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miércoles, 29 de enero de 2014

Propuesta para la tarde de hoy, día 29 de enero. "El Cuervo" (Poe). Disculpen el atrevimiento.



EL CUERVO (THE RAVEN)



Poe fue un niño precoz: a los tres años ya había adquirido la condición de huérfano, y a los cinco recitaba de corrido aventuras de Walter Scott, y escandía con tanta gracia y justeza los hexámetros homéricos (haciendo notar los cinco dáctilos y el espondeo final, si es que no se trataba de un troqueo que, a diferencia del anterior, larga-larga, se compone de larga-breve), ante el pasmo de los allegados de su familia de adopción, residente en Richmond, Virginia...con tanta gracia y justeza, decía, que daba miedo.

Llevaba, como quien dice, la poesía en el apellido (y la desgracia en la sombra).



A los 41 ya estaba muerto. Para para poder morir, tuvo que vivir una vida desgraciada que, por mor de las efemérides, me salto.

Ya saben Uds. lo de su matrimonio con Virginia. Recuerda al de Machado con Leonor.

Virginia tenía la edad que se le supone a las nínfulas y un escaso desarrollo mental. La pareja resultante fue de lo más sorprendente y misterioso. "Sis" adoraba a "Eddie", que había añdido a su condición de primo hermano, la de esposo. "Eddie" amó a "Sis" a su manera. El tema ha sido, y es, pasto de estudios de índole psicoanalítica y motivo de incursiones en lo patológicamente mórbido. Así que no seré yo quien eche leña al fuego de la hermenéutica. Como tampoco daré pábulo a esos críticos sagaces, también de orientación psicologizante, que atribuyen sus disturbios a que, estando en estado de gestante, sus padres, artistas nómadas, representaron la truculenta obra "Los Bandidos" de Schiller, lo cual, sin duda, dejaría huella indeleble en el aún no nato Edgar.



Y así llegó enero del año 1842. "Sis" había tenido tiempo suficiente para aprender (¡qué remedio!) a acompañar su voz infantil con algunos arpegios de arpa (?). Y para disimular el desconsuelo, la tañía las tardes de invierno cuando a eso de las cuatro de la tarde ya es noche cerrada y esperaban impacientes la hora del té, costumbre que los mantenía, por milímetros, dentro del marco de la civilización. Tal dia como hoy, día más o día menos, del año, como he dicho, 1842, un día al que Virginia le tomaría gusto, la niña tañía y cantaba, con la mirada puesta en el platito de las pastas. Al abordar una nota altísima, al alcance, sólo, de las voces blancas, un geiser rojo y espumeante brotó de su boca. La tuberculosis empezó a aletear de forma abrupta e inoportuna. Poe, que, ¿subconscientemente?, había adelantado su muerte en multitud de relatos, se sintió perdido por la pérdida, ahora sí, de "Sis", que en este momento, y de forma tan romántica, la estaba anunciando. Sobre el mantel, rojo burdeos, se dibujó la neta figura de un "pájaro de ébano" de mal agüero. Así se fue instalando el pajarraco en el hogar de los Poe.

Antes de que a locura se desatara por completo, se largan a Nueva York. "Muddy" se queda en Baltimore a la espera. El verano del 44 estaban los tres juntos... y el busto de Palas sobre una puerta interior de la casa... y el cuervo.




Tal día como hoy, de año 1845 se publicó "El Cuervo", en el Evening Mirror. Y la suerte de Poe pareció dar un giro. Su nombre, redondo y resonante, como un canto rodado, se extendió por todo el orbe anglosajón. Oído de sus labios era una experiencia inolvidable y terrible. Su capa de cadete venía a pelo. Virginia se moría..."Hubiera perdido yo todo coraje sino fuera por tí, mi mujercita querida... Eres mi mayor y mi único estímuo ahora para bataar contra esta vida inconciiabe, insatisfactoria e ingrata... Que duermas bien y que Dios te dé un agradable verano junto a tu devoto Edgar."

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"Empecemos por el principio"... susurraba la Primera voz de "Bajo el Bosque lácteo". Ese consejo ya había sido dado por Lewis Carroll (cap. XII) y Dikens en "Dos ciudades". Deleuze o Derrida, tanto da como tanto tiene, nos recordaban que siempre se empieza por en medio. Jack The dripper, prefería ir por partes. Poe nos conmina a empezar por el final: Y es que sólo el final ilumina el camino y hace comprensible lo que pasó por inevitable.

Pues, eso, empecemos por el final: lean Uds "raven" al revés..."nevar". Son troqueos (larga / breve). "Nevar" (pronunciación americana) recuerda o reproduce el fatídico "never" que acompaña al "more" ("Nevermore"). Ya en "Cuervo" ("Raven") está, presentido, el final.

Baltimore, esa terminanción bronca, oscura, profundamente larga.. lo acompañó toda su vida (y su muerte). Poe estuvo sobredeterminado por la prosodia y el ritmo. Su propio nombre, Edgar Allan Poe, suena como tres troqueos impecabes: Larga/breve-larga/breve-larga/breve, contituyendo un verso académicamente acataléctico. Y esto fue lo primero que nació en su mente colonizada por ritmos. A ritmo de marcha, fúnebre, nos conduce hasta el último y definitivo tetrámetro cataléctico: "Shall be lifted—nevermore". Vean Uds. como el último pie del verso queda cojo: Tres troqueos y medio, de ahí que sea cataléctico.

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Poe, nos dejó escrito su "Método de Composición" (de "El Cuervo"). Yo lo considero un intento de contrarrestar la carga tenebrosa y mórbida que soportaba su nombre. No creo, pese a lo bien tramado que está el artículo, que "El Cuervo" haya sido construido de esa forma matemática: El poema más representativo del romanticismo norteamericano, resultado de una reducción lógica a los elementos poéticos básicos y componentes últimos que guían el quehacer del poeta que quiera construir "una obra universalmente apreciable." Bueno es una tesis que el mismo autor mantiene. Creo, sin embargo, que Poe estaba cansado de que sólo se expandieran sus extravagancias y se pasaran por alto las horas y horas que dedicaba a la lectura y al trabajo literario. Sea como fuere:

1. Siendo lo primordial el efecto que se pretende conseguir en el lector, hay que escoger los medios adecuados:

2. La dimensión: limitarse a una sólo sesión. Ni muy corto ni muy largo: unos cien versos. "El Cuervo" tiene ciento ocho.

3. "El único ámbito legítimo de la poesía es lo Bello." La "verdad" (satisfacción de la inteligencia) y la "pasión" (excitación del corazón) se consiguen más fácilmente mediante la prosa. La poesía persigue el "embriagador arrobamiento de alma."

4. Aceptado lo anterior, el poeta se pregunta "¿Cuál es el tono para su manifestación más alta?": La melancolía, concluye.

Examinados y establecidos el efecto, la dimensión, el ámbito y el tono, "me dediqué a la búsqueda...de algún eje sobre el que toda a máquina hubiera de girar", un medio potente de efecto. Fácil: el estribillo; ayudado, naturalmente, con variaciones que no afectaran a la monotonía del ritmo, pero sí a la de la idea: mediante sucesivas ampliaciones. Naturalmente la existencia del estribillo hace obligatorio a existencia de las estrofas de las cuales el estribillo sería la conclusión.

Fijados estos puntos, pasa a la naturaleza del estribillo, que, puesto que tenia que ser sometido a variaciones, debía de ser breve. Mejor si fuera una sola palabra. Pero, ¿cuál habría de ser el carácter de esa palabra? Indiscutible que que fuera "sonora y susceptible de un énfasis prolongado".

Inevitablemente fue a parar a la "o" larga, asociada a la "r", "la consonante más vigorosa".

Algo así como el doctor Ittard con Victor, su "pequeño salvaje".

¿Una palabra que terminara en "or" y que acordara con el tono melancólico elegido?. "¡Nevermore!". Fue la primera que se le ocurrió.

Ya tenemos el estribillo breve, sonoro y melancólico. Falta el pretexto para su continua repetición. Y aquí asomó la genialidad de Poe. En un humano, esa continua repetición, hubiera resultado casi contradictoria con el ejercicio de la razón. ¿Y si fuera proferido de forma maquinal por una "criatura no razonable y, sin embargo, dotada de palabra"?. La idea de un loro (o similar) se descartó a sí misma. Sólo le quedaba el cuervo, capaz de proferir sonidos articulados. Con este hallazgo anudó el "mal agüero", la melancolía (humor negro) y y la fatalidad.



Tras cada estancia el cuervo dejaría caer su "nevermore". Precisaba, como es lógico, concretar la melancolía. No hay duda de que la muerte es universalmente aceptada como la cuestión más melancólica. Y si la muerte es de una mujer amada, miel sobre hojuelas y si esa mujer amada es hermosa y, añade, además, la extrema juventud...¡ ya ni te digo! Tema concluido: un amante llora a su (joven) amada perdida y un cuervo repite continuamente su "nevermore".

Faltaba, sin embargo, la progresión, la expansión del "nevermore". Bien podía empezar la cosa por un pregunta casi trivial a la que "nevermore" pareciera una respuesta lógica e intrascendente. El amante, arrastrado por la melancolía y el sonido del estribillo iría cayendo presa de una "agitación supersticiosa". Imaginó la última pregunta a la que el cuervo daría la estocada y, de paso, acabaría con las esperanzas, si las tenía, del poeta. Y, así, desde el final, fue construyendo el poema.

Los detalles fueron saliendo solos: el busto de Palas Atenea, la noche tormentosa, adecuada para que un cuervo busque refugio en tu casa, que sólo sepa una palabra... detalles nimios en comparación con la grandiosa meticulosidad del conjunto. Naturalmente La amada no podría ser llamada Virginia, no sólo por la razón de fonética-poética, sino porque se estaba muriendo y hubiera sido un recordatorio demasiado amargo. "Leonor", caía por su propio peso. Casi se convierte en costumbre.

3


Espero no haberles aburrido con lo anterior. Y espero desesperarles con lo que sigue.

-¡Hegel! ¡No te duermas...que la cosa también va contigo!

El efecto que nos produce la lectura o la correcta audición de "El Cuervo" supera, en mucho, los recursos compositivos mencionados hasta ahora. Algo hay que decir sobre el ritmo, la musicalidad y la rima.

El primero se consigue con los citados troqueos, acomplados en octómetros acatalécticos (ocho troqueos) alternados con heptámetros catalécticos (siete troqueos y medio) el quinto verso es una variación (o repetición) del cuarto, y da paso al estribillo, un tetrámero cataléctico (tres troqueos y medio). Una estructura épica al servicio de la lírica más desesperada.



Intenten leerlo situando los énfasis en su lugar correspondiente...¡y óiganse!

La segunda la apreciarán si oyen recitar a Lou Reed. No se atiene tanto a marcar la naturaleza cuantitativa de las sílabas, cuanto a la melodía general que se desprende. O busquen el episodio correspondiente de los Simpson.

La rima, es uno de los grandes aciertos del Poema. Rimas contundentes que cierran los versos y otras más sutiles que, internas, los abren. Toda una constelación de ecos que va siendo arrastrada por la potencia expansiva de las estrofas.

Vale, de acuerdo, Baudelaire lo dice mejor. Pero lo que Baudelaire no pudo decirles es que una década antes de que Poe imaginara a su siniestro cuervo, Nicomedes Pastor, natural de Viveiro, había concebido una "mariposa negra" portadora de un mensaje similar. O que Gauguin, cincuenta años más tarde, tomando un cuervo del último cuadro de Van Gogh...


4

"Y así, hablando, los amantes pasaron
la noche que pasaba y pasaba y no llegó el día. 
Cayeron: porque el cielo no comparte esperanzas con aquellos
que no oyen el latido de los corazones"

Es el final del tremendo, pues excede con mucho la extensión ideal que el mismo poeta había establecido, poema "Al Aaraaf



Aquí viene a cuento algo gracioso por lo que, a menudo, me acuerdo de mi madre. Cuando estrenaron en Fortuna "Raices profundas", el actor se convirtió en un mito local. Mi madre lo llamaba Alan Lanlad.* Una de mis diversiones era preguntarle por el nombre del protagonista del western. Mi madre según pasaba el tiempo, más se sumergía en la aliteración.

RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...