Alguna
hermosa canción la incorpora. “Corral”
es una sonora palabra castellana y universal que reúne de forma prodigiosa lo
topológico y lo onomatopéyico: recuerda a “cercado”,
“círculo”, “cordel” y a la algarabía y correrías de los gallináceos (y de los
espectadores de teatro). Así pues, estaremos de acuerdo, en que es una palabra
que merece su reconocimiento internacional y así ha sido. ¿O.K.?
Aquiles,
Ulises, Áyax…Jesse James, Billy the Kid, Doc Holliday… he ahí dos mitologías de
frontera. El “duelo”, más bien “balacera”, de OK Corral es como la
venganza de los “Epígonos” de Tebas.
Y la geografía no le va a la zaga: secarrales en los que el espíritu (¿) anda
sediento. Apolo ya había tenido tiempo para desarrollar su nefasta técnica del
“matar de lejos”.
Yo,
de naturaleza pacífica, también sería capaz de matar, si alguien me obligara a
pasar un fin de semana en Tombstone, de premonitorio nombre, Arizona. Aquello
parece un camping de tercera. O un aparcamiento de caravanas. Pensar que aquí
se reunieron en los años de la plata diez
mil personas da escalofríos. Ahora no
llegan a dos mil y se respira mal. Cuando ocurrió lo que me ha traído aquí,
estaban registrados 5.300 personas (sin contar chinos ni niños), y los hermanos Earp, ayudados por
un dentista loco (Doc Holliday), intentaban imponer el orden (ya saben Vd. en
qué consiste, en general, eso de imponer el orden).
Mis
Ángeles Custodios se han negado en redondo a acercarse a esta madriguera de
tornados. Que si quieres ir vete tú solo, nosotras no ponemos los pies, ni las
alas, en aquellas inhóspitas tierras, que si tal y más cual. Así que, ni corto
ni perezoso y para mantener intacta mi reputación, así como para dejar claro
que no necesito a mis aladas compañeras, he metido una muda en mi bolsa de las
Olimpiadas de Méjico y me he calado la budyonovka
al grito de ¡a Tucson, Arizona!... y estoy dando tumbos desde las tres de la
mañana, ocultándome en tabernas oscuras.
Para
empezar les diré que lo de O.K. no tiene nada que ver con el pulgar levantado.
Son las iniciales de Old Kindersley, antiguo nombre de Tombstone, lugar en el
que, tal día como hoy, del año 1881, tuvo
lugar uno de los hechos más renombrados del Far
West. Era miércoles y la luna se encontraba en fase “nueva”.
Tombstone
no está lejos de Tucson. Así que pueden coger un avión desde el Prat hasta
Madrid. En Madrid cogerán otro hasta Londres. De Londres les conducirán a
Dallas y de Dallas a Tucson. 18 horas que parecerán un trimestre. Sin mentar el
dinero. A no ser que quieran ir por Méjico. Recorrer Chihuaha, Sonora (y ya que
están en Sonora, les aconsejo una visita a la Bahía de Kino, frente a la isla
Tiburón) y todos los mortíferos desiertos del norte. Llegarán a Agua Prieta por
navidades…. ¡Pero qué nombres les saldrán al paso!
La
familia Earp (incluyendo a los tres hermanos, Wyat, Morgan y Virgil), atraída
por el oro y la plata se instalaron en aquel poblado fronterizo. Las vetas
menguaron y se dedicaron a la hostelería. En torno a la antigua riqueza se
formó una ciudad de medianas proporciones con su correspondiente división de
clases. La lucha de clases se deja ver empuñando revólveres, espadas, picas,
pancartas…
Los Earp dejaron la hostelería y se hicieron con el negocio del “Orden”. Por entonces daba los últimos
coletazos la forma de vida “vaquera”.
Los “Cowboys”, gente libre y
pendenciera, tenían los días contados.
Las
escrituras de propiedad se iban imponiendo y “Billy, el niño” había muerto (¿) el 14 de julio.
A
los Earp se les unió un dentista loco llamado Doc Holliday, que fue a pasar unos días de asueto y casi se queda para
siempre.
Por
aquellos andurriales era famoso un grupo que se hacía llamar, precisamente, los
“Cowboys”: los hermanos Mc Lauty (Frank
y Tom), los hermanos Clanton (Billy e Ike), más un pistolero avezado con nombre
de pionero de rock: Billy Claiborne.
Bueno,
ya tenemos los personajes. Añádanle una pizca de “sexo”, algún asalto a la
diligencia, presuntos robos de cuadrúpedos y ya tenemos el cóctel preparado.
Decir que el Tombstone no estaba permitido circular con armas de fuego ni con
otras igualmente peligrosas. Habían de ser depositadas en los corrales-liveries, especie de
aparcamiento y posada para de caballos. En Tombstone había siete. El OK estaba
en la calle principal, la Fremont Street, que ahora es la carretera local AZ-80
que te conduce a la Interestatal de Tucson. Limítrofe estaba el Fly’s Photo Shop. De más está decir que
todo aquello está reconstruido siguiendo una lógica consumista que ha alterado
un tanto las posiciones originales.
Tanto
secarral me está dando una sed de la hostia. Me dirijo a la cantina mejicana de
la calle Encarnación, la primera que se abrió en Barcelona, de tan gratos
recuerdos. Está cerrada, así que voy al bar de la esquina con Escorial y me
siento a una mesita del bar-restaurante homónimo. Pido unas tostadas con aceite
y un carajillo. Y antes de que se marche el camarero le conmino a que me sirva
un “remolque” en cuanto vea que
concluyo el “fifti-fifti”.
Los
Earp, con el juez al frente, fueron a desarmar a los “Cowboys”, que venían de dejar los caballos en ¡otro corral! Pero
fueron vistos en una armería. La cosa es que sin querer queriendo alguien sacó
el revólver y empezó la balacera. Wyatt mató a Tom y a Frank. Claiborne disparó
a Wyatt, erró. Después disparó a Virgil y a Morgan, a los que hirió. Morgan,
herido, disparó contra Billy y lo dejó tieso. Doc Holliday lo remató. Una bala
perdida hirió a Doc. Ike se largó a las primeras de cambio. Cuando se
desvaneció el último eco del último disparo, es decir, después de 30’’ y 30
balas, sobre el terreno había 3 muertos, tres heridos, uno escondido detrás de
un carromato y, de pie, Wyatt que se quejaba de una herida en un brazo. Había
también el hueco donde debería haber estado uno de los Clanton…. ¿Cómo se
llamaba la tía abuela del huido?
¡¡Picasso
acababa de nacer!!
La
cosa no acabó ahí. De haber acabado, no hubiera, el suceso, desembocado en el
río de la historia. Al poco, Morgan fue asesinado y Virgil herido en un brazo.
Wyatt y Doc se tomaron la venganza a pecho y la ejercieron con sus propias y malparadas manos: un reguero de muertes indiscriminadas recorrió los secarrales de Arizona…
Y Doc fue haciéndose un nombre. Cuando murió (6 años después) en un hospital de
Colorado, no llevaba las botas puestas. Wyatt murió en 1929, a los 80 años…en
Los Ángeles.
El “Crack” se estaba
incubando y tal día como hoy,
26 de octubre del año 1929, aunque sábado, estaba claro de qué se trataba…¡y no
era “el Pánico de 1907”!. Lo que se
había manifestado el jueves 24, duraría una década y desembocaría en la segunda
gran matanza mundial. Por suerte aquellos aguerridos personajes criaban malvas,
de lo contrario aún les hubieran echado las culpas.
Lean
lo recogido por La Vanguardia
http://hemeroteca-paginas.lavanguardia.es/LVE07/HEM/1929/10/31/LVG19291031-024.pdf,
que acababa de fundarse ese mismo año.
Parece
que oigo la persiana de “la Cantina”.
Me traslado.
–¡Buenos días, mi cuate!
El
camarero, se repone de la primera impresión y:
–Bon dia, señor! Què volia?
–¡Chihuahua!
–Si vol dinar, segui si us plau.
Pues
nada, me quito la gorra y tomo mesa en el patio interior. Estoy solo. Más solo
que la hostia. Son las dos y parece que estemos en la semana próxima. Leo la
carta del establecimiento. Años que no leo otras.
–Podría ponerme una “Coronita”. Me
la merezco. Y para comer tráigame, sin
prisas, un ceviche.
–Tenemos veinte tipos de ceviche.
–UUUUUUmmmmm! Pues un “Vuelve a la vida”
–¡Molt adient, sí senyor!
Por
poco no meto la cabeza en el ceviche. Y ahora me espera bajar a Arc de Triomf y
andar todo el miserable paseo marítimo hasta mi casa.
Cuando
llego, mis Ángeles están viendo “La Pasión
de los Fuertes” y compartiendo un chupito de tequila… con su rodajita de
limón y su pizca de sal. No me hacen ni caso… Estoy más solo que la hostia…la budyonovka no ayuda. Y de sopetón me
viene a las mientes que en un pueblo de Georgia (URSS) hubo una pista de
patinaje dedicada a Doc Holliday…¡Algo se me escapa!
N.B.
Cuando vuelvan, si quieren, pueden tomar unas copitas y bailar unas cumbias mejicanas o unos corridos en el "OK Corral-Disco" de Dallas. Díganle que van de mi parte y tal...
N.B.
Cuando vuelvan, si quieren, pueden tomar unas copitas y bailar unas cumbias mejicanas o unos corridos en el "OK Corral-Disco" de Dallas. Díganle que van de mi parte y tal...