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–Todo lo que existe, TODO, es
devenido, Hegel. Todo está en continua transformación, como una inacabable “work
in progress”. Tú mismo, sin ir más lejos, ¿recuerdas cuando eras un cachorro
juguetón? Bueno, pues has devenido un adulto holgazán…
–Y tú un alcohólico con nombres y
apellidos. Pero, vamos, sigue, a ver
dónde quieres ir a parar con ese comienzo tan solemne y melancólico.
–¿Melancólico? Hegel, esto no es
melancolía… Todo está cambiando, todo es nuevo…
–Pero tan lentamente… que parece
viejo. Bueno, me callo; sigue.
–Se me ha ido el santo al cielo.
Ah, sí…lo del santo cielo. Mira, Hegel, a tu alrededor: las lucecitas, los
villancicos, los escaparates falsamente nevados, la publicidad familiar de las
entidades de crédito, los regresos a casa, la familia, la bondad… el turrón…
las comilonas… el turrón… las comilonas… el turrón… los putos papás noel chinos escalando los edificios...
Todo este conjunto que
llamamos Navidad, es una construcción cultural y como tal “ideológica”. Las
intenciones de Dickens eran buenas, humanitarias, diría. Pero sus tres
“fantasmas” han devenido millones de fantoches. Su exaltación de las virtudes
de los humildes, ostentación prepotente de la mercancía. Su llamada a la solidaridad
ha devenido reclamo publicitario. Sólo ha quedado la puta nieve.
–No te enciendas… ¡que te conozco!
–Cuando tal día como hoy, del año 1843, salió a la venta “Cuento de
Navidad”, la revolución industrial mataba más inocentes que Herodes.
Dickens
quiso llamar la atención sobre el tema. Por aquellos días, Engels, se internaba
en el infierno de las clases proletarias irlandesas de la mano de Mary Burns y
tomaba notas para su “Situación de la clase obrera en Inglaterra” (Manchester)... se iba perfilando el espectro fantasmal (o viceversa) del 48.
Las tarjetitas y los árboles de navidad se iban poniendo de moda de la mano de
la familia real. Y la temible “Noche de Paz” cruzaba el Canal de la Mancha. La
bola iba engordando.
–Lo del árbol es una magnífica
idea. Así ya no tenemos que salir a hacer aguas menores a las frías calles de
nuestros pueblos. Es como tener un orinal en casa.
–El árbol ya existía, Hegel, pero
no como propiedad individual de las clases medias. Era una costumbre pagana,
que se dice. El solsticio agrupada a su alrededor todo un cluster de liturgias
y significaciones. Bonifacio, inglés y después santo “apóstol de Alemania”, cruzó
La Mancha y uniformizó la cosa: conífera, de hoja perenne, pues el amor de dios
(¿?) no decae; abeto, y, a ser posible, piramidal… evocación de dios uno y trino;
manzanas, en recuerdo del pecado
original y velitas como memoria de que Jesucristo es luz, camino y vida. Así,
el cristianismo se fue apropiando de lo ajeno. Ahora: arbolitos de fibra
plástica, bolitas de poliuretano, lucecitas intermitentes y regalos ahorcados
de las ramas… como antes la gracia de dios.
Con buena lógica, la Revolución
francesa dedicó este día al insensible corcho, antecesor del nefasto poliestireno.
Suiza
nos ha legado el reloj de cuco y Alemania, todo un tratado de teología en forma
de abeto. Loado sea dios (¿?).
En
1840, la casa real inglesa, envió la primera postal “navideña”. Pronto su uso,
(y el de los correos, como es natural) se generalizó. Paisajes nevados, vacas
pastando, en fin, algo bucólico. Tras Dikens se fueron sumando los motivos que
nos son tan entrañables. Y, nada, enseguida se fueron colgando postalitas
navideñas en las ramas del puto abeto… que se convirtió en una premonición del gin-tónic del porvenir.
Al
mismo tiempo, en los USA, se extendía la no menos trágica costumbre de las “valentinas”. De origen medieval e,
incluso, dicen, tardo romana, fue en esos años a los que me refiero, cuando su
uso se globalizó, coincidiendo con la valentina-acróstica
que Virginia envió a querido primo Edgar Allan Poe, que, ajeno a las cursiladas
de la reina Victoria y al arrebato poético de Virginia, acababa de publicar El escarabajo de oro y el Gato negro. Isabel II de España, saltándose, como a la
comba, un año, jura la constitución del 37. Espartero se ha refugiado en
Inglaterra; la reina Victoria le concede la Order of the Bath. Espartero, no muy dado a las abluciones,
frunce el ceño…
2
Esta
madrugada, sobre las nueve, ha sonado al timbre. Hegel ha empezado a ladrar y,
en su desconcierto, por la hora, ha entrado a mi cuarto y se ha llevado la
manta. Me he levantado y he mirado por el ¡ojo de pez! La cara me sonaba. ¡Y
tanto! Era el tipo que viene todos los años a venderme el calendario navideño de
la Asociación de pintores de boca y pies.
Es cosa de admirar… ¡y la admiro! Es una de las pocas causas que apoyo sin
recovecos. Y siempre pienso: Vamos a ver, si un tipo pinta con la boca, y no lo
hace ni con los pies ni con las manos, es que no tiene ni pies ni manos. Sólo
imaginármelo un escalofrío me recorre el espinazo.
Bueno
como hay confianza lo he hecho entrar. Hemos tomado café y tal. Cuando se ha
ido, he caído en la cuenta de que iba (yo) en calzoncillos.
Si no se duermen, podrán visitar en la Virreina la exposición dedicada a Lorenza Böttner ... ¡¿Que no les suena!? Pero, vamos ¿¡Con quién estoy hablando!? ¿No recuerdan Udes. a la mascota Petra dels Jocs paralímpicas de Barcelona 92? ¡¡Esa misma!!
Lamentable que esa aparición ayudara a ocultar su verdadera grandeza. Nacida/o en Chile de padres alemanes. Tenía ocho años cuando una tremenda descarga eléctrica le segó los brazos. Crecida sin brazos, dedicó su vida al arte en general y a la pintura (con la boca y los pies) en particular como un "himno a la disidencia corporal y de género"... pues a su calidad de tullida/o añadía su naturaleza trans. Murió joven, muy joven. Sida. Mucho ha costado para sacarla del catálogo de los Pintores-Unicef.
Si no se duermen, podrán visitar en la Virreina la exposición dedicada a Lorenza Böttner ... ¡¿Que no les suena!? Pero, vamos ¿¡Con quién estoy hablando!? ¿No recuerdan Udes. a la mascota Petra dels Jocs paralímpicas de Barcelona 92? ¡¡Esa misma!!
Lamentable que esa aparición ayudara a ocultar su verdadera grandeza. Nacida/o en Chile de padres alemanes. Tenía ocho años cuando una tremenda descarga eléctrica le segó los brazos. Crecida sin brazos, dedicó su vida al arte en general y a la pintura (con la boca y los pies) en particular como un "himno a la disidencia corporal y de género"... pues a su calidad de tullida/o añadía su naturaleza trans. Murió joven, muy joven. Sida. Mucho ha costado para sacarla del catálogo de los Pintores-Unicef.
Ahora
el rollo ese de las postales navideñas, tras años de despotismo, va de capa caída.
Ha quedado como reducto de los desposeídos. Puede decirse que recibir una
postal navideña es una humillación… y la sacas del buzón con disimulo. Bueno,
pues diez euracos. ¡Hasta el año que viene! ¿Recuerdan Udes. el tiempo en el
que los anfitriones colocaban una bandejita en el mueble de la entrada y sobre
ella depositaban, de forma un tanto descuidada, todas las postales que se
recibían en casa? ¡Cómo ha cambiado la cosa!