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miércoles, 22 de mayo de 2013

Propuesta para hoy, día 22 de mayo. 2º día de la “Semana Sangrienta”





 DEJAMOS QUE HABLE VINGTRAS (VALLÈS)…con su prosa característica:

--“¡En pie!” 

Es Lisbonne quien nos sacude.

--¿Hay alguna novedad?
--Casi nada…¡Acaba de llegar un regimiento regular! ¡Carajo…desde aquí pueden verse los pantalones rojos!

Un poco de fiebre (…) Un estremecimiento, es el frescor del alba. Una oleada de melancolía en el corazón…es la visión del cielo descolorido.

--¿Dónde está mi fajín?

Los hombres se apelotonan a nuestro alrededor.

--¡Dígales cuatro palabras!, murmura Lisbonne que sacude su camisa y acaba de abrocharse el cinturón.

He pronunciado un breve discurso y he ido a ocupar mi puesto, en un ángulo de la barricada (…)
Lisbonne ha subido sobre adoquines…pueden verlo perfectamente desde el fondo de la calle. Habla, a su vez, revolucionariamente y termina con un gesto de orador romano (…) Longevin se asombra al verme sonreir. En efecto un relámpago divertido ha cruzado mis labios al reconocer al actor en el héroe (…)

¡Decorado a parte, el coronel Lisbonne ha sido sencillo, franco y orgulloso!

                             
Ha vuelto a trepar de un salto sobre los adoquines y, volviéndose hacia los de Versalles, ha gritado: ¡Viva la Comuna!

--Ahora…¡manos a la obra!
--Aquí falta algo…dice un guardia.
--¡Las piedras no han sido bien colocadas!...añade otro.
--¿Es cierto que nos quedan pocas municiones?...pregunta un tercero.

Las lamentaciones surgen de todas partes. El rumor va creciendo. No son los soldados quienes disparan. Son los nuestros los que tiran sobre nosotros con palabras de reproche y de cólera.

--Estamos cansados…hace semanas que estamos aquí…¡Queremos volver a ver a nuestras mujeres!...¡No se ha tomado ninguna precaución!

Para corroborarlo, nos enseñan la brecha de la barricada (…) por este agujero se marchará todo el valor del batallón.

…¿Es que falta valor?...

¡No!...¡Es el amor al hogar que despierta en sus entrañas! Se quiere abrazar al hijo, acariciar a la mujer, antes de hundirse en lo desconocido de la batalla suprema, sobre los adoquines de este París donde se prefiere morir…si esto es el fin.
¡No son hombres de cuartel!...¡no están acostumbrados a dormir en las cuadras!...Tienen familia…
Además temen nuestra ignorancia, no creen que dos gobernantes ( un periodista y un mecánico y ni siquiera este coronel, que antes era actor, sepan mandarles contra oficiales de verdad…de academia; venidos de Argelia…aguerridos, bronceados, disciplinados, dominantes…
Nos han desbordado: nos empujan hacia un hangar, donde se delibera con secas palabras y gestos furiosos.

--¿Dónde están las órdenes?...¿Qué plan tenemos? (…)
--Haría vd. mejor en marcharse, dice Lisbonne…¡son capaces de llevarle al paredón!...A mí me conocen y me aprecian un poco, yo intentaré retenerles.
--¡Un coche!
--Aquí está (…)
--¿No tiene vd. miedo de ir en el pescante, amigo?
--¡Miedo!?...¡Soy de Belleville! (…)

Silban las balas, el caballo sacude el lomo, el cochero se inclina y barbotea:

--No entrarán ciudadano…si cada cual defiende bien su barrio
--¡Esta idea es la que nos perderá! ¡Barrio por barrio…la república Social irá retrocediendo!

La tropa ha tirado hacia El Camp de Maret. La escuela Militar está desierta. El Ministerio de Guerra también…¡Se corren las carreras del desastre!.

--¡Todos están en Ayuntamiento!  me grita (…) un capitán.
--¡Nosotros vamos hacia allí! dicen los oficiales dirigiéndose a la plaza de la Grève (…)

En el Ayuntamiento están La Cécilia y otros veinte jefes de cuerpo o miembros de la Comuna. Las caras están sombrías; se habla casi en voz baja.

--¡Todo está perdido!
--¡Tráguese esas palabras, Vingtras! Es preciso gritar al pueblo que la ciudad será la tumba del ejército, reanimar el valor de su pecho y darle la orden de levantar barricadas.

Les explico lo que he visto…

--En la Puerta de Versalles es posible que hayan vacilado…pero verá vd. cómo en París se enfrentarán con los soldados mientras les queden municiones y artillería.
¡En París! Pero…¿qué dice París?...¡Sólo he contemplado, desde la salida del sol, el espectáculo de la derrota.
……………………………………………………………………………………………Al mediodía
¡Dónde tenía la cabeza! Creía que la ciudad parecería muerta antes de que la mataran. Y he aquí que intervienen las mujeres y los niños. Una bandera roja muy nueva, acaba de ser izaba por una hermosa muchacha, sobre los adoquines grises, y parece una amapola creciendo en una vieja pared…

--¡Su adoquín, ciudadano!





                           
Por todas partes, fiebre o, mejor dicho…¡salud! No se grita ni se bebe. Apenas, de vez en cuando, una ronda en el mostrador y, rápidamente, se secan los labios con el dorso de la mano y regresan a la tarea.

--¡Ha dudado vd. de nosotros demasiado pronto, camarada!...¡Regrese cuando esto abrase y verá vd. si somos cobardes!.

Las amapolas se estremecen…¡Ahora ya se puede morir!...

¡Ni un jefe!...nadie con galones ni con las borlas doradas de la Comuna (…) Casi tengo deseos de esconder el mío (…) por otra parte nadie les hace caso.

--¡Su lugar no es éste!...¡Vaya a buscar a los otros; constitúyanse en Consejo y decidan algo. ¿No han preparado nada?...¡Dios de Dios!...¡Trae aquí el cañón, François! ¡Eh, mujer, pasa las “peladillas!

No valgo nada ante esa acarreadora de obuses y ese empujador de cañón…¡Como portador de cinturón dorado, no les sirvo para nada!

……………………………………………………................En el Distrito V
Pero quizás quienes se han codeado conmigo desde que me defiendo contra la vida, estén contentos de volver a tener, erguido a su lado, en este instante supremo, al antiguo compañero de miserias y trabajos, al pobre diablo que, durante tanto tiempo, paseó por el Luxemburgo sus gastadas ropas.
(…) Los sobrinos de Proudhomme siempre han sentido repugnancia  ante las batallas donde su casaca se rozara con las blusas…donde el jefe de la barricada maltrata a los bachilleres si dificultan la maniobra o erraban el tiro.
¡Quién sabe! ¡Quizás si tienen a uno de los suyos como capitán serán más valerosos!
He corrido al Ayuntamiento.

--Gambon…¡pon el sello aquí debajo!
--¡Buena idea!, todos te conocen allí, en La Sorbona…¡Aquí tienes tu papel!...y ahora ¡dame un abrazo…nadie sabe lo que puede ocurrir!

(…) Nombrado como miembro del Comité de Salud Pública para dirigir la defensa del Panthéon.



No estoy muy fuerte en estrategia…¿Cómo se fortifica un barrio?...¿Cómo se colocan las piezas en batería?
(¿Qué nos han enseñado en las escuelas? …nada que tenga que ver con nuestra defensa contra la clase enemiga…Ni siquiera la existencia de las clases…¡inermes frente al enemigo!)

He encontrado gente que huía a esconderse, pero la mayoría se ha dispuesto a la lucha valerosamente. He tenido que firmar un montón de nombramientos…¡Son necesarios estos papeluchos para quienes tienen el orgullo de los veinte años!...se exponen a que los fusilen esta noche para tener, esta mañana un nombramiento de oficial para enseñar.

Sin embargo se han puesto manos a la obra, atrincherando, aprovisionando, repartiendo municiones y comprometiéndose hasta la muerte…¡esto es lo que hace falta!...
Si alguno de estos hijos de familia bien muere mañana asesinado o es deportado, será la semilla de la insurrección sembrada en el campo de los burgueses.

Oigo que no se habla bien del Consejo de la Comuna:

--¡Si hubiese sido más enérgica!
--Y si vd. Sr. Vingtras, no hubiera sido tan moderado (en su periódico)

(Suena una detonación…se dispara una pistola por descuido…me rasgan el abrigo…se liman las diferencias)…Los rencores se olvidan ante el enemigo que se acerca.
Está ya en la Estación de Montparnasse…¿¡y se dispone a atacar el barrio ¡?

--¿Y si le atacáramos nosotros?...

La idea surgió ayer noche, en el consejo de comandantes, propuesta por un antiguo compañero, también hombre de letras, que no cree en la estrategia clásica ni en la defensa tras las piedras.

--¡Avancemos y saquémosles de ahí!
--¡Es una locura! responden todos aquellos que han sido soldados.

Valiente locura…que puede desconcertar al enemigo…¡Y no mucho más peligrosa que la defensa pasiva!...pero el camarada y yo nos quedamos solos , con nuestro proyecto de locos, jurándonos llegar hasta el fin, hombro con hombro, cueste lo que cueste.

--¿Me promete que si recibo una herida demasiado cruel, acabará conmigo?
--¡Sí!...a condición de que haga vd. lo mismo conmigo.
--¡De acuerdo!

Es que el sufrimiento me da un miedo de mil demonios; por cobardía preferiría la muerte…

--¿Y cree vd. que sería más agradable ser trinchado vivo por una bayoneta?
--¡Trinchado!
--Amigo, estos soldados nos habrían agujereado ya, de haber podido, cuando predicábamos la guerra sin cuartel. Ahora nos arrancarán los ojos usando su sable como sacacorchos, porque por nuestra culpa que les han obligado a dejar sus pueblos.

Me aborda un combatiente:

--Ciudadano…¿quiere venir a ver cómo está hecho el cadáver de un traidor?
--¿Han ejecutado a alguien?
--¡Sí! A un panadero que ha acabado confesando.

He palidecido y el soldado me ha visto.

--¡Quizás hubiera preferido que le absolviéramos! Pero…¡Por Dios!...¿no se da vd. cuenta que romperle la cabeza a un Judas es salvar la cabeza a miles de los nuestros? Me horroriza la sangre y tengo las manos llenas de ella: ¡se ha aferrado a mí cuando le he dado el tiro de gracia! Pero…¿qué sucedería si no hubiese quien matara a los espías?

Otro ha intervenido en la conversación:

--Y eso no es todo…¡quiere vd. conservar las zarpas limpias para cuando esté ante el tribunal o ante la posteridad!...y somos nosotros, el pueblo, los obreros, quienes hemos de hacer siempre el trabajo sucio…Para que luego nos escupan encima…¿no es verdad?

¡Tiene razón este enfurecido!
Sí, queremos aparecer decentes ante la historia, no tener en las manos el olor del matadero.

………………………………………………ELISÉE RECLUS (inspirado en):
El  sábado día 20 medita sobre la cuestión de los rehenes: El arzobispo de París y toda su curia…¡Por un solo hombre!: ¡Blanqui!...Thiers  confía en lo que él considera debilidad de la Comuna y que es en realidad humanidad…no querer hacer más sangre de la necesaria…Thiers no hace caso ni del Papa, ni del embajador americano…¡ni de Dios!...¡Es la guerra y sólo la guerra!..¡La ley y sólo la Ley!...Puro odio de clase…¡Que destrocen al arzobispo y a su vicario y a la madre que los parió!…pero yo ¡arrancaré corazones por miles!...¡sacaré ojos suficientes para adornar miles de pavos reales!…





El domingo 21, ajeno a la ruptura de las fortificaciones, deposita la esperanza en las provincias que están pidiendo a Thiers que cese la guerra civil…Thiers está ciego de venganza por la gran cantidad de propiedades perdidas y le dan espasmos con sólo pensar lo que pueda pasar con el Banco de Francia. Su cerrazón asesina demuestra, además, la connivencia con los prusianos. Se equivoca Réclus de todas todas si piensa que nada puede ser peor de lo que ya ha pasado…¡De todas todas!

El lunes 22 se entera  de que los de Versalles han entrado en París:

“Los de Versalles han entrado…están en el Campo de Marte, en el Trocadero, en el Arco de Triunfo, en los Campos Elíseos…y avanzan sin parar. Llegan en masa. La traición les ha abierto las puertas. Dicen haber franqueado el recinto sin disparar ni un solo tiro. Los reaccionarios quieren que se libere el resto de la ciudad…Otro polvorín acaba de explotar. El humo de un enorme incendio ennegrece el cielo…No se sabe qué se está quemando (…) ¿Será verdad que ha llegado el fin?”

Los soldados llegan rápidamente a  La Concorde”.

Con un amigo bajan por la Rue de Saints-Pères…con el fin de alcanzar los puentes y enterarse de la situación en la “rive gauche”…al llegar a los muelles del Sena, un disparo casi le vuela la cabeza…francotiradores de la burguesía han adoptado la táctica que ya recomendara Blanqui…Los comuneros hacían sinceras   barricadas…la burguesía: ¡el tiro avergonzado… indiscriminado!
Una barricada de la Guardia Nacional les barra el paso…Intuyen que toda esta parte está perdida…No olvidemos que Vingtras resiste por la inmediaciones de La Sorbona.
Dan la vuelta y se entretienen por la parte noble del viejo París:

“(…)Se construyen barricadas …por ciudadanos inquietos, sombríos (…) contrasta con la mal disimulada alegría de tenderos, porteros, vendedores de objetos sagrados, beatos (y demás ralea)…dispuestos a denunciarnos en un futuro muy próximo”.

No hay orden de defensa. Defiende el que quiere, el que puede, cuando y como quiere. No hay dirección general centralizada…¡¡La sorpresa ha sido completa!!

La ”rive droit”, aunque la población de esta parte baja es reaccionaria (y se siente amenazada por la población de Montmartre, Belleville, Ménilmontant…) posee plazas fuertes donde la Guardia Nacional puede resistir: Tullerías, Louvre, el Ayuntamiento, Vêndomme, Bastilla.
El termómetro revolucionario de París sube o baja según la altura del barrio sobre el nivel del mar (que es el rio)

(Error: La Guardia Nacional debería haber vuelto sobre las puertas del sur y en una maniobra envolvente, haber rodeado a los “gubernamentales”…Haberles estrechado cada vez más el cerco…¡Exactamente como dentro de horas harán ellos con nosotros…!)

El ejército sube por “Concorde y Madeleine…hasta la Estación de Sint Lazàre y, siguiendo las vías del tren hasta el nuevo colegio de Chaptal, donde un batallón se ha unido al enemigo y dispara contra los civiles”…Alcanzan la Iglesia de la Trinidad….(pronto recibirán ayuda por el norte

En la Rue Ferme des Mathurins, guardias nacionales levantan una barricada ante el fuego mismo del enemigo…”y se reguardan tras de ella; se han dispuesto, sin frases, sin cánticos…a morir por la patria, calmada y sabiamente”.

Confirman lo que decía Valles…No se bebe…no se saltan a la torera las sagrada normas de la convivencia y cortesía.

Suenan cañonazos en el Boulevard des Capucines…Siguen levantándose barricadas…desde la Madeleine hasta Chàteau d’eau  (Republique)…Las calles están más desiertas que nunca…¡ni siquiera en S. Dénis ni en S. Martin (línea que separa los “dos Paris”)!

Pero…¡Allí!...”Cadenas humanas transportan adoquines y piden a los transeúntes que se unan…niños y jóvenes, contentos de no ir a la escuela, “juegan” su papel en la guerra civil” (…) Por la noche subo por el Faubourg du Temple…Actividad frenética…se ha construido mucho…Los hombre siguen fortificados…Las mujeres velan con la bayoneta calada”


……………………………………………………………….LOUISE MICHEL (traducción):




El 22 de mayo, cuando todo está perdido: 

 “ (…) los federados de la 61 nos reunimos en la puerta del ayuntamiento del distrito XVIII. ¡Venga vd.!, me dicen, vamos a morir, vd. estuvo con nosotros el primer día… ¡hay que estar, pues, el último!...Me voy con el destacamento al cementerio de Montmartre y , allí, tomamos posiciones…(que no duraron mucho)…los obuses deshojaban el cementerio…cada vez más numerosos…esta vez, el obús atravesando las ramas, cayó cerca de mí y me cubrió de flores…era cerca de la tumba de Murger…la figure blanche, jettant sur cette tombe des fleurs de marbre, faisait un effet charmant… Cada vez somos menos; nos replegamos sobre las barricadas…aún se mantienen.

Bandera roja a la cabeza, las mujeres pasaban; tenían su barricada en la Place Blânche…Más de 10.000 mujeres, en los días de mayo, dispersas o juntas, combatieron por la libertad”.

…………………………………………………………LISSAGARAY (adaptación algo libre):




Delescluze, recién elegido delegado de Guerra, lanza una proclama digna de los libertarios de Barcelona (E. Hazan): “¡Basta de militarismo!...¡Se han acabado los estados-mayores plagados de galones y dorados adornos!...¡Sitio para el pueblo, para los combatientes de brazo desnudo!...La hora de la guerra revolucionaria ha llegado…El pueblo no sabe nada de sabias maniobras. Pero cuando tiene un fusil en la mano, adoquines bajo sus pies, no teme para nada las estrategias de la escuela monárquica”.

Recomienda un ataque frontal…Salir de las barricadas (recuérdese la referencia de Vingtras).

Las barricadas se construyen rápidamente. La de la Rue de Rívoli que protegerá el Ayuntamiento, se endereza a la entrada de Saint Jacques, esquina con la calle Saint Dénis. Cincuenta obreros de oficio, construyen…los chiquillos transportan la tierra con carretillas…

En el distrito IX, las calles Aubert, Chaussée-d’Antin, Châteaudun, los Fauburg de Montmarte, de Notre- Dame-de-Lorette, de la Trinidad…la calle de los Mártires…levantan rápidamente el pavimento. Se taponan con barricadas las grandes vías de acceso: La Chapelle, Les Buttes-Chaumont, Belleville, Ménilmontant, la calle de la Roquette, los bulevares Voltaire y Richard-Lenoir, la Plaza del Château-d’Eau (de la República), los grandes bulevares, sobre todo a partir de la puerta de San Denis…. 

En la “rive gauche”, el bulevard de Saint Michel, en toda su longitud, el Panthéon, la calle Saint Jacques, los Gobelinos y los principales avenidas del XIII…(ya sabemos por Vingtras y por Reclus, el destino de esta zona)…La batalla decisiva se librará mañana, 23 de mayo.

Maroteau escribía en “La salud Pública” del 23 de mayo:  (en la Place Blanche) …”hay una barricada perfectamente construida y defendida por un batallón de mujeres…alrededor de 120. En el momento en el que llego, una forma negra  sale del hueco (lo que queda del derrumbe) de una puerta cochera. Es una joven con gorra frígia (¡¡) inclinada, con el “Chassepot” (fusil) en la mano, la cartuchera en los riñones: ¡Alto ahí, ciudadano, no se puede pasar!”.





RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...