Conozco en
Barcelona un establecimiento ruso donde venden un rodaballo ahumado
excepcional. Nada que ver con los arenques o con el salmón ahumado del condis.
De vez en cuando voy y me traigo un trocito, una botella de vodka y un tarro de
pepinillos encurtidos y perfumados de eneldo. El viaje de vuelta se me hace
largo. Naturalmente me gusta comérmelo a solas, sin compartirlo con nadie;
alguna vez, sin embargo, no he tenido más remedio. No es algo que me defina: mi
natural es generoso y solidario…Pero ¡oiga! cuando se trata de rodaballo
ahumado pierdo las formas y la vergüenza.
Así que aquí me
tienen zampándome el pescado y pimplando con ansia (por si viene alguien) vasos
de vodka. Esto lo hago, seguro, cada 28
de marzo. Es la forma que tengo de conmemorar la fundación (el año
1844, por Real decreto de Isabel II) de la Guardia Civil. El Duque de Ahumada
fue el encargado de dotarla de espíritu y de conformarla según la idea que de excelencia se tenía en la época. Sus
altas exigencias y responsabilidades obligaba a ser muy cauto y estricto en el
proceso de selección: Se presentó media España. La otra media huía campo a
través.
Obligatorios,
parece ser: un poblado mostacho y una resistencia eslava a la bebida de alta graduación.
Yo, conocedor de
las interioridades del “cuerpo”, les
he perdido el respeto y me asustan menos de lo que me asustan la “local” o los legendarios “mossos d’escuadra”.
“Gorrión” huele el ahumado, pero come “bolitas” con cortisona: la contradicción
(y la ofensa) se hace evidente en su rostro… ¡pues es rostro! Pero cuando se
trata de rodaballo ahumado no tengo consideración ni con el perro.
Lo del “tricornio” tiene una larga historia, con
la que no quiero cansarles, pero sepan Vds. que estaba pensado para el cuerpo
de caballería. La Guardia Civil, envidiosa (y caminera) también lo quiso para
ella e Isabel II concedió. Es un objeto extraño; con un nombre “bárbaro” (no autóctono)…Es como el símbolo
brillante de la “Trinidad”, como un
misterio persistente que difícilmente abandona la cabeza de su portador…Y
cuando lo hace, deja una marca indeleble. Imprime carácter. Aquellos que lo han
portado durante años, durante años llevarán marcada en su frente su impronta
(física y moral).
Algo parecido,
dicen, le pasó a Caín.
Yo me he criado
con “tricornios” de todo tipo: de
gala, “saharianos” y de brillante
azabache… ¡Y he sobrevivido! El más frecuente,
ese que parece de “charol”, sepan Vds., que no es de “charol”. Nunca lo ha
sido. Es de vinilo. Y también, como con los otros vinilos, entró en decadencia tras el “descubrimiento” de los CD.
Siguiendo este
hilo podría estar relatando largo y tendido, pero creo que es suficiente. Se
trataba, sólo, de “efemerizar” el
hecho enunciado al principio.
Intenten
sustituir “unicornio” (de la canción
“El unicornio azul”) por “tricornio”. El resultado es bestial.
Y hablando de
elementos fundamentales y fundadores de la democracia, es necesario referirse a
la extensión del voto popular. Sepan Vds. que tal día como hoy, del año 1920, unos meses después de que el
matrimonio Woolf comprara Monk’s House, se aprobó el voto femenino en estados
Unidos… Pero dejando las cosas claras: ¡las negras, no! Ya fue duro reconocer
que los indios tenían alma, durísimo extenderla al sexo femenino. Fue duro
otorgar el voto a los hombres simples, durísimo extenderlo a las mujeres… ¡pero
todo tiene un límite!
Y es que
siguiendo por ese descenso indigno habría que conceder el derecho de voto hasta
a los perros. A “Gorrión” estas
reflexiones se la traen al pairo; él se declara marxista-revolucionario y sabe
que si las elecciones sirvieran para algo, estarían prohibidas.
Defendía Hume
que el mundo es un conjunto de hechos independientes; y que las relaciones que
se establecen entre ellos son proyecciones del sujeto de “conocimiento”. Una opinión idealista (y sectaria) que “Gorrión” no acepta. Sea como fuere lo
saco a colación para que sean Vds. mismos los que juzguen sobre el “clúster” de motivos familiares que se agrupan en torno a esta fecha:
·
Tal
día como hoy, del año 1845, fue estrenada “Don Juan Tenorio” en el desaparecido
“Teatro de la Cruz”, antigua “corrala”,
ubicado en la confluencia de la calle de la Cruz con la Plaza del Ángel (de amor… ¿no es verdad?) (Madrid,
naturalmente): Radiografía, un poco fantasmal, de los deseos masculinos. Un
animal que gusta de jugar al juego de la humillación y la muerte. Vale que después,
a veces, se arrepiente y dice redimirse… pero eso es parte del juego. La
Guardia Civil, recién estrenada y poco acostumbrada a la “cultura”, confundió la ficción con la realidad y a punto estuvo de
detener a Don Luís y a Don Juan. Recriminaron, eso sí, la actitud “provocativa” de Doña Inés (¡la pobre!)…
actuaron como los privilegiados espectadores que asistieron a la primera
proyección de cine.
La obra es la mayor aportación de la nación al “mito de D. Juan”, no es la única.
·
El Viernes 28 de marzo de 1941, un poco antes de la” hora del ángelus”, Virginia Woolf que,
desde el 29 vivía definitivamente en la “Monk’s
House”, se puso el abrigo, llenó los bolsillo de piedras, cogió el bastón y
se encaminó hacia el río Ouse. La encontraron tres semanas más tarde cerca del
puente de Southease. La primavera ya estaba en todo su esplendor. Lo
de las cartas de despedida y demás ya es cosa sabida (”Autobiografía” Leonard Woolf)
La Guardia Civil hubiera sido más efectiva.
No hubiera importado que empezara la luna nueva.
Lean Vds. “Orlando”
y quizás adviertan la raíz del problema: Sólo reconociendo en nosotros nuestra
parte femenina (o masculina, si es el caso)…etc…etc . “Gorrión”, dada su
condición de castrado, ha adquirido la sabiduría de Tiresias y ha relativizado
todo lo concerniente a la “guerra de sexos”.
Virginia se mostró siempre absolutamente contraria a
la sujeción femenina al “macho”.
Buscó la independencia: “dinero y una
habitación propia”.
Y es que, digo yo, el “macho” ha sido superado. Ni en un sentido Nietzscheano ni Ferreriano…
¡en un sentido biológico! La biología nos ha conducido a la probable inutilidad
reproductiva. Pero hasta que esa empresa solidifique… ¡qué de cosas veremos!
Si Vds. quisieran hacerse una idea cabal del
pensamiento del que estaban imbuidos los del “Grupo de Bloomsbury”, les propongo estas cuatro obras: “Las consecuencias
económicas de la paz” (Keynes); “Civilización”
(Clive Bell); “Orlando” y “Una habitación propia” (V. Woolf).
Añadiría un folleto: “El Grupo de Bloomsbury” de Quentin Bell.
Esos sí que eran verdadera “clase media” y no los desclasados trabajadores de la época post-Thatcher que se ubican en la “clase media”…con 800 Libras al mes.
¡Cómo han cambiado los tiempos!
La casa (“Monk’s
House”) puede visitarse (6 euros) (en Rodmell, Sussex oriental. Tomen el
tren en la Estación Victoria de Londres y ya le indicarán), pero sólo desde
mediada la primavera hasta mediado el otoño: es entonces cuando muestra su entera
belleza. Podrán comprar algún “souvenir”,
una taza, un “foulard”, cinco kilos
de piedras… o cualquier otra tontería. Podrán tomar café o té (bebida
preferente).
Siempre lo he dicho… ¡Y LO REPITO! : ¡Mata más el
agua que el vino!
En honor a la “doméstica” de la familia Woolf, “Gorrión” y yo vamos a escuchar “Louise”, la única ópera de Cherpentier,
ese protosurrealista y enamorado del
París proletariamente bohemio. Se puede decir que “bajó la ópera del cielo a la tierra”.
No merece el olvido. Y es que tal día
como hoy, del año 1903, el exquisito (y atormentado) matrimonio Mahler
asistió a su estreno vienés y ¡oigan!... ¡les encantó! Su estreno mundial
fue en París, tres años antes. ¡La verdadera voz de Paris: tenderos, vendedores
ambulantes, barrenderos… ascendía por vez primera a la “gloria”, también llamada “corbata”!
No podemos dejar
pasar el día sin un recuerdo entrañable a la valerosa (y leal, ¿no?) ciudad de
Vigo que hoy celebra su fiesta grande: “La
Reconquista”. A mí lo que me impresiona no es el valor de los vigueses (que
también) sino el vigor y el coraje de su emblemático olivo. ¿Sabían Vds. que
Vigo es apodada la “ciudad olívica”? Ni Jaén, ni Priego de Córdoba,
ni Siurana…¡Vigo! Y es que desde el tiempo de los templarios existía un olivo
en la puerta de la Colegiata de Santa María. Con tantos Domingos de Ramos y
tantos deseos de paz, el olivo fue reducido a tocón (¿verdad que tampoco quedan
palmeras?). Antes de que esto se consumara, el hijo del alcalde desgajó la
última rama y la plantó en el huerto de su casa. El desarrollo urbanístico
amenazaba su bravura. Fue entonces cuando fue trasplantado al Paseo de Alfonso
XII donde, protegido por una verja de hierro, da fe de su perseverancia y la de
los vigueses.
Allí lo tienen
como un faro, dominando el puerto y
la ría.
Una inevitable
plaquita recuerda las cosas.