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miércoles, 17 de julio de 2013

Propuesta para hoy, día 17 de julio. Corday. Marat.



Hay días que debieran desaparecer del calendario…atraen desgracias sobre ellos, exigen mucha espirituosidad. Así que, para empezar, ¡a su (de vds,) salud!: un vaso de Calvados… ¡no estoy seguro, sin embargo, de poder soportar tanta fetidez!

Tal día como hoy, del año 1793, la cabeza de Charlotte Corday, tras rebotar en las tablas, ocupó su lugar en la cesta ocre de los guillotinados.

El 10 de agosto de 1792, Luis XVI había sido depuesto y encarcelado en la Tour du Temple. Sus partidarios fueron guillotinados en masa. Marat (cordelier y jacobino) se alegra y exige coherencia revolucionaria. Los diputados Girondinos son excluidos de la Convención y se retiran (provisionalmente) a Caën (Calvados) y allí, aparte de pimplar jugo fermentado y destilado de manzanas, se reúnen en el Hôtel de L’Intendance… ¡justo en frente de la casa de la tía de la Corday!...Charlotte asiste a sus reuniones y se entera de las masacres y de la alegría desaforada del “amigo del pueblo”. Decide vengarse a la manera tradicional de la familia (Corneille): montando una Tragedia de altura, en la que ella sería la heroína que daría la vida por la patria…La nueva Judith: La Historia reconocería su valor y la eficacia de su acción… ¡Ni más ni menos!...

Sus presentimientos, todavía informes, se formulan claramente con la ejecución del monarca (21 de enero de 1793): ¡Acabar con Marat!

Con los primeros calores abandona Caen en dirección a París. Se hospeda en el desaparecido Hôtel de la Providence (19 de rue des Vieux Agustines. Hoy, 14 de la rue Hérold)… ¡Que la providencia te guarde, Charlotte…!

Las mujeres cuando atentan (¡como les dije!) son implacables…Acabada la venganza no dirigen el arma contra su cráneo ni hunden el filo en sus partes blandas. ¡Matan y se quedan descansando!...Como, por otra parte, debiera ser… ¡ya que racionales!... Para completar este pensamiento, lean vds. el trayecto de “ZHELEZNODORÓZHNAIA  a  CHÓRNOE” ("Moscú Petuchkin". Eroféiev).

Su deseo ha tomado forma mayestática: Acabará con Marat ante los miembros de la Covención…proclamará la iniquidad de la víctima y lamerá el filo sangrante de un vulgar cuchillo de cocina
(que habrá comprado en “Chez Badin”, 177 de las actuales Galerias de Valois…actualmente ¡¡Ministerio de cultura!!…También Verlaine compró su arma en unas galerías…hurtándose a la curiosidad  de las calles abiertas)
Y elevará los brazos al cielo, indicando que la justicia definitiva no pertenece a los hombres.

Permítanme que me sirva otros 30 cl. de calvados… ¡por su (de ella) mala suerte!...

Y es que Marat no asistía a las reuniones de la Convención…una asquerosa afección de la piel le obligaba a pasar la mayor parte del día sumergido en una bañera de agua sulfurosa. Allí confeccionaba listas de guillotinables y se frotaba con ásperas piedras y espátulas de pintor.

Marat (¡médico cúrate a ti mismo!), especialista en gonorrea, abandonó su profesión para dedicarse, en cuerpo (¿) y alma(¿) a la revolución. Antes de que ésta estallara, se había distinguido por sus ataques contundentes contra “viejas pelucas” (incluido LaFayette). Para librarse de la revancha se escondió en las Catacumbas  de Denfert-Rochereau (habilitadas como tales en 1786) y allí enganchó, entre restos pútridos, la enfermedad cutánea.

Los cementerios de París estaban saturados…sobre todo el de los “Inocentes”. El tufo cortaba la leche…pudría los alimentos en minutos…la gente enfermaba del cuerpo y del alma (¿). Las masas, apestadas, exigieron una solución. La solución fue el traslado de los restos de millones de muertos a las antiguas galerías (minas) de Montparnasse (8 euros la entrada… dos kilómetros (de los 300 existentes) visitables…¡vayan con tiempo…los morbosos hacen cola desde las tres de la mañana…¡llévense una petaca de Calvados!).

El traslado (nocturno) de los restos duró años (¡¡)

   
                                                                            
En ese lugar infame, insalubre, maldito, fétido, siniestro, fangoso, atravesado de fuegos fatuos…se construyó el primer mercado central de París… que con el tiempo se convertiría en Les Halles. A la antigua y “legítima” fetidez se le unió la nueva fetidez de los alimentos destinados a las clases populares…podredumbre sobre podredumbre…

“Fue aquí, en el lugar más maloliente de todo el reino, donde nació el 17 de julio de 1738 Jean- Baptiste Grenouille. Era uno de los días más calurosos del año.” Esa rana será devorada, por amor, por dentaduras humanas. (“El perfume”).

Recordarán vds. que Nadar fue el primero en fotografiar ese Hades…en una catábasis de la que no salió ileso.

A lo que iba… Marat no asistía a las reuniones de la Convención y tenía restringidas las visitas para intentar esquivar las contundentes amenazas. La  Corday, joven y hermosa, (frustada) averiguó la dirección del periodista (rue Cordelier,20. Actualmente: 20 de rue de l’École de Medecine…en alguna parte de la actual Universidad de Descartes) y consiguió franquear la entrada con la excusa de denunciar a girondinos de envergadura….no sin mediar una agria disputa con el ama de llaves del inminente cadáver.

Lo que vio y olió casi le hace vomitar: huevos podridos y un pobre sufriente rascándose como un poseso…anotando cosas en papeles mojados (David se encargará de corregir la realidad)…Pese a todo, se repuso y “la indignación que tenía en mi corazón me mostró el camino del suyo”. Marat escribía a la Convención algo contra los Borbones…
Era verano, hacía calor…así que no podía llevar el cuchillo en los manguitos…lo llevaría en las ligas, pegado a su fresca carne…o en su seno, según Lamartine… (¿Ven vds. la utilidad de los controles aeroportuarios?)… Superó el asco, y tras balbucear cualquier cosa, ¡clavó el utensilio un poco por debajo de la clavícula derecha!...¡O en el corazón! (según Lamartine).
…¡A mí, mujer querida!” … su cuerpo se deslizó hacia la sima y desapareció a borbotones.
El agua de la bañera se tiñó de rojo y un olor dulzón se mezcló con el azufre. Por cierto la bañera pueden contemplarla vds. en el museo Grévin, junto al bar del mismo nombre (donde podrán tomar un calvados…¡maratoniano!). 

       

                 

Si siguen vds. hacia el boulevard Hausmann, tras pasar la calle Druot, se encontrarán, a la derecha, con la rue (del Teniente Coronel) Chauchat. Sí, sí…el mismísimo diseñador del Fusil-Mitrailleur Mle 1915 CSRE (Gladiator), que tanto éxito tuvo en la Gran Guerra; en realidad estaba fuertemente inspirado en Remington Model 8… ¡Imaginen vds. un Gladiator en lugar de un vulgar cuchillo de pelar cebollas!


                                         










Sigan en la misma dirección y se encontraran con rue Le Peletier. Aquel que murió atravesado  mientras cenaba una fatal sopa de cebolla. David entrenó sus pinceles y su sentido de la composición con este protomártir…con Marat depuraría la concepción.

Fue inmediatamente detenida y, con prisas (para evitar su linchamiento) conducida a la prisión de l’Abbaye (¡nos suena!) y de ahí, transferida a la Conciergerie (Mª Antonieta). Con las mismas prisas enterraron a Marat, cuya carne se descomponía por su especial naturaleza y por el calor.
Entre sus ropas encontraron, descuartizada, una llamada al levantamiento de Francia contra los de la “Montaña”… Un gendarme introdujo entre sus ropas un ejemplar de “el guardián entre el centeno” (publicado ayer del año 1951) para echar más leña al fuego.
El Terror se convirtió en Gran Terror…(¿Recuerdan el caso de Lenin?).

“L’Abbaye” (derruida en 1854 para trazar el Boul. Saint Germaine) se encontraba más o menos, entre el 166 (un bar que se cree especialista en Ron) y el 168 (una croisanteria)  (y el irónico pasage que los separa: ¡¡de la Petit Boucherie!!).  Haremos honor y pediremos un croissant y, después lo encharcaremos con ron Negrita (¿no se dicen especialistas en rones?).



                 

Fue llevada de urgencia ante el Tribunal Revolucionario (se hallaría dentro del actual Tribunal de Grande Instance, casi colindante con la Conciergerie) que dictaminó, como era de esperar: ¡Muerte en la guillotina!

Sabrán vds. de la existencia en Francia de “Salas de los Pasos Perdidos” por doquiera que vayan…Su origen tiene que ver con esta historia: Los Girondinos esperaban en una sala las sentencias (siempre las mismas) que fluían del Tribunal Revolucionario. Esperaban impacientes…nerviosos…frenéticos pasos perdidos. Pasos inútiles… ¡Como si esperaran hijos!

El último deseo de la desgraciada fue, para confirmar su proyecto histórico y su hambre de posteridad, que le hicieran un retrato en la celda…Cuando el verdugo entró para subirla al carro de los condenados, el pintor estaba dando los últimos toques a esa parte delicada del cuello que sería perfilada por la cuchilla.
Se le puso la camisa roja de los asesinos, se le ataron las manos a la espalda, la subieron al carro, cruzaron el Pont Neuf y se dirigieron hacia la Plaza de la Revolución (Vendôme… precisamente donde David escenificó la muerte de Le Peletier).

          
                     

A lo largo de todo el trayecto las masas rugían y cantaban (los intelectuales) “Ça irà”…los más, entonaban cantos de taberna o, directamente, aullidos de lobo y risas de hiena. Lo cortés no debe NUNCA quitar lo valiente. Hacía calor (ya lo he dicho) y un presagioso bochorno rápidamente se tornó en tormenta de verano: Lluvia, truenos…ráfagas violentas de viento… agitaban los hermosos cabellos de la homicida. Sus ropas praxitelearon... añadiendo sensualidad a su hermana: ¡la muerte!
Las “golosas de la guillotina”  la insultaban por motivos que no venían al caso: ¡puta!, en vez de traidora…¡Guarra!, en lugar de monárquica…¡Perra!, donde deberían haber gritado “¡contrarrevolucionaria!”.
El cortejo pasaba el puente y las embarradas calles como un paso de Semana Santa. Su hermosura era comparable a la de la Macarena o a la de la Virgen de los Dolores. Su dignidad, superior. No se sabía si se contemplaba un apoteosis o un suplicio.
Cuando la comitiva entraba en la plaza dejó de llover y un diluido rayo de sol, amarillo trigo, se perdió en sus cabellos y no pudo salir…Parecía una santa con su aura y todo… ¡la muy traidora!...¡Santa Traidora de Caën!...¡A tu salud otros 30 cl. de calvados!

Palideció al ver el cadalso…volvió a palidecer cuando empezó a subir los resbaladizos escalones. Ambas veces resolvió la palidez con una sonrisa pudorosa. Ante la proximidad del chasquido definitivo, la gente callaba como amontonando fuerzas para el aullido final. Sin ayuda de nadie, introdujo la cabeza por la horrenda abertura y la cuchilla hizo el resto. La cabeza rebotó con un ruido de plomo afelpado.  Un ayudante del verdugo  agarró la cabeza por los pelos y así, metafísicamente, le dio dos bofetadas (una por mejilla). Y ¡admírense vds.!...la cabeza enrojeció…se sonrojó de vergüenza post mortem. No se sonrojaron las mejillas afectadas…¡No!...se sonrojó la frente, la barbilla, las orejas…¡Toda la cabeza!...¡el aura desapareció!...y una corneja sobrevoló  el cielo cuadrado de Vendôme.

El aspirante a verdugo quiso castigar por su cuenta la villanía de la ciudadana Corday. El Estado le cortaba la cabeza y él, Legros, le endiñaban un par de hostias a título particular…sin respetar la condición de muerto de la muerta. 
¡Pero no está muerta!...
Alejandro Dumas, padre: “La bofetada a Charlotte Corday”:

“Ah, pues! Se nota que vd. no ve la cesta cuando están todos juntos, que no los ve mover los ojos, chirriar los dientes durante cinco minutos después de la ejecución. Nos vemos obligados a cambiar de cesta cada tres meses, hasta tal punto destrozan el fondo con los dientes. Es un montón de cabezas de aristócratas, ¿sabe?...que no quieren decidirse a morir, y no me extrañaría nada que un día alguna de ellas se pusiera a gritar:”¡Viva el rey!”

Todo esto es confirmado por Michelet.

David, jacobino y amigo del difunto, convirtió en concepto lo que no fue sino una secuencia de sucias impresiones. Convirtió en emblema (nueva “Piedad”) lo que fue un revoltijo de gritos y de juegos de agua. Pasó la escena por el cedazo del Neoclasicismo. La burguesía triunfante necesitaba un arte que la representara frente al rococó de los zánganos aristócratas…y lo encontró en la digna ortogonalidad y limpieza, tanto plástica como ética: Dibujo esmerado, líneas limpias, colores vivos y planos, fondos desnudos y valores republicanos extraídos de los antiguos: la pluma y la espada (cuchillo)…
El Marat de David escribe una carta (¿) a la Corday. El pintor había visitado a Marat el día anterior y, pese al esencialismo de la obra, los detalles son verdaderos: la sábana, la cubierta verde, los papeles, la pluma…la tabla sobre la que escribía…¡Pero ni rastro de la soriasis, o lo que fuera!...¡Ni rastro de la viruela!...
El éxito de David estuvo unido al de sus amigos. Termidor lo hundió. Resurgió con Napoleón y volvió a hundirse, esta vez de forma definitiva, con el hundimiento del Emperador.
El cuadro original (pues se hicieron versiones propagandísiticasy también en honor de Charlotte) pueden vds. verlo en “Los Museos reales de Bellas Artes” de Bruselas, institución a la que fue donada por los herederos…David murió, exilado, en Bruselas. Precisamente donde murió Baudelaire (aunque falleciera en la clínica del Dr. Duval, en París).
El cuadro “desapareció”…hasta  que en 1846, en un famoso artículo, Baudelaire lo convirtió en objeto de interés y de “culto”.

Y hablando de Baudelaire, recordar que tal día como hoy, del año 1857, tras una feroz campaña de “Le Figaro” y otras fuerzas vivas, el fiscal general dio su conformidad (¡estaba deseando!) a la Dirección de la Seguridad Pública para que se retirara de la circulación todos los ejemplares de “Las flores del mal”. Madamme Bovary” (“esa repelente novela es un libro de piedad comparada con la de Baudelaire” (Firmado: Z.Z.Z.)
Flaubert salió indemne…
La cosa acabaría en un juicio y una fuerte multa y, finalmente a su “exilio” en Bruselas, la ciudad más siniestra del orbe.



                                                                                                                              
 …Y Mersault (*)  le pega un tiro a un árabe y culpa al sofocante calor…¡Díganme vds. si todo esto se puede aguantar sin soplarse otros 30 cl. de calvados o una botella de Saint Agustin de los Monts du Tessalah (Orán, Argelia).





miércoles, 8 de mayo de 2013

Propuesta para hoy, día 8 de mayo.Kierkegaard, Lavoisier, Marat.




Asteriscos (*) remiten a razones efimerísiticas.


Tal día como hoy, del año 1837, Kierkegaard, de 24 años, conoce a Regina Olsen, una jovencita de catorce años y se inflamó. Vean Vds. mismos:

“Vos soberana de mi corazón guardada cual tesoro en lo más profundo de mi pecho, en la completitud de mi pensamiento, allí... ¡desconocida divinidad! Oh, puedo realmente creer los relatos del poeta, que cuando uno ve por primera vez el objeto de su amor, imagina que lo ha visto hace mucho tiempo, que todo amor, como todo conocimiento, es reminiscencia, que el amor también tiene sus profecías en el individuo. ... creo que habría de poseer la belleza de todas las chicas para poder dibujar una belleza igual a la tuya; que habría de navegar alrededor del mundo entero para poder encontrar el lugar que me falta y hacia el que apunta el más profundo misterio de mi completo ser, y al momento siguiente estás tan cerca de mí, llenando mi espíritu tan poderosamente que me glorifico y siento que es bueno estar aquí.



Con un nombre tan “gargarítico” y con un físico entre Toulouse-Lautrec y Lovecraft fue capaz de enamorar a un “yogurcito" desnatado-natural. (¡valga el múltiple rodolí!).

D. Quijote y Dulcinea; Beatriz y Dante; Petrarca y Laura; Matilde y Comte; Eloísa y Abelardo;  Kierkegaard y Regina; Sergio y Estibaliz… Pero también Sócrates y Jantipa.
Modigliani y Hebouterne; Rodin y Camile; Robert Schumann y Clara; Los Gall; Eluard y Gala; Dalí y Gala; Asja Lacis y Benjamín; Lou y Nietzche; Lou y Rilke; Lou y Ree (¡¡); Lou y…; Gonxarova y Larianov; Villanueva y la Geltrú;  Ernst y Carrington. Los Delaunay; Frihda y Diego; Orfeo y Eurídice; Dafnis y Cloe; Alfeo y Aretusa… Zeus y la tierna vaquita blanca… ¡Parejas que en el mundo han sido!... ¡Faemino y Cansado! a quienes, por cierto, debo mi interpretación del pensamiento del filósofo. Mis conocimientos no superan los límites marcados por la pareja. Pero si Vds. quisieran profundizar en el tema, acudan a Adorno, Sartre, Deleuze o a su, pese al ateísmo militante, “semejante” Max Stirner. Y si quieren caña: Lukács.

El deforme Kierkegaard quedó satisfecho con saber que pudo conquistar a una beldad. Conseguida, rompió el compromiso de una manera “trampera” y algebraica.  La “espina en su costado” bien pudo ser una rémora de la sífilis o una simple homosexualidad.  Lo cierto es que esperó a tenerla a sus pies para revelar su incapacidad y  un “carácter sádico-masoquista” de primer orden.

Lean vds. “Diario de un seductor” (o lean la propuesta, inédita, para el 25 de septiembre).




Roto el compromiso se puso a estudiar filosofía con Schelling que, por deseo del monarca prusiano, pretendía “extirpar las semillas del dragón del panteísmo hegeliano”. La filosofía de Hegel se había convertido en la perfecta cobertura del absolutismo prusiano….Y pese a todo…

Desde las filas de la religiosidad más estricta y del cristianismo más heterodoxo, Kierkegaard lanza sus piedras contra el Todo. Cree anular la dialéctica hegeliana mediante unas gotas de lógica formal y un torrente de “subjetividad”: La dialéctica “cuantitativa” disuelve lo “humano” que sólo puede ser salvado mediante la transición individual de lo estético a lo religioso, pasando por lo ético… Tres etapas que no son, en rigor, sucesivas. La Historia Universal sepulta al individuo y le impide ver el dilema: “O lo uno o lo otro” que rasga su espíritu: o esteticismo o religiosidad….una decisión que continuamente ha de tomar el “sujeto”. Por lo demás reconoce la primacía de la existencia sobre la esencia, pero la existencia es tan abstracta como la esencia. Se trata de una existencia que olvida las condiciones materiales en las que se desarrolla.  Para K. de lo que se trata de combatir al “cristianismo” vulgar, con el fin de devolverle la verdadera “religiosidad” perdida. Una vez alcanzada la etapa “religiosa”… ¡todo estará resuelto! Su conciencia “antiburguesa” se muestra profundamente reaccionaria. Los hechos del 48 le darán la ocasión de proclamarlo.

Con “temor y temblor”, por la calidad del aguardiente y por el pulso, me preparo el fifti-fifti cotidiano y doy gracias a la divinidad por este lujo.

Marcado desde el inicio por la desgracia: Una caída le deformó la columna y afectó a la médula. Tras su colapso (¿qué le dirían en el banco a cuyas puertas se desplomó?) en el hospital, los diagnósticos se sucedieron: desde que fue un justo castigo divino, hasta una tuberculosis generalizada, pasando por epilepsia, psicosis o fin de su misión en la tierra.  En la pesada post-mortem había perdido “21 gramos”.
 
De admirar su tremendo “salto de fe” que, para sus condiciones físicas fue toda una proeza. Un salto al vacío. No hay certeza en el objeto de fe…si la hubiera, ya no sería fe… ¿dónde estaría el mérito?... Hubiera sido como la tontería esa de Ives Klein.

No se puede negar que fue un fenómeno de exuberancia literaria…un caso de locura: miles de páginas en un tiempo tan breve… sólo comparable a mi caso ¡que llevo 3.000 páginas en un año!...  y a Nietzsche…

El 8 de mayo de 1793, 28 “fermiers” fueron guillotinados en la Concorde. Lavoisier fue el cuarto, le precedió su suegro. También se casó con una niña… ¡y fueron felices! (hasta que a muerte los separó).
Como miembro de la Real Academia Francesa de las Ciencias llevó a cabo múltiples trabajos e informes supuestamente útiles para la Nación: desde la adulteración de la sidra, hasta el cultivo de coles, pasando por la naturaleza del gas que emana de los pozos ciegos (¡si se vieran…!).
Sin embargo su nombre está inscrito a fuego en la historia de la ciencia por su descubrimiento en torno a la combustión-oxidación de los cuerpos y por dar nombres “lógicos” a los componentes químicos. 




 Sus trabajos sobre el tema (y el azufre), sin duda, influyeron en Strindberg que, en su particular “Infierno”, demostró la presencia de “carbón” en el azufre. La cosa casi le cuesta las manos… ¡y la cabeza!  Se debatía entre un “lo uno o lo otro” tan angustioso como el de Kierkegaard: “Amor o Ciencia”… ¡Las dos cosas las hizo desordenadamente!

Desterró (Lavoisier) definitivamente la simpática “teoría del Flogisto”. Un cuerpo oxidado no pesa menos que antes, ni igual, sino… ¡más!  El sobrepeso corresponde al oxígeno incorporado y que ha dejado de estar en el aire: La “materia” no desaparece; la “masa” se conserva.  Un poco antes, Faraday había demostrado “la conservación de la energía”. Fueron pasos necesarios para que Einstein estableciera la ecuación fundamental de la relatividad. Sin ella no hubiera sido posible la explosión de las decenas de bombas que explosionaron tal día como hoy (de diferentes años).

Esto es un ejemplo de cómo la unión hace la fuerza.

Lavoisier tuvo mala suerte. Hubiera podido, con su fortuna personal, la que sacaba del monopolio de (“les fermes generaux”) exacción de impuestos  y un poquito de oportunismo, hubiera podido, decía, conservarse íntegro. Sin embargo la natural buena conciencia de “los ricos” y de todas “las fuerzas vivas” le empujó hacia intervenciones cada vez más arriesgadas. Y así, ideó un sistema más eficiente de fiscalidad (que naturalmente dejaba fuera a las clases dominantes). Fue con ocasión de la guerra de Independencia americana. El rey quería apoyar la campaña de B. Franklin… ¡pero no había dinero! Tampoco existía la IDEA de “Bonos”, así que, en su defecto, ideó una especie de “Telón de Acero”, un “Muro de Berlín”, una “Valla Ceutina”, que rodeara todo París: Una “barrière” interrumpida aquí y allá por odiadas puertas en las que se declaraban todas las mercancías que entraban y salían de París…y se recogían los correspondientes impuestos. 





 Ahí se vio la mano de un científico, cuya idea-generatriz era la conservación de la “masa”: nada se pierde… ¡Sólo cambia de manos! Sin embargo había introducido una pequeña corrección: La “masa” (dineraria) puede estirarse a voluntad. Lavoisier no se distinguió por su “avaricia”, al contrario, quiso modificar el sistema con el fin de hacerlo más sostenible  y humano. El sistema era, sin embargo, tan miserable y coercitivo que poco pudo hacer: ¡nada!

¿Es necesario decir que “la barrière” fue el objeto más odiado por los revolucionados? ¿Es preciso recordar que de ella no quedó piedra sobre piedra cuando empezó a “llover piedras”? ¿Merece la pena insistir que el nombre del “inventor” fue inscrito en la lista definitiva? En su defensa, que propició la existencia del vino, perrero pero barato, de “barrière”.

A esta culpa objetiva y metafísica se añadía otra que, no por personal y mezquina, iba a ser menos determinante. Un joven doctor franco-suizo con ansias de inmortalidad, creyó haber descubierto una máquina de utilidad cósmica: Un detector de infrarrojos, “avant la lettre”. Colocaba el aparato cerca de la calva de Benjamín Franklin y el calor que desprendía era recogido en forma de “trémulas  ondas de calor”. Lo colocaba junto a una cerilla y las ondas aparecían más firmes. Una bala de cañón…o cualquier otra cosa que desprendiera calor. El joven, tímido y escurridizo, se empleó a fondo en la explicación de las bondades y utilidades de la “máquina”. No miraba de frente, su cara tenía el brillo mate de las escamas de pescado de cinco días. No paraba de rascarse y de taconear como “el cojo Marchena”.

¿Quiere vd. decirme que Marat aún no había contraído la “enfermedad”?…¿que la “enganchó” en las Catacumbas?... ¿Qui lo sa? Aquel día se comportó como si la tuviera.


La Academia no tomó el asunto en consideración. Lavoisier  reprochó la vaguedad de las mediciones… ¡Con lo meticuloso que había sido él y su querida Marie-Anne en pesar los gases intervinientes en ese intercambio letal esencia de la oxidación!
El joven, escupió por la comisura izquierda y se retiró sombrío… decidido a dar el siguiente paso. Sus desacompasados pasos se perdieron en la sala en la que todos los pasos se pierden, volvieron, pues nada se pierde, a concentrarse en el pasillo y salieron volando en cuanto entraron en contacto con el “gas oxidante”.

En esto que llegó lo de la Bastilla y la “disolución” de la “Barrière”. Su nombre volvió a primer plano. Lavoisier por entonces dirigía la fábrica de pólvora que servía al Ejército Revolucionario y era una especie de socialista europeo del siglo XXI… Es igual, las cosas iban tendiendo hacia su equilibrio. Algo se había “perdido”… ¡Pues, tenía que “encontrase”!: Un joven había perdido su confianza y las oportunidades de éxito y un científico había ganado justamente lo perdido.

Cuando el proceso se radicalizó  y los “jacobinos” tomaron las riendas, el “Amigo del Pueblo” atacó duramente a “La real Academia de las Ciencias” y a Lavoisier en particular. Las acusaciones tomaron “masa”: que si humedecía el tabaco para que pesara más…que si impidió (con su cerca) airear París…que si servía pólvora mojada al ejército revolucionario…que si era de la “pequeña nobleza”…etc…etc

Marat, “el amigo del pueblo”, fue acuchillado en Julio del 93 mientras confeccionaba sus famosas listas e intentaba quitarse las pútridas escamas: En la última aparecía el nombre de algunos miembros de la Academia y de famosos “fermiers”: Lavoisier era de los primeros. La Academia fue cerrada en agosto  y el químico y su suegro detenidos en noviembre. La mano del Dr. franco-suizo era larga. Ahora vería ese engreído y feliz químico de lo que era capaz, incluso muerto, un científico despechado. Vería las oleadas de calor naciendo de su cuello. Todo se equilibraba: ¡me hundiste, pues ahora te corto la cabeza!

Suegro y yerno esperaron en el convento de Port-Royal, convertido en prisión (Port Libre), al sur del Luxemburg donde se creó la primera escuela de comadronas.



El verdugo tardó media hora en despachar a los 28. Cuando le llegó el turno al cuarto lo pesaron con una romana cochinera: 278 kilos y 42 gramos. Pesaron el lote entero: máquina, capazo y víctima. Subió, el verdugo, la cuchilla y la dejó caer. Un ruido de mosquito gigante y frenético, sometido al efecto Döpler, dio una vertiginosa vuelta a la inmensa plaza y volvió al punto de inicio con un chasquido. La cabeza cayó en el capazo color vino. Volvieron a pesar el lote: ¡faltaban 21 gramos!

Marat se removió en su tumba: ¡Lavoisier no tenía alma! Esos 21 gramos se irían con el último aliento. Pero ¿qué último aliento, si le habéis sajado el cuello?... ¡El aire de las venas… las burbujas de sangre al reventar…una última y terrible ventosidad!... ¡A saber!... ¿Dónde están esos 21 gramos?

La cabeza, desde el capazo color burdeos, reprochaba, en silencio, la desidia y la vaguedad de las mediciones: Si la escena hubiera sido hermética…estaría flotando en forma de gas carbónico. ¡Nada puede perderse!...

Cuando cayó la quinta, la cuarta cabeza le dijo al oído: ¡Les he creado un problema! Y sonriendo expulsó la última bocanada que, con dificultad, había estado conservando. 
 
 (Lean ustedes el capítuo 24 de "El abuelo", de Aleksandr Chudakov...)
  
Si hubiera sido el año 1886, hubieran probado la Coca-Cola (*) con el inoxidable verdugo. Pero como estamos en 1794, cuando acabó la faena le ofrecieron, además del estipendio, un vaso de agua con gas, fresquita, para que expulsara, con un erupto definitivo, los demonios que lo habitaban. La cabeza aún dijo más: “Sin mí, no beberías soda, idiota”. Y, ahora sí, cerró los ojos por sí mismo.

Finiquitada la sesión es el momento de tomarnos un copuzo en ”L’Academie de la Bière”. Enfrente de lo que fue Prisión: Boulevard Port-Royal. La Coca-Cola ni en plan conmemorativo…así que un güisqui con soda, en vaso largo y con hielo duro… ¡para hacer el cateto!

––Aquí sólo servimos cerveza! ¡Está Vd. en la “Academia de la Cerveza”!
––Pues póngame una cerveza con soda. ¡La quiero culta! ¡Especializada en termodinámica!
––Nuestras cervezas son de social-humanístico
––Let it be…(*) ––  y nos despedimos, de la peor manera…


                                               

Salimos de la Academia y peripatéticamente nos dirigimos a Chatelet a tomar el metro a Lilas. 
DVD: “Sócrates” y “Pascal  de Rossellini (*)…Por aquello de Port-Royal.
Para coger el sueño (¡difícil!): podemos hacer un grupo con los bateristas que se conmemoran hoy: Talking Head, Fleetwood Mac, Van Halen, Blur… Podrían organizar una batucada para acompañar a la antigua y sincopada voz de la Remiti (*).  Si como es previsible, Morfeo no acude, pónganse algo de Keith Jarrett (*) …y si ni así… ¡¡inténtenlo con Marta Sánchez!!

……………………………………….Bona nit………………………………………….

Muerte de Marat

https://kinomoriarti.blogspot.com/2013/07/propuesta-para-hoy-dia-17-de-julio.html













RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...