RESUMEN
No existe ni Consejo ni Comité de
Salud Pública. El Comité Central de la Guardia Nacional se retira hacia la
calle Haxo (por Ménilmontant) y recibe plenos poderes (Varlin).
La lucha se concentra en Bastilla,
La Villette…y se traslada hacia Belleville…¡único baluarte que queda al
atardecer!
Los cañones de Butte-Chaumont y los
de Père Lachaise…disparan hasta que se quedan sin municiones.
En la escalinata del Panthéon se
fusila sin pausa…¡por tandas!...No se libran ni los heridos de las ambulancias.
Como venganza se ejecutan (contra la opinión de Varlín, que se librará por los
pelos…) 52 rehenes (11 religiosos, 35 soldados, 4 ancianos confidentes y dos
que no tengo ni idea).
VALLÈS (trad. Manuel Serrat)
--“¡Van
a traer una nueva hornada!”
--¿quiénes
son?
--Cincuenta
y dos sinvergüenzas, gendarmes o confidentes.
¡Otra carnicería al margen del
combate!
Comprendo que se ajusticie al
arzobispo como se ajusticia al rey. Piensan que la idea lo exige, que es
necesario el ejemplo. ¡Pero ya está hecho!
(…)
¡Ya están aquí!
Avanzan en silencio, con un alto y
anciano brigadier a la cabeza, que marcha erguido, con aire militar…le siguen
dos sacerdotes, molestos en sus sotanas, forzados, de vez en cuando, a trotar
para recuperar su lugar en la fila. La irregularidad de sus aspectos no impide
una cierta cadencia, como el ¡un, dos! de una compañía en marcha. La multitud
les rodea, sin tumulto ni pasión (todavía). Pero, de pronto, grita una
furia…¡están perdidos, no saldrán de ésta!
(Alboroto…la gente quiere
linchamiento…los de la Comuna pretenden imponer formalidades…¡A muerte, A
muerte!...abuelos, niños, hombres hechos y derechos, mujeres…quieren ojo por
ojo…¿no es justo?...Un abuelo, especialmente interesado, amenaza con
ejecutarlos él mismo)
Una ráfaga, algunos tiros aislados,
después una larga…larga descarga…que parece no terminar nunca…Los federados
regresan charlando.
Ante la mesa de un cafetucho está
sentado el abuelo (el de antes) secándose el sudor. Me llama:
--Hace
un momento le he hablado mal, pero ahora que todo se ha hecho, podemos, como
mínimo, saludarnos. ¡Ah, amigo mío! Me he vengado. Si hubiera visto vd. a
Largillière…¡saltaba como un conejo!...
--Pero…¿y
los demás?
--¿Los
demás? Han pagado por la traición de la calle Lafayette. Eso no es ya
política…es asesinato. Yo no entiendo nada de su máquina, es Galliffet quien me
ha metido en eso. No he estado jamás con los “communards”, pero estoy contra
los verdugos con charreteras…Que alguien me indique algún agujero donde todavía
se pueda cazarlos e iré corriendo.
Sus ojos hervían de cólera entre la
nieve de sus cejas.
Ha pasado una mujer a quien ha
detenido: “¡Venga a tomar un trago con
nosotros!”
--¡Con
mucho gusto! Pero déjeme pedir un poco de agua para secarme estas manchas.
Una criatura de 30 años, nada fea y
con aspecto de haber sufrido.
Ha vuelto y hemos charlado.
No tiene tampoco idea sobre la
Social; pero su hermana fue la amante de un vicario y, al quedar en cinta,
abandonó a los suyos llevándose los ahorros.
“Esta
es la razón por la que he bajado al ver, desde la ventana, que pasaban una
sotanas; la razón por la que he tirado de la barba a un capuchino que se
parecía al amante de Céline…He gritado: “¡A muerte, a muerte!”…Tengo las manos
rojas”
Nos ha contado también de un hombre
que fue detenido a finales del Imperio, denunciado por un agente provocador, y
murió en prisión. Cuando he escuchado que, entre ellos, había algunos
confidentes y que iban a desangrarlos, ha seguido su cortejo y, después, lo ha
encabezado.
Ella es la que ha disparado,
primero, contra Largillière.
LOUISE MICHEL
En la Bastilla…”a las 7, se anuncia
la aparición de soldados en lo alto del fauburg. Se corre hacia allí con los
cañones…O se resiste o la Batilla cae. Se aguanta bien. La calle d’Aligre y la
de Lacuée rivalizan en esfuerzos y sacrificios…Adosados a los mismos muros, los
hijos de los combatientes de Junio (48) disputan el mismo pavimento que sus
padres…La casa que hace ángulo entre el boulevar Beaumarchais y Richard Lenoir
(Banque Paribas), la esquina izquierda de la calle de La Roquette y el ángulo
de la calle de Charenton se hunden ante nuestros ojos, como un decorado de
teatro”.
E. RÉCLUS ( versión
libre…paréntesis míos)
“Cansado, embrutecido, asombrado…he
dormido entre pesadillas menos horrorosas que la realidad (…) cualquier noche
de estas nos despertaremos en el otro mundo.”
(…) El ruido de los fusiles, de los
obuses, de las ráfagas de las ametralladoras…¡no cesa el ruido!...Viene de la
Columna del Genio de la Libertad…de la Bastilla.
Como martillos bataneros…es como un
taller donde se trabaja la destrucción completa. París se convierte en una
cantera…polvo…casquetes (¿) que atraviesan el pecho y destrozan los cristales que
se clavan en las cabezas…Una orgía de odio y de apasionamiento.
Arde la estación de Lyon Y en
inmenso granero de París…Grano, harina, carnes, embutidos…¡todo por los aires!
(Lloverán lonchas de jamón durante
semanas, pollos asados, rebanadas de pan, tajadas de tocino, legumbres…Una
lluvia que se amontonará, sin ser tragada, en las bocas abiertas de los muertos.
Se culpa a los federados…como si
los obuses de Versalles fueran besos de madre…estrellas de hielo)
“El sol espléndido de los días
pasados ha volado. Nubes de lluvia y nubes de incendio. Arden unas cocheras de
ómnibus, un almacén de forrajes y…sigue la llamarada del Ayuntamiento (…) Se
mira sin emoción…Es el “color local”, y como se dice en el argot de taller:
¡Hace “bien” al paisaje!...¡Todo peligra: los hombres, las riquezas, los
principios…!(…) Nos hacemos insensibles al ruido.”
200.000 contra 50.000…¡hijos de la
misma madre!...”Unos matan y destruyen por orden de sus amos y señores; los
otros se defienden, defienden su hogar, su idea (…) Los 200.000 son, a fuerza
de brutos y estúpidos, inocentes; los 50.000 son héroes, pero peligran y, con
ellos, el espíritu de toda una generación”.
El aire atufa a huevo podrido y a
carne echada a perder…ese olor levemente dulce y grasoso…¡Ah! Fraternidad dulce
y santa…¡Cuántos crímenes nos cuestas!
Por la tarde cesa el estruendo…una
calma premonitoria…algunas fusiladas…¡¡La Bastilla ha caído!!...¡La gran
fortaleza popular ha sido tomada!
(El silencio indica que se trabaja
por otros medios: trabaja la bayoneta…y el cuchillo de los degüellos…Montones
de miembros: orejas, manos, lenguas…casquería de comunero, que alimentarán,
como ontológica recompensa, piaras de la Francia profunda)
“Y porque el encarnizamiento está
tan lejos que no podemos verlo; la masacre tan distante que no podemos oírla…el
pensamiento se calma y el corazón se apacigua”.