Kafka:
Día 19 de febrero de 1911: “Hoy, cuando quise levantarme de la cama, me caí
simplemente al suelo”.
Y, tras diez años...
Día 19 de febrero de 1922: “¿Esperanzas?”
Nos dejaremos el i-pod en casa. Nos bastará con los ruidos de la ciudad.
Echaremos mano de la T10 o de la tarjeta dorada: Pza. Catalunya; nos
dirigiremos andando hacia la parte baja de las Ramblas; haciendo esquina con
Nou de la Rambla...junto al cuartel de la policía local encontraremos un local
que, después de más metamorfosis que Zeus, ha llegado a ser lo que veremos.
Conserva el nombre: Edén.
En los días que hoy rememoraremos (febrero de 1902) tenía una espléndida
terraza vermutera y funcionaba como café-concert-cabaret...¡de lo mejor de la
ciudad!
En el edificio adyacente tenía Picasso un estudio. La casa familiar en Nou
de Sant Francesc. Entraremos y ocuparemos una mesa junto a la cristalera. Si YA
está ocupada, miraremos fijamente al cada vez más azorado cliente que no
tardará en largarse...Nos abalanzaremos sobre la mesa y ¡hoy sí! pediremos un
barrejat (nos costará explicárselo al camarero paquistaní) para empezar este
melancólico (¿) (digno de venganza) día.
Nos habremos pimplado el barrejat brindando al aire. El segundo será como
la famosa magdalena: Miraremos por la cristalera y nos parecerá ver la primera
barricada construída en BCN; aquí en Nou de la Rambla, donde también nosotros
hemos vivido algunos años. Sunyer (¡!) la reprodujo en un estilo
“vibracionista” (¡pobre Barradas...!).
Abiertas las puertas de la percepción y de la memoria, caeremos en la
cuenta de que esta zona es una zona “sitiada”: Todos los “perros guardianes”
tienen por aquí sus madrigueras. ¿Casualidad?
Lo que terminaría por convertirse en una huelga general (¡la primera!)
comenzó como un simple paro laboral: Los trabajadores del metal de San Martín
reivindicaban la reafirmación del derecho a sindicarse y la reducción de
jornada, con el fin de aliviar la situación de los parados (reparto del
trabajo). Ya llevaban nueve semanas de huelga. La patronal (Lliga Regionalista)
se resistía al tiempo que se quejaba de que la legislación española interfería
en su derecho de “llevar sus fábricas como mejor les pareciera”.
Aquí, donde se abrió el pasaje que comunica el carrer Nou con el carrer
Unió, estaba el Teatro-Circo España. El domingo 16 de febrero se realizó un
mitín obrero en el que intervino Teresa Claramunt (originaria de Sabadell),
anarcosindicalista de poderosa y pedagógica oratoria, que ya había sufrido en
sus carnes los colmillos de los “perros”. Una activista que recorrió toda la
península en pos del establecimiento de relaciones de solidaridad: Extremadura,
Andalucía...consciente de que el éxito de los trabajadores depende de la
solidaridad “internacionalista”. Fue la Louise Michel catalana. Ahí (aquí;
donde estamos nublándonos la vista con la mistela y los recuerdos) empezó la
Primera Huelga General.
Pagaremos y continuaremos por Nou de la Rambla hasta el Paralelo. En el
“Pollo Campero” (creo que ese derroche de ingenio le ha servido, al dueño, de
bien poco) tomaremos algo sólido,
(rechazar firmemente las alitas de pollo) y un carajillo fifti-fifti.
Pasaremos por delante de unas de las citadas guaridas y seguiremos hasta el
final de la calle.
Si todavía existe la terraza del Arnau, allí. Si no, en cualquier terraza
de las múltiples que encontraremos. A esta hora, serán sobre las 11, dará el
sol justo en la terraza que hace chaflán (izquierda) con el Paralelo. Pediremos
una Moritz.
El lunes 17 de febrero de 1902, amaneció brumoso, amenazador, premonitorio.
Las fábricas habían abierto sus puertas y los transportes funcionaban...Pero a
las 9 de la mañana los tranvías empezaron a escasear y los piquetes de las
plantas metalúrgicas de San Martín recorrieron toda la ciudad y consiguieron
que sobre las 10 de la mañana casi toda la industria estuviera paralizada; le
siguieron los establecimientos de la parte baja.
Capitanía declaró el estado de guerra: ¡Ley marcial!: Guardia civil a
caballo, caballería militar, infantería...fueron tomando los puntos neurálgicos
y rodeando las barrios obreros. La gente acudió a millares a la plaza de
Catalunya y zonas colindantes: con piedras y palos forzaron la retirada de la
milicia. La lucha se generalizó por todo lo que es ahora “Ciutat Vella”. Se
oían disparos y sirenas de ambulancias. Al caer la noche, la policía cerró
todos los locales pertenecientes a asociaciones obreras con la intención de
detener a los “cabecillas” (¡lógica de cabeza de chorlito!).
¿Esperanzas?
Unos berberechos. Unos golpes de la salsa roja Espinaler (la de la raspa.
Nos fijaremos en ella y reconoceremos un indudable parecido con un “cuñado”
mío. Mi “suegro” hizo el dibujo y como tenía un hijo pequeñito...¡no se le
ocurrió otra cosa!. Él lo niega) y una cerveza. ¡¿Cómo imaginar que todo esto
ocurría aquí, precisamente aquí, donde tomamos nuestro vermut y el cariñoso sol
de este espléndido día de invierno.
El 18 de febrero se luchó también por el control de las estaciones de
ferrocarril. En la batalla por la estación de Francia murió uno de los nuestros
y otro fue gravemente herido. Mientras tanto en Sant Martí de Provençals
cayeron otros tres y otros tantos resultaron heridos.
El Paralelo seguía siendo el lugar natural de la clase obrera, su
casa...Allí se disparó desde los balcones y las terrazas, se luchaba con
piedras, palos y navajas...sillas por los aires, cristales rotos, locales
destrozados... La cifra de víctimas que dio el Hospital de la Santa Creu: 9
muertos y 30 heridos graves.
Y eso sin tener en cuenta a aquellos que pudieron arreglárselas, pues la
visita hospitalaria llevaba aparejada la detención.
No aguantaremos más tanta tristeza y nos dirigiremos hacia Colón. Allí en
el Internacional, con el sol de frente, pediremos al añejo camarero un Dry, al
estilo Buñuel...nos beberemos lo que nos ponga. Hoy no discutiremos.
El 19 de febrero, hoy. Sólo se oía las herraduras de los caballos contra el
duro suelo. Imaginárselo con resaca da miedo. La batalla tuvo lugar en torno a
Colon: escopetas de caza, piedras, palos, pistolas navajas...caballos, sables,
fusiles, pistolas y, en la reserva, algo más pesado. Pese a todo, esta vez
también murieron enemigos.
La preocupación era, ahora el abastecimiento. La ciudad estaba
incomunicada, los alimentos no llegaban y se especulaba con los pocos que
habían. A la desesperada se asaltó el mismísimo matadero municipal (Parc de
l’escorxador, donde la escultura de Miró). Al medio día las mujeres se
agolparon frente al mercado de la Boquería.
Iremos hacia allí y en el café de la ópera, justo en la mesita que está
pegada a la puerta de entrada (si puede ser. Allí lo tendremos más difícil eso
de echar a la gente sólo con la mirada) pediremos un lo que sea. A estas
alturas nos dará lo mismo ocho que ochenta.
Desde allí marcharon enarbolando banderas rojas hacia la calle Princesa
(Layetana aún no había sido abierta) paralizándolo todo hasta Santa María del
mar, y más allá, hasta el paseo de Colón...Hicieron bajar a todos los pasajeros
de los transportes públicos, rompieron escaparates. Mientras tanto en el carrer
Tallers, en Bonsuccès, Ramallers, una multitud enfurecida y decidida liberaba a
un grupo de manifestantes que estaba siendo conducido a los cuarteles de la
calle Buensuceso.
Por la tarde la batalla se trasladó nuevamente al Paralelo, en donde los
nuestros consiguieron inflingir severos daños a los “perros”: cinco muerto y
más de veinte heridos graves.
Las cárceles estaban llenas y más que se llenarían
El jueves 20, llegaron tropas de refuerzo, cayó una terrible
tormenta...débiles escaramuzas por Buensuceso.
El 21 se asaltó el matadero del carrer Provenza (en Sant Martí). Más
refuerzos: Un nuevo muerto. Otro por la tarde en la calle san Rafael. Más
refuerzos. Redadas.
Domingo 22. Más refuerzos, redadas, tiroteos dispersos en la periferia.
Lunes 23. se volvió al trabajo: jornada de 10 horas y unos 1500
metalúrgicos pasaron a engrosar la lista negra
Balance final: Cerca de cien muertos (casi todos obreros); varios
centenares de heridos; más de quinientos fueron a la cárcel. En esta lucha
participaron más de cien mil miembros de la clase obrera: el doble de los
obreros sindicados, casi un tercio de la población obrera de la ciudad.
Y las calles se convirtieron en símbolos. Recordar, que no se olvide nada.
Devolver a los sitios la vida que se les ha robado. ¡Barcelona! Esa era la
Barcelona que se dio a conocer en todo el mundo: ¡La Rosa de Fuego!
Nos estaremos de humor para nada. Comeremos escudella en Can Culleretes (reliquia de la época) y el fifti-fifti en el Portalón. Llegaremos a Catalunya dando tumbos y todavía con las imágenes frescas. T10 o tarjeta dorada y a casa.
Llegaremos sobre las cinco. Hoy podremos sacar nosotros (¿) al perro. Le
rogaremos que no corra (¡15 años y artrítico!) y se lo agradeceremos con un
buen plato de comida.
Nos acostaremos temprano y sin cenar. Mañana será otro día.
NB. El cuadro de Cases “La càrrega” no se refiere a la Huelga General de
1902...aunque pase por ser así.