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lunes, 11 de noviembre de 2013

Propuesta para hoy, día 11 de noviembre. Armisticio en Compiègnes





“El Imperio Austrohúngaro ya no existe. No quiero vivir en otro sitio, ni se me ha pasado por la cabeza emigrar. Me conformaré con vivir en el torso e imaginar que se trata de una escultura completa” (Freud. Diario: 11 de noviembre de 1918).

5 tostadas con aceite y orégano. Mis Custodios quieren participar de este sencillo ágape. Con el carajillo hacen mohines, pero se lo pimplan:

--¿Qué te parece, Aurora?

--Demasiado espirituoso para mi gusto.

--Yo lo encuentro divino, dice Clara.
La cuarta, repite.

--Venga que a las 11horas y 11 minutos de este día 11 del mes 11…O sea, dentro de dos horitas tengo que estar en Compiègne.

--¡¡No olvides la ropa interior!! (a coro y riendo a carcajadas)

--¡Ni vosotras las alas!

Bolsa de condis, chubasquero, bufanda blaugrana de siete leguas, gorra-Ignatius y petaca de Terry (de malla).

¡Paso al jubilado jubiloso!

Por sobre “la sin fin llanura de la Fortuna”, (“al filo de Francia”), aterrizamos en las proximidades de” París 1919”…John Cale, nos ha amenizado el viaje.


 


Tal día como hoy, del año 1918, se firmó en Compiègne el armisticio (entre los aliados y Alemania) para el frente occidental…el oriental estaba hundido. Las duras condiciones serían confirmadas en Versalles. Aunque el “pacto” estuvo listo a las cinco de la mañana, no sería hasta las 11 que entraría en vigor (como una columna de fusileros con la bayoneta calada:11-11-11’11) Durante esas horas se pimplaron las reservas de calvados de todo el regimiento y cantaron todos juntos la “Marsellesa” y el “Deutchland über alles”. Años más tarde (1942) los alemanes volverían y tomarían Vichy, el símbolo de Francia, dejando a los franceses sin el inevitable y orgulloso eructo del mediodía…Era otro 11 de noviembre.



 
El desvalido vagón sufría en silencio las canalladas de la historia.

Ya saben vds. la maniobra de los militarotes imperiales: rendirse en secreto, hacer mutis por el foro y reaparecer con lo de “la cuchillada por la espalda”…”el ejército alemán nunca fue vencido en el campo de batalla”…etc…etc

En el Hospital Militar de Pasewalk (Stettin) el cabo Adolfito, de bigote pinturero, recayó en la ceguera de la que ya se estaba recuperando:

“Me resultó imposible permanecer más tiempo allí…Mientras la vista se me nublaba, regresé tambaleándome y a tientas al dormitorio común, me arrojé sobre el lecho y enterré la cabeza ardiente en la manta y la almohada”…¡lástima que no te enterraras entero en cal viva!...

A la de Sebatian Haffner y a la monumental novela de Döblin añado la obra de Margaret MacMillan (“París, 1919”). Ahí está todo lo que hay que saber.

Bueno, pues aquí estoy, aterido de frío, en este claro de bosque convertido en pequeño parque temático de regusto nacionalista: El general Folch; unos cañones; un tanque “a lo Oldenburg”; la inevitable plaquita, banderas y un pabellón-museo donde la pieza más apreciada es la corneta que un pobre desgraciado hizo sonar a las 11 horas y 11 minutos de aquel 11 de noviembre del año 1918…Y un vacío central donde se colocó el vagón acondicionado para la ocasión.

Me amorro a la petaca y cierro los ojos…cuando acabe de beber habrá desaparecido tanta idiotez y mal gusto…pues no…no ha desaparecido. Soplo de nuevo…¡por los pocos que se opusieron a la carnicería!

“Señora de las Viñas, ¿Cómo sostener sobre nuestros hombros tanto cielo
cómo sostener tanto silencio con todos los secretos de los árboles?” (Yiannis Ritsos*)

El cielo plomizo de noviembre no invita a nada. Me lio un cigarrillo “lucki luke”, y dejo la colilla en la boca del águila desmochada: “¡A los heroicos soldados de Francia: defensores de la Patria y del Derecho!”…por dios…¡suelten de una puta vez el águila!...y ¡métanse el “Derecho” y la “Patria” por su ancho culo! 






Cómo era aquello de…”cuando oigo la palabra “Patria”, echo mano a…”?

Ah!... ¡los militares y su gusto por la metáfora…!

Diez millones de muertos y el doble de desaparecidos, heridos y mutilados…caben en un águila desmochada. Seguro estoy que sacrificaron a la rapaz para que posara sin sobresaltos.

En fin!...¡me largo!...carretera D546…"Paseo de Frankfurt" (¡¡) y ya estoy en el centro de la noble (¿y heroica?) ciudad, que se dispone a devorar pies de cerdo y lengua de vaca. Con mi atuendo parezco un borrón innoble recorriendo los inmaculados renglones en los que dios escribe como le viene en gana.

Plaza del ayuntamiento: “Bistrot du Terroir”…¿Terreur?...bien podría serlo: ciudad sepulcro de antiguos reyes: “El Viejo”, “el Laborioso” y mi estimado “Tartamudo”. Ciudad trampa para Juana de Arco que aquí fue atrapada por los ingleses y entregada a los de Borgoña…Aquí pasó Desnos (¡el de los sueños!) una temporadita en el infierno, lleno de grávidas pesadillas. Y de aquí salieron, dialogando, hacia “La Grève”, las dieciséis carmelitas (alguna novicia). Allí les cortarán la cabeza: ¡Era el Terror! Casi todas componentes del coro…así que todas las cabezas acabaron con la boca polifónicamente abierta. El último acorde sonó como suenan las palabras al despeñarse en las noches blancas de San Peterburgo: “Pianísimo sfumatto”…Otras dos murieron de las “fiebres de Saint-Vallier”.





Bernanos:”Diálogo de carmelitas” y François Paulenc (ópera homónima): ¡Oigamos un trocito!

--Garçon…Vous pourriez mettre un chauffe-ici.

--¡Sólo faltaba eso !...Con la que está cayendo y que venga UN cliente, UN SOLO cliente y me pida una estufita porque tiene frío…¿no le parece más adecuado tomar lo que tenga que tomarse en el acogedor interior y dejarse de excentricidades ?...Que, por cierto, de excentricidades…¡vd. va sevido !...¡mon dieu !...Una pérdida de negocio del 30% y llega un garabato y me pide una poêle…

--Sólo le he pedido una estufa no un análisis de coyuntura ni, menos, apreciaciones estéticas.

--Pues, no. ¡No tenemos estufas !...¡ni que fuera vd. Descartes !....¿Qué digo Descartes ?…¡ni que pensara vd. !

--¡Gracias, buen tabernero !

--¡de NADA !, destartalado viajero.

Mi experiencia me dice que fuera de este « bistrot » no encontraré otro en quilómetros a la redonda ; así que cedo y entro como un espectro, como una sombra con orejeras. Pido una botella de calvados.

--Inmediatement, monsieur !  Soyez vous bienvenues !

Mientras me pimplo mis buenos centilitros pienso en el destino del vagón,  que sufrió la vergüenza de ser el continente de esos trejemanejes de la historia.

Era uno de los 21 vagones-restaurantes de lujo (el 2419-D) que la « Compagnie Internationael des Wagond-Lits » (CIWL) encargó, en 1912, a la empresa « Societé General des Ateliers de Saint Denis » con destino a las líneas interiores : Dos bogies de dos ejes ; madera de teca ; amplios ventanales…

El vagón predestinado, fue entregado el 20 de mayo y empezó a trabajar el 4 de junio, llevando y trayendo pasajeros de París-Montparnasse a Saint Briens (Bretagne) (y viceversa). Su vida era, pese a su naturaleza, rutinaria y placentera. Nada hacía presagiar que la providencia le tenía reservado un futuro lleno de inesperadas metamorfosis…y un final  explosivo.

De entre los 21 fue elegido él…al que se sumaron un vagón cama, un coche salón, otro vagón gemelo…además de dos furgones (de cola…como los pianos)…¡Necesidades del Ministerio de Guerra !
Y de los cuatro la desgracia volvió a cebarse en él : fue habilitado como despacho y sala de reuniones del General Foch : mesa de 2’5 x 1’5, diez sillas, mapas (digo yo sino habría alguna reproducción de la « Imago Mundi » de Pierre d’Aylli, natural de la contorná, inspirador de Cristóbal Colón), aparatos de comunicaciones, secretaría…así hasta convertirlo en un verdadero despacho militar.  

Empezaba Octubre y Alemania ya había pedido, a escondidas, un alto el fuego.

El 27 de octubre (mientras Liebnekch sale de la cárcel) el vagón es conducido, de noche y por vías recónditas…como apestado…a una antigua zona de maniobras en el hermoso bosque de Rethondes, muy cerquita de Compiègnes. Al cabo de unos días empezaron las negociaciones secretas que culminarían en el Armisticio del 11 de noviembre.

Observen vds. la pintura que recoge el momento álgido. Fíjense en las sillas…¡exactamente iguales a las que soportan mis posaderas y las de mis invitados !...¿Quién lo iba a decir ?...Unas sillas idénticas a las que soportaron a la delegación alemana, encabezada por el civil (y futuro asesinado) Erzberger  y a los anfitriones, capitaneados por el mariscal Folch.

--Garçon… ¡la carte !...y cuélgue mi impedimenta en la percha. Gracias.

--¿Ha visto  vd.  el frío que está haciendo ?

--Je vais prendre  « Croustillan de pied de porc et tête et langue de veau avec de la sauce gribiche »…¡con alcaparras !

--¿Algo más ?

--una botella de Borgoña (¡¡) tinto…y « teta de monja » (o de novicia, tanto da).

Amablemente la CIWL donó el desgraciado vagón al Ejército francés que lo colocó, como correspondía, en los Inválidos: “Vagón del mariscal…..donado al….”. Dejado a la intemperie, se fue transubstanciando de manera vertiginosa... En 1924 un americano, de la saga de los Flemming, construyó un pabellón en el sitio original con intención de que, allí, gozara del descanso merecido: 

“Este edificio….11 de noviembre…Flemming…Pasadena…”. ¡En presencia del mariscal!

Por cierto, en Pasadena daban los últimos retoques a la “carreta madre” (¡la 66!) que se inauguraría el 11 de noviembre de 1926.

Los aguardientes los amenizo con “(Get your kicks on) Route 66”…en las versiones de Nat King Cole, Chuck Berry, Rollins Stones…

Le pago con un ojo de la cara…y el otro lo reservo para contemplar las maravillas que encierra esta noble y deportiva ciudad (¡la más deportiva de Francia!).

--¡No olvide sus complementos!

--Ni la botella de calvados

En un momento estoy en la plaza de Saint Jacques, giro la cabeza como la niña del exorcista (me falta el izquierdo), veo la lúgubre silueta de la ¿inacabada? iglesia y me precipito al bar saint Hubert…desde la ventana puedo seguir mirando.

Juana de Arco salió de rezar (de esta iglesia) se dirigió al puente y allí la atraparon.

--Monsieur…vous ne pouvez pas entrer avec boissons.

--¡es agua !

--¡déjeme probar, sinvergüenza !

Y, en efecto, era agua…Se había producido el milagro : « ¡Hijo no tienen agua ! »... »¿Qué nos va a tí y a mí ? »... »Pero…¡hijo « !...lo miró con turbios ojos de abstemia y el Hijo no tuvo más remedio que convertir el calvados en agua pura de Vittel. Tal día como hoy, del año 1215, el concilio de Latrán dirimió para siempre la doctrina de la transubstanciación : un milagro de mal gusto : ¡convertir el vino en sangre !...¡el pan, en carne !...milagro  de mera supervivencia, sin elegancia…

--« Póngame, sin embargo, como muestra de buena voluntad, una botellita de calvados »

--Soyez bienvenue !

--Y cuelgue mis pertenencia en las astas del ciervo.

En 1940, ante el avance teutón. Francia se vio obligada a pedir la paz. ¡Llegó el momento de la revancha !

Los alemanes dinamitaron el pabellón que contenía el olvidado D-2419 y lo volvieron a colocar en el punto exacto en el que se encontraba aquel infausto  11 de noviembre. Hitler (Goering, Hess, von Ribbentrop y Keitel) mandó a llamar a la delegación francesa, de la que ya ¡por fin ! no formaba parte el inevitable Folch (en consecuencia no se pimpló).





Acabada la ceremonia, el atribulado vagón fue transportado por carretera, en olor de multitudes (¡¡). Llegado a Berlín fue expuesto en la plaza Lustgarten. Pasó a la estación de Anhalt y de allí a una base de la Wehrmacht, en los bosques de Turingia.

 Y aquí empezó el vía-crucis, que se iba haciendo cada vez más doloroso, según la guerra se iba inclinando del lado de los aliados : estación de Sperenberg, estación de Rhula, estación de Ohrdruf,estación de Crawinkel…siempre cubieto con un sudario. El carromato pedía (clamaba) que se pusiera fin a su eterno deambular…Y así fue : lo internaron en la espesura y, allí, le volaron los techos y lo transubstanciaron en cenizas.

Nadie le agradeció los servicios prestados ni se disculparon por el innoble trato…Se habían librado de repetir la escena de Compiègnes.

Los americanos encontraron algunas astillas.

Me pimplo un vaso de aguardiente de manzana a la « salud » del D-2419…y porque se pusiera fin a tanta recurrencia.

Los franceses no podían dejar ASÍ la cosa. Pidieron una reconstrucción del vagón. La empresa recorrió medio mundo (Grecia y China incluidas) y encontró restos del gemelo 2439 y a partir de esos restos y sobre los planos originales, fabricaron una réplica que fue colocada tal día como hoy, del año 1950, en el recostruido pabellón del « Claro del Armisticio » de Compiègnes…junto a la corneta de 1918.






--¡Chicas…la hora !

Revuelo de cortinas…perfume de nuca angelical…El camarero (« Temor  y temblor »*) da un « salto de fe »* y se hace devoto de la deliciosa religón de la calle del Corno.

--¡La casa invita !

--¡¡Insólito !!


H.M. Enzensberg (nacido tal día como hoy, del año 1929)

« No leas ninguna oda, hijo mío,
lee los horarios de los trenes: son más exactos.
Abre el mapa del mar antes de que sea tarde.
Estate alerta, no cantes.
Vendrá el día en el que volverán a colgar listas
en las puertas y pintarán marcas
en el pecho de los que dicen no.
Aprende a pasar desapercibido,
aprende más que yo:a cambiar de barrio,
de pasaporte, de cara.
Aprende la pequeña traición,
la sucia salvación diaria.
Provechosas son las encíclicas para encender fuego,
los manifiestos: para ligar mantequilla
y sal, para los inermes.
Ira y paciencia son necesarias,
para soplar en los pulmones
del poder el fino polvo mortal,
molido por aquellos que han aprendido mucho,
que son exactos, por ti.”



Durante la revolución española, en Compiègnes funcionó un albergue para niños españoles.

RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...