Buscar este blog

lunes, 21 de octubre de 2013

Propuesta para hoy, día 21 de octubre. Tordesillas. Gerardo Duero (digo, Diego). Fin del mundo.

(Los asteriscos * remiten a razones efemerísticas)


¡Vaya por dios (¿)! Le tocó el turno a Schnitzler. La muerte te “rondaba”, como una cocotte. Se te entregaba como la “señorita Else”. Tal día como hoy, del año 1931, no pudiste resistir a sus encantos. Por suerte no viste la que se avecinaba.
 
En fin… ¡el muerto al hoyo y el vivo al bollo!

Tan gran estudioso de la pasión amorosa y del “amorío” dejó pasar, sin embargo, la transmutación de Juana de Castilla en “Juana, la Loca” y de Felipe, archiduque de Austria en Felipe, en " Hermoso” por obra y gracia de Luis XII.

Aprovechando el magnífico tiempo, les propongo una excursión a Tordesillas. En siete horitas (“On the road(*) tomarán un bocadilo de atún con olivas) estarán bebiendo una cerveza en su magnífica plaza mayor. Tendrán que esquivar los charcos de sangre coagulada, restos de la masacre del mes pasado. Tendrán que compartir el sol y el barril de cerveza con estos gallardos mozalbetes que se precian de alanceadores. Tendrán que movilizar todas sus fuerzas para no ser abducido por la memoria de Queipo de Llano. A cambio, una remembranza, un asado, y una noche tranquila en el Parador de la localidad. Como es lunes no habrá problema. Gozarán además de una luna espléndida, entrando, queda, en la decadencia.

También podría proponerles una visita al “Guggenheim” de la 5ª Avenida, con motivo de su 56 aniversario… ¡Abre los lunes! Y acepta la “tarjeta dorada”. Y si tuvieran tiempo, bajarían por la 5ª y se toparían, al comienzo del central Park, con “Tiffany’s”, comprarían un corazoncito dorado (¡¿serà per diners?!) y harían un poco el hortera en memoria del bueno de  Edmundo de Amicis (*). Por cierto, ¿sabían Vds. que aquella serie que hizo llorar a sus hijos o a Vds. mismos, “Marco, de los Apeninos a los Andes”, está sacada de “Corazón”?  

Pero estamos en Tordesillas, provincia de Valladolid. ¡Y son las cinco en punto de la tarde!

Aquí, en medio de la nada, estuvo recluida, años y años… en el desaparecido Palacio Real, Juana, a esas alturas, “la Loca”.  ¿Loca?  ¿Estaba loca de jovencita cuando se negaba a asistir a los oficios religiosos? ¿Estaba loca cuando reclamaba el trono que le correspondía? ¿Estaba loca cuando apoyó la causa “comunera”? ¿Seguía loca cuando se negó a confesarse, tras imponerle los santos óleos? Le hubiera venido bien un tití, tipo “Amedio”, que hubiera entretenido sus eternas noches de invierno, de primavera, de verano y de otoño.


Tal día como hoy, del año 1496, contrajo matrimonio con Felipe de Austria. Estaba claro que la corte española no quería un rey extranjero. Así que entre padre e hijo la declararon “irresponsable”. Parece ser que el marido era aficionado al “padel”. Y ya saben Vds. lo que pasó. Esto me reafirma en mi convicción de que mata más el agua que el vino…

Bueno pues, estamos en Tordesillas y, ahora, ¿qué hacemos? Lo de doña Urraca no viene a cuento. Lo de la Beltraneja, tampoco. El reparto del nuevo mundo fue en junio…No nos queda más remedio que buscar un sitio en el que zamparnos un cuarto trasero de cabrito de la región. Nada más apropiado que el “Horno de asar los Duques”. 

Así dicho parece la mar de tentador. 



Para hacer hambre, se dirigirán Vds. hacia el Duero y saldrán a la plaza del Palacio de Doña Juana. Se verán recompensados: en el mismo edificio que hace las veces de “Palacio”, encontrarán un bar de tapas una antena de televisión parabólica incluida. Pedirán un tintorro del terruño:

–¡A las buenas tardes!

–¡Buenas las dé dios (¿)!

–Tendría la amabilidad de ponerme un vino del “terroir”.

Sin dudar, sacará una botella de debajo del mostrador y nos servirá una maceta de tintorro. Sin añadir ni palabra, pero mirándonos a los ojos, depositará sobre la barra un platillo con dos banderillas. Los castellanos son así, casi místicos de tan escuetos. 

–Oiga, caballero…y esto de las banderillas es costumbre del poblado, o es una aportación personal a la variedad local. Yo pensaba que aquí lo que se llevaba era los morros de toro, las orejas de vaca, los callos de ternera o el rabo de cornúpeta…

–Aquí es costumbre empezar con las banderillas, para ir acostumbrando el cuerpo.

Se tomarán el tentempié en religioso silencio. Y saldrán en dirección al Monasterio de santa Clara, no lo confundan con el convento del mismo nombre. Entre el convento y la Iglesia de San Antolín, se encontraba el Palacio real, acabado de destrozar por Carlos III y su mano derecha, el murciano Floridablanca (*).  Exactamente estaba pegado a la Iglesia-museo. En su lugar, un edificio absolutamente vulgar, de ladrillo obra vista, de esos que puedes transportar a Fortuna y nadie se daría cuenta. ¡De locura, vamos!



Darán un paseo por la orilla de Duero. Harán hambre mientras recitan aquello de:

“Río Duero, río Duero
Nadie a acompañarte baja.
Nadie se detiene a oír
Tu eterna estrofa de agua”

Pero… ¡oiga! ¿Cómo se atreve? Son cientos los que pasean por estas veredas y miles los que se zambullen sin decoro en sus pardas aguas. Gerardo Duero (digo, Diego) fue un fascista de tomo y lomo. Y en cualquier otro país decente hubiera sido depurado.

Irá cayendo la noche. Se dirigirán hacia la avenida de Valladolid y no olvidarán pimplarse el Dry vespertino. Exigirán limones de Murcia.

El local les parecerá de lo más vulgar y pretencioso. Pero no me negarán que su nombre atrae.

–¡Buenas noches, fogonero! Es el “asador de los Duques” ¿me equivoco?

–¡Buenas las dé dios (¿)! Así es.– Y se largará, sumido en su mundo “aspergérico(*)




Decorando la pared: una gran batalla naval (¿El desastre de Trafalgar (*)? Le preguntarían la razón, pero se imaginarán la respuesta y se contendrán. ¿No vendría más a cuento una reproducción de la famosa y más cercana “Batalla de Tordesillas”? Se imaginarán la respuesta y se contendrán. El local, por lo demás, está vacío. El mesonero se hará esperar. La desubicada pintura y la espera activarán el cajón de sastre en que se habrán convertidos sus cerebros. ¿Saben Vds. que Magallanes, tal día como hoy, del año 1520, descubrió el “Cabo de las Vírgenes”? ¿Qué vería Hernando para asociar una cosa con la otra? ¿Las moles heladas? ¿En qué pensaría el navegante? ¿Nostalgia? ¿Desencanto? ¿Despecho? Quizás, sabedor de que en República Dominicana celebran hoyel día del poeta”, se lanzó en brazos de la metáfora… ¡Y así quedó la cosa!

"El hielo estaba aquí, el
hielo estaba allí,
El hielo nos rodeaba:
¡Crujía y gruñía, y rugía y aullaba;
Como ruidos en lo salvaje!
(…)
"Dios te salve, viejo Marinero,
de los demonios que por esto serán plaga!
¿Por qué miras así? Con mi ballesta
Yo maté al Albatros.

Por aquellos mares vagaba el “viejo marinero” (*) y seguro que vio la indicación: Al “Cabo de las Vírgenes” 59 millas (náuticas) y se internó por ese estrecho corte. La maldición cayó sobre el viejo: Estaría condenado a vagar sin rumbo eternamente y a contar su historia una y otra vez. Así que cuando llegó a las costas de Barbate y vio tan ingente cantidad de embarcaciones, se preparó para el recitativo. Empezó por la nao del vicealmirante francés Villeneuve: “Pues, mire Vd, perdí mi alma contra el diablo y ahora…”

–¡Por amor de dios (¿) déjese de monsergas! ¿No ve que estamos en plena batalla de Trafalgar?

–Así que me veo obligado…

–¡Vaya con el rollo a Nelson! que mi inglés no es muy bueno.

El anciano se había puesto de opio hasta el culo y no pudo parar sus irisadas divagaciones. Y así, de esta manera tan inesperada, se decidió la suerte de la batalla:
Mientras Villeneuve escuchaba impaciente al anciano, Nelson disparaba las baterías a mansalva. ¡La cortesía francesa!
El colofón hubiera sido una “elegía por la pérdida del Imperio” por Gerardo Duero (perdón, Diego)…Aunque quién sabe si no la pergeñó… ¡Si la erigió en honor de la “división azul”…!

–Dígame, caballero.

Volverán en sí completamente chopados.  

–¡Tráigame la carta de la “Nobleza española”!

Sabrán Vds. que el grado de Duque es el máximo dentro de la nobleza (la familia real no cuenta). Y sabrán que una rama, dependiente de la casa de Medinaceli, lleva el glorioso nombre de “de la Cerda”. Amantes como son de la metáfora y de la metonimia pedirán medio cochinillo al horno… ¡bien horneado! Lo del cabrito tampoco es mala idea. Y una botella de vino del país. 



–Y mientras lo preparan, prepáreme un Dry, estilo Buñuel.

–Aquí no gastamos de eso.

–Buen hombre, se trata de una copita de ginebra. Pásela por delante de la botella de Martini blanco… ¡si tienen! Y póngale una rodajita de limón de Murcia.


Se retirará y ´volverá con un vaso de tubo lleno hasta el borde de lo que afirma ser ginebra. Y medio limón en un plato de duralex.

El cochino, pese a todo lo dicho, tendrá una pinta sublime.

–¡Échele salsita! (*). ¡Pa mojar!

–¡Qué cruz! (*)

Acabarán con un carajillo de “Duque de Alba”. Y unos aguardientes. El mesonero sonreirá sobrado… por lo del carajillo. Pensará de nosotros que somos unos recién llegados. Le dirán que la nobleza tiene que disolverse y que lo hacemos a conciencia para bajarles los humos.

Noche cerrada. La luna comienza su declive. Caminar por Tordesillas a estas horas es como hacer una excursión al barroco. En la puerta del Parador habrán parado dos autobuses de japoneses. Los guías estarán discutiendo con el recepcionista que repite hasta la saciedad:

–¡¡No hay camas pa tanta gente!! ¡¡A la calle!! (*)




Vds. habrán tenido la precaución, pese a ser lunes, de reservar una habitación con vistas. Derrengados pedirán la llave y se retirarán. Mañana les espera un largo viaje de regreso. A media noche les despertarán “Cuatrocientos golpes” (*), ni uno más ni uno menos. Los japoneses habrán logrado encajarse en tres habitaciones triples con supletorios.

No se les ocurra hacer lo que hizo Elliot Smith (*), así que aparten todas los objetos punzantes, tomen un diacepán y ármense de paciencia. Mañana será otro día y los japoneses habrán desparecido. Se levantan con el sol naciente.

Lo de que “mañana será otro día” es un decir, una “creencia” infundada. De entre todos los locos que en el mundo han sido hay un selecto grupo cuya locura se expresa en profecías apocalípticas (…Estarán soñando... ¡sigan soñando!....) Esto es así desde las “doce águilas” de Rómulo. Y esa estirpe ha seguido, como el Guadiana, como una plaga intermitente…pero regular. Los ha habido locos, humoristas, atrabiliarios, débiles mentales, y, sobre todo charlatanes interesados. A todos los que les da por ahí, anuncian desgracias y si alguno de entre ellos vislumbra la “Época del Espíritu”, ésta tendrá que ser alcanzada tras graves pérdidas. Y es que el sentimiento de pérdida, de desgracia y de finitud parece que tiene asiento en uno de los múltiples genes del cromosoma 16. Enlaza con el alocado deseo de acabar de una vez por todas con tanta incertidumbre y menester.

Así que no es raro que multitudes atiendan, íntimamente deseosas, a tales insensateces. Orson Wells lo demostró. Añadan a todo esto el “grumo familiar”.

De entre todos ellos, y ya en la época contemporánea, nadie tan pertinaz e interesado como el Sr. Camping, presidente del grupo de emisoras “Family Radio”. Sus seguidores hacen estragos en las costas del mediteráneo. Viven en tiendas como los indios aborígenes y se alimentan, contra las prescripciones originales, de chóper de pavo y de otros restos. Visten taparrabos. Últimamente cunde tatuarse el cuerpo con signos y dibujos que sólo serán descifrados el día del juicio final. Emigran en hordas y desean convertir cada día, siguiendo el espíritu del fundador, en el último día. 














Esta corriente “campinista” deriva de Williams Miller que, tras estudiar concienzudamente las profecías de Daniel y con el apoyo de las palabras del mismo Jesucristo, proclamó que la “Parusía” tendría lugar entre el 21 de marzo de 1843 y el 21 de marzo del año siguiente. Su insistencia en este segundo “advenimiento”, dio nombre a sus seguidores: “Adventistas”. Llegó el 22 de marzo de 1844 y las calles seguían en su sitio; los pajaritos seguían en sus nidos y las amas de casa fregaron el suelo. Dios no apareció. Repitió los cálculos sobre la base del calendario ritual judío: ¡¡El 22 de octubre!! Amaneció el 23 de octubre, día de San Alucio y todo se juzgó como una colectiva alucinación histérica. Algunos se colgaron.

Miller, voluntarioso, reinterpretó el mensaje: lo que ha pasado el día 22 es que Cristo ha pasado del “Lugar Santo del Santuario Celeste”, al “Lugar Santísimo”, dando lugar al “Gran Juicio” al que someterá a todos los “observantes” que han sido. Terminada la tarea, ¡¡Volverá!! Los impíos no serán juzgados: ¡se condenan solos!
Una explicación demasiado enrevesada, aunque con suficiente apoyo teológico, para las mentes sencillas que esperaban fuegos de artificio y resonar de trompetas. Este “Gran Chasco” estuvo a punto de producir la disolución de las corrientes “adventistas”. El que espera desespera.

Así estaban las cosas, cuando el Sr. Camping, basándose en los mismos textos que su predecesor, anunció, de forma un poco prematura y presurosa, que el mundo acabaría durante la noche del 6 al 7 de septiembre del año 1994, justo al comienzo de la luna nueva. El sol salió la mañana del siete, indiferente a los presagios. Los “campinistas” siguieron asándose en las costas de Palamós y continuaron con su “chóper” de pavo, a la espera del banquete celestial.

El Sr. Camping refinó los métodos y amplificó el mensaje. El dinero ya empezaba a fluir hacia sus arcas. Y fue entonces cuando lanzó el mensaje definitivo: El día 21 de mayo tendrá lugar el “Rapto”, nombrando así al acontecimiento más espectacular jamás vivido por la humanidad: cerca del 3% de la población (los “observantes”) serían elevados a las alturas, al lugar “Santísimo el Santuario Celeste”, para dar comienzo al “Gran Juicio”, que duraría 5 meses exactos. Ni un día más, ni un día menos.

El 21 de octubre (tal día como hoy) bajaría Cristo en majestad y pondría fin a todo este disparate.

Se despertarán angustiados y envueltos en sudor frío. Se ven las primeras luces por la parte de santo Domingo de Silos. Aún no ha amanecido. Estarán Vds. inmersos justo en medio de las profecías: 21 y 22 de octubre. Harán bien en dejar que se marchen los japoneses. Pedirán que le suban el desayuno a la habitación. Descorrerán las cortinas. Abrirán las ventanas. Se pimplarán un aguardiente del minibar. Y sólo cuando el sol, decidido, inunde la habitación, entregarán la llave y se largarán de Tordesillas.

Se desviarán por Santo Domingo de Silos y recordarán aquello de Gerardo Duero (perdón, Diego):

 “Enhiesto surtidor de sombra y fuego
Que acongojas al cielo con tu lanza” (…)

Y para completar la ruta de la “cuna de la lengua” harán parada en Santo Domingo de la Calzada, “donde cantó la gallina después de asada.” Y como no hay dos sin tres, se detendrán en San Millán de la Cogorza (perdón, Cogolla) y allí, pasado el mal trago, viendo que el sol no da muestras de flaqueza, se pimplarán un buen trago de rioja y un plato de orejas de cerda…pensando en su “Buen amor”, ¡si lo tienen!

Y ahora, sí. Enfilarán hacia Logroño y en 5 horitas estarán en casa: “I can't get started
lover, come back to me”…Dizzi Gillespy (*) velará por Vds. Y recuerden aquello de que cualquier día puede ser el último y de que cualquier noche puede salir el sol.


POSTDATA 1:

a) Los crédulos infelices campistas no se han enterado de que el Juicio Final ya ha tenido lugar. Ocurrió el 9 de enero del año 1775 y los premios y castigos fueron repartidos, pero nosotros...¡como si nada! (Swedenborg)

b) Lo que creyó ver Juan Lancastre la mañana del 24 de mayo del lejano 1963, cuando desde lo alto de Enrique Granados bajaba hacia Letamendi, no fue más que un delirio alcohólico posterior que infectó las partes traseras de la memoria. O quizás no, y se hubiera tratado de una preparación del fin en toda regla. Lo raro es que la cosa después no siguiera...o sea que lo que era anuncio no se convirtiera en hecho. (Vila-Matas)

c) Fin del mundo y Fin de la Historia no coinciden. Sería estupendo que primero acabara el mundo y, después, años después...finiquitara la historia. (Kino).



POSTDATA 2:

“Ti_Jean ha honrado la vida.” (*)

Lo siento tanto-con cariño, Elliott. Dios me perdone”. (*)




























RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...