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viernes, 26 de julio de 2013

Propuesta para hoy, día 26 de julio.



Tal día como hoy, del año 1806, Carolina von Günderode, dio inicio a la saga de las “Ofelias”.
Aquí les presento una serie de citas.
 
Bettina Brentano:
"Cuando llegamos a Geisenheim, donde pernoctamos, estuve echada en la ventana contemplando el agua que reflejaba la luna; mi cuñada estaba sentada junto a la ventana. La criada que ponía la mesa dijo: Ayer se suicidó en Winkel una hermosa dama joven que ya llevaba aquí seis semanas; estuvo paseando por la orilla del Rin, luego volvió a casa, cogió una toalla; al atardecer la buscamos en vano; a la mañana siguiente la encontraron en la orilla, debajo de unas mimbreras; había metido piedras en la toalla y se la había colgado alrededor del cuello, probablemente porque quería hundirse en el Rin, pero como se clavó el cuchillo en el corazón, se cayó de espaldas, y así la encontró un campesino, tumbada junto al Rin debajo de unos sauces en un lugar que es muy profundo. Él le arrancó el puñal del corazón y lo arrojó lleno de espanto al Rin. Los barqueros le vieron volar, entonces se acercaron y la llevaron a la ciudad.
Al principio no había escuchado, pero oí el final y exclamé: ¡Esa es la Günderrode!".

Alejandra Pizarnik (“Carolina de Günderode”)

 “La mano de la enamorada del viento
acaricia la cara del ausente.
La alucinada con su “maleta de piel de pájaro”
huye de sí misma con un cuchillo en la memoria.
La que fue devorada por el espejo
entra en un cofre de cenizas
y apacigua a las bestias del olvido.”

 



Annie Le Brun (“À distance”)

“De esa revuelta, sin la cual la idea de libertad se reduce a no ser más que un medio de acondicionar el terreno, sin la cual el amor se reduce a no ser más que una debilidad del individuo; de esa revuelta, de esa sed de absoluto, no hay ni sombra en el actual discurso feminista, y ese es, por mi parte, el reproche definitivo que hay que hacerle. Pues es por haber compartido con algunos hombres jóvenes esa revuelta absoluta, ese altivo rechazo de acomodarse a la banalidad, por lo que las mujeres del romanticismo supieron inventar su libertad”.



Javier García Sánchez: “Ültima carta de amor de carolina…”
“Pero no te aflijas por mi destino, Bettina. Sé consciente de que voy hacia una eterna paz. Y también de que no fui sólo la abnegada canonesa que aspiró a hacer poesía. Fui, soy la esposa de la muerte, la que ahora va a formalizar sus nupcias con ella. Entro por fin en mi noche de bodas soñada. No entristezcas, sea esa mi última súplica. Yo, una vez más, en silencio como tantas otras, voy a postrarme y besaré el pedestal de esmeraldas que sin saberlo pisas. Que seas feliz, alma mía, tesoro prohibido, y recuerda que fuiste tú quien me habló del inútil llanto por la muerte de la rosa. Adiós, amor. Piensa en mí como en aquella flor que puso un poco de luz en la tiniebla de tus días. Adiós. Ha expirado mi tiempo. Trémila y llorosa quedo a merced del Altísimo. Adiós”
Tuya siempre.
Carolina-

Sobre su tumba, en terreno de suicidas:
“Tierra, madre mia, brisa, alimento mío
Fuego sagrado, amigo y, tú, hermano, río de la montaña
Y mi padre el éter, a todos os doy con veneración
Amables gracias, con vosotros he vivido aquí
Y me voy al otro mundo y os dejo contentos;
Adiós pues, hermano y amigo, padre y madre!
Adiós”.
(Herder: “Stimmer der Völker”)

Vean el homenaje de Meret Oppenheim.

 Cuando la encontraron vestía un hermoso vestido rojo.  El estilete aún reposa en algún lugar del fangoso Rhin.  Llevaba una toalla llena de piedras alrededor de la cintura. Con ella empezaba la saga de las “Ofelias”.

Betina se hizo famosa por sus escritos y Carolina por su muerte, a la que se lanzó impulsada por la imposibilidad de sus dos amores.
Carolina (Tian): “No tengo sensibilidad para las virtudes femeninas, para la felicidad de las mujeres”. 




RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...