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jueves, 5 de diciembre de 2013

Propuesta para hoy, día 5 de diciembre. SEGUNDA SERIE. 1830, Extracto de carne, von Platen, Berlioz, Mann...

  

Escrito el 16 de enero del año 2024


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5 de Frimaire, Día del corzo.

Las etapas de la historia de la humanidad están, conceptualmente, claras; sin embargo no es fácil grabar las muescas divisorias: Noé es el padre indiscutible y el vino el medio por el que alcanzó ese título. Los clarividentes que iniciaron, de forma un tanto confusa, la destilación, dieron inicio a la segunda etapa que solidificó, tras siglos de tontos tanteos, en torno al ubérrimo Arnau de Vilanova; y el “espíritu” del vino (eau de vie), el medio por el cual se grabó la segunda muesca. La Gran Revolución francesa consagró, al dedicar el primer día de su calendario, esta magna, y hegeliana, visión de la historia universal a la vid (y al vino). Otros filósofos de la historia discrepan y proponen la leche o la coca-cola. Sin embargo, esta última concepción carece de unidad, de lógica. Pues… ¿qué tiene que ver la leche con la coca-cola? La Historia, si todavía vive, marcha, y en esto soy hegeliano, desplegando la idea; y este despliegue se dirige hacia una concentración cada vez más intensa hasta la completa realización de la idea-esencia. Naturalmente se trata de un proceso dialéctico (vdes. ya saben). Así se explica la evolución de las artes, de nosotros mismos… ¡y del mismo capitalismo!... ¡Hasta el colapso final! 




 

 

 

 

 

 

Por cierto, Raymond Llull, llamó a la cosa: aqua ardens. Medicinales ambas.

Después, a rebufo del orujo, vinieron “El espíritu de las leyes”, “El espíritu de las naciones”, el espíritu del tiempo…

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Otro tanto, y según la misma lógica hegeliana, ocurre con las cosas de comer: Ya se está cultivando carne, pues no importa que sea un trozo de animal, sino que tenga las propiedades encerradas en la idea de carne. El próximo paso será la producción de las propiedades, huérfanas, de los alimentos… Y todo será más sencillo, n’est ce pas?

O una mera convención lingüística. Baste que decir que los cubitos actuales han extractado tanto que sólo ofrecen levadura y sal.

Y me preguntarán Vdes., con toda la razón del mundo, que a qué viene que un inestable 5 de diciembre del año 2020, en plena segunda oleada del covi, me refiera a este desgraciado colapso-concentración del mundo. Un loco de las efemérides se agarra a un clavo ardiendo.

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Podría haber empezado de la siguiente guisa: Todo lo sólido se desvanece…En palabras actuales: se licúa. Pues bien, antes de toda esa licuefacción general ya existió la carne líquida. En otras palabras: El Logos se hizo carne; la carne se hizo líquida… y Bauman se encargó de que habitara entre nosotros. 

 

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Y llegó el momento en que ese habitar se tornó literal, consubstancial, diría. La ingente fuerza de trabajo procedente de la expulsión del paraíso, necesitaba ser alimentada así como las máquinas lo eran. Y no bastaban los nabos, el maíz o las cebollas. Hacían falta proteínas para la preservación y reproducción de la fuerza. Y es aquí donde la química convergió con los intereses capitalistas. No bastaba tampoco con ver comer carne, lujuriante de por sí; eso sólo generaba coraje turbio que olía a homicidio generalizado. Había que catarla e incorporarla aunque fuera en mínimas cantidades y en una presentación antinatural.

Fue el momento histórico del extracto de carne. ¿No era verdaderamente lastimoso y, por ende, un despilfarro (o al revés) que la abundancia de reses dejarán, tras su sacrificio, montones de pieles que, tras ser curtidas, dejaban montones de desperdicios que eran despreciados con lágrimas en los ojos? ¿No podían ser útiles para los desposeídos?

Fue todo un ejemplo adelantado de la marcha actual de las cosas: Alguien desde un despacho idea, otros despliegan la idea y los más, la realizan. Y de paso se inauguró el sello “Made in…Deutchland!... Aunque fuera en Fray Bentos(Uruguay) donde se desollaban los bovinos.

¡Siglo XIX concentrado!

 

 Justus von Liebig, maestro de maestros, sin salir de sus despachos en las diferentes universidades alemanas en las que ejerció, ideó la fórmula y el método. Georg Giebert, ingeniero ferroviario y alemán, trajo las máquinas de Inglaterra y las instaló en un lugar privilegiado con un estupendo acceso al mar, una espléndida explotación agropecuaria y agua purísima: “La cocina del mundo” la llamaban: Fray Bentos (Uruguay). En un abrir y cerrar de ojos el producto fue distribuido por todo el mundo y ya en el 65, año de la fundación, empezaba a cotizar en bolsa: “Liebig’s Extract of Meat Company” (LEMCO), antes de sacar al mercado producto alguno. A finales de siglo eran “trabajadas” unas 2.000 reses diarias de cuyos desperdicios nosólo sacaban el extracto líquido si no también el “corned beef” y otros 200 productos de la misma catadura.

Hoy, ya saben ustedes, está de capa caída con tanto vegetariano y vegano en particular. Antes el declive definitivo fue, algo también natural, el ingenio fue nacionalizado, con lo que el estado asumió el derrumbe y sus consecuencias.

 Gilbert estaba en el lugar adecuado, Montevideo; en el momento adecuado, 1861; y con contactos adecuados, August Hoffmann, hamburgués como él, y discípulo del inventor, A Ambos les interesó la idea de Liebig. La hamburguesa estaba en cartera.

Por cierto, Kekulé, otro soñador del ouroboros, base de la estructura del benceno, también fue discípulo del maestro.

Gilbert, harto de enviarle cartas al maestro, decidió presentarse en su despacho de la universidad de Giessen y le hizo una propuesta que no parecía ir directamente al fracaso. El asunto duró algunos meses. Gilberty Hoffmann reunieron en torno suyo a un grupo de inversores de diferentes procedencias, como es natural, y todo se puso en movimiento.  Un año más tarde, Liebig recibió una muestra, la cató y dio su consentimiento. “Me sabe a extracto de la sabrosa carne de von Platen”, pensó.

Este von Platen, (muerto tal día como hoy del año 1835) cuyo recuerdo renació en Liebig en cuanto gustó la nueva sustancia, había sido amante del maestro y perenne enemigo de Heine (lean ustedes “Los Baños de Lucca”)


 

 

 Thomas Mann se basó en parte en la figura de Platen para la creación de su personaje de Gustav von Aschenbach en su novela Muerte en Venecia. El nombre mismo del personaje contiene vagas alusiones a Platen (August = Gustav; Ansbach, el lugar de nacimiento de von Platen = Aschenbach); todavía es más explícito el paralelo por el hecho de que Platen murió de cólera en Italia, como el protagonista, agobiado por el deseo de satisfacer su homosexualidad. Mann dedicó un ensayo a Platen y atribuye a su homosexualidad la causa última de su muerte (1935). Este ensayo ha condicionado por eso la lectura contemporánea de Platen.

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Cien años antes del artículo de Mann, Berlioz estrenaba su Sinfonía Fantática, la tercera(o cuarta) pata de la revolución de 1830 junto con Hernani (Hugo), las jornadas gloriosas (Delacroix) (y Rojo y Negro de Stendhal).

Un jovencísimo Berlioz, que había dejado el escalpelo por el pentagrama, se cuela en una representación de Hamlet (hubiera preferido Romeo y Julieta) y cae rendido ante la belleza de Ofelia (¿Ofelia 6?), Harriet Smithson, con nombre de revólver; que la representación fuera en inglés y que el futuro músico no entendiera ni papa de la lengua enemiga, no fue obstáculo…. ¡al contrario!... 

 Por aquellos días, Berlioz recibió el premio Roma y marchó a Italia. Antes había apabullado a la actriz, empapada de tragedia hasta los huesos, pese a lo cual no cedió a la insistente y persistente en el tiempo, impertinencia amorosa del músico. Ni siquiera asistió al estreno parisino de la Sinfonía Fantástica que tuvo lugar tal día como hoy del año 1830.  Si por lo menos me la hubiera dedicado a mí, se dijo, y no al dudoso Nicolás I”

Berlioz se desesperaba en Italia.

Berlioz era hombre de recursos, así que intento sustituirla en su corazón por Marie Moke. También su suegra era mujer de recursos y casó a su hija con Pleyel, el fabricante de pianos. Berlioz, como he dicho, era hombre  de recursos: planeó cabalgar hasta París y, disfrazado de criada, liquidar a Moke, a su madre, a su novio pianista y a todos cuantos se opusieran a su decisión. Consiguió llegar a Niza.

 Cuando definitivamente volvió a París, se enteró de que Smithson-Ofelia había, por fin, asistido a una sesión de su sinfonía. Smithson quedó profundamente impresionada al relacionar lo que oía con el contenido de las cartas que recibía y se convenció de que era ella el verdadero centro de aquella aventura musical. No es necesario imaginar al compositor golpeando los timbales y con la mirada enloquecida y fija en su adorada. Se casaron y se separaron. Tampoco hizo falta que la actriz echara mano a su apellido. Se largó y punto. Berlioz contrajo nuevas nupcias.

El músico, viudo por segunda vez, quiso morir en ¡¡Niza!!, ciudad para él símbolo de la felicidad. Nada tenía que ver con lo que esperaba. Volvió a París a morir en territorio conocido. Está enterrado en Montmartre… ¡con sus dos esposas!

6

La mariscala dijo que el ballet era muy inferior a la novela del abate Prévost.

«¡Cómo! -pensó Julien, asombrado y divertido-, ¡una persona tan virtuosa alaba una novela!» (…)

Julien Sorel y la mariscala, recién escapados de la pluma de Stendhal, asisten a una representación de la premonitoria Manon Lescaut (¿1830?). Evidentemente no pudo tratarse ni de Messenet ni de Puccini, dedicado ya, por entero, a los canelones. Se trató del ballet del prolífico Halévy, cuyo Manon fue estrenado en 1830.

 Delacroix sueña con Sardanápalo, el asirio; Berlioz compone Sardanápalo y consigue el premio Roma; Victor Hugo publicaba Cromwell y saltaban por los aires las convenciones aristotélicas; Baudelaire perdía a su padre legítimo y ganaba un precioso objeto de odio; Balzac se esforzaba con denuedo en fracasar en cualquier negocio relacionado con la edición. Los Nerval, Gauthier y compañía... empezaban a tomarle gusto al porro; Carlos X, último rey francés, disolvía la Guardia Nacional, harto de que lo llamaran en público y sin recato, inútil  y tragaldabas; Strauss, padre, cuyo padre había aparecido ahogado en el bello Danubio azul, daba una exitosa gira por la Europa post-Viena. Beethoven acababa de morir… Afortunadamente no estaba la fatídica Alma Mahler-kokoshka- Gropius-Werfel para sacar la mascarilla del difunto.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...