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sábado, 28 de septiembre de 2013

Propuesta para hoy, día 28 de septiembre. Breton. Muertos en vida.


Ayer se me cruzaron los aguardientes con el vino dulce de la tierra
y no pude llegar más allá de Perpiñán, ombligo del mundo. No puede decirse que Perpignan sea la hostia, pero para tomarte una botella de vino, da. Cojo una habitación en el Hotel de France, a la orilla de la Besse, afluente por la izquierda de la Tête, Monsieur.

Esta mañana me veo rodeado de Maillol por todas partes, así que subo al coche y me largo. Estoy del abuelo hasta la coronilla. ¡Además es el día internacional de la rabia!...


Imagínense Vds. que se levantan una buena mañana, que se dice, entran a un bar con el fin de tomar el refrigerio matutino, leer el periódico y hacer el sudoku y se encuentra de cara con su esquela mortuoria. En la otra página publicitan coches. Una esquela, orlada en negro, que no deja resquicio a la duda: es Vd. el muerto que se anuncia. No sería la primera vez... ni la última: los bromistas son una especie que, aunque degenera, tiene cuerda para rato. A todo esto me voy acercando a Carcassona, ese pastiche nou-centiste de difícil digestión. Se quedarían de piedra ¿verdad? Eso le pasó a Baudelaire; eso le pasó, regocijado, a Paesa, quien, como ya saben, difundió que un paro cardíaco había acabado con su miserable vida en Tailandia. ¡Treinta misas fueron encargadas en su memoria!... Y eso le pasó a Breton, André Breton.






Oigan...si hay que poner la ebriedad al servicio de la revolución...¡se pone! Voy sobrado de lo primero y ansioso de lo segundo. "¿Política poética?" Claro, pero la poesía que la revolución exige no es "Margarita está linda la mar...": es la del pesimismo en toda regla. Y "organizar el pesimismo no es otra cosa que transportar fuera de la política a la metáfora moral y descubrir en el ámbito de la acción política el ámbito de las imágenes de pura cepa". Vean Vds., aunque uno cambie de registro, la cosa siempre le sale al paso.

Cuando paso Toulouse dejo la autopista y tomo una secundaria.

Bueno a lo que iba. A Breton le pasó algo perteneciente a la misma familia de sucesos. Su muerte fue anunciada en la revista Strophes (1964) que se publicaba en Niza, cuyo cielo había sido rubricado por el recién difunto Klein: "Ahora sólo vive de su orgullo en el pasado". Dalí, cuyo alargado final fue lamentable, se burlaba de los "reflejos de los nervios faciales de A. Breton inmovilizados en la muerte desde hace más de un siglo". ¡Tiene guasa la cosa! Por lo demás, Breton, ya había sido declarado "cadavre" mucho antes; o sea que esas noticias lo dejaban frío. Piaf acababa de morir. Tzara lo haría antes de acabar el año. Todo el desprecio que llegó a sentir por el pintor de Figueras, fue aprecio por el de Montroig. "Constelaciones", 22 poemas en prosa que acompañaban a cada una de las constelaciones de Miró fue su última actividad versificadora. Fue todo un pelotazo. (1959).




A aquella "inmovilidad" del rostro se añadió un percance automovilístico que le produjo una lesión en una pierna. Su inmovilidad se iba haciendo absoluta. Él, que quiso cambiarlo todo, fue incapaz de, ni siquiera, cambiar de domicilio.

Infórmense Vds. Infórmense.

Anunciada su muerte, se dedicó a prólogos y prefacios... aunque se lo negó al veleidoso O. Paz. El asma se iba acentuando y la segunda (¿tercera?) muerte, la definitiva, estaba en el orden del día.

Como si emergiera de un periodo de hibernación constato que estoy en Saint Cirq. Diríase que el coche ha ido solo. Esto es un miserable cruce de caminos. No se vislumbra ningún bar. Es como si se avergonzaran. Las doce en punto del mediodía y sin haberme mojado el gaznate... y lo que es peor, sin visos. No creo que este sea el lugar, ¿qué vendría a hacer aquí Breton? Ni aunque todo su árbol genealógico hundiera sus raíces en este cruce de caminos... Me dirijo hacia Caussade, son seis kilómetros. No teman: sigan los tendidos eléctricos. Son seis kilómetros flanqueados por catenarias periclitadas. El temor y el temblor les atacará cuando entren en Caussade y comprueben que tampoco les será fácil dar con una taberna... ni siquiera a la sombra del ayuntamiento. Francia es, sin embargo, la meca de los supermercados: compren una botella de vino de Cahors y un trozo de camembert y sigan por la "route de Cahors".

-- ¡Oiga!—me dirijo a un peatón cargado con una saca de botellas de vino y una baguette bajo el sobaco– ¿Dónde ha conseguido Vd. ese preciado cargamento?




Me señala con la barbilla un Carrefour. Y así es como he conseguido mi botellita de Cahors. En la etiqueta se reproduce un mapa de la DO Cahors y descubro otro Saint Cirq que parece de más entidad. El mapa me hace de GPS.

Se habían cambiado, después del prebélico Certa y del postbélico Les deux Magots, a La Promenade de Vénus, en la esquina de rue Louvre con Coquillière, y allí siguieron profundizando, con nostalgia (¿verdad?) en los misterios del Amor ("el más alto factor común"). Breton, asmático, no soportaba fácilmente el tufo del antro. También abandonó el curaçao de mandarina y se aficionó al Beaujolais.

Frente al espejo de pared y de espaldas a la puerta de entrada controlaba, como un pistolero avezado, el continente y su contenido, esperando la aparición súbita de la Parca. De aquellas rancias reuniones brotó la última publicación propiamente surrealista: "La Brèche". Breton aún daría a la imprenta un minúsculo folleto, compuesto de cuatro frases en el más puro espíritu de los inicios: "Le La" (algo así como "fijar el tono", "dar el la"). Por entonces ya estaba medio lelo: "O, cuya reacción en la piel reside en Do mayor en promedio"



Pronto dejó de asistir a "Le Promenade..." Con sólo pensar en el nombre se le desataba un ataque. Así se iba apagando el que fuera llamarada. Como clásico que empezaba a ser, se reeditaron sus obras más importantes y empezaba a ser objeto de estudio. Rue Fontaine se convirtió en el centro de un mundo que desaparecía. Sus diádocos se desviaron en el primer cruce de caminos que encontraron: ni Debord, ni los de Tel Quel...Él mismo estaba deseoso de encontrar un decisivo cruce de caminos.

Por cierto si van Vds. por París y quisieran tomar un calvados en La Promenade... sepan que ha sido sustituido por Le Loup, nombre más apropiado para los tiempos que corren.

Hombre, ni punto de comparación...! Este Saint Cirq (Lapopie) se muestra digno de la última estancia de Breton fuera de París y de la tierra, por así decir. La carretera rodea la población, a orillas del Lot, cuyo centro lo ocupa una iglesia fortaleza digna de mención. No se impacienten. Encontrarán una terracita estupenda a la derecha: Lapopie. Comer no comerán, pues ya saben Vds. como se las gastan por estas tierras con eso de los horarios. Aprovechen para acabar el camembert y pidan otra botella de Cahors. Y si se atreven, pidan un platito de caracoles: díganle que van de mi parte.




En primavera, como si hubiera querido despedirse de su "telón de fondo", hizo, con Mansour y Jouffroy, un tour por la Bretaña. Vuelve a París. En julio decide, para amortiguar sus dificultades respiratorias, pasar lo que queda de verano en este hermoso pueblo del Languedoc-Roussillon Midi-Pyrénées. Allí le visitan Soupault y otros amigos, que constatan lo evidente: Breton se muere. Es incapaz de subir y bajar los escalones que lo separan del bar del pueblo. No puede dar ni Dos Passos (*). Recibe en bata de casa, él, que lucía corbata hasta para ir al váter de casa. Ese es el detalle que indica a los visitantes la proximidad del fin. El beaujolais se lo sube el amable mesonero.


"Me cuesta gran dificultad aceptar que un día mi corazón dejará de latir". Tenía 20 años. Cada vez le costará menos. Con el fin de engañar a la Parca, alargó su estancia en el paraiso.

El 27 de septiembre del año 1966, martes, tuvo que ser transportado al hospital de Cahors. De Cahors (¿prefirieron deshacerse de tan ilustre paciente, como insinuó Aube?) lo llevan a París. Diez (¡diez!) horas de viaje...¡y en ambulancia!

--Oigan, ¡¿por qué no me conducen directamente al cementerio?!-- dijo entre espasmos. En ese momento se acordó de las últimas palabras de Goethe e intentó ensayar las suyas propias: "¡Oxígeno, más oxígeno!". Los enfermeros le dijeron que con la mascarilla parecería un personaje de su "odiado" dadá. Breton calló y sufrió en silencio. A la altura de Orly empezó a encontrarse mejor y ordenó, bajo su responsabilidad, que lo llevaran a rue Fontaine. Al día siguiente, Aube, Elisa y los encargados de la ambulacia lo bajaron desde el cuarto piso. Fue un mutis bastante malo. Es lo que tiene esas escaleras estrechas: te tienen que bajar de pie, aunque estés muerto. O sentado. Breton murió en el hospital rodeado de sus seres queridos, que se dice. Y con el se cerró "la última instantánea de la inteligencia europea". Miles Davis (*) estaba ocupado en "Dolores" del LP Miles Smiles.



Eluard había muerto en el 52. Tanguy, en el 55. Giacometti, en enero del 66. Arp acababa de morir. Picabia, en el 53. Óscar Domínguez, en el 57. Vitrac, en el 52. Crevel, Desnos, Peret, Artaud...¡muertos! Duchamp y Magritte tenían el pie en el estribo. ¡Y yo no estoy mucho mejor!

Alain Resnais acaba de rodar "La guerra ha terminado". El 68 marcaría la cima y el ocaso.

-- Garçon! ¿Puedo preguntarle algo?

-- Bien sûr, monsieur.

-- ¿Tiene algo que ver el río Lot con Sodoma y Gomorra? ¿Son Vds. descendientes de los moabitas o de los amonitas?

Y tal día como hoy, del año 1985, moría André... Kertész. De su etapa húngara, y quizás de toda su trayectoria, la fotografía más emocionante y sugestiva quizás sea: "El músico ciego". Abony. 1921. Lean Vds. el párrafo que Stasiuk le dedica en "De camino a Babadag"... y que acaben de pasar bien el día.

"Yo escribo con luz", había dicho este "hermano vidente en el país de los ciegos".

Intenten aventurar el punctum de la imagen. Para mí está en la mirada del niño pequeño: algo pasa detrás, más allá... 





RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...