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viernes, 27 de septiembre de 2013

Propuesta para hoy, 27 de septiembre. Walter Benjamín. Urbano VII. Arístides Maillol.



(Los asteriscos * remiten a efemerísticas razones)

1


Siempre que alguien me viene con esa imagen de la luz al final del tunel, bien sea como anuncio de brotes verdes, amenaza del desastre o indicio de vida eterna, me acuerdo del túnel de Port-Bou. El túnel de Montgat, pese a ser el primero de la península y tenerlo más cerca y frecuentado, no tiene la entidad suficiente para simbolizar la imagen anterior. Apenas has entrado... y ya estás saliendo. Más corto que el papado de Urbano VII: 13 días ¡la docena del diablo! Sin embargo, fue llorado por los romanos pobres: había ordenado que las hogazas fueran más grandes y que se vendieran al mismo precio que las anteriores, pagando él, de su (?) bolsillo, la diferencia. Condonó todas las deudas de los Montes de Piedad. Prohibió las prendas de seda entre la jerarquía eclesiástica. Esta última medida creó desolación. La creencia arraigada en la omnipresencia de dios (?), impidió que algunos de los más recalcitrantes las reservaran para las prendas interiores. Fueron medidas, como saben, transitorias. Tal día como hoy, murió. Los carroñeros (en un sentido no del todo despreciable) de la historia, fabularon con la naturaleza de esa muerte.




Si no tienen nada mejor que hacer este primer domingo de otoño, acérquense a Port-Bou. Yo ya estoy al volante del Ford T...¿qué digo Ford T*? ¡¡Renault!! Y es que mi afición por las efemérides se filtra por el mínimo resquicio. ¡Ya me gustaría tener un Ford T!, de reminiscencias orwellianas.

"La época de la reproductibilidad técnica desligó el arte de su fundamento cultual: y el halo de su autonomía se extinguió para siempre". (W.B.)

Vale que no es lo mismo una obra pictórica que una máquina, que ya nace con vocación de reproducirse; pero, no me negarán que la idea que subyace es un poco la misma. Al producir mercancias a porrillo, en cadena (por así decir), se desvanece el aura de lo único (la mercancía ya nace, por definición, sin áura), pero no elimina, sin embargo, el deseo de la pieza única... que sigue funcionando como acicate (e inversión). Y aquí estamos sumergidos en la fabricación de porquerías con el fin de producir la pieza única para el consumidor único. Pero esa pieza única pronto estará al alcance de los muchos (?) y la producción se seguirá desplazando... ¿Hasta que todos tengamos un Jaguar y se persiga algo más distinguido y singular? ¡Bobadas! El progreso se ha acabado. El progreso no es más que una acumulación de ruinas. ¿Es Vd. De los que creen que pasito a pasito...etc...etc? ¿Sí? ¡Pues es Vd. un imbécil! ¿Es Vd. de los que piensan que la salvación está en la producción cada vez más intensa o, si es Vd. algo más flemático, que la solución está en la sostenibilidad? ¿Sí? ¡Pues es Vd. un ingenuo?

Las "florecillas" aplastadas por la marcha de la historia.

En el área de Blanes paro para tomar mi tentenpié matutino. Oigan...¡a reventar! ¿Les ha dado a todos por acudir a la llamada de Walter Benjamin? Me pego a la cola y como una mercancia que pasa por la cadena de montaje, me voy acercando al encargado de la máquina de café. De camino cojo un croissant, agarro una cuchrilla, aferro unas servilletas, pesco un azucarillo... Pago y, ya saben Vds., se detiene el tiempo, y el espacio se encoje: no sabes hacia dónde dirigirte. Miras, buscas... dos pasos a la derecha, dos a la izquierda, vas de frente, te vuelves y finalmente, apoyado en un mueble donde exponen juguetes infantiles, te zampas el croissant y te enjuagas el cielo, el único, del paladar con el café. Lo suyo es limpiarlo con una copita de aguardiente, pero se han puesto en un plan...

"Dondequiera que se les permita, se colocan en fila y avanzan a paso de marcha al encuentro del fuego de artillería y del encarecimiento de las mercancías. Ninguno ve más allá de la espalda del que le precede, y cada cual se enorgullece de ser, de ese modo, uno ejemplo para el que le sigue. Esto lo descubrieron los hombres hace siglos en los campos de batalla; pero el desfile de la miseria, el hacer cola, lo han inventado las mujeres" (W.B.)

Desde mañana mismo tendré más respeto por las colas del Condis.

Aquí dentro no se puede fumar y fuera creo que sí (¡de momento!). Me lio un cigarrillo a costa de una caja entera de cerillas (pues yo soy de los que siguen usando cerillas). La tramontana 6 beauford, o sea fresquito, como dicen los meteorólogos. El bueno (y breve) de Urbano VII amenazó con la excomunión a "todo aquel que tomase tabaco a las puertas o en el interior de las iglesias, ya sea masticado, fumado en pipa o aspirado en polvo por la nariz". Y estábamos en el siglo XVI. Y digo yo que, puesto que estos centros se han convertido en las catedrales de nuestro tiempo, no tardará mucho en que la prohibición de fumar se haga extensiva a sus alrededores. Y después a los edificios de vecinos, y después a las playas, y después a los bosques, y después a los polos (norte y sur)... cada día será más difícil morir de muerte natural. ¿No lo creen así ? ¡Pues son Vds....!



Las viñas de Banyuls están en todo su decadente esplendor, a la espera del expolio, o, ya, extenuadas. Bancales contenidos por antiquísimos muretes de piedra, caminos de cabras (que son transitados por humanos). Abajo el mar flamígero, encrespado por la tramontana, ya en 7 Beauford. Es difícil esquivar la idea de un alegre clasicismo mediterráneo frente al brumoso norte. Es difícil eludir la comparación entre el aceite de oliva y las grasas vegetales, entre el vino y la cerveza, entre la ensalada de tomate y cebolla y el chucrut...entre Carmen y Parsifal...

Llego a Port-Bou sobre las doce y media. El cementerio marino me observa; parece que me ruega que ni me acerque... que ya es suficiente. Así que tomo asiento a una mesa del España y pido un vermut de la región. La terraza del España y la del Rick (¡¡) están a petar, que se dice. La mayor parte inclinados sobre la wikipedia o poniendo a punto los aparatos electrónicos. Todos poniendo sus sombreros a buen recaudo. El cementerio se prepara para lo que será una violación en toda regla. Llega el camarero con el pedido al que ha añadido, por su cuenta, unas olivas rellenas.

-- Buen hombre, podría traerme un sifón... ¡para estar a la altura tecnológica de mis vecinos!

-- La técnica nos sepulta, querido cliente. Profetizo que si el derribo de la burguesía por parte del proletariado “no se cumple antes de un momento casi calculable de la evolución técnica y científica (indicado por la inflación y la guerra química), todo se habrá perdido. Es preciso cortar la mecha antes de que la chispa alcance la dinamita”. ¿No le hace a "paloseco"?

Aquí en Port-Bou cuando menos te lo esperas surge la "iluminación". Es, sobretodo, en el ramo de la hostelería donde la pasión por Benjamín hace furor.

-- Todo sea por cortocircuitar el "progreso técnico". Por cierto, estimado camarero ¿cuál es su nombre?... por si tengo que recurrir nuevamente a sus servicios.

-- Para mi desgracia mi padre me puso Arístides.

-- "¡El mejor y más honorable hombre de Atenas!". Su padre tuvo un gusto excelente. No se queje.




-- Pero es que mi padre no pensaba en el "Justo", sino en Maillol. Y a mí no me gustan sus mujeres, ni su acomodaticia actitud.--se sienta y mientras se explica, limpia maquinalmente la mesa-- Verá Vd. A mí las mujeres de Maillol me parecen ideas (pesadas). No tienen cuerpo, sino masa. Y de espíritu, mejor no hablar. Prefiero mil veces las mujeres de Modigliani...y si me apura, las de De Kooning. Las de Maillol son cántaros, recipientes, madres en plena época de fertilidad: máquinas eficientes.

-- Veo que tiene el tema trabajado. Yo no tengo la cosa clara. En realidad pensaba pasarme por el museo Maillol- Fundación Dina Vierny.

-- Pues desista. Cierran los domingos, los lunes y los días feriados.

-- Un problema menos.

-- Pero es que ¡oiga!, ¿qué necesidad tenía el abuelo de ir a París (¡en plena ocupación alemana!) a la exposición de Breker y, además, fotografiarse entre las estatuas, como ya había hecho el sagaz y halitósico Cocteau?

-- Ese es un detallito que desconocía. Aquí en Catalunya se le tiene por ideal estético de la "Ranaixença": aquella oleada de "seny", mediterraneidad, orden (y coqueteo con el fascismo).

-- Y se olvidan estas cosillas. Mire Vd., querido cliente, la caracterización que de la época hace Serra i Hunter: La guerra del 14 representó "la desintegración de la cultura espiritual, que es por esencia totalidad y harmonía"...¡Y lo dijo en 1934! xD. ¡En plena época parda!



Precisamente aquel año, Benjamín malvivía en París con la ayuda de los Adorno y de propinillas que le venían de alguna esporádica publicación. ¡¡Se estropeó la harmonía!! ¡Vaya diagnóstico, Hunter! Estrellas amarillas señalaban a las futuras victimas y tú echando de menos la harmonía.
Había pensado ir a comer al restaurante "Els passatges" y conocer, de paso, al listo que había elegido el nombre. Decido seguir en la terraza del España y así se lo comunico a Arístides. Para variar, le pido un plato de caracolillos de mar y una botella de blanco de la tierra... Es que los caracoles, de tierra o de mar, encierran espiralmente el profundo sabor de la tierra, o del mar.

Maillol se retiró a esta hermosura de tierra en septiembre del 39, recién empezada la segunda matanza. Empieza "Harmonía", plasmación de la poesía encerrada en el pensamiento de Serra, que quedará inconclusa. Benjamín nunca acabaría sus "Tesis sobre Filosofía de la Historia". Ahora, algunos de mis lectores me exigiría que dejara inconclusa la botella de blanco. Pues, no, no la voy a dejar. Es más:

-- ¡Aristides! ¡Tráigamne Vd. otra botellita!

Después siguen los carajillos y la ronda de aguardientes. Añado unas copitas de vino dulce de Banyuls. Los caracolillos flotarán en un mar alcohólico.

-- Estimado cliente, eche el freno. Frene la locomotora.. Sea benjaminiano, por una vez.

-- Arístides, Arístides...

-- Quizás las cosas se presentan de manera distinta a como afirmó Marx. Puede ser que las revoluciones no sean las locomotoras de la historia. Pueden que sean el acto por el cual la humanidad que viaja en tren aplica los frenos de emergencia.

Este Arístides me apabulla y la imagen empleada me produce un vuelco en el estómago. Imagino las maletas despeñándose sobre mi cabeza. Así que, Arístides, ¿la revolución es un corte.... no se trata de Soviet + Electrificación? ¿Ya no se trata de producir y producir en un tiempo y espacio infinitos? O sea que este vino que bebo encierra los esfuerzos y esperanzas de los muertos. Aquellos cortadores que he visto en las colinas de Banyuls estaban sembrando futuro y su trabajo no puede esfumarse. Cada botella de vino es una lámpara de Aladino (valga el rodolí). N'est ce pas?

-- Así es, querido cliente. Nada se pierde por completo. Hemos de hacer ramilletes con las "florecillas pisadas" de la historia.

2.
Hermana muerte ¿me permites? Y en cuanto percibió el más leve movimiento de párpados se tragó, con la cortesía que le era propia, una dosis de morfina capaz de matar a un caballo. La muerte estaba a punto de actuar de oficio, no en vano el corazón de Benjamin ya había fallado en la subida y el tifus estaba anidando en su estómago. Sobre su tumba provisional alguien colocó unas "florecillas" pisadas que había ido recolectando en las grietas de las ruinas de la historia.

El 26 de septiembre del año 1940, justo cuando Aristides Maillol se levantaba para proseguir en su inacabada "Harmonía", el grupito se puso en marcha. Amanecía en Banyuls. Maillol vería a lo lejos el grupo que confundiría con cerdos salvajes. Benjamin esperaba en un claro del monte, pues no se había atrevido a regresar tras el primer reconocimiento.
Cegada la "ruta del cementerio", siguieron la más oriental y escarpada "de Líster", precisamente la misma que, aún no hacía dos años, había sido transitada por mi padre en retirada desde el Ebro. El grupito se convirtió en grupo y así, bajo un injusto sol de justicia, continuaron hasta la frontera española. De camino, Benjamin tuvo un amago de angina, un principio de insolación y unos deseos, incontrolados, tchaikovskianos, por así decir, de beber de un charco de agua putrefacta. Cuando llegaron a la garita, Benjamín ya era un muerto viviente. Allí le dieron la puntilla.

-- Eeeeeeee! ¿Ande van Vds.?-- Así de contundente se expresó la Guardia Civil de fronteras cuando se presentó el grupo de descarriados.

-- Pues, verá. Vamos en tránsito hacia Portugal. Aquí están nuestros visados firmados por el consulado español de Marsella.

-- Como es natural les faltará alguna póliza y tal. Revisen sus papeles...

El grupo, diligente, se aprestó a una última revisión y viendo que todo estaba en regla volvieron a mostrarlos.

-- Pero, señores, aquí falta el permiso de salida de territorio francés.

-- Eso no era necesario.

-- Pues desde hoy, sí. Y, además, los apártidas , o como se diga, se quedarán a parte y ya se verá.

Benjamín, descompuesto por el exceso de sol y por los retortijones, recordó las semanas plácidas en Lourdes y su confianza en el milagro. Werfel sacó de allí, y de la omnipresente Alma, inspiración para "La Canción de Bernardette". Por mucho que se insistió y a pesar de la botellita de agua bendita, los guardias se mostraron inflexibles. ¡Pa'trás! ¡A Francia! Por un momento creyeron que se trataba de eau-de-vie, pero que cuando comprobaron que, en efecto, era agua, por muy bendita que fuera, se les cegó el sentido de la compasión. Alguien intercedió y se les permitió hacer noche en Port-Bou. Pusieron guardias a la entrada-salida del hotel Francia, decididos a expulsarlos a las diez de la mañana del día 27, o, si querían, a trasladarlos al campo de Figueras y puestos a disposición (es de suponer) de la Gestapo. Benjamin no pudo aguantar los apremios: "En una situación sin salida, no tengo otra elección que terminar. En un pequeño pueblo en los Pirineos donde nadie me conoce mi vida va a acabarse". 




El médico de la localidad certificó su muerte natural y aventuró la hora del deceso: las diez de la noche del 26. Grete Freund, miembro del grupo, la sitúa a las doce de la noche. Y yo, aventuro que su corazón se paró cuando se agotó el primer segundo del día 27 de septiembre del año 1940. Un mes después del asesinato de Trotky. ¡Y no digo más!
Con los 70 $ (no hizo falta vender "El Àngel") que llevaba en el bolsillo se pagó al médico y al enterrador. De la cartera negra y del manuscrito nadie supo nada. Enterrado, provisionalmente, Benjamín, el resto del grupo consiguió pasar a España y llegar a Lisboa.

Todo está escrito: Lisa Fittko, Stodolsky, Grete Freund, Henny Gurland, Horkheimer, Arend, Ingrid Scheurmann... y las indagaciones que el "Sr. García", agente judicial del juzgado de instrucción de Figueras, hizo a instancias del editor de "El libro de los Pasajes".


3
-- ¡Arístides!

-- No grite que estoy aquí, a su vera.

-- Permítame que improvise yo, a mi vez.

-- ¡Sea!

-- ¡Tiene Vd. algo de ángel!

-- En sentido etimológico, sin duda. Soy un emisario, un intermediario...

-- En un sentido teológico, ontológico, diría. Usté., querido camarero, en su perfección, constituye una "especie" en sí misma, agota un "universal". Además, y concluyo, cuando, ataviado a la usanza de su oficio, vuelen los manteles y las servilletas impulsados por el viento del norte y vuelva el rostro, parecerá el "Ángel de la Historia" aterrado ante los resultados del progeso.

-- ¡Eso es muy bonito!




Atardece y estoy como una cuba. Arístides se ha sentado en una silla al final de la terraza y, ahora, parece el ángel de Durero. Me marcho.


4.
Recuerden Vds. cuando, bajo la azafranada luz del otoño, estén zampándose unas anchoas en una terracita de Banyuls y pimplándose una botellita de vino del 2007, que por aquí se desangraba Europa; que estas "fauvistas" colinas han sido recorridas por los perdedores de todas las guerras. Cuando alcen la vista para contemplar ocres nunca vistos, añadan el ocre ferruginoso de la sangre reseca y no dejen de pimplar por esta sugerencia.



Breton, por los mismos días se trasladaba a Marsella buscando la salida americana. Y Kafka, años antes , tal día como hoy, ponía punto final a El Fogonero (primer capítulo de su inacabada "América") y su premonitoria y fantasmal visión de América. 

jueves, 26 de septiembre de 2013

Propuesta para hoy, día 26 de septiembre. “El Maestro del Juicio Final”. Música. “Abbey Road”.


“Sé muy bien la fecha en que el doctor Gorsky vino a recogerme a casa para que fuéramos a tocar algo de música en la villa de los Bishoff: era el 26 de septiembre de 1909, un domingo. Todavía recuerdo, como si tuviera ante mis ojos, los detalles y acontecimientos de aquel día (…) Así pues, aquel trágico espectro solamente duró del 26 al 30 de septiembre”.



El doctor tocaba el cello, el barón von Yocsch el violín y Dina, la encantadora esposa del anfitrión, el piano. La velada empieza con dos sonatas para violín y piano de Beethoven, continua con un trío de Schubert (yo apuesto por el “Sí bemol mayor”. Tengo el 50 % de oportunidades de acertar). El plato fuerte fue el “Trio en Sí Mayor” op. 8 de Brahms. Von Yocsch no le quitaba ojo a la pianista, lo que hacía que cometiera ligeros, pero inusuales, errores de matiz. Compuesto por el autor a la tierna edad de 21 años fue corregido 30 años después, inoculándole un toque de amargura del que estaba exento. Oigan vds. el “Adaggio (ma non troppo)”, justo el momento en que interrumpieron la velada. 

Mientras lo escuchan yo repongo fuerzas, o me las menguo…¡con tanto carajillo!

El Maestro del Juicio Final” es una combinación de novela gótica, policíaca y “El Nombre de la Rosa”…algo huele a “Golem”. Musil le atribuye la creación de un género que llama: “Ficción periodística”. Otro habla de una “unión ilícita entre Kafka y Agata Christie”.

Esta mañana no estoy para muchos trotes, pero Vds., si quieren, pueden hacer un estupendo recorrido por las viejas calles de Viena…basta con que lean el libro.

Perutz tuvo que exilarse, primero en Italia y después en Palestina. No le convenció el patriotismo reinante y le llenó de inquietud por la repentina “desaparición” de todo lo árabe, así que en cuando pudo volvió a Austria para morir de un edema pulmonar y un poco, también, de asco.

Ya puestos y dado que el día está un poco inseguro les propongo una jornada musical, que, por cierto, ya hemos dado por comenzada. No se preocupen por la comida. Bastará con una fuente de uvas, unas rodajas de melón, unos caquis… ¡otoño! No olviden, sin embargo agenciarse una botellita de Korn.



Bartok también había tenido que exilarse. Cuando la liberación de Hungría se le nombró ministro o algo parecido. Aceptó, aunque sabía que no podría tomar posesión del cargo.
Que suene a continuación el “Concierto para Viola” de Béla Bartok. La viola siempre ha sido la sirvienta del violín. Este concierto, encargo de Primrose, quiere hacer justicia. Lástima que, como siempre, la justicia sea lenta. Murió antes de acabarlo. La versión que se escucha actualmente fue concluida por su aventajado alumno Tibor Serly.

Mis conocimientos musicales son insuficientes para comentarios técnicos. Quede constancia, sin embargo, de mi afición y de mi voluntad.

Escuchen atentamente y díganme si son capaces de distinguir el efecto resultante de lo que él llamaba “sistema axial”, o de la aplicación al pentagrama de la “proporción áurea”. Definitivamente la cosa es muy difícil. Quédense, como yo, en la irisada superficie y que la música les sea leve…

Una tarde de comienzos de otoño quedó con el comitente con el fin de comentar algunas cosillas sobre la obra. Esa tarde cayó una tormenta y la reunión no tuvo lugar. Acordaron otro encuentro, pero no contaron con que la muerte es imprevisible. Bartok murió tal día como hoy, del año 1945, sin poder acabar el concierto. Fue inhumado provisionalmente en el cementerio de West Side, Nueva York. Desde junio del 88 reposa en el cementerio de Frakasrét de Budapest al lado de su madre y de su esposa Ditta. Murió de leucemia y un poco, también, de asco.

Escuchen atentamente la premonición de la muerte próxima. Que no le engañen esos trinos del “adagio”…son los pajaritos del más allá.



¿He dicho West Side? Bueno pues acaben con lo que estaban y que suene “West Side Story” para conmemorar los 56 años de su estreno. Se estrenó en el Winter Garden de Broadway. Después pasaría a la gran pantalla y vendrían los éxitos de inmediato. Leonard Bernstein, música; Jerome Robbins (el de “el violinista en el tejado”), dirección y coreografía y con letra del popular Stephen Sondheim (el de ¡¡“Golfus de Roma”!!). Años más tarde, un tal Dan Fante llevaría de un sitio a otro al compositor en una limusina de la “Dav-Ko Limousine”. Dan había alquilado, soborno mediante, un piso estupendo en la calle 64, se había comprado dos camisas blancas inarrugables y un pantalón negro y había pasado a formar parte de la plantilla que dirigía el generoso David Kasten. Por entonces (1975), su padre, John Fante, tuvo un golpe de suerte, la Bantam Books le extendió un cheque por “La hermandad de la uva”; Robert Towne, oscarizado por el guión de “Chinatow”, le compró temporalmente los derechos de la novela y se la ofreció a Coppola. Coppola decidió publicarla por entregas (en tapa dura aparecería en el 77), pero como estaba metido de lleno en “Apocalipsis Now”, no cumplió el deseo compartido. Al poco le cortaron la pierna a Fante padre. No, no tuvo nada que ver el cineasta…fue la diabetes. En la familia Fante se bebía de todo menos Fanta de naranja.

Yo he de decir que “West Side Story” y “El Doctor Zhivago” marcaron mi entrada en la primera juventud, ahora llamada segunda infancia. Así fueron las cosas y así se las cuento. No tengo nada de qué avergonzarme. En ambas entrabas al cine y te estabas media hora medio a oscuras oyendo la música introductoria. Cuando esperabas el fin, empezaba la película.

Hay más. Sigan con las uvas y con el melón.




CYRANO.
¡Sí!... Mi vida no fue más que un servir de apuntador a los demás y luego ser olvidado. (A Rosana.) ¿Os acordáis de la noche en que Cristián os habló bajo vuestro balcón? Pues bien: toda mi vida puede resumirse en eso: Mientras que yo permanecía abajo, en la sombra, otro subía a recoger el beso de la gloria. ¡Es justo y lo apruebo ahora, a un paso de la tumba! (…)

CYRANO.
¡Me parece que está mirando... que ha osado mirar mi nariz!... (Levanta la espada.) ¿Qué decís?... ¿Que es inútil? ... ¡Ya sé que en este combate no debo esperar el triunfo! ¡No!... ¿Para qué?... ¡Es más bello cuando se lucha inútilmente! ¿Cuántos sois?... ¿Mil?... ¡Os reconozco, mis viejos enemigos!... ¡La Mentira!... (Golpeando con su espada en el vacío.) ¡Toma! ¡Toma!...¡Ah, los Compromisos... los Prejuicios... las Cobardías!... (Sigue golpeando.) ¿Que pacte?... ¡Eso nunca!... ¿me oís bien? ¡Nunca! ¡Ah, por fin te veo, Estupidez!... De sobra sé que al final me tumbaréis, mas no me importa: ¡lucho, lucho, lucho! (Hace molinetes inmensos y se detiene jadeando.) ¡Sí, vosotros me arrancáis todo, el laurel y la rosa¡ ¡Arrancadlos! ¡Hay una cosa que no me quitaréis!... ¡Esta noche, cuando entre en el cielo, mi saludo barrerá el suelo azul, y, mal que os pese, conmigo irá una cosa sin manchas ni arrugas... (Arroja la espada a lo alto.) y esa cosa es... (La espada escapa de sus manos; vacila y cae en brazos de Le Bret y Ragueneau. )
ROSANA. (Inclinándose sobre él y besándole en la frente.) ¿Y es...?

CYRANO. (Vuelve a abrir los ojos, la reconoce y añade sonriendo:)
¡Mi penacho!”…………………….FIN

Cyrano acaba de morir de una herida en la cabeza y un poco también, de asco. Era el 26 de septiembre del año 1655. Hay alguna ópera construida sobre la idea de Rostand. Yo prefiero la estupenda película (1950) en la que José Ferrer hace de Cyrano. De la obra original ya he dicho algo en alguna propuesta anterior. Léanla. Su melancólica-alegre belleza les acompañará durante días.

Y ahora una pausa para la publicidad e ir al váter. Cambiamos de registro.



Tras el malogrado “Let it be”, último que oímos de los Beatles, estuvo claro que la cosa no podía cerrarse así de esa manera tan indolente y también que la cosa no podía seguir. Así que decidieron poner un broche de oro a su carrera (como se dice). Todos dieron lo mejor de sí mismos. Echaron el resto, que se dice. ¡Hasta Ringo! Los abogados ya estaban liquidando la empresa. ¿He dicho decidieron? En realidad fue un presentimiento compartido, todos sabían que era la última vez y que no habría ocasión de rectificar. Pasaron horas y horas en la EMI (después Abbey Road) para fabricar un conjunto excepcional de canciones, quizás el mejor disco del grupo. Es irónico que el disco empiece por “Come together”…ahora que la separación era inminente.




Ya conocen Vds. de sobra el disco. Óiganlo de nuevo (no está en el esputofaif) y recréense en el “Oh, Darling!” de Paul, diviértanse con a inversión beethoveniana que realiza Lennon en “Because” o con las dos hermosas canciones de Harrison. De “Something” dijo Sinatra (¿) que era la mejor canción de amor que había oído. Y ¿qué decir de “Octopus’s Garden” que Ringo compuso en Córcega? ¡si hasta dejó huella en la Disney! La cara A responde al juicio de Peter Handke, despertaba “escalofríos de gozo, calor y sentimiento de comunidad” que calificaba ineludiblemente de “maravillosos”.

Las canciones de los Beatles “muestran” lo que no puede ser dicho. Como el sentido del mundo en Wittgenstein.

La cara B es un precipitarse  en el pasado y, desde él, lanzarse de nuevo al futuro. Un futuro-presente que marcha en desbandada: ¡¡1969!! Un conjunto de canciones grabadas de un tirón y sin solución de continuidad. Al final, tal como ocurría en el “Sargent…” ¡¡sorpresa!!

El disco iba a titularse: “Everest”, la marca de cigarrillos que fumaba el ingeniero de sonido que, por cierto, tenía planeado un viaje al Himalaya. Finalmente se llamó como se llamó por el nombre de la calle en donde estaba la EMI. La foto de portada, como saben Vds. recoge el cruce con Grove End Road. Fíjense en ella: tuvieron que cortar la calle unos minutos para que no hubiera tráfico (obsérvese el furgón policial aparcado a la derecha). Los cuatro salieron del estudio de Abbey Road a las 10:00 am en punto, el viernes 8 de agosto de 1969.

 Sacaron sólo seis fotografías (en diez minutos no hubo tiempo para más) y tuvieron que escoger. Escogieron la quinta toma. El escarabajo (“beatle”) que está aparcado era un asiduo y su propietario, un vecino de la calle. La matrícula del coche LMW 281F se la rifaban. El dueño no ganaba para reponerla. Al final se decidió a subastarlo y sacó 2530 libras del 1986. El señor que está parado en la acera mirando hacia el grupo, era un turista americano y digo era porque murió hace 7 años, a los 97 años. Su mujer había preferido visitar museos. El 9 de agosto volvieron a USA y al año siguiente cuando adquirieron el disco, su mujer que era aficionada al piano y estaba en ese preciso instante destrozando una canción de George, vio con sorpresa a su marido que, como pasmarote, miraba el deambular de un grupo de jovencitos. Por suerte para la salud del matrimonio el marido había dicho que, en efecto, iba a “flanear”.


 No quieran saber Vds. las tonterías que se han publicado sobre los significados ocultos de ciertos detalles que aparecen en la foto.

En 1993, el mismo Paul ironizó sobre estas tonterías en “Paul is live””. En la portada del mismo aparecía Paul cruzando la misma calle y paseando a su pastor inglés, y el escarabajo blanco, estacionado en el mismo lugar, tenía por matrícula LMW 511F -su edad en ese año 93. 

Cruzaron la calle y se fueron a tomar una copa a la casa de Paul que vivía en Cavendish Avenue nº7, a un tiro de piedra del paso de cebra.
Hagan Vds. lo mismo. Acaben de una vez con la botella de aguardiente de trigo y apaguen el aparato de música.







miércoles, 25 de septiembre de 2013

Propuesta para la tarde de hoy, día 25 de septiembre. Riada del 62. Puig Antich.



La tarde del 25 de septiembre está marcada con una cruz en el calendario de los pobres. En realidad todos los días están marcados con cruces rojas en el calendario de los pobres. Pero, oigan, es que aquellos pobres eran de mi pueblo. La cosa empezó con cuatro gotas. Antonia retiró la ropa que acababa de tender. Pepe Luís sacó las macetas para que calmaran la sed de semanas. Ginés y el señor Bonet entraron en un bar de la rambla de Egara, pidieron unas cervezas y unos boquerones en vinagre esperando que descampara.




 Aquello acabó como acabó… ¡Ya saben Vds.!

La “Riada de Franco” acabó con las esperanzas de cientos, de miles (diría) de personas y animales que pensaban (sí, también los animales lo pensaron) en un futuro mejor. La esperanza, como Vds. saben, es lo último que se pierde. Las autoridades hicieron caso omiso a la afluencia incontrolada de emigrantes. Los propietarios vendieron, con la anuencia de los ayuntamientos, tierras inapropiadas en las que los pobres desgraciados construyeron sus chabolas. Hablaron de “guetos”… ¡pero, ¡oigan!, es que ningún nativo quería vivir con ellos! ¡No tenían vocación de eremitas, no les gustaba especialmente las paredes de latón ni los techos de uralita de desecho!

Todo bajo la sombra protectora de Porcioles (¿Parcelas?), gracias al cual (régimen mediante), Barcelona fue tomando proyección internacional. Amante de la sardana y la sardina murió en su ciudad natal, Vilassar, de un ataque cardíaco…Fue entonces cuando nos enteramos de que tenía corazón. Si hay Infierno… ¡ahí os queméis tú y los de tu ralea!

¿Qué decir del destino de las indemnizaciones?  ¡La de niños que fueron dados en adopción de forma incontrolada y fraudulenta! ¿Sabían Vds. que llegaron a venderse colchones destinados a los damnificados en los barracones dels Encants?

Toda una vida pagando el “Ocaso” para, ahora, ser sepultado bajo el lodo o, en el mejor de los casos, en una caja de pino resinero. Los muertos aparecían por doquier. Por fin habían conseguido engordar. Era una gordura, sin embargo, extraña, tersa, violácea…como si padecieran una enfermedad desconocida.

Una novia, ataviada al uso, apareció, como algodón en su rama, entre los ramajes de una morera. Alguien dijo, gracioso: “En martes, ni te cases ni te embarques”.

En Barcelona todavía sonaban los ecos de los fuegos de artificio dedicados a la Virgen de la Mercé. Desde Rubí, desde Sant Adrià… los tomaron por broncos y martirizantes truenos de tormenta. Allí no se enteraron hasta el día siguiente, aunque esa misma madrugada tuvieron un susto importante. Los bomberos rescataron decenas de niños de las chabolas de Montjuich, lugar destinado a futuros fastos. Porcioles, por cierto, consiguió que Franco le “regalara” el castillo.



La Vanguardia recogió el desastre en la edición del día 27. El día 26 aparecía en primera página una imagen de la península vista desde un satélite. Nada se decía del peligro que se cernía. El 27 volvía a anunciarse “intervalos de sol” y restos tormentosos en Cardedeu. “Tómbola” llevaba semanas de éxito en el cine Novedades: a los pobres les tocó una muñeca. Sonny Liston acababa de derrotar por KO en el primer asalto a Patterson. En el “Cerro de los Santos” descubren una cabeza de caballo y otros restos arqueológicos. En Yecla alguien, lloroso, reconocería en esa cabeza al descendiente de su yegua “Colorá”. Los cubitos de doble caldo “Potax” hacían furor y Villalonga acababa de ser elegido “seleccionador nacional” de fútbol. Ben Bella era elegido primer ministro de la recién República de Argelia. El cinturón metropolitano yacía bajo metros de barro. Dentro de siglos, arqueólogos desmemoriados, hallarán…

Después vinieron las riadas de noviembre y la gran nevada. Y sin hablar de la Talidomida.

Les había anunciado una excursión a Barcelona… ¡y así será!

Luce el sol “a intervalos”. Como homenaje cojo mi paraguas negro, grande como sombrilla de playa. Tarjeta dorada. Lado mar. ¡Déjenme paso por favor…soy un pobre jubilado que va a sus inútiles quehaceres! Bajo en Arc de Triomf y, flaneurando, subo paseo de San Juan hasta Consell de Cent. Giro a la izquierda, por la acera de la izquierda y sigo hasta el cruce con Girona. Un paseo gratificante. Resisto al Condis que me sale al paso. Esquivo decenas de “restaurantes” chinos. Voy con una idea fija. En el chaflán de Consell de Cent con Girona había un bar (¡y lo hay!) llamado “El Funicular”. Entro y ocupo mesa junto a la ventana. Descorro el visillo. Pido un carajillo de coñá con remolque y el periódico. El camarero me parece salido de los 70’s: pantalón estrecho de cintura y acabado en pata de elefante, camisa entallada… bigote caído, pelo lacio que le cubre las orejas, gafas de carey…Suena “walking on the…” de Lou Reed. Acaba y enlaza con la pérfida “Nunca llueve al sur de California”. Esto parece un flash back. Me trae el café y deja encima de la mesa una botella de Espléndido a la que aún se le puede exprimir un poquito más.

–Extravegante camarero, ¿podría traerme el periódico y un bolígrafo?

–Quizá lo sepa o quizá no, pero se ha metido Vd. en un sitio histórico. Algo pasó aquí hace muchos años y yo pago las consecuencias. ¿Cree Vd. que a mí me gusta ir vestido de esta guisa? ¿Cree Vd. que este bigote mejicano me favorece?

–¿??????

–¡Pues no! –Vuelve a la barra y me trae una Vanguardia color sepia.

–Pero…¡Oiga… este periódico está periclitado!... ¡Y no tiene sudoku!

–¡Pues ESO!

Bien sé yo de qué se trata y por eso de lo que se trata estoy aquí ahora, sentado a la espera de los fantasmas que, a la hora exacta, harán acto de presencia en mis circuitos neuronales. Ya les he dicho muchas veces que mi existencia es virtual. Y como es virtual y no temo por las transaminasas, me pimplo los brebajes en un pis-pas. El reloj del establecimiento marca las 4 y cinco. Tengo tiempo de hacer otra visita. Le digo al camarero que me guarde el sitio y que me reserve el periódico. Le dejo el paraguas como “penyora”.

Lo sienta en la silla y parezco talmente yo.



En la Plaza Gala Placidia justo en el rincón que ahora ocupa el Colegio de Economistas de Barcelona, allí donde la plaza se estrecha para convertirse, otra vez, en avenida, estaban las “atracciones Caspolino” (el nombre no tiene nada que ver con la vetustez y el desfase del recinto, sino con el lugar de procedencia de su propietaria-gestora: Caspe). Era un oasis, o mejor, un espejismo: coches de choque, tiovivo, futbolines…en un espacio mínimo, que se ampliaba por obra y gracia del inexistente Altísimo. Pegado estaba (¡y está!) la cafetería “Placidia”. Mesitas de aluminio. Trasiego de peatones que bajan y suben de los ferrocarriles Catalanes. Coches que se sumergen. Gente con capazos de pitanzas frescas compradas en el mercado de la Libertad.

Todos los bares de Barcelona tenían su clientela fija: los del FOC-FLP habían tomado el “Liceu de Sants” (el de la barra de 32 metros), el “Loreto”, el “Velódromo”, así que a estos pobres del MIL sólo les quedaba las atracciones Caspolino y algunos bares que, a salto de mata, iban concertando. He dicho pobres… en realidad sus asaltos a bancos eran de los más limpio y exitoso. Los del MIL no paraban quietos. No había domingo que no la armaran en la fuente de Canaletas y alrededores. Su enseña: consejismo y situacionismo.

Me amorro a la barra. Pido un orujo de hierbas. Giro de muñeca espectacular. Golpeo el mármol y, por arte de magia, la copa vuelve a estar llena.

A los chicos del MIL les gustaba el futbolín. Apoyada en una de las patas de uno de aquellos artefactos alguien encontró algo y ese alguien entregó ese algo a la policía. Salvador habría ganado y arrastrado por el ardor de la victoria, habría olvidado ese algo. Era un bolso de aquellos que nos colgábamos al hombro en aquellos años. Dentro, la documentación falsa de Puig Antich, un telegrama de Francia, un recibo de alquiler de un piso, un número de buzón postal, dinero y una pistola… ¡suficiente!

La perspicacia de la policía española dio sus frutos. Detuvieron a Santiago Soler y le sacaron a hostias el lugar y la hora del encuentro con Garriga que venía de Francia de firmar la disolución del grupo.  El día, el 25 de septiembre (1973); el lugar, el “Funicular” y la hora, las seis de la tarde… ¡ y son las 5 y cuarto!



Llego al “Funicular” con el bofe fuera. Mi sitio está libre. El camarero me trae el periódico y me devuelve la sombrilla playera. Suena “Améeeericaaaa”. En la mesa de mi derecha un individuo que huele a policía, ese olor rancio mezcla lograda de Varón Dandy y pura mierda, a metros a la redonda, lee el “Barrabás”. Un bulto extraño donde el corazón. No se le escapa ni una ligera sonrisa. Acodado en la barra un chaval con la cabeza entre las manos y escoltado por dos clientes que llevan escrito en la chaqueta: SECRETA. Hay dos mesas más ocupadas: jubilados que, como yo, quizás, rememoren. Es barato y te mantiene activo.

Garriga y Salvador (a quien no esperan) se acercan por la confluencia de Girona y Consell de Cent. Unos tiparracos le salen al encuentro. Uno se deja (¿) prender y el otro se revuelve como una iguana. Parece un arreglo de cuentas. En este momento suena “Eres tú”, de Mocedades. Salen a relucir pistolas. Quieren introducirlos a la fuerza en el colmado “Betlem” (hoy, bar) y tal como ocurrió entonces, tampoco hoy les dan posada. Así que los arrastran al número 70 de la calle Girona. El pobre Soler ha intentado avisar pero el “Barrabás” le ha arreado una hostia. Los jubilados pegan sus arrugadas caras a las cristaleras. Se oyen unos tiros. Dos tios tumbados en el suelo: el inspector Anguas y Salvador. Soler y Garriga, a la Vía Layetana. Salvador, al Clínico y el inspector Anguas …¡al cementerio!

El resto ya lo saben. Pasó lo de Carrero y etc…etc.
Cojo el paraguas, pago y, chino-chano me dirijo a “Arc de Triomf”. Tarjeta dorada. Lado mar. Abro el periódico color sepia, del miércoles 27 de septiembre del año 1973.
(ya lo devolveré el año que viene).
Llega la noticia de la muerte de Neruda:

“Yo no quiero la patria dividida
Ni por siete cuchillos desangrada…”


Triunfo aplastante del frente justicialista. Los socialistas franceses avanzan en las cantonales. Tres mil soldados rastrean el centro de Santiago. El Barça le ha ganado por 3 - 0 al Español.

RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...