Buscar este blog

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Propuesta para hoy, día 11 de septiembre.SEGUNDA SERIE. "Ne me qittes pas"


25 de fructidor, dedicado al cangrejo de río.

1.
Toda la historia del mundo cabe en un día. Es decir, que si Vds. eligen un día al azar y anotan todo lo sucedido en sus sucesivas recurrencias, resultará una historia de la humanidad. Alguien lo ha intentado con un segundo. El 11 del 11, tan binario, sirve como cualquier otro. Puro zen.

2.
De los ambarinos ojos de Hegel cuelgan dos lágrimas como dos granos de uva moscatel.

- ¡No me dejes!...¡ni me niegues el pan!
- Pero, ¡Hegel!, ¿a qué viene esto?
- ¿A qué viene esto... a qué viene esto? ¿Y tú me lo preguntas? ¿Tú?...¿¡el rey de las efemérides!?
- ¿Lo dices por Chile? ¿por Catalunya ¿por las torres gemelas?
- No te hagas el tonto...que ya lo eres.


Bueno, no me alargaré. Tal día como hoy, del año 1959, Jacques Brel (el extraterrestre de la extraterrrstrre Bélgica), grabó por primera vez: "Ne me quitte pas", formando parte del LP "La valse a mille temps", de africana inspiración, dicen. Tenía 30 años. Edith Piaff, sufre un desfallecimiento en Nueva York y es trasladada a Francia para ir preparando su muerte; el listo de Moustaki se ha quedado en América. A Boris Vian acaban de sacarlo muerto de un cine de barrio. Yves Montand,, Gréco, Leo Ferré, Brassens, Becaud... Ferrat... están en la cresta de la ola. Hallyday, Vartan, Laforet, Hardy, Dalida, ¡Bárbara!, Richard Anthony, Alain Barrière... se están poniendo el bañador. El Sena se dispone a a coger a cientos de argelinos que, para su desgracia, no saben nadar y en Cuba, los barbudos han tomado el poder.
En América "la música acaba de morir" en un campo de maíz entre Iowa y Fargo, Dakota del Norte.
30 años antes, Bélgica echaba la casa por la ventana: centenario de su independencia; Hergé creaba a "Tintín" y lo enviaba a la URSS; Maigret, recién ascendido a Comisario jefe e instalado en el Boulevard Richar Lenoir, empezaba su andadura pública y Brel se apresuraba a nacer antes de que el jueves negro extendiera su sombra por los cinco continentes.



Si, a pesar de todo,Vd. recala en Bruselas, ¿a cuento de qué? (por lo demás), pues pásese por la cervecería À la Mort Subite y pida la cerveza definitiva, esa que sabe a frambuesa ... lo sacarán con los pies p'alante como a Boris Vian. Si, por el contrario, puede salir por su propio pie, diríjase a "Aux armes de Bruxelles", en la cercana calle de los carniceros y ataquen, a la brava, un plato de mejillones con patatas fritas. Si le quedan arrestos, les viene de paso, degusten el famoso pescado fresco del mar del norte que sirven en "Chez Vicent" y unas gambas con gabardina (Brel se acostumbró allí a esa prenda) en la vecina rue du Passage. Y así, bordeando la muerte, acaben su Vía Crucis en el Impasse de la Fidelité, en el Delirium, donde le pondrán un café con aromas congoleños. No es extraño que Brel, pese a la impedimenta familiar, abandonara Bruselas y se estableciera en París.


En el caso, improbable, que haya salido ileso y quiera añadir nostalgia a sus dolencias, busque el tranvía 33 donde se encontrará con Madaleine y su joven enamorado; desde las ventanillas podrá ver uno de tantos "Jef", cien kilos en canal, que deambulan por las sucias calles de la capital política europea, paseando su honda depresión... como se pasea la sombra de un perro.




El cantautor no lo tuvo fácil... hasta que Suzy le convenza de que cambie de imagen y se quite el bigote de lustrador de zapatos. Esto ocurría en "L'Echelle de Jacob", donde, como en sueños, conoció a Brassens. Dos meses antes Jacques Canetti (¿les suena?) lo había convencido para venir a París. Todo parecía el comienzo de una tragedia de envergadura. Canta unas semanas en el local de Canetti, el celebérrimo "Les Trois Baudets" (donde el año anterior había debutado Brassens); recorre Montmarte y los locales de Montparnasse recogiendo indiferencia. Miche (su fiel compañera), su hija y la que va en camino, esperan en casa el cargamento de indiferencia.



A instancias de Canetti se presenta en el festival de la canción de Knokke-le-Zoute, centro turístico del brumoso mar del norte, el del famoso pescado fresco. Quedó el último. Algo que lo martirizaría toda la vida... ¡hasta el final! ("La chançon de Jacky", "Knokke-le-Zoute tango"). O sea: había cargado con la familia, dejado su ciudad, depositado su esperanzas en el arte y, de momento, había cosechado un humillante último puesto en un festival provinciano. Fue entonces cuando a la buena de Suzy se le ocurrió lo del bigote. Aquí ocurrió lo contrario que con mis "primos" de Francia, aquellos que consiguieron una cierta notoriedad en el difícil arte de las variedades por la zona de Montpellier. Estoy convencido de que buena parte del éxito, si me permiten la expresión, se debió al bigotillo que el miembro masculino de la pareja añadió al escaso bagaje artístico.

Y es que, la verdad, cualquier radioyente que escuchara "Le haine" con aquellos ridículos arreglos... jamás se hubiera creído en presencia de una promesa, sino de un malogrado, como tantos.

Brel, es claro, aún no había dicho la última palabra.

Poco a poco fue siendo conocido y apreciado. Se fue construyendo como el cuarto vértice: Ferré, Montand, Brassens y Brel. Dejemos a Gainsbourg de lado. Cada cual a lo suyo, pero con un apabullante dominio de la escena. Giras de la mano de Canetti y a la sombra de los grandes, le fueron dando ese estilo patético que tan bien casaba con su físico estrafalario. Llegó a incorporar hasta la pipa, tan de los años en cuestión y fue abandonando sus postulados "humanistas" y cercanos a los "cristianos de base".

...Y en esto... llegó "Quand on n'a que l'amour" (1956). Recibe el premio Charles-Cros y conoce a Jojo que le ayudará a alejarse de sus planteamientos antiores. Y también a Suzanne ("Zizou") y se arroja la semilla de "Ne me quitte pas", "la más hermosa canción de amor de la historia" (¡¡). Esa "historia de un gilipollas" (J.B.) ese "himno a la cobardía de los hombres"(J.B.). Edith Piaf pensó que la humillación era excesiva, Brel, decía, se flagela de forma vergonzosa, como un gilipollas cobarde. Barbara también pensaría algo parecido. Pero, en fín, quien soy yo para meterme en camisa de once varas. A Brel le salió, de donde fuera, una canción hermosísima. Y el resto es silencio. Críticos hay que quieren ver influencias de Lorca o de Dostoievski... por lo de "la sombra de tu perro ". Y hasta de Lope de Vega.




Que no fuera él el primero en grabarla no importa. Lo cierto es que tal día como hoy, del año 1959, entraba en los estudios de la Philips de París. ¡Cuando salió era Jacques Brel!

Y tal día como hoy, del año 1847, en un bar de Pittsburg (Pensilvania naturalmente) se interpreta por primera vez "Oh! Suzanne" de, como saben, Stephen Foster y que, como también saben, no trata de la desolada Zouzou, sino de un enamorado que viaja de Alabama a Luisiana, calzando una chirucas y cantando, sin parar, ese insidioso, creo, estribillo: "Oh! Susana, no llores más por mí...."

-"¿Sombra de tu perro?" "Pittsbourg"...¿Lo ves? ¿Lo ves? ¡Algo tramas!. Y lo de ¡no me quites el pan!...
-¡Calla, Hegel! Creo que la lírica no es lo tuyo.
-¿No? ¿Quién, sino yo, te ha aficionado al lieder alemán? ¿Quien, sino yo...?

Le arrojo un trozo de pan, me mira y se lanza a por él. Se acaba la discusión.

Pongan la canción, la versión original, no la del 72. Observarán que la canción empieza con el sonido de una Onda Martenot. Junto con el Theremin y el Trautonio, constituyen los ancestros del moog y demás sintetizadores contemporáneos. El Theremin es esa máquina que emite ruidos sin que el músico lo toque. El músico se limita a hacer contorsiones y muecas y las antenas del Theremin, una vertical y otra horizontal, va traduciendo esas gilipolladas a sonidos etéreos e intrigantes. Bueno, pongan la canción y escuchen: 17 notas Martenot y ¡sí, en efecto! una frase musical que recuerda (y algo más) el inico del segundo movimiento de la Rapsodia Húngara nº 6 de Listz. Sobre el minuto 3, vuelven las ondas, pero esta vez después de la Rapsodia. Por lo demás, prefiero la versión del 72. Y entre las infinitas realizadas, la de Nina Simone y la de Barbara, ¿por qué no?





3.


"Una mañana del mes de septiembre de 1609, un ruido de cadenas turba al fin este reposo que parecía eterno. Caen unas anclas al fondo del agua. "La Medialuna", enviada por unos mercaderes holandeses a través del Atlántico, acaba de fondear. Su capitán, el inglés Hudson, de pie en el puente de popa, escudriña el horizonte; a babor y a estribor ve el mar hundirse en las tierras: ¿son aquellos unos ríos o es el paso marítimo que busca desde hace tanto tiempo y que, al unir el Atlántico con el Pacífico, le permitirá llegar por fin a la China? Hudson se decide por el brazo de mar del norte. Remonta el río que llevará su nombre y que él cree la verdadera ruta de la seda, objeto de su misión como de todas las exploraciones europeas". A los tres meses está de vuelta. No ha descubierto la ruta de la seda, pero ha abierto un negocio mayúsculo, rascaciélico, diría.

Era el ¡11 de septiembre!. Y así lo cuenta el colaboracionista Paul Morand.










RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...