiento) parálisis
en las piernas, fobia al vacío, desmayos…más un enorme tumor estomacal que al
final se extendió hasta las meninges produciéndole una muerte espectacular.
Ni las aguas
de Saint Myon, ni el mercurio dulce, ni la escamonea, ni la tisana de sen, ni
las cocciones de tamarindo y achicoria, ni el antimonio….ni siquiera ajos
picados con zumo de limón, ni el eficacísimo zumo de apio…¡Nada!...las
enfermedades avanzaban en formación “tortuga”
y no pararon hasta que no se quedaron solas…sin cuerpo al que devastar
“No me compadezcáis: La enfermedad es el
estado natural de los cristianos, porque en ella se está como se debería estar
siempre: padeciendo”….¡Correcto!
A partir de
entonces, que si el hombre (y la mujer) es Inconstancia, Tedio, Inquietud; mota
de polvo entre dos infinitos. Que si depósito de lo verdadero y cloaca de
incertidumbre y de error. Que si gloria y desperdicio del universo: Una
paradoja andante. Una caña pensante. Que si el corazón tiene razones que la
razón desconoce.
En fin:
consigue “sintetizar” (en
Cristo-Dios) a Agustín y Teertuliano. Pese a todo (o ¡por eso!)…el cristianismo
es un “misterio” (que no es lo mismo que un “enigma”).
Amante de la
probabilidad, y en consecuencia de las apuestas, lanzó su “famosa” apuesta…..¡Infórmense vds.!...¡Infórmense!...que ha
merecido la intervención polemizadora de Richard Dawkins, de Mario Bunge (¡¡) y
de fieles de otras religiones. A von Neumann (especialista en “Teoría de los juegos”), sin embargo, le
llevó a la conversión al catolicismo.
Sólo volvió
a la ciencia matemática una semana de 1658 (¿1660?), durante la cual un
lacerante dolor de muelas no le abandonó ni un segundo: Se entretuvo pensando
en la “cicloide” (“acortada”, “común” o “alargada”) y
siguiendo con la cabeza su generación. De resultas de estas meditaciones
(acompañado en la distancia por Wren), llegó hasta la curva “braquistócrona” y, ¡más aún! hasta la “tautócrona” (pero esto …¡es otra
historia!)…Con la intención de “rectificarlas”
todas…¡Bárbaro!
Según
menguaba el calvario, se acrecentaba la sensación de inutilidad…hasta que logró
formular claramente: “Tanto esfuerzo para…¡diseñar toboganes!”
El Lissitski*
(con el permiso de Lunatcharski*) lo hubiera visto normal.
Pese a tan
pueril y práctico futuro, se animó y compuso su “Tratado de los senos de los cuadrantes
circulares”, sin duda inspirado por “Venus,
Cupido, la locura y el tiempo” (Bronzino*). Y, ya, con un pie en el
estribo, aflojadas un poco la riendas, montó con su amigo Roannez una empresa
de carrozas (“Las carrozas de 50 centavos”)
con lo que dio comienzo al transporte público local de París y, apuñaló una de
sus fobias.
No le dio
tiempo a más.