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domingo, 6 de octubre de 2013

propuesta para hoy, día 6 de octubre

Tal día como hoy, del año 1934, Lluís Company...etc...etc

Les propongo el siguiente artículo...¡Léanlo vds. léanlo!


¡INDEPENDENCIA DE QUÉ! 4 NOTAS SOBRE ‘LA COSA’

Resumiendo muy sintéticamente los últimos pasos que nos han traído hasta aquí, la cosa funcionaría de la siguiente manera. Visto el rechazo del “Nou Estatut” y la fuerte recentralización del Estado español por parte del PP, en Cataluña han aumentado a ritmo vertiginoso las motivaciones para exigir una autonomía ya no fiscal, sino absoluta respecto al Estado español. Sería complejo descifrar si estas motivaciones son más materiales que emocionales, pero queda claro que en conjunto el clamor popular responde al deseo de soberanía. “La voluntat d’un poble” decía la última campaña de CIU, ¿quién podría negarse a eso?. Pero este proceso ha sido tan acelerado como saturado de trampas. Básicamente porque el deseo que se anhela es profundamente legítimo, pero si lo que se quiere es “independència”, desde luego no vendrá a través de un «Nou Estat Europeu». A lo largo de la historia, ¿qué libertad han dado los Estados? ¡las libertades se han conquistado por encima de los Estados y no gracias a ellos! ¿Primero la “independencia” y luego ya veremos? ¡Independencia de qué!. A continuación, y de manera más sosegada, 4 notas para desprendernos de vaguedades e intentar resituar los deseos.

1. CIU y el estado como fetiche

Si Marx detectó que a la forma mercancía se le otorgaba el poder de mediar la relación entre productores, hoy vemos cómo ese “don natural” se le quiere inyectar a la forma Estado. Una fetichización que, una vez más, esconde el carácter represivo y de clase que lo conforma. El «Nou Estat Europeu» es una fantasmagoría que parece absorber la libertad de los sujetos que lo anhelan. Basta con desear que el «Nou Estat Europeu» sea soberano. Basta con desear que el «Nou Estat Europeu» sea libre. Menuda carambola.

Esta ha sido la médula del discurso de Convergència i Unió, que ha intentado camuflar tras la bandera sus políticas autoritarias, clasistas y de sumisión al stablishment territorial. En menos de un año, el discurso de CIU sobre la independencia ha virado desde un absoluto no pronunciamiento, a una idea de “independència” resuelta en abstracto para acabar pasando por las “estructures d’estat” y anclarse en el vacile de “un nou estat que tindrà noves dependències”. Poco más que añadir al absurdo de un programa que, viendo los límites de sus mistificaciones, debe finalmente reconocer que un Estado hoy no es otra cosa que la creación de nuevas dependencias. El nuevo Estado para CIU es un fetiche, una forma suspendida en ese limbo donde no es preciso hablar de política.

Tomado demasiado en serio la subida de ERC en las últimas encuestas sobre tendencia de voto (junio 2013) podemos presumir que se acerca la cuenta atrás. CIU no tardará en abandonar el barco y volver a buscar a su electorado de base dejando a un lado el discurso de la independencia. Ese electorado que comparte con sus representantes el placer burgués por la mentira y la corrupción. Sea como sea, se acerca el fin de juego para CIU en este proceso. Pero no para la ideas refugiadas en el “Estado independiente”.


2. El enemigo español
La construcción del enemigo tiene una rentabilidad política de alcance siempre sorprendente. La esencia de “lo político” para Carl Schmitt, la dicotomía amigo/enemigo que constituía para el jurista alemán la naturaleza misma de la identidad política, es una maquinaria que fácilmente se puede poner en marcha con eslóganes directos. Uno de los más afortunados: «Madrid ens roba». La coyuntura actual juega un papel crucial en el tablero y la alta incertidumbre social hace que consignas sesgadas que eluden parte de los vectores de ataque social sean tomadas como “la solución”. El problema de todo es Madrid. Si nos desprendemos de esa losa, seremos libres. Ese es el mantra.

Mantenidas hasta ahora en la oscuridad, aparecen cuentas que muestran que Cataluña, durante los últimos 26 años, ha invertido el 8% de su PIB en un «espoli fiscal». Así se justifica que no había otra posibilidad, que los recortes han venido impuestos desde un Estado europeo –el español– que ahoga la posibilidad de echarle el pulso a la crisis. La idea es simple: Cataluña no puede mostrar su verdadero potencial porque el robo y la dominación se implanta sobre ella desde Madrid. Y en el segundo capítulo de esta historia todo se reduce a una lucha entre nacionalismos. Un relato simple y colorista. Pero como todos los relatos simples, está plagado de omisiones. Ya decía Lippman que para los problemas complejos siempre hay una respuesta simple, pero equivocada. La obediencia a la Troika Europea no aparece en este relato. Los recortes acumulados en gasto social no aparecen en este relato. Los casos de la corrupción catalana y de connivencia público-privada desaparecen en este cuento. Tampoco aparece el líquido puesto a disposición de la banca ni que la desposesión de derechos, que más allá de verse como un ataque salvaje a nuestras condiciones de vida, se oferta como nuevo nicho de mercado. Todo esto se diluye en el análisis de la actual coyuntura para que el relato de la independencia a través de la constitución de un nuevo Estado no muestre sus grietas en la base.

Mucha atención a este sesgo, porque curiosamente estas omisiones son el centro de la lucha política. Pero es que el enemigo es España. Mientras se toma como natural el juego obsceno de las oligarquías políticas y económicas, la presión financiera que se traza a escala europea y el proceso de acumulación por desposesión capitaneado por la Comisión Europea, el FMI y el Banco Central Europeo, el enemigo es España. No quepa duda que el Estado español está comandado por una oligarquía profundamente rancia, un espectro conducido por la Cultura de la Transición (VVAA, 2012), un Estado centralista, vendido al régimen de la Troika Europea y de casi inexistente separación de poderes. Un Estado incapaz de percibir las singularidades territoriales e históricas que lo conforman. Pero, como veremos, para exigir una “independencia”, tendremos que configurar otro tablero de juego más complejo con un conjunto de variables que de poco sirve omitir.

3. Independencia, ¿de qué?
En la ‘Crítica del programa de Gotha’, Karl Marx cuestionaba los fundamentos de la hoja de ruta que asumía El Partido Obrero Alemán de la siguiente manera: «en vez de tomar a la sociedad existente (y lo mismo podemos decir de cualquier sociedad en el futuro) como base del Estado existente (o del futuro, para una sociedad futura), considera más bien al Estado como un ser independiente, con sus propios “fundamentos espirituales, morales y liberales”» (Marx, 2012: 230-31)

Pues bien, esta es una sociedad del futuro y podemos preguntarnos si la base de la sociedad existente se confina en territorio catalán o si acaso se compone de territorios de todo el sur de Europa. ¿Hay una forma Estado-nación que no conocemos que nos va a sacudir la dictadura europea? ¿Es una forma Estado-nación que todavía no existe y que básicamente reclama su propia libertad?. Desde luego no será ese el Estado español, pero tampoco el «Nou Estat Europeu». Esto no es una tema ni mucho menos menor, es el tema a trabajar cuando la hegemonía cultural impone valores dominantes que quieren borrar las luchas abiertas en todo el sur de Europa. La libertad nunca ha sido el Estado y menos lo es ahora; es bajo un proceso de correlación de fuerzas como se determina qué tipo de libertades asume o se obligan a asumir al Estado existente. El derecho a la bancarrota, la desobediencia a una deuda ciudadana impuesta como tasa contrarevolucionaria, la federación a nivel europeo de un movimiento de base que exige una profundización democrática, dicho de manera clara: la lucha de las clases desposeídas. Ese debería ser el punto 0 de un programa realmente disidente con la configuración institucional actual. La ecuación no es «¿Independencia? Sí, claro». La ecuación más bien sería «Independencia ¿DE QUÉ?».

Y es que la independencia es otra cosa. La libertad, sin duda, es otra cosa. Marx añadía en su ‘crítica del programa de Gotha’ que «La misión de los obreros, que se han librado de la estrecha mentalidad del humilde súbdito, no es, en modo alguno, hacer “libre” al Estado (…). La libertad consiste en convertir al Estado de órgano que está por encima de la sociedad en un órgano completamente subordinado a ella» (Marx, 2012: 230). Ese órgano hoy es la Troika. Construir un Estado nuevo que ni siquiera servirá como instrumento de desobediencia es construir una jaula mientras se entrega voluntariamente la llave al alguacil. La soberanía es poder absoluto de elección sobre quien gobierna y la capacidad del pueblo para ejercer poder sobre quien toma las decisiones. Y si trazamos claro ese objetivo, hacia ahí sí que vamos con todo lo que haga falta. Por la independencia y por la libertad, por supuesto.

4. Independencia del capitalismo financiero
En el libro, “Hipótesis democracia: 15 tesis para la revolución anunciada”, Emmanuel Rodríguez sitúa la centralidad de un movimiento de base configurado a escala europea que, en busca de la democracia, rebase los confines del territorio catalán:
«La consideración de Cataluña como un espacio suficiente para la articulación de un nuevo marco institucional, esto es, la fundación de una república catalana es un movimiento en marcha, quizás irreversible. La disyuntiva aquí está en saber si este proceso será determinado por las viejas oligarquías, que jugarán con los trapos de la nación, o por un proceso de radicalización democrática, que se deberá articular en un marco federal con las otras «repúblicas ibéricas» y europeas. En este sentido, sobra decir que aun cuando se confirmara la realidad del proper Estat catalá, sin las fuerzas de un movimiento constituyente, que debería arrollar a las élites políticas no sólo del conjunto del Estado español, sino de buena parte del sur de Europa, la autonomía fiscal catalana —núcleo de la demanda de las oligarquías catalanas— es sólo una ventaja competitiva para la atracción de capital global. Ventaja pírrica, en una Europa alemana, en la que a falta de nuevas burbujas patrimoniales —y de las que también depende la Cataluña desindustrializada— condenarían al nuevo Estado catalán a la misma  suerte que el portugués o el griego.» (Rodríguez, 2013: 318)
La ingeniería vertical que se está produciendo por parte de Alemania y el Fondo Monetario Internacional no tiene mayor lectura que un nuevo ciclo de acumulación por desposesión con la doxa financiera como principal mecanismo usurpador. Es obvio que frente a este proceso hacen falta fuerzas opositoras que actúen de manera federada a escala europea y mundial, movimientos de revuelta bajo los que imponer «una forma de globalización enteramente diferente, no imperialista, que enfatiza el bienestar social y los objetivos humanitarios asociados con formas creativas de desarrollo geográfico desigual por sobre la glorificación del poder del dinero, el valor del mercado accionario y la multiforme e incesante acumulación de capital» (Harvey, 2004:124).
De lo que se trata es de construir soberanía política frente a los mercados financieros y al gobierno por deuda. De lo que se trata es de independizarnos del capitalismo financiero. Difícil imaginar una propuesta política centrada en la justicia social y en la distribución de la riqueza que no centre su lucha en la abolición de este despiadado proceso de desposesión. Como añade Emmanuel Rodríguez:
«En tanto acto constitutivo de una nueva democracia, los movimientos tendrán que apuntar contra los medios de gobierno (la deuda, los mercados financieros, los propios gobiernos nacionales), pero sobre todo contra las instituciones europeas que lo soportan (el BCE, la Comisión Europea). La fundación de Europa depende, por lo tanto, de los movimientos por la democracia. En buena medida, éste es el origen de Europa desde su temprano comienzo en los años de la postguerra. Y éste es el proceso que parece haber recomenzado en los países más empobrecidos, en el Sur.» (Rodríguez, 2013: 347)No existe diseño institucional que pueda ser dañino para la Troika en la forma abstracta de «Nou Estat Europeu».
La lucha funciona a otra escala y bajo otra forma que los movimientos en las plazas ya han sabido detectar. Un camino ya en proceso que pasa por encima de las líneas de contención del Estado-nación, planteando un conflicto social a escala transnacional. Los Estados-nación que ya existen solo sirven para ser destituidos o como espacios de desobediencia que refuercen instituciones supra-estatales de base ciudadana. Es ahí donde está el experimento político que puede empujar un verdadero proceso constituyente.

Dado este eje, queda mucho trabajo por hacer. La forma que ha de tomar esa república democrática que asegure la confederación entre regiones, todavía está por resolver. Pero de lo que no cabe duda es que deberá darse desde las relaciones inmanentes que se producen en la sociedad y no desde la trascendencia de los “Estados” o las “Naciones” (Rodríguez, 2013: 367).
 Procesos de autodeterminación, régimen constitucional de base ciudadana a escala europea, principios de defensa de las singularidades y culturas territoriales, administración de los recursos comunes a pequeña (municipios, ayuntamientos, gestión comunitaria) y gran escala (federación europea), dispositivos para la óptima redistribución fiscal. Un diseño institucional lleno de preguntas y retos pero conducido por la base de la sociedad existente. Un proceso donde las oligarquías que hoy venden independencia y libertad poco o nada tienen que decir. Un proceso donde las formas partido y las formas de Estado existentes tendrán un papel ridículo. No nos ha de extrañar. Esto ya viene siendo normal cuando lo que realmente se busca es una revolución democrática.

Rubén Martínez | Observatorio Metropolitano de Barcelona

Referencias:
Harvey, David (2004) ‘El “Nuevo” imperalismo: acumulación por desposesión”. Socialist Register: el nuevo desafío imperial. Disponible online en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/ar/libros/social/harvey.pdf
Marx, Karl (2012 [1875]). ‘Crítica del Programa de Gotha. Glosas marginales al programa del Partido Obrero Alemán’. Recogido en pág. 207-238 en ‘Escritos sobre el materialismo histórico’. Alianza Editorial, 2012. Disponible online en: http://www.marxists.org/espanol/m-e/1870s/gotha/gotha.htm
Rodríguez, Emmanuel (2013). Observatorio Metropolitano de Madrid ‘Hipótesis democracia: 15 tesis para la revolución anunciada’. Ed. Traficantes de Sueños. Disponible online en: http://www.traficantes.net/index.php/editorial/catalogo/coleccion_mapas/Hipotesis-Democracia.-Quince-tesis-para-la-revolucion-anunciada
VV.AA (2012). ‘CT o Cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española’. Ed. DEBOLSILLO.




RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

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