“El Imperio Austrohúngaro ya no existe.
No quiero vivir en otro sitio, ni se me ha pasado por la cabeza emigrar. Me
conformaré con vivir en el torso e imaginar que se trata de una escultura
completa” (Freud. Diario: 11
de noviembre de 1918).
5
tostadas con aceite y orégano. Mis Custodios quieren participar de este
sencillo ágape. Con el carajillo hacen mohines, pero se lo pimplan:
--¿Qué te parece, Aurora?
--Demasiado espirituoso para mi gusto.
--Yo lo encuentro divino, dice Clara.
La
cuarta, repite.
--Venga que a las 11horas y 11 minutos
de este día 11 del mes 11…O sea, dentro de dos horitas tengo que estar en
Compiègne.
--¡¡No olvides la ropa interior!! (a coro y riendo a carcajadas)
--¡Ni vosotras las alas!
Bolsa
de condis, chubasquero, bufanda blaugrana de siete leguas, gorra-Ignatius y
petaca de Terry (de malla).
¡Paso
al jubilado jubiloso!
Por
sobre “la sin fin llanura de la Fortuna”,
(“al filo de Francia”), aterrizamos
en las proximidades de” París 1919”…John
Cale, nos ha amenizado el viaje.
Tal día como hoy, del año 1918, se firmó en Compiègne el armisticio (entre los aliados y Alemania) para el frente occidental…el oriental estaba hundido. Las duras condiciones serían confirmadas en Versalles. Aunque el “pacto” estuvo listo a las cinco de la mañana, no sería hasta las 11 que entraría en vigor (como una columna de fusileros con la bayoneta calada:11-11-11’11) Durante esas horas se pimplaron las reservas de calvados de todo el regimiento y cantaron todos juntos la “Marsellesa” y el “Deutchland über alles”. Años más tarde (1942) los alemanes volverían y tomarían Vichy, el símbolo de Francia, dejando a los franceses sin el inevitable y orgulloso eructo del mediodía…Era otro 11 de noviembre.
El
desvalido vagón sufría en silencio las canalladas de la historia.
Ya
saben vds. la maniobra de los militarotes imperiales: rendirse en secreto,
hacer mutis por el foro y reaparecer con lo de “la cuchillada por la espalda”…”el ejército alemán nunca fue
vencido en el campo de batalla”…etc…etc
En
el Hospital Militar de Pasewalk (Stettin) el cabo Adolfito, de bigote
pinturero, recayó en la ceguera de la que ya se estaba recuperando:
“Me resultó imposible permanecer más
tiempo allí…Mientras la vista se me nublaba, regresé tambaleándome y a tientas
al dormitorio común, me arrojé sobre el lecho y enterré la cabeza ardiente en
la manta y la almohada”…¡lástima
que no te enterraras entero en cal viva!...
A
la de Sebatian Haffner y a la monumental novela de Döblin añado la obra de
Margaret MacMillan (“París, 1919”).
Ahí está todo lo que hay que saber.
Bueno,
pues aquí estoy, aterido de frío, en este claro de bosque convertido en pequeño
parque temático de regusto nacionalista: El general Folch; unos cañones; un
tanque “a lo Oldenburg”; la inevitable plaquita, banderas y un pabellón-museo
donde la pieza más apreciada es la corneta que un pobre desgraciado hizo sonar
a las 11 horas y 11 minutos de aquel 11 de noviembre del año 1918…Y un vacío
central donde se colocó el vagón acondicionado para la ocasión.
Me
amorro a la petaca y cierro los ojos…cuando acabe de beber habrá desaparecido
tanta idiotez y mal gusto…pues no…no ha desaparecido. Soplo de nuevo…¡por los
pocos que se opusieron a la carnicería!
“Señora
de las Viñas, ¿Cómo sostener sobre nuestros hombros tanto cielo
cómo sostener tanto silencio con todos los secretos de los árboles?” (Yiannis Ritsos*)
cómo sostener tanto silencio con todos los secretos de los árboles?” (Yiannis Ritsos*)
El
cielo plomizo de noviembre no invita a nada. Me lio un cigarrillo “lucki luke”, y dejo la colilla en la
boca del águila desmochada: “¡A los
heroicos soldados de Francia: defensores
de la Patria y del Derecho!”…por dios…¡suelten de una puta vez el
águila!...y ¡métanse el “Derecho” y
la “Patria” por su ancho culo!
Cómo
era aquello de…”cuando oigo la palabra
“Patria”, echo mano a…”?
Ah!...
¡los militares y su gusto por la metáfora…!
Diez
millones de muertos y el doble de desaparecidos, heridos y mutilados…caben en
un águila desmochada. Seguro estoy que sacrificaron a la rapaz para que posara
sin sobresaltos.
En
fin!...¡me largo!...carretera D546…"Paseo de Frankfurt" (¡¡) y ya estoy en el
centro de la noble (¿y heroica?) ciudad, que se dispone a devorar pies de cerdo
y lengua de vaca. Con mi atuendo parezco un borrón innoble recorriendo los
inmaculados renglones en los que dios escribe como le viene en gana.
Plaza
del ayuntamiento: “Bistrot du Terroir”…¿Terreur?...bien
podría serlo: ciudad sepulcro de antiguos reyes: “El Viejo”, “el Laborioso”
y mi estimado “Tartamudo”. Ciudad
trampa para Juana de Arco que aquí fue atrapada por los ingleses y entregada a
los de Borgoña…Aquí pasó Desnos (¡el de los sueños!) una temporadita en el
infierno, lleno de grávidas pesadillas. Y de aquí salieron, dialogando, hacia “La Grève”, las dieciséis carmelitas (alguna
novicia). Allí les cortarán la cabeza: ¡Era el Terror! Casi todas componentes
del coro…así que todas las cabezas acabaron con la boca polifónicamente
abierta. El último acorde sonó como suenan las palabras al despeñarse en las
noches blancas de San Peterburgo: “Pianísimo
sfumatto”…Otras dos murieron de las “fiebres
de Saint-Vallier”.
Bernanos:”Diálogo de carmelitas” y François
Paulenc (ópera homónima): ¡Oigamos un trocito!
--Garçon…Vous
pourriez mettre un
chauffe-ici.
--¡Sólo
faltaba eso !...Con la que está cayendo y que venga UN cliente, UN SOLO
cliente y me pida una estufita porque tiene frío…¿no le parece más adecuado
tomar lo que tenga que tomarse en el acogedor interior y dejarse de
excentricidades ?...Que, por cierto, de excentricidades…¡vd. va
sevido !...¡mon dieu !...Una pérdida de negocio del 30% y llega un
garabato y me pide una poêle…
--Sólo
le he pedido una estufa no un análisis de coyuntura ni, menos, apreciaciones
estéticas.
--Pues,
no. ¡No tenemos estufas !...¡ni que fuera vd. Descartes !....¿Qué
digo Descartes ?…¡ni que pensara vd. !
--¡Gracias,
buen tabernero !
--¡de
NADA !, destartalado viajero.
Mi experiencia me dice que fuera de este « bistrot » no encontraré otro en quilómetros
a la redonda ; así que cedo y entro como un espectro, como una sombra con
orejeras. Pido una botella de calvados.
--Inmediatement,
monsieur ! Soyez vous
bienvenues !
Mientras me pimplo mis buenos centilitros pienso en el
destino del vagón, que sufrió la
vergüenza de ser el continente de esos trejemanejes de la historia.
Era uno de los 21 vagones-restaurantes de lujo (el
2419-D) que la « Compagnie
Internationael des Wagond-Lits »
(CIWL) encargó, en 1912, a la empresa « Societé
General des Ateliers de Saint
Denis » con destino a las líneas interiores : Dos bogies de dos
ejes ; madera de teca ; amplios ventanales…
El vagón predestinado, fue entregado el 20 de mayo y
empezó a trabajar el 4 de junio, llevando y trayendo pasajeros de
París-Montparnasse a Saint Briens (Bretagne) (y viceversa). Su vida era, pese a
su naturaleza, rutinaria y placentera. Nada hacía presagiar que la providencia
le tenía reservado un futuro lleno de inesperadas metamorfosis…y un final explosivo.
De entre los 21 fue elegido él…al que se sumaron un vagón
cama, un coche salón, otro vagón gemelo…además de dos furgones (de cola…como
los pianos)…¡Necesidades del Ministerio de Guerra !
Y de los cuatro la desgracia volvió a cebarse en
él : fue habilitado como despacho y sala de reuniones del General
Foch : mesa de 2’5 x 1’5, diez sillas, mapas (digo yo sino habría alguna
reproducción de la « Imago Mundi »
de Pierre d’Aylli, natural de la contorná, inspirador de Cristóbal Colón),
aparatos de comunicaciones, secretaría…así hasta convertirlo en un verdadero
despacho militar.
Empezaba Octubre y Alemania ya había pedido, a
escondidas, un alto el fuego.
El 27 de octubre (mientras Liebnekch sale de la cárcel)
el vagón es conducido, de noche y por vías recónditas…como apestado…a una
antigua zona de maniobras en el hermoso bosque de Rethondes, muy cerquita de
Compiègnes. Al cabo de unos días empezaron las negociaciones secretas que
culminarían en el Armisticio del 11 de noviembre.
Observen vds. la pintura que recoge el momento álgido.
Fíjense en las sillas…¡exactamente iguales a las que soportan mis posaderas y
las de mis invitados !...¿Quién lo iba a decir ?...Unas sillas
idénticas a las que soportaron a la delegación alemana, encabezada por el civil
(y futuro asesinado) Erzberger y a los
anfitriones, capitaneados por el mariscal Folch.
--Garçon…
¡la carte !...y cuélgue mi impedimenta en la percha. Gracias.
--¿Ha
visto vd. el frío que está haciendo ?
--Je
vais prendre « Croustillan de pied
de porc et tête et langue de veau avec de la sauce gribiche »…¡con
alcaparras !
--¿Algo
más ?
--una
botella de Borgoña (¡¡) tinto…y « teta de monja » (o de novicia,
tanto da).
Amablemente
la CIWL donó el desgraciado vagón al Ejército francés que lo colocó, como
correspondía, en los Inválidos: “Vagón
del mariscal…..donado al….”. Dejado a la intemperie, se fue
transubstanciando de manera vertiginosa... En 1924 un americano, de la saga de
los Flemming, construyó un pabellón en el sitio original con intención de que,
allí, gozara del descanso merecido:
“Este edificio….11 de noviembre…Flemming…Pasadena…”. ¡En presencia del mariscal!
“Este edificio….11 de noviembre…Flemming…Pasadena…”. ¡En presencia del mariscal!
Por
cierto, en Pasadena daban los últimos retoques a la “carreta madre” (¡la 66!) que se inauguraría el 11 de noviembre de
1926.
Los
aguardientes los amenizo con “(Get your
kicks on) Route 66”…en las versiones de Nat King Cole, Chuck Berry, Rollins
Stones…
Le
pago con un ojo de la cara…y el otro lo reservo para contemplar las maravillas
que encierra esta noble y deportiva ciudad (¡la más deportiva de Francia!).
--¡No olvide sus complementos!
--Ni la botella de calvados
En
un momento estoy en la plaza de Saint Jacques, giro la cabeza como la niña del
exorcista (me falta el izquierdo), veo la lúgubre silueta de la ¿inacabada?
iglesia y me precipito al bar saint Hubert…desde la ventana puedo seguir
mirando.
Juana
de Arco salió de rezar (de esta iglesia) se dirigió al puente y allí la
atraparon.
--Monsieur…vous
ne pouvez pas entrer
avec boissons.
--¡es agua !
--¡déjeme probar, sinvergüenza !
Y, en efecto, era agua…Se había producido el
milagro : « ¡Hijo no tienen agua ! »... »¿Qué nos va a
tí y a mí ? »... »Pero…¡hijo « !...lo miró con turbios
ojos de abstemia y el Hijo no tuvo más remedio que convertir el calvados en
agua pura de Vittel. Tal día como hoy, del año 1215, el concilio de Latrán
dirimió para siempre la doctrina de la transubstanciación :
un milagro de mal gusto : ¡convertir el vino en sangre !...¡el pan,
en carne !...milagro de mera
supervivencia, sin elegancia…
--« Póngame, sin embargo, como
muestra de buena voluntad, una botellita de calvados »
--Soyez bienvenue !
--Y cuelgue mis pertenencia en las
astas del ciervo.
En 1940, ante el avance teutón. Francia se vio obligada a
pedir la paz. ¡Llegó el momento de la revancha !
Los alemanes dinamitaron el pabellón que contenía el
olvidado D-2419 y lo volvieron a colocar en el punto exacto en el que se
encontraba aquel infausto 11 de
noviembre. Hitler (Goering, Hess, von Ribbentrop y Keitel) mandó a llamar a la
delegación francesa, de la que ya ¡por fin ! no formaba parte el inevitable
Folch (en consecuencia no se pimpló).
Acabada la ceremonia, el atribulado vagón fue
transportado por carretera, en olor de multitudes (¡¡). Llegado a Berlín fue
expuesto en la plaza Lustgarten. Pasó a la estación de Anhalt y de allí a una
base de la Wehrmacht, en los bosques de Turingia.
Y aquí empezó el
vía-crucis, que se iba haciendo cada vez más doloroso, según la guerra se iba
inclinando del lado de los aliados : estación de Sperenberg, estación de
Rhula, estación de Ohrdruf,estación de Crawinkel…siempre cubieto con un sudario.
El carromato pedía (clamaba) que se pusiera fin a su eterno deambular…Y así
fue : lo internaron en la espesura y, allí, le volaron los techos y lo
transubstanciaron en cenizas.
Nadie le agradeció los servicios prestados ni se
disculparon por el innoble trato…Se habían librado de repetir la escena de
Compiègnes.
Los americanos encontraron algunas astillas.
Me pimplo un vaso de aguardiente de manzana a la
« salud » del D-2419…y porque se pusiera fin a tanta recurrencia.
Los franceses no podían dejar ASÍ la cosa. Pidieron una
reconstrucción del vagón. La empresa recorrió medio mundo (Grecia y China
incluidas) y encontró restos del gemelo 2439 y a partir de esos restos y sobre
los planos originales, fabricaron una réplica que fue colocada tal día como
hoy, del año 1950, en el recostruido pabellón del « Claro del Armisticio » de Compiègnes…junto a la corneta
de 1918.
--¡Chicas…la hora !
Revuelo de cortinas…perfume de nuca angelical…El camarero
(« Temor y temblor »*)
da un « salto de fe »* y se
hace devoto de la deliciosa religón de la calle del Corno.
--¡La casa invita !
--¡¡Insólito !!
H.M. Enzensberg (nacido tal día como hoy, del año 1929)
« No leas ninguna oda, hijo mío,
lee los horarios de los trenes: son más exactos.
Abre el mapa del mar antes de que sea tarde.
Estate alerta, no cantes.
Vendrá el día en el que volverán a colgar listas
en las puertas y pintarán marcas
en el pecho de los que dicen no.
Aprende a pasar desapercibido,
aprende más que yo:a cambiar de barrio,
de pasaporte, de cara.
Aprende la pequeña traición,
la sucia salvación diaria.
Provechosas son las encíclicas para encender fuego,
los manifiestos: para ligar mantequilla
y sal, para los inermes.
Ira y paciencia son necesarias,
para soplar en los pulmones
del poder el fino polvo mortal,
molido por aquellos que han aprendido mucho,
que son exactos, por ti.”
lee los horarios de los trenes: son más exactos.
Abre el mapa del mar antes de que sea tarde.
Estate alerta, no cantes.
Vendrá el día en el que volverán a colgar listas
en las puertas y pintarán marcas
en el pecho de los que dicen no.
Aprende a pasar desapercibido,
aprende más que yo:a cambiar de barrio,
de pasaporte, de cara.
Aprende la pequeña traición,
la sucia salvación diaria.
Provechosas son las encíclicas para encender fuego,
los manifiestos: para ligar mantequilla
y sal, para los inermes.
Ira y paciencia son necesarias,
para soplar en los pulmones
del poder el fino polvo mortal,
molido por aquellos que han aprendido mucho,
que son exactos, por ti.”
Durante la revolución española, en Compiègnes funcionó un albergue para niños españoles.