“De
adolescente yo percibía la unidad del mundo”…Pues a mí se me
aparecía como un conjunto de “cruces de
Lorena” de un puzle cuyo original no conocía. Sólo con el tiempo empiezo a
vislumbrar la unidad del Todo. La interrelación de fenómenos cualitativamente
diferentes. Y tú, Loris (Hofmannsthal),
fuiste al revés.
Hay, sin embargo, algo que me
embarga la completa compresión del Todo: las malditas aguas de la ría.
Tal día como hoy, del año 1603, “Philip, Lord Chandos, hijo menor del conde
de Bach, escribió a Francis Bacon, más tarde lord Verulam y vizconde de St.
Alban, para disculparse ante este amigo por su renuncia total a la actividad
literaria.”
Hofmannsthal la publicó en 1902.
“Sumido
en una especie de embriaguez, toda la existencia se me aparecía en aquella
época como una gran unidad: entre el mundo espiritual y el mundo físico no veía
ninguna contradicción”.
Yo, como tartamudo confeso, siempre
he tenido una conciencia lingüística superior a la media. Siempre he sabido que
la palabra deseada no puede ser dicha y has de contentarte con otra lejanamente
parecida: sobre todo si la palabra empieza por consonante oclusiva (sorda o velar, tanto da). Siempre he sabido que
la realidad no coincide con la palabra. Aunque mucho me temo que el asunto
sobrepase este doloroso y pueril planteamiento.
Una Melita con otra página de “La Voz…”. Abro una botella de “Afilador” y me pongo un cuartillo, gota
a gota. Cielo cubierto. Calor bochornoso. Hoy toca descansar. Tanta excursión
no debe ser bueno para la salud. Medito (melitas, melita, melitamos, melitáis,
melitan) sobre el sentido de tan sentida misiva. Si me pierdo… ¡adiós, amigos
míos!
¿Qué quieren? tanto “afilar” el caletre tiene sus riesgos. No
crean vds. que pimplar es en vano: También nos pasa que no podemos decir ni palabra.
Nos pasa que lo vemos todo doble y qué no sabemos cuál es la verdadera
realidad. Nos pasa que el mundo se nos presenta como una unidad ficticia, donde
“to er mundo es güeno”. Un
sentimiento oceánico nos brota de los interiores y quisiéramos abrazarlo en
toda su completitud. Añadan lo dicho a mi natural tartajoso.
A lo que vamos:
La “modernidad” se ha sustentado sobre dos pilares, que han resultado
tener aluminosis:
1.
La Ciencia y la técnica, extenderán de
forma permanente sus beneficios a cada vez mayor número de personas (Bacon).
2.
El uso autónomo de la Razón fundamenta
la moral y es la base de una existencia
libre (Kant).
Añadan Vds. la creencia de que
desarrollo científico-técnico y desarrollo moral van de consuno y tendrán ante
sí las entrañas del “Progreso” tal
como se idolatraba en siglos pasados.
Pero el desarrollo desaforado de
las fuerzas productivas, con la universalización del trabajo asalariado que
supuso, pronto puso al descubierto el sentido de aquella libertad y alcanzó el punto desde el cual podía otearse el
desierto al que nos dirigíamos. La ruptura del equilibrio (aparente) entre el
desarrollo moral y el material, fue (es) vivida como límite existencial e
histórico. Y las “Luces” crearon sus claroscuros:
Colonialismo (globalización);
Industria militar (energía nuclear); Desastre ecológico; Biotecnología (en
todas sus variantes): Psicofarmacología; Manipulación y control estatal; La
existencia misma de las redes;
Imperativos “estéticos” derivados del
“estilo moderno”; En una palabra el Progreso se ha revelado apocalíptico.
Ya nos avisaba Benjamín: “No hay obra de
civilización que no lo sea también de barbarie”. El desarrollo
científico-tecnológico racionalizador
se muestra, ahora, como la herramienta más poderosa de empobrecimiento de la
vida de los humanos (en todos los sentidos).
Así que para mantener el mito del “Progreso” (contra toda evidencia) se ha
de recurrir a domeñar el lenguaje, a los “aparatos
ideológicos del estado” y, naturalmente, a la represión pura y dura. El “Progreso” esconde la expropiación de lo
común por parte de aquellos que tienen el “Poder”
de hacerlo.
Resumiendo: Cuando oigo hablar de “Progreso”, me echo la mano a la cartera
(a la pistola, en el original) Un consejo (innecesario): Cuando oigan la
palabrota, den la espalda a quien la pronuncie (mejor no: puede que sean vds.
apuñalados). Ha quedado al descubierto toda su carga ideológica. En el XIX,
podía servir de justificación del dominio de la burguesía, como la religión y
la fuerza lo fue en la Edad media. ¡Pero hoy!...
“Todo
se descomponía en partes, y cada parte en otras partes, y nada se dejaba ya
abarcar con un concepto”
Esta ruptura de aquella apariencia
de unidad entre la ciencia y el desarrollo personal; la quiebra del mito de que
la Técnica arroja al mundo maravillas al alcance de la mano, cuando lo que
arroja, en oleadas incontroladas, es una acumulación desordenada de “mercancías” (¡¡), es vivida con
desasosiego creciente, como infelicidad permanente, con nostalgia… ignorantes
(como somos) de la causalidad del proceso. La Técnica nos tecnifica. Convierte
la vida en mecanismo. Nos “reifica”.
La alienación se alimenta, además, de la propia vida ordinaria, “normal”. La vida “normal” siembra en nosotros semillas de fascismo.
En fin… ¡he ido mucho más allá de
donde quería y de donde era necesario!
“He
perdido por completo la capacidad de pensar o hablar coherentemente sobre
ninguna cosa” primero se desvanecen los conceptos,
después los juicios de valor, finalmente las palabras más humildes. La
herrumbre avanza de forma parecida a como avanzaba la duda metódica en Descartes.
Hasta que, finalmente, el óxido quiebra cualquier solidez. Y llega la mudez…
“Porque
la lengua, en que tal vez me estaría dado no solo escribir sino también pensar,
no es ni el latín, ni el inglés, ni el italiano, ni el español, sino una lengua
de cuyas palabras no conozco ni una sola, una lengua en la que me hablan las
cosas mudas y en la que quizás un día, en la tumba, rendiré cuentas ante un
juez desconocido”
No es el lenguaje el que se le hace
extraño: ¡Es el mundo! Un mundo que ha enloquecido ante sus narices y que es
incapaz de comprender. Que el lenguaje es un artificio, un conjunto de “metáforas y metonimias” ya lo dijo Nietzsche,
con plena conciencia de que mundo y lenguaje no llegaban nunca a rozarse. Pero
Loris plantea otra cosa: el fin de un mundo… ¡el suyo!
Que hay cosas que no pueden ser
dichas, también ha sido dicho. No se puede hablar del sentido del mundo pues
éste no se sitúa en el plano de la significación, sino en de lo ostensible.
Pero Hofmannsthal
no se refiere a eso. Se refiere a su incapacidad para comprender y actuar, no
por deficiencia cognitiva, sino por la repentina complejidad del mundo.
¡Por eso su respuesta a esta
imposibilidad fue casarse!...
Otros, precisamente aquellos de
cuya intervención en el ciclo (de producción-reproducción) se derivaba el “Progreso”, vieron claramente de qué se
trataba: Acumulación y empobrecimiento. Comprendieron, mejor que filósofos y
poetas, la alquimia del trabajo y comprendieron que, así como el veneno de
serpiente mata y salva, el trabajo crea riqueza y miseria. Y la comprensión les
llevó a la acción…
¡Y en esas estamos!
Otros, perdida por completo la
capacidad de pensar o hablar coherentemente sobre ninguna cosa, lo intentarán
con la música (el arte, en general). La música como superadora de las limitaciones y contradicciones de la “representación”. También ha sido dicho: “Un metafísico es un músico…etc…etc”.
Pues miren vds. no diría yo que no.
En vez de tanta cháchara, tanta palabrería manoseada, podrían escuchar alguna cosa de Debussy (*), por ejemplo: “Nuages” (Nocturnes. Nº
1). Escuchen atentamente y verán (¿)
cómo la repetición abreviada del tema A (ABA’) parece dirigirse hacia la
disolución sin nostalgia. Debussy nos invita a la contemplación del proceso.
Las nubes se disipan y nosotros contemplamos, imbuidos de una sensación de
quietud y “ataraxia”, su
evanescencia. No hay tensión tonal…es un fluir indeciso, pero que nos invita,
sin ansiedades, a recrearnos en cada momento del proceso. Nosotros, sin
embargo, sabemos, que las nubes que nos abruman no se disiparán por sí solas.
Y así, de esta manera tan esforzada
e impropia (para las fechas), se encamina el día hacia el mediodía. Y esperemos
que se encarrile bien hacia la noche.
La olla de grelos toca a su
fin…¡que no cunda el pánico! Ya se enterará Xosé de mi escasez y obrará en
consecuencia. Seguro que calculó que con la olla que trajo tendría para tantas comidas.
Miren vds., el esfuerzo de la
mañana ha sido descomunal, así que doy por finalizada la jornada. Sólo me resta
rendir homenaje a Edén Pastora y a todos aquellos que participaron, tal día
como hoy, del año 1978, en la toma del Palacio Nacional. ¡Viva el FSLN! Hecho
lo cual, echaré una siesta en la orilla de la enloquecida ría.
Uno de los peligros de estas “efemerísticas razones” es querer
abarcarlo todo. Pero ya saben vds. que todo retorna.
Esperemos que no retorne Xosé