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miércoles, 12 de junio de 2013

Propuesta para hoy, día 12 de junio. Dominguito Savio. Nava (Huelva).


1.


Maldito sea Yelsin que me cambió el nombre de Leningrado por San Peterburgo. Fue lo primero que hizo aquel día (tal como hoy, del año 1991) infausto en que fue elegido presidente de la “Federación Rusa”. Después vendrían, en cascada, todas las desgracias. Yo que ya me conocía la ciudad de Lenin como la palma de la mano… ¡y no digamos el perro!

2.
Yo también a los 13 años quise ser héroe y pensé que dormir en invierno con las ventanas abiertas me colocaría en las primeras filas del batallón que conseguiría abrir las puertas del cielo para todos. Pensaba que mis sacrificios eran útiles para toda la humanidad… dios (¿) perdonaría al mundo si, al menos, uno de sus habitantes le ofrecía las heladas madrugadas de enero. A lo lejos se oía el tren de Barcelona y cuando había luna, las sombras entraban en la sala dormitorio y recorrían las camas metálicas sobre las que dormían a pierna suelta mis insensibles y anti heroicos compañeros. Algunos, en sueños, articulaban sin sentidos. Otros roncaban. Otros hacían otras cosas. Yo, sin embargo, ofrecía al Todopoderoso el frío helador. Me costó una neumonía, de la que salí con dificultad, y la enemistad de los vecinos de cama. Dios no dio muestras de nada.



Esto lo digo porque a Dominguito Savio, muerto de neumonía sin cumplir los quince, lo hicieron santo (tal día como hoy del 54. ¡Qué mala es la saga de los “Píos”!) por algo parecido. Aunque pensándolo bien, quizás influyera san Juan Bosco, quien le hacía compañía en las heladas noches de invierno (aquellas que no eran ofrecidas a título de inventario de santidad). El gran mérito de “Minguito” fue alcanzar el grado de monaguillo y, tal vez, hacer algún servicio completo al Santo Padre Educador. Ahora se van poniendo las cosas en claro, pero… ¡entonces!

Sus últimas palabras fueron tan confusas como suelen ser las últimas. En realidad el lenguaje se va haciendo confuso según se acerca el momento. Al final son estertores, que los queridos y generosos testigos traducen según les viene en gana: “Adiós, papá (“envíame un poquito de dinero más”). El Padre me dijo una cosa que no puedo recordar.” Y no acabó ahí la cosa…”su rostro se transfiguró con una sonrisa de gozo” y soltó aquello tan manido de: “¡Estoy viendo cosas maravillosas!” Dios (¿) me perdone, pero tiene toda la pinta de que Juan Bosco tuviera la mano dentro de los calzoncillitos del niño santo. Murió contento habiendo descubierto, recién, las delicias de la pubertad.

3.
Hablando de niños, de dios y tal…decir que tal día como hoy, del año 1942:
El viernes 12 de junio  a las seis de la mañana ya me había despertado, lo que se entiende, ya que era mi cumpleaños. Pero a las seis todavía no me dejan levantarme, de modo que tuve que contener mi curiosidad hasta las siete menos cuarto. Entonces ya no pude más: me levanté y me fui al comedor, donde Moortje1, el gato, me recibió haciéndome carantoñas.
Poco después de las siete fui a saludar a papá y mamá y luego al salón, a desenvolver los regalos, lo primero que vi fuiste tú (¡¡el diario en blanco!!) y quizá hayas sido uno de mis regalos más bonitos. Luego un ramo de rosas y dos ramas de peonías. Papá y mamá me regalaron una blusa azul, un juego de mesa, una botella de zumo de uva que a mi entender sabe un poco a vino (¿acaso el vino no se hace con uvas?), un rompecabezas, un tarro de crema, un billete de 2,50 florines y un vale para comprarme dos libros…”


Esta niña repelente se llamaba Ana, Ana Frank.  Cualquier comentario está de más. Pero que sepan que lo que después sería un best-seller, empezó tal como hoy.


4.
Ventanas…últimas palabras…Tal día como hoy, del año 1974, mientras yo preparaba los papeles para viajar a Nueva York, Perón se asomó por última vez al balcón de la “Casa Rosada” y ensayó sus últimas palabras, en una apreciable emulación de Evita: "Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que para mí es la palabra del pueblo argentino”. Fue como un tango: “Adiós Buenos Aires querido…” No le llegó ni a los talones a su querida esposa que se despidió del mundo con un digno y enigmático; “Ya queda poco”, que la enfermera entendió referido a su jornada de trabajo.


Hacía frío, pero Perón no estaba dispuesto a hacer sacrificios: llevaba su querido sobretodo cruzado, gris rata, con solapas negras. También se resistió (con esfuerzo) a cambiar el nombre de la ciudad y ponerle un preventivo “Evita Aires”.


5.
Dios creó la vecindad para introducir la discordia sin causar mucho revuelo. Los humanos, por su parte, idearon el jamón y el vino para paliar los efectos de la acción divina. Y para fundamentar mi afirmación un tanto terrorista, me remito a los sucesos de La Nava, en las estribaciones de la sierra de Aracena y Aroche y regada por el oportuno Múrtigas, de hermoso y arcaico nombre. La Nava, vecina de Jabugo,  tiene una historia, digna de ser estudiada, que se remonta hasta el paleolítico.


A veces, sin embargo, el pernil es ocasión para desatar rancias disputas sin fin. Yo las he presenciado en la charcutería del condis. Cuando te venden lonchas envasadas siempre esconden la grasa blanca. Es cuando abres el paquete que te das cuenta del fraude: un dedo de magro y un palmo de grasa de liposucción. Siempre puedes utilizarla para engrasar los zapatos.

Siguiendo mi inveterada costumbre de recrear los acontecimientos lo más cerca posible del origen, ordeno a mis Custodios que me hagan la silleta de la reina y me depositen en las fértiles riberas del Múrtigas. ¿Calor?  ¡Viajad a tres mil pies! ¡Calor... vaya cuarteto de comodonas!… ¡quién diría que sois hijas de vuestros padres!  ¡Hala…sin rechistar!

La reprimenda no cae en saco roto: me depositan como a un despojo a la puerta de la ermita de la Virgen de las Virtudes, no lejos de la ermita del Cristo y  a un tiro de piedra del río Caliente

A un disparo del “Gran Berta” del centro de la aldea.

Rencoroso batir de alas.  

Y desde allí, desde donde cristo perdió el mechero, sin posibilidad de refrescarme, tres kilómetros monte a través, entre jaras y pinachos, acérquese Vd. Al mesón de la Sierra…  Cuando llegué parecía un trapo de cocina después de haber limpiado todas las mesas de la taberna.  En otras circunstancias hubiera admirado los hermosos, aún inmaduros, melocotones de la localidad.  Tomé asiento en una de las arruinadas sillas de plástico rojo. Un toldo azul convertía aquello en un cielo inmisericorde. Sobre la mesa blanca, de plástico, las huellas circulares de los cortados de la mañana. Eran las tres de la tarde. Los ceniceros estaban a reventar y las moscas mostraban su contento por la imposible novedad.

La Nava ha tenido una historia rica e incierta. Ha pasado por periodos de abundancia y por periodos de miseria, para, finalmente, estancarse en una indiferencia indiferente. Ni la famosa “Virgen de las virtudes”  ha podido hacer nada por la cosa. Es más, incluso ella ha emigrado a Jabugo, dejando tras de sí una enana de posguerra.

–A la paz de dios (¿), feliz viajero.

–Que la paz sea con Vd. , querido mesonero.

–¿Qué se le ha perdido por esta hermosa dehesa?

No hace el más mínimo intento de aclarar la mesa. Toma asiento y me larga una larguísima historia con Viriato como centro de gravedad.  Pasa, sin solución de continuidad a la gloriosa época minera y concluye con loas a la fiesta del melocotón y su colaboración con la laboriosa tierra murciana. Enciende un caliqueño de la región y, cuando llega el momento, lo apaga sobre la montaña de colillas.

–Bueno… ¡pues Vd. dirá!

Estoy a punto del desmayo. Como si fueran mis últimas palabras logro articular: ¡Un poco de jamón, por dios(¿)…y una frasca de vino, por el cielo! Él, por su parte, suma a lo dicho unas orejas fritas.



Y como la hospitalidad es el fuerte de estas tierras (y también la desocupación), vuelve a sentarse a mi vera. Parece un afluente del río caliente: despide un vaho tórrido.

–Dígame, servicial bodeguero…

–Soy todo oídos –dijo, zanpándose una oreja de puerco.

–No, nada…aquello de Portugal y la guerra y tal…

–¡Pues ya ve! Nosotros somos así. No es que no nos gusten las trifulcas… ¡que nos gustan!...sobre todo con los de Cortegana. Pero detestamos en bloque las guerras oficiales e internacionales. Por entonces los portugueses entraban en manada y arruinaban nuestros campos y sacrificaban nuestros cerdos ante nuestras narices. Nosotros nos tomábamos la revancha robándoles las “bacalás” y así pasábamos los días.

Pero aquel 12 de junio, lunes para más inri (el domingo era el día de la “Gran Parada” de Torrebruo*) del año 1474, cuando vimos aparecer al tío Pedro de Trujillo con toda una cuadrilla de hombres armados para obligaros a combatir contra los portugueses, nos rebelamos todos a una y nos negamos a ir a la guerra. Nuestra guerra era otra: familiar, entrañable…Metieron a algunos en chirona pero no tuvieron más remedio que soltarlos.  Los de Fuenteovejuna (Fuente Obejuna, Fuente Ovejuna e, incluso, Fuente abejuna), que no se llama así por las ovejas, sino por las abejas, de ahí que sus moradores se llamen “melladienses” ( de melisa = aveja / meli =miel)… como decía, los de Fuente Obejuna aprendieron de nosotros. Ellos apedrearon al tío Hernán Pérez y no consiguieron, ya sabes, que delataran a los autores.
Después vino lo de América, y quisieron cambiar el nombre del pueblo por La Nave. El cronista oficial tuvo que aclarar que el nombre tenía que ver con ciertas características orográficas y geomórficas y que, por ello, era inamovible, tectónico, por así decir.

–Es Vd. un pozo de sabiduría.

–Y Vd. un pozo sin fondo. ¡Niño, retira los recipientes y trae otra ronda de lo mismo!

Hoy, como Vds. Saben, se celebra el día en contra del trabajo infantil. En efecto esto no es trabajo. Es ir introduciendo a las criaturas en el mundo sórdido de los adultos y, de paso, acostumbrarlas a los productos de la región.

–Ahora que se ha referido Vd. a las abejas me viene a las mentes que tal día como hoy, del año 1982…

–No siga, estimado viajero. ¡K. R. von Frisch *! Sí señor. Gracias a él los vecinos han engrandecido su bagaje sobre tan beneficiosos insectos. Si visita Fuente Ovejuna no observará nada raro, pero sepa Vd. que los melladienses  sienten verdadera pasión por el prohombre y han solicitado, en vano, hermandad a las ciudades de Rostock y de Breslau. Pero como no tienen Guasap…



El calor ha ido decayendo al ritmo de la charla. Finalmente se hace el silencio y una brisa angelical derriba el himalaya de colillas.

–¡Niño! ¡Trae el trapo!

De camino a casa, mis Custodios me recuerdan que hoy hace 50 años del asesinato de Medgar Evers….

¡Infórmense Vds. Infórmense!...

A las pocas semanas matarían a Kennedy que el día del asesinato había dicho algo, sin mucho fuste, sobre la igualdad y tal. El asesino superó con éxito dos juicios. Al tercero, ¡a los 30 años! lo condenaron a cadena perpetua. Y para que vean de qué manera se equilibra el mundo para convertirse en el “mejor de los mundos posibles”, el mismo día en que Byron de la Beckwith (¡que se sepa el nombre!) asesinaba por la espalda al líder negro, Mandela era condenado a cadena perpetua.

No es una conmemoración oficial pero sepan Vds. Que hoy se celebra en los estados Unidos el “Día del amor familiar”. No, no tiene nada que ver con San Valentín. Investiguen Vds. Tal día como hoy del año 1965 (¿) se puso fin a la prohibición del “mestizaje” como lo llamaban. Este día los cuchillos de cocina se esconden. Los matrimonios se evitan y cualquier ocasión se pospone.








RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...