Buscar este blog

Mostrando entradas con la etiqueta revolución rusa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta revolución rusa. Mostrar todas las entradas

jueves, 7 de noviembre de 2013

Propuesta para hoy, día 7 de noviembre. “Octubre”. Toma del palacio de invierno.



Ya saben vds. que yo soy comunista de toda la vida: en mi casa eso lo sabía hasta el perro…¡que repartió su posesiones entre sus congéneres!
Así que no me vengan con que lo de los bolcheviques fue un vulgar “golpe de estado”. Vale que no acudieron centenares de miles a tomar el palacio de invierno (por otra parte, no hubieran cabido) pero los bolcheviques supieron captar el sentir de los trabajadores, soldados y campesinos y se adelantaron a las intenciones de la burguesía que, a partir de lo de Kornilov, eran diáfanas: suprimir de raíz los logros de la revolución de febrero e impedir su desarrollo…Por lo demás ¿Quiénes se aprestaron a defender al ”gobierno provisional”?...¿dónde estaban los valedores de Kerensky?...
Leningrado la conozco como la palma de mi mano…y sé que no encontraría una terracita para tomar unos vasos de vodka en un kilómetro a la redonda (del Smolny)…Además del frío… ¡Así que ni me muevo! Me hago mi tostadita con aceite y orégano griegos y 20 cl. del vodka ese de hierba de búfalo.
Lenin jugó (desde la reunión del 10 de octubre) al juego de los hechos consumados. El Congreso de representantes de los soviets, con la retirada de los mencheviques y de los eseristas de derecha, dejó el campo expedito. Fue en este momento que Trosky dijo aquello del “basurero de la historia”. De esta manera “el golpe” bolchevique fue asumido por el Congreso de los Soviets…y los bolchevique pudieron “formar gobierno”.
No voy a insistir en el carácter de “revolución social” de los hechos de Octubre: Las Revoluciones se miden por los cambios que producen en los medios y relaciones de producción. Tampoco (no es el momento) insistiré en su deriva. (Lean a Trosky, por ejemplo).
Tal día como hoy (según nuestro calendario) del año 1917, a las diez menos veinte de la noche, el “Aurora”, disparó la salva que iniciaba los festejos.
Pero, señores, ¿por qué a esas horas?... ¿No podían haber empezado antes…teniendo en cuenta que el Congreso se abría esa misma noche?...Vean vds. lo que pasó y recapaciten sobre la supuesta disciplina y estricta planificación bolchevique…y díganme si Berlanga no pudo haberse movido con soltura entre tanto despropósito (y amabilidad).
Sonará en el esputofaif:
·        A Octubre” de Shostakovich…que, además de banda sonora, le funcionó como credencial de “sovietismo”...¡tan necesitado estaba!
El Smolny olía a tigre. Los deliciosos aromas de las jovencitas ya hacía tiempo que, mezclados con las ácidas vaharadas de sindicalistas, soldados, bolcheviques, eseristas, mencheviques…y algún que otro, simplemente, guarro, se habían desvanecido euridicianamente. En la habitación 36 se tramaba el fin del mundo. Y el mundo, casi agradecido, se dejaba finiquitar.
Bueno, pasaron muchas cosas, entre otras el retraso del Congreso de los Soviets: del 20 al 25 de Octubre (según su calendario). Tiempo suficiente para que Lenin lograse imponer su estrategia. En realidad nadie sabía lo que iba a pasar y, es más, nadie deseaba que pasara lo que no sabían que iba a pasar: tomar del poder sin contar con los soviets.
El día 24 el CMR (Comité Militar Revolucionario), órgano militar de los soviets, en realidad un apéndice de la estructura bolchevique, había hecho lo que tenía que hacer: ocupar los centros neurálgicos…y dispersar a los congresistas del Palacio Marinsky, de tal manera que sólo quedaba reducir al Gobierno, “acuartelado” en el Palacio de Invierno.
Kerensky pedía ayuda desesperado y como la ayuda no llegaba, se marchó él…dejando a los ministros sumidos en la más profunda y patética situación.
Clamaban en el desierto y a su llamada sólo acudieron los humillados congresistas que, en formación, cantando “La marsellesa” y armados con peligrosos paraguas “antiguo régimen”, fueron dispersados a gritos y patadas en el suelo…como a una bandada de perritos animosos e inexpertos. Los bocadillos de mortadela “pre-Bábichev” que les llevaban a los enclaustrados fueron devorados por verdaderos perros que, agradecidos, ladraron ¡vivas! al nuevo poder proletario.
La toma del Palacio de Invierno, debía empezar después de que los cañones de la fortaleza de San Pedro y San Pablo dispararan su terrible batería, que sería seguido por una salva del Aurora…Antes, una luz roja brillaría en la cima del asta de la bandera de la fortaleza…¡Un plan magnífico!...pero que costaba “implementar”.
Lenin, se desesperaba, salió de la casa donde se encontraba y vestido con harapos y vendada la cabeza como una momia peruana, se dirigió por todo el centro de la ciudad, hacia la número 36 del Smolny (¡tuvo que colarse!) La policía lo detuvo, pero lo consideraron un pobre beodo y lo dejaron marchar en busca de la penúltima de la noche…Allí formaron el “Gobierno de Comisarios del Pueblo” (Trosky).
Los de la Fortaleza, no encontraron ninguna linterna roja, ni de ningún otro color…El comisario encargado de tan crucial misión fue en busca de algo que hiciera las veces…acabó en una zanja cubierto de barro, cual Diógenes sin linterna. Cuando, por fin, se encontró un sustitutivo…nadie pudo sujetarla al mástil…de tal manera que en el Palacio de Invierno, ni con potentes anteojos, pudieron ver la señal. El cañón de la Fortaleza era una inservible pieza de museo. Trajeron otros presentables…pero no había munición adecuada. Las horas pasaban…los representantes de los soviets iban entrando bajo riguroso control…el dúo Zinoviev y Kamenev, hacían proselitismo a favor de un “gobierno soviético” (Asamblea Constituyente, mediante)…Lenin bramaba y exigía la toma del poder antes de que se abriera el Congreso Panruso.
Por fin, tal día como hoy, a las siete menos diez de la tarde (ya noche) el CMR entregó el ultimátum a los habitantes del Palacio (que entre unas cosas y otras habían conseguido reunir a unos 3.000 “defensores”, incluyendo el temible ”Batallón de la Muerte”, mujeres que, cansadas de sus maridos le pisaran el suelo recién fregado, se decidieron por la lucha armada). Los ministros cenaban borscht, pescado ahumado y alcachofas que, como vds. saben estropean cualquier vino, por bueno que sea… (¡Y había vino del mejor!). Se les atragantó la cena…Días después las masas darían buena cuenta de las bodegas de Palacio.
15 cl. de vodka ese de hierba de búfalo, que funcionarán como el Dry del medidía.
El tiempo pasaba (los líos con la linterna y los cañones…) y el canguelo aumentaba. Las tropas de defensa se cansaron de esperar y se fueron a pisar el suelo mojado de la cocina, a cenar, a dormir y a soñar con las hordas proletarias. Sólo quedó el temible y femenil “Batallón”.
A las 10 menos veinte…se dio la señal y el Aurora lanzó la primera salva. Los ministros se arrojaron al suelo heroicamente y las mujeres, empezaron a gritar a su manera característica y se encerraron en la habitación más alejada y hermética. Los  bolcheviques dieron oportunidad para que los rezagados pudieran abandonar el escenario de la futura batalla…y ¡hala! Los cañones de la Fortaleza rugieron furiosos…el Aurora, gustoso, siguió lanzando salvas…las aguas del Neva se arremolinaron y salpicaron con furia las fachadas de los edificios de primera línea.
Los soldados entraron como Perico por su casa…las ametralladoras de la parte trasera (desde la ciudad) se hacían sentir. La cosa duró un plis-plas. Mientras esto ocurría daba comienzo el Congreso y, ahora sí, se podía anunciar que la toma del poder había sido un éxito. Lenin se había salido con la suya. Ningún proyectil de la Fortaleza de Pedro y Pablo…¡ni del Aurora! impactó en el Palacio…”El Batallón de la Muerte” fue despachado en trolebús y con instrucciones muy claras acerca de la fregaza del suelo.
Fuera de la “zona de guerra”…la ciudad permaneció tranquila y ajena  a los acontecimientos: John Reed pudo cenar tranquilamente en el Hotel France (antes de acudir al Palacio), el famoso bajo Shaliapin sigiuó cantando “Don Carlos” en el abarrotado Narodny Dom y el que quiso pudo asistir a la representación de Boris Godunov en el Teatro Marinsky (Kirov, para los amigos), a orillas del Moyka. Todos pudieron retirarse, en transporte público, cuando les pareció bien…A la mañana siguiente se despertarían en un “Estado Obrero”.
Shaliapin rugía como los cañones del “Aurora”…su voz estremecía los muelles del Moyka y, siguiendo secretos caminos subterráneos provocaba terremotos en los sitios más insospechados. Así que el ataque pasó desapercibido o confundido con una actuación especialmente inspirada del artista.
Eisenstein, siguiendo a Jonh Reed, diez años después, convertiría todo este desbarajuste en “mito”: masas, como ríos desbocados…etc…etc… La censura eliminó a Trosky del “reparto” y Shostokovich le añadió la música.
El valeroso John Reed no vivió para ver el estreno. Tras la conclusión del “Segundo Congreso de La Internacional” (1920), junto con Radek, Zinoviev, Bela Kun y Rosmer partió en un tren blindado hacia las lejanas regiones del Caspio, con el fin de asistir al “Congreso de las nacionalidades oprimidas” que se organizaba apresuradamente en Bakú. Las relaciones de los bolcheviques con los musulmanes nunca fueron fáciles…Bueno, pues, a la conclusión, se tomaron unos días de asueto. Sabrán vds. que el calor de comienzos de otoño, es terrible por aquellas tierras y que una sandía jugosa, fresca…¡es el no va más! Reed, ávido, se lanzó a por una tajada de sandía, el líquido rojo “regalimaba” por los labios, por la barbilla… como si le hubieran dado un tiro en plena boca…¡se estaba tragando millones de salmonellas! Murió. Lo enterraron en el Kremlin. Tatlin moriría por una lata de sardinas en mal estado…¡Así eran las cosas!
Desde el principio Trosky y Lenin habían depositado las esperanzas de supervivencia del estado obrero  en el triunfo de la revolución en los países de centro-europa…¡Alemania!
Pues bien, tal día como hoy, del año 1918, se constituyó la (efímera) república soviética de Baviera y se gestaba la insurrección en toda Alemania y en toda la contorná. La URSS, sumida en plena guerra civil, vivía los acontecimientos como providenciales…
Dentro de unos días volveremos a Berlín, para presenciar otra derrota… cuando más cerca estaba la victoria…
Pero mientras eso ocurra, estamos eufóricos y sonará:
·        La Internacional” en la sentida versión de Billy Bragg…¡que no pare!
Lo del condis parece que va para largo…Así que volveré a hacerme un bocadillo: de sardinas en aceite... ¡para tentar a la providencia! Carajillo y remolque de “vodka de búfalo”. Y como este “veranillo de san Martín” (en otras partes san Demetrio y que los poetas rurales llaman de los membrillos) continúa… ¡otro carajillo al cincuenta por ciento!... en “la Farrera”, nacional II…¡al solecito!...¡Paso al jubilado jubilosos!...
“Cuando esté agonizando me gustaría que me preguntaran si todavía veo la vida como antes, como un progreso hacia dios, un crecimiento del amor. Si no tengo la fuerza suficiente para hablar y la respuesta es sí, cerraré los ojos; si no, miraré hacia arriba”…
--“¿Qué le pasa, buen hombre?”...Fue la pregunta que le hicieron.
Miró hacia arriba, puso los ojos en blanco y una babilla definitiva buscó escondite entre sus barbas.
Se había escapado de su (famosa) residencia conyugal (estaba fregado el suelo de la cocina) y se dirigía (¿) al Monasterio de Optina…¿siguiendo los pasos de Gogol?…¿de los “hermanos Karamazov”?...¡o del mismo “padre Sergio”! (¿para hacer las paces con la Iglesia?...¿para donar sus bienes a los pobres?) quedó varado en la pequeña estación de Astapovo. Era el 7 de noviembre del año 1910…En su honor y en el de Natasha Rostov…¡20 cl. de vodka del buey! Nabokov, 11 años recién cumplidos, se entera de boca de su padre, al día siguiente en Berlín. "Santo Cielo!- exclamó la madre abrumada entrelazando las manos sobre su regazo. ¡A casa! - concluyí, como si la muerte de Tolstói fuera un presagio de algún desastre apocalíptico" (Habla memoria. Nabokov)
Hay una filmación de los hermanos Lumière, fechada el día 10 de noviembre, que recoge en directo la muerte, en la estación de Astapovo, de un pobre campesino. La presentaron como la muerte de Tolstoi (“la conciencia de la revolución”)…¡No digo más!
Para ir cogiendo el sueño, me pimplo lo que queda del “búfalo” y pongo en el DVD: “Octubre”.
De madrugada sigue la toma del Palacio de Invierno. Una babilla como la de Tolstoi, inunda la almohada.
Bona nit!

RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...