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miércoles, 25 de septiembre de 2013

Propuesta para la tarde de hoy, día 25 de septiembre. Riada del 62. Puig Antich.



La tarde del 25 de septiembre está marcada con una cruz en el calendario de los pobres. En realidad todos los días están marcados con cruces rojas en el calendario de los pobres. Pero, oigan, es que aquellos pobres eran de mi pueblo. La cosa empezó con cuatro gotas. Antonia retiró la ropa que acababa de tender. Pepe Luís sacó las macetas para que calmaran la sed de semanas. Ginés y el señor Bonet entraron en un bar de la rambla de Egara, pidieron unas cervezas y unos boquerones en vinagre esperando que descampara.




 Aquello acabó como acabó… ¡Ya saben Vds.!

La “Riada de Franco” acabó con las esperanzas de cientos, de miles (diría) de personas y animales que pensaban (sí, también los animales lo pensaron) en un futuro mejor. La esperanza, como Vds. saben, es lo último que se pierde. Las autoridades hicieron caso omiso a la afluencia incontrolada de emigrantes. Los propietarios vendieron, con la anuencia de los ayuntamientos, tierras inapropiadas en las que los pobres desgraciados construyeron sus chabolas. Hablaron de “guetos”… ¡pero, ¡oigan!, es que ningún nativo quería vivir con ellos! ¡No tenían vocación de eremitas, no les gustaba especialmente las paredes de latón ni los techos de uralita de desecho!

Todo bajo la sombra protectora de Porcioles (¿Parcelas?), gracias al cual (régimen mediante), Barcelona fue tomando proyección internacional. Amante de la sardana y la sardina murió en su ciudad natal, Vilassar, de un ataque cardíaco…Fue entonces cuando nos enteramos de que tenía corazón. Si hay Infierno… ¡ahí os queméis tú y los de tu ralea!

¿Qué decir del destino de las indemnizaciones?  ¡La de niños que fueron dados en adopción de forma incontrolada y fraudulenta! ¿Sabían Vds. que llegaron a venderse colchones destinados a los damnificados en los barracones dels Encants?

Toda una vida pagando el “Ocaso” para, ahora, ser sepultado bajo el lodo o, en el mejor de los casos, en una caja de pino resinero. Los muertos aparecían por doquier. Por fin habían conseguido engordar. Era una gordura, sin embargo, extraña, tersa, violácea…como si padecieran una enfermedad desconocida.

Una novia, ataviada al uso, apareció, como algodón en su rama, entre los ramajes de una morera. Alguien dijo, gracioso: “En martes, ni te cases ni te embarques”.

En Barcelona todavía sonaban los ecos de los fuegos de artificio dedicados a la Virgen de la Mercé. Desde Rubí, desde Sant Adrià… los tomaron por broncos y martirizantes truenos de tormenta. Allí no se enteraron hasta el día siguiente, aunque esa misma madrugada tuvieron un susto importante. Los bomberos rescataron decenas de niños de las chabolas de Montjuich, lugar destinado a futuros fastos. Porcioles, por cierto, consiguió que Franco le “regalara” el castillo.



La Vanguardia recogió el desastre en la edición del día 27. El día 26 aparecía en primera página una imagen de la península vista desde un satélite. Nada se decía del peligro que se cernía. El 27 volvía a anunciarse “intervalos de sol” y restos tormentosos en Cardedeu. “Tómbola” llevaba semanas de éxito en el cine Novedades: a los pobres les tocó una muñeca. Sonny Liston acababa de derrotar por KO en el primer asalto a Patterson. En el “Cerro de los Santos” descubren una cabeza de caballo y otros restos arqueológicos. En Yecla alguien, lloroso, reconocería en esa cabeza al descendiente de su yegua “Colorá”. Los cubitos de doble caldo “Potax” hacían furor y Villalonga acababa de ser elegido “seleccionador nacional” de fútbol. Ben Bella era elegido primer ministro de la recién República de Argelia. El cinturón metropolitano yacía bajo metros de barro. Dentro de siglos, arqueólogos desmemoriados, hallarán…

Después vinieron las riadas de noviembre y la gran nevada. Y sin hablar de la Talidomida.

Les había anunciado una excursión a Barcelona… ¡y así será!

Luce el sol “a intervalos”. Como homenaje cojo mi paraguas negro, grande como sombrilla de playa. Tarjeta dorada. Lado mar. ¡Déjenme paso por favor…soy un pobre jubilado que va a sus inútiles quehaceres! Bajo en Arc de Triomf y, flaneurando, subo paseo de San Juan hasta Consell de Cent. Giro a la izquierda, por la acera de la izquierda y sigo hasta el cruce con Girona. Un paseo gratificante. Resisto al Condis que me sale al paso. Esquivo decenas de “restaurantes” chinos. Voy con una idea fija. En el chaflán de Consell de Cent con Girona había un bar (¡y lo hay!) llamado “El Funicular”. Entro y ocupo mesa junto a la ventana. Descorro el visillo. Pido un carajillo de coñá con remolque y el periódico. El camarero me parece salido de los 70’s: pantalón estrecho de cintura y acabado en pata de elefante, camisa entallada… bigote caído, pelo lacio que le cubre las orejas, gafas de carey…Suena “walking on the…” de Lou Reed. Acaba y enlaza con la pérfida “Nunca llueve al sur de California”. Esto parece un flash back. Me trae el café y deja encima de la mesa una botella de Espléndido a la que aún se le puede exprimir un poquito más.

–Extravegante camarero, ¿podría traerme el periódico y un bolígrafo?

–Quizá lo sepa o quizá no, pero se ha metido Vd. en un sitio histórico. Algo pasó aquí hace muchos años y yo pago las consecuencias. ¿Cree Vd. que a mí me gusta ir vestido de esta guisa? ¿Cree Vd. que este bigote mejicano me favorece?

–¿??????

–¡Pues no! –Vuelve a la barra y me trae una Vanguardia color sepia.

–Pero…¡Oiga… este periódico está periclitado!... ¡Y no tiene sudoku!

–¡Pues ESO!

Bien sé yo de qué se trata y por eso de lo que se trata estoy aquí ahora, sentado a la espera de los fantasmas que, a la hora exacta, harán acto de presencia en mis circuitos neuronales. Ya les he dicho muchas veces que mi existencia es virtual. Y como es virtual y no temo por las transaminasas, me pimplo los brebajes en un pis-pas. El reloj del establecimiento marca las 4 y cinco. Tengo tiempo de hacer otra visita. Le digo al camarero que me guarde el sitio y que me reserve el periódico. Le dejo el paraguas como “penyora”.

Lo sienta en la silla y parezco talmente yo.



En la Plaza Gala Placidia justo en el rincón que ahora ocupa el Colegio de Economistas de Barcelona, allí donde la plaza se estrecha para convertirse, otra vez, en avenida, estaban las “atracciones Caspolino” (el nombre no tiene nada que ver con la vetustez y el desfase del recinto, sino con el lugar de procedencia de su propietaria-gestora: Caspe). Era un oasis, o mejor, un espejismo: coches de choque, tiovivo, futbolines…en un espacio mínimo, que se ampliaba por obra y gracia del inexistente Altísimo. Pegado estaba (¡y está!) la cafetería “Placidia”. Mesitas de aluminio. Trasiego de peatones que bajan y suben de los ferrocarriles Catalanes. Coches que se sumergen. Gente con capazos de pitanzas frescas compradas en el mercado de la Libertad.

Todos los bares de Barcelona tenían su clientela fija: los del FOC-FLP habían tomado el “Liceu de Sants” (el de la barra de 32 metros), el “Loreto”, el “Velódromo”, así que a estos pobres del MIL sólo les quedaba las atracciones Caspolino y algunos bares que, a salto de mata, iban concertando. He dicho pobres… en realidad sus asaltos a bancos eran de los más limpio y exitoso. Los del MIL no paraban quietos. No había domingo que no la armaran en la fuente de Canaletas y alrededores. Su enseña: consejismo y situacionismo.

Me amorro a la barra. Pido un orujo de hierbas. Giro de muñeca espectacular. Golpeo el mármol y, por arte de magia, la copa vuelve a estar llena.

A los chicos del MIL les gustaba el futbolín. Apoyada en una de las patas de uno de aquellos artefactos alguien encontró algo y ese alguien entregó ese algo a la policía. Salvador habría ganado y arrastrado por el ardor de la victoria, habría olvidado ese algo. Era un bolso de aquellos que nos colgábamos al hombro en aquellos años. Dentro, la documentación falsa de Puig Antich, un telegrama de Francia, un recibo de alquiler de un piso, un número de buzón postal, dinero y una pistola… ¡suficiente!

La perspicacia de la policía española dio sus frutos. Detuvieron a Santiago Soler y le sacaron a hostias el lugar y la hora del encuentro con Garriga que venía de Francia de firmar la disolución del grupo.  El día, el 25 de septiembre (1973); el lugar, el “Funicular” y la hora, las seis de la tarde… ¡ y son las 5 y cuarto!



Llego al “Funicular” con el bofe fuera. Mi sitio está libre. El camarero me trae el periódico y me devuelve la sombrilla playera. Suena “Améeeericaaaa”. En la mesa de mi derecha un individuo que huele a policía, ese olor rancio mezcla lograda de Varón Dandy y pura mierda, a metros a la redonda, lee el “Barrabás”. Un bulto extraño donde el corazón. No se le escapa ni una ligera sonrisa. Acodado en la barra un chaval con la cabeza entre las manos y escoltado por dos clientes que llevan escrito en la chaqueta: SECRETA. Hay dos mesas más ocupadas: jubilados que, como yo, quizás, rememoren. Es barato y te mantiene activo.

Garriga y Salvador (a quien no esperan) se acercan por la confluencia de Girona y Consell de Cent. Unos tiparracos le salen al encuentro. Uno se deja (¿) prender y el otro se revuelve como una iguana. Parece un arreglo de cuentas. En este momento suena “Eres tú”, de Mocedades. Salen a relucir pistolas. Quieren introducirlos a la fuerza en el colmado “Betlem” (hoy, bar) y tal como ocurrió entonces, tampoco hoy les dan posada. Así que los arrastran al número 70 de la calle Girona. El pobre Soler ha intentado avisar pero el “Barrabás” le ha arreado una hostia. Los jubilados pegan sus arrugadas caras a las cristaleras. Se oyen unos tiros. Dos tios tumbados en el suelo: el inspector Anguas y Salvador. Soler y Garriga, a la Vía Layetana. Salvador, al Clínico y el inspector Anguas …¡al cementerio!

El resto ya lo saben. Pasó lo de Carrero y etc…etc.
Cojo el paraguas, pago y, chino-chano me dirijo a “Arc de Triomf”. Tarjeta dorada. Lado mar. Abro el periódico color sepia, del miércoles 27 de septiembre del año 1973.
(ya lo devolveré el año que viene).
Llega la noticia de la muerte de Neruda:

“Yo no quiero la patria dividida
Ni por siete cuchillos desangrada…”


Triunfo aplastante del frente justicialista. Los socialistas franceses avanzan en las cantonales. Tres mil soldados rastrean el centro de Santiago. El Barça le ha ganado por 3 - 0 al Español.

Propuesta para la mañana de hoy, día 25 de septiembre. “Diario de un seductor”. Alejandra Pizarnik-


A estas alturas mi vida ha perdido toda originalidad y se mantiene de prestado.  Puedo consolarme diciendo que mi vida “revive” el pasado. La realidad es que no puede crear nada nuevo. Así son las cosas y ya he decidido que así serán. Pero incluso la rememoración se hace cada vez más tragicómica. “La vida puede ser comprendida viendo hacia atrás, pero sólo ha de ser vivida hacia delante”, eso decía Kierkegaard. Lo segundo es imperativo…excepto en el caso de Benjamin Button.

Hoy toca excursión a Barcelona… ¡esto es un no parar! Antes, sin embargo, tengo que arreglar cuentas con nuestro viejo conocido (y, no obstante, amigo) y deforme Kierkegaard. Lean Vds., si quieren, las propuestas del 5 y el 8 de mayo y continúen con la que propongo para hoy.
25 de septiembre (“Diario de un seductor”. Incluido en “O esto o lo otro”, 1843.)





“¿Por qué no puede durar más una noche así? Si Electra se pudiera olvidar, ¿por qué en estos casos el sol no puede sentir compasión? Ya se ha acabado todo, y yo pido de no verla más. Una vez que una jovencita ha dado todo, está rota, lo ha perdido todo; pues, si en el hombre la inocencia es un momento negativo, en la mujer es la esencia de la vida. Ahora es imposible toda resistencia, pero mientras exista es bonito amar; cuando cese, amar se convierte en hábito y debilidad. No deseo recordar esta relación con ella; ella ha perdido el aroma, y ya pasaron los tiempos en que una jovencita, por el dolor de la infidelidad del amante, se transformaba en heliotropo. No me despediré de ella, ya que no hay nada que me moleste más que las lágrimas y las súplicas de las mujeres, que confunden todo y en el fondo no significan nada. Es verdad que la he amado, pero de ahora en adelante ella ya no puede ocupar mi alma. Si fuera un dios haría lo que Neptuno hizo con una ninfa, la transformaría en un hombre.

Valía la pena saber si estaba en grado o no de engatusar a una jovencita hasta el punto de que tuviese tanto orgullo de imaginarse que era ella la que se cansaba de la relación. Podría ser una farsa muy interesante, que por sí misma tuviera también un cierto interés psicológico y, desde ese punto de vista, nos enriquecería con muchas observaciones eróticas”. FIN.

Se trata de la última entrada del “Diario…” y acaba de tirarse a Regina. Es para romperle (acabar de) la espalda y las piernas. En su descargo decir que quien habla es Johann, la encarnación del estadio estético, de ese vivir poéticamente que te conduce, por falta de objetivos, a la repetición de lo mismo…al límite mismo de la melancolía. Los estadios (estético, ético y religioso) no son momentos hegelianos, son cursos posibles del río que constituye nuestra vida. Son resultado de una elección consciente y angustiosa resultado de un correcto aprendizaje. Eligiendo nos construimos y participamos, desde la subjetividad, en lo general…etc…etc. En fin que la vida es una continua ansiedad (desde Adán), un “mareo de libertad”, que sólo se calma con el absurdo de la fe, con la confianza plena en “Dios” (Abraham. “Temor y Temblor”). La ansiedad nos informa sobre nuestras opciones, nuestro propio conocimiento y nos conduce desde la autoconciencia inmediata a la conciencia de reflexión (conciencia pre-reflexiva / conciencia reflexiva de Sartre).

Es justo lo que acontece en el Condis. Siempre he dicho que el Condis es un microcosmos que refleja la totalidad del universo. Te ves arrojado a ese espacio siempre mal climatizado y enseguida te asalta la angustia de la elección: “esto o lo otro”. ¿Brócoli o coliflor? (ambas opciones son equivocadas). ¿Qué hacer? ¿ir al chino?... porque lo que es el huerto ya está en las últimas.

Por eso, para evitar la angustia, me he establecido un ritual raramente alterable: tostada de pan con aceite y orégano griegos y un fifti-fifti. Un poquito de angustia, ¡vale!, pero sólo cuando dudo entre coñá u otro espirituoso.

Con “temor y temblor”, tanto que derramo el carajillo, rememoro la figura de Alejandra (Flora) Pizarnik, aquella madrugada del 25 de septiembre del 72 en la puso fin a su angustiada vida con una muerte seconalmente sódica. En el número 980, apartamento 7º C, de la calle Montevideo, Buenos Aires, naturalmente. En su apartamento, un  pizarrón verde y escrito en él:

                                                        No quiero ir
                                                        nada más
                                                        que hasta el fondo
Oh vida
Oh lenguaje
Oh Isidoro                                                                       Septiembre de 1972.                               

               

Clavadas en la pared, unas fotografías de Breton y de Rilke. Muñecas pintadas, disfraces, papeles desordenados…

Sobre la mesilla de noche alguien había depositado la piedra de la locura… y un trapo de lino empapado en celedonia, de la familia de las adormideras.

Se la llevaron, sin vida, al Hospital Pirovano. Allí se la veló según el rito judío (Infórmense Vds. de su procedencia y del destino de buena parte de su familia). Al día siguiente se hizo la vela “normal” en la sede de la Sociedad Argentina de Escritores. Y el 27 fue enterrada en el cementerio judío de La Tablada.

En los bajos del edificio, feo donde los haya, han puesto un despacho de lotería.

PARA JANIS JOPLIN
“A cantar dulce y a morirse luego.
no:
a ladrar.

Así como duerme la gitana de Rousseau.
Así cantás, más las lecciones de terror.

Hay que llorar hasta romperse
para crear o decir una pequeña canción,
gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia
eso hiciste vos, eso yo.
Me pregunto si eso no aumentó el error.

Hiciste bien en morir.
Por eso te hablo,
por eso me confío a una niña monstruo







RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...