:-( …primer emoticón secuencial
de la historia (tal día como hoy del año 1982)
El
sol seguía su camino, pero cada vez más bajo. Los días empezaban a acortarse…”ocreaban” las hojas del castaño (¡el
color de sus ojos!)…el viento arrastraba las primeras hojas. Estaba claro que
el frío se acercaba. Siempre ocurría lo mismo…pasaba el calor y empezaba a soplar
el viento de las montañas heladas y a los pocos soles…ya había que cubrirse con
las pieles más recias. Cuando llegaba el verdadero frío era imposible salir a
cazar…
Hechos
estos cálculos, el hombre, de complexión normal-baja, ojos castaños y de una
edad frisando con la vejez (46 años) se
decidió a hacer el último intento de caza y llenar los recipientes para la
época de las nieves.
Se
había despertado con el sol y no se había exaltado con la hermosura de este día
de finales de verano. No tenía ni idea de la “belleza”…sólo sabía de adecuaciones…era un buen día para cazar y
almacenar.
Intolerante
a la lactosa, almorzó carne seca de gamuza y ciervo y un mendrugo de pan de harina
de escaña. Se calzó las botas de piel (de oso y de ciervo), recubiertas por
dentro con una tupida red de hierbas blandas y rogó a los dioses que fueran
benignos con su corazón…hacía tiempo que repicaba sin un ritmo claro. Las articulaciones
le dolían y le picaba constantemente el culo. En fin…pudiera ser la última expedición.
Su mujer y sus hijos quedarían abandonados al alcance de la necesidad, pórtico
de la muerte.
Algo,
que después llamaremos melancolía…le rondaba y le humedecía los ojos, con un
líquido, que después llamaremos lágrimas.
Así,
pues…tal día como hoy, salió de la aldea con una idea fija.
Arrastraba
un trineo con lo necesario para montar el cobijo, para la caza, para aparejarse
la comida y para defenderse de
asaltantes. El calor se fue disipando
según ascendían en busca de gamuzas, ciervos…o lo que cayera.
En
lo alto se puso la capa sobre el chaleco, y se cubrió la cabeza con un gorro de
piel de conejo.
Tras
horas de ascenso, paró en un claro de bosque de coníferas e intentó recuperarse con un puñado de
endrinos curados con el frío pasado, algunas legumbres secas y mascó algunas raíces que le animaban y,
parecía que contrarrestaban su arrítmico corazón.
Ascendiendo
por entre las encinas de todos los tamaños, se hirió la mano y se la curó con
musgo disuelto en saliva. El corazón le salía por la boca. Las rodillas le
dolían (las incisiones que le habían hecho por todo el cuerpo no parecían
surtir efecto)…y seguía ascendiendo.
Ya
en territorio de caza mayor, divisó lo que temía: Cuatro individuos mal
carados, dispuestos, sin mediar palabra, a robar sus pertenencias, pasando por
encima de su cadáver.
Sintió
un pinchazo agudo en la parte izquierda del pecho. Le habían herido de lejos
(maldito Apolo que inventó esa forma inaudita de matar). Se arrancó la flecha,
pero quedó dentro la punta de pedernal. Sacó del trineo el hacha de cobre con
mango de tejo, el arco de dimensiones descomunales y el cuchillo de pedernal
con mango de fresno.
Disparó
una certera flecha, mientras los otros tres se abalanzaron sobre él; con el
cuchillo atravesó el brazo del tercero y tuvo tiempo de arrancar la preciada
flecha del cadáver reciente. Volvió a dispara el arco y cayó el segundo.
Se
defendió como quien ya se siente muerto y no le importa morir.
Y en
un cuerpo a cuerpo épico perdió la vida, por la que ya temía antes de salir. El
primero, herido, huyó…dejando un rastro de sangre sobre la nieve que sirvió de
pista a los lobos. Los otros tres esperan ser descubiertos y gozar de su
momento de gloria.
El
hombre se derrumbó sobre el blanco y convirtió en rojo 4 metros cuadrados de
nieve primavera.
Sobre
el cadáver cayeron toneladas de nieve que se transmutó en hielo. Cada año,
cuando el sol volaba alto, asomaba
alguna parte de su cuerpo. Su alma (¿), congelada esperaba la redención para
entrar de lleno en el reino de los cielos.
Tal
día como hoy, del año 1991…5.250 años después (exactamente) del luctuoso
suceso, una pareja de turistas de la ciudad de Durero, encontraron, cerca de
Hauslabjoch (Alpes de Ötztal) el despojo
con sus pertenencias. Dieron noticias a las autoridades de Innsbruck, que se
hicieron cargo del asunto. Pero el asunto tenía su qué…¿Era Italia o era
Austria?...Basándose en las mediciones de 1919, era territorio austríaco…pero
nuevas mediciones, realizadas a raíz del descubrimiento, establecieron que el
hallazgo se había producido a 95 metros de la frontera austriaca, en
territorio italiano.
La
momia puede contemplarse en el Museo de arqueología del Tirol del Sur de
Bolzano (Italia).
Lo
han bautizado como Ötzi…¡cuando siempre le llamaron Marcelo!
Esta
especie de pecado original lo estoy imaginando sentadito en la terraza soleada
del “Der Café”, en la “Strada Provinzale”
de Vulturno, lugar de nacimiento del desgraciado….un pueblo arregladito,
germano parlante y pro-Merkel. He cogido una habitación doble (55 euros, media
pensión) en el Oberwirt, en la misma
calle…¡para no perderme!. Como es media
pensión me he zampado un plato de gulash
que no se lo salta un gitano y un gigantesco trozo de pastel de manzana. Ahora,
con el sudoku, ha llegado la hora de los aguardientes.
Frente
a este metafísico acontecimiento, la frustrada visita de Jruschov a “Disneylandia” (tal día como hoy del año
1959) pierde enjundia…¡pero no gracia!
¡Ya
saben vds. de los cabreos de este enano!
Es, sin embargo, significativa: Pollock acaba de estrellarse, borracho, contra un árbol que lo esperaba desde la eternidad (agosto del 56, mientras se inauguraba en Londres “This is tomorrow”, donde se pondrían las bases del Pop Art)...finiquitando el expresionismo existencialista de postguerra.
James
Dean había estrellado su Porche
contra un Ford (septiembre de 1955…¡volveremos!)
y empezaba la mitología juvenil, fácil presa de la infinitud de mercancías.
La no
realizada visita de Jruschov (y, sobre todo, su cabreo) marca el triunfo de la banalidad y el
comienzo
del consumo de masas…
Esto
es sólo un adelanto poco afortunado de una “Propuesta”
que les tengo preparada.