(Asteriscos*
remiten a efemerísticas razones)
Me
desperté y no vi nada. Sin embargo hubiera jurado haber sido despertado por la
mismísima mano de dios*, tierna y
peluda como la de un perro (Dog = God). Y, así, con la emoción que dimanaba de
ese contacto divino, puse el pie en tierra y abandoné la nave de los sueños…. Y
me dirigí a la cocina, cabina de mando de la rutina (valga el rodolí).
He
aquí un comienzo a la altura de “Ulisses”:
“Introibo ad altare dei…”
1.
¿Han
leído Vds. “Austerlitz” de
Sebald? ¿Sí? Pues entonces sabrán de la
sorpresa de Dafydd Elias al saberse Jacques Austerlitz,
ausente de las páginas amarillas de las principales ciudades del planeta. Un
apellido en vías de extinción. Originado en una grandiosa catarata, se fue
convirtiendo en un hilillo de agua y, finalmente en un estanque diminuto,
absorbido (y eliminado) por el antagónico acaecer histórico. De vez en cuando,
si se profundiza, aparece artesianamente en
forma de “un hombrecito de piernas torcidas…” que circuncida al
sobrino de Kafka, o se esconde debajo de apelaciones menos bruscas…Fred Astaire, por ejemplo, nacido Austerlitz, de austríaco y de americana
de origen alemán. Sabrán, si lo han leído, del esfuerzo de Elias, ahora Austerlitz, por desescombrar hasta dar
con el origen. Y en ese desescombrar presagioso traspasa estratos fatales hasta
dar a parar en el campo “modelo” de Terezin (República Checa). Allí cree
entrever, entre otros condenados al exterminio, la figura de Adele, su madre.
Fred
Astaire, muerto, nonagenario, tal día
como hoy del año 1987, en efecto, se apellidaba Austerlitz y, además, su hermana, se llamaba Adele: Adele Austerlitz, exactamente como la madre de
Elias. Desde que he encontrado esta relación, mi indiferencia por el bailarín
se ha convertido en respeto y no puedo disfrutar, pese a todo (o precisamente
por eso), de sus gracias elegantes. Ahora me conduce, irremediablemente, a las
profundidades del infierno y me es extraño mirar sus coreografías, admirar su
ligereza… sabiendo de esa relación que lleva a lo más penoso del siglo. Y más
penoso aún, ver cómo intentaba “construir
una escalera hacia el paraíso”, precisamente con su hermana Adele. Eran los comienzos.
Después
vinieron sus colaboraciones con mi idolatrada Paulette Goddard, fértil en
matrimonios, que ya, por entonces, había rodado con Charles Chaplin, “Tiempos Modernos”. Ch. Ch. dejó de ser “Charlot”
ante la belleza de Paulette, con quien, por cierto, contrajo matrimonio privado y secreto. Acabó sus días como viuda
de Erich Maria Remarque* (ver 3 de junio).
No quería dejar este mundo sin saber quién
era mi sucesor, gracias Michael" (refiriéndose a Michael Jackson). Así
se despidió Fred Astaire… ¡y no volvió!
2.
Mientras
se rodaba “Tiempos Modernos”, tal día
como hoy del año 1934, Hitler firmaba con Porsche el contrato que originaría el
“VolkWagen”, también llamado “K. d. f.-wagen”: “Fuerza a través de la Alegría”. Más apropiado hubiera sido: “Alegría a través de la Fuerza”. El prototipo estaría listo en
el 38 y su producción masiva (en cadena) tuvo que esperar, por necesidades de
guerra, hasta finalizada la contienda… Y es que le faltaban “máquinas de comer mazorcas”.
El
mismo Hitler dio los últimos retoques y puso en marcha la antigua idea de una
red viaria que conectase todos los territorios de la nación, la vertebrara, por
así decir. En el 37 ya había más de dos mil quilómetros de autopista. Cuando
empezara la guerra habrían doblado el kilometraje. Sólo faltaban las masas, que
pagaban ariamente su cuota para hacer
posible el proyecto… y asegurarse un “escarabajo”…
(que nunca les llegó).
La
abundancia de siglas, los eufemismos, cuando no directamente la neolingua, es una de las características
de los Tiempos Modernos. La KdF funcionó
como organización política desde la
toma del poder por los nazis hasta el final de la guerra. La española “Educación
y el Descanso” (EyD) fue un calco y ambas, de la italiana “Opera Nazionale Dopolavoro” (OND) Su objetivo, incluso declarado: estructurar,
vigilar y uniformar el tiempo libre de los trabajadores. Dependía del “Frente Alemán del Trabajo”, sindicato único,
como aquí dependió del Sindicato Vertical
(CNS).
Organizaban
excursiones, estadías vacacionales, deportes… todo con la clara intención de
borrar la “conciencia de clase” (C
C). Era la hostia. Todo el mundo riendo y haciendo fuerza. Multitudes recorriendo
la meseta, las playas de levante, los arenales del Mar del Norte, la torre
inclinada de Pisa (T I P)… Las carcajadas y el buen humor llegaban hasta las
puertas de Auswitch. Allí, ante el “Arbeit
mach frei” (A M F), se detenían, daban la vuelta, y seguían su periplo por
Centro Europa (C E). Auswitch, como Vds. saben fue un clúster de campos, algunos de los cuales fue utilizado,
directamente, como recinto de esclavitud al servicio de la Interessen-Gemeinschaft
Farbenindustrie (I G Farben), un
clúster de empresas que, provenientes del campo de los tintes y los colores, se
abocó en la fabricación del gas Zyclon
y otros igualmente letales. Lean Vds. las páginas que dedica Remarque* a los ingenios puesto de largo con ocasión de
la matanza de Verdun. Ese clúster fue desgajado tras la segunda matanza y
sobrevivió, disyectamente, habiendo
recuperado, los componentes, sus nombre originales: BASF, Bayer, Hoechst y
Agfa… por citar las más importantes e, incluso, los mismos directivos que,
nazis confesos, superaron el proceso de “desnazificación”
(¿?).
3.
Mientras
se diseñaba el “coche del pueblo”
(V.W.), se estrenaba “Tiempos Modernos”,
Fred Astaire triunfaba con Ginger Rogers y Walter Benjamín teorizaba sobre los
efectos de la modernidad en el arte, afirmando la perfecta adecuación del cine,
nacido, ya, sin aura, a los nuevos
tiempos, pues la posibilidad de reproducción técnica del producto no es una
condición extrínseca de su difusión masiva, sino que se funda, de manera
inmediata, en la técnica de su producción. Además, decía, posee la “capacidad aislativa” que permite el
acceso al “inconsciente óptico” y,
por si fuera poco, no exige el recogimiento contemplativo del arte de épocas
pasadas. Su modo de percepción propio, la disipación,
casa bien con el grado de dispersión
propio de la época.
El
cine transitaba hacia el sonoro y los grandes actores y directores de teatro
probaban suerte en el nuevo medio. De Alemania y anexos seguía saliendo una
enorme riada de exilados, entre los cuales algunos relacionados con el asunto. Peter
Lorre y Willy Bilder (*n.), cuya madre había sido asesinada en Auswitch, no
lejos de su pueblo natal, entraron juntos a Estados Unidos. El primero, famoso
en Berlín por sus colaboraciones con B. Brecht y por haber encarnado al “Vampiro de Duseldorf”, había hecho algunas películas con Hitchcock,
entre ellas “Agente Secreto”, basado
en una novela de Conrad, originario también de la zona de Cracovia y, en
consecuencia, de Auswitch. El segundo, tal
día como hoy, del año 1936, cumplía 30 años, exactamente el día en que un
perturbado y nazi (valga la redundancia) Johann Nelböck, disparó sobre su
antiguo profesor Moritz Sclick cuando éste subía corriendo las escaleras de la
Universidad de Viena. Era lunes y llegaba tarde… ¡normal! Por entonces Austria,
en general, y Viena en concreto, intentaban, por todos los medios, destruir las
conquistas del movimiento obrero, incluyendo la destrucción física de la Karl Marx Hof. En cuanto al
antisemitismo, no le iba a la zaga a la misma Alemania.
–¡Hijoputa comunista, judío
maricón! ¡Te lo mereces!
–No soy ni lo uno, ni lo otro, ni lo de más
acá.
–…
¡Me quitaste la novia!
Moritz
había llegado a la universidad de Viena en 1922 desde la de Kiel. En torno a él
se fue formando un grupo de intelectuales interesados en lo que llamaría “positivismo lógico” que tomaría el nombre de “Círculo de Viena”, precisamente en el 29, mientras Remarque daba
los últimos toques a “Sin novedad en el
frente” y se ideaba el nombre (Autobahn)
para designar a aquel clúster de vías
rápidas que acogerían al “coche del
pueblo”. Esta gente, un tanto quisquillosa, pretendía, armados con el “principio de verificabilidad”, eliminar
la Metafísica del campo de las ciencias y convertir la Filosofía en una
actividad dirigida al análisis del lenguaje con miras a esclarecer el
significado de las proposiciones. La Verdad,
es cosa de la Ciencia. A la Filosofía le corresponde el Significado. No puede saberse más que aquello que puede ser
demostrado (lógica u operacionalmente). Tanta rigidez fue,
poco a poco, corregida.
¿Qué
quieres decir con “¡Te lo mereces!”?
Murió añadiendo a la tristeza del adiós, la inquietud de ver cómo su agresor
caía en la “falacia naturalista” y se
saldría, supuso, de rositas… ¡y así fue!
Cuando
Schlick (y sus colegas) afirmaba que los “juicios
éticos” no eran “enunciados de hecho”, sino “imperativos disfrazados” (Carnap) que no describen nada en absoluto
y que sólo expresan aprobación o desaprobación al tiempo que intentan persuadir
al oyente a que comparta esa actitud (Stevenson), cuando ponían en acción el
análisis aludido arriba y, en consecuencia, disolvían los discursos (típicos de
los Tiempos Modernos) al uso y los evidenciaban como meras construcciones
lingüísticas sin sentido, cuando… ¡eran juzgados como corruptores de la
juventud! y, poco más o menos, puestos al nivel del judío y del homosexual. “KdF”… “VW”… “espacio vital”… “sangre y tierra”…
El
grupo ya había empezado a dispersarse.
Por
entonces empezó la colaboración de Losey* (+) con Brecht que culminó con la
adaptación al gusto americano de “Galileo”,
obra que había sido escrita por Brecht en el 38, con música incidental de Eisler.
Galileo nos enseñó los diferentes niveles de significación de los textos
bíblicos y estableció la prioridad de los hechos observados sobre lo transmitido
por la tradición. Sólo la demostración matemática o la experimental pueden
decidir acerca de la estructura del universo-mundo.
En
la mañana de tal día como hoy, del año 1633, “Galileo Galilei, hijo de Vincenzo Galilei de Florencia, siendo juzgado
a la edad de 70 años, y arrodillado ante vuestros Eminentísimos y
Reverendísimos cardenales de toda la República Cristiana contra la herética
probidad….Yo Galileo Galilei, he abjurado, jurado, prometido y me he sometido a
todo lo dicho más arriba, y, teniendo fe en la verdad, he escrito de mi propia
mano la presente cédula de mi abjuración, la cual he leído palabra por palabra
en el Convento de Minerva de Roma, este 22 de junio de 1933”.
No
lo gasearon en Auschwitz. El castigo físico fue menor. La humillación, máxima.
No bastó, sin embargo. A los pocos años, Galileo, daría a luz un tratado en el
que sentaba las bases para la comprensión físico-matemática del nuevo sistema
del mundo, el Copernicano.
Y
para acabar el día, abran el
frigorífico, tomen las acelgas que les sobraron de ayer, un paquete de Moritz y siéntense en el sofá (si
tienen…). Busquen (y comparen) en Youtube “Galileo”
de Losey y la homónima de Liliana Cavani.
Mañana
quiero un estudio comparativo. Buenas noches.