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lunes, 25 de marzo de 2013

Propuesta para hoy, día 25 de marzo. SEGUNDA SERIE.“Juventud sin dios”, Ödon von Horváth. “Hermosos vencidos”, Leonard Cohen. Kateri Tekakwitha.





1
Algo había oído, si, pero hoy, por fin, me ha tocado a mí. He recibido una carta en la que se me invita muy amablemente a hacerme una colonoscopia. Se trata de prevenir, etc, etc. La colonoscopia se ha convertido en la nueva panacea: tiene Vd. tos seca… ¡colonoscopia!; le molesta el juanete del pie izquierdo… ¡colonoscopia!... Estoy en la base de datos de todas esas siniestras compañías. Mi buzón se llena. No me abandonan. Como esas lápidas lóbregas y destrozadas por el paso del tiempo: Tu familia no te olvida. Gaes se cuida de mi salud auditiva. Los de Bankia se encargan de mi colesterol, invitándome a butifarras perreras y dispuestos a regalarme una televisión si soy capaz de comerme media docena. Los supermercados me lanzan ofertas irresistibles. Ikea se empeña en que renueva mi escaso mobiliario. 


¡Dios santo, llévame contigo!
¡Castígalos con mi ausencia definitiva!

2
“25 de marzo
Sobre mi mesa hay flores. Preciosas. Un regalo de la buena de mi patrona, pues hoy es mi cumpleaños.
Pero necesito la mesa y aparto a un lado las flores, y también la carta de mis ancianos padres. Mi madre ha escrito: En tu cumpleaños te deseo, mi querido niño, todo lo mejor. ¡Dios todo poderoso te dé salud, suerte y felicidad! Y mi padre: En tu trigésimo cuarto cumpleaños, mi querido hijo, te deseo todo lo bueno. ¡Dios todo poderoso te dé suerte, felicidad y salud!
La suerte siempre puede uno necesitarla, pienso para mí, y sano también estás. ¡A Dios gracias! Toco madera. Pero ¿feliz? No, no lo soy. En absoluto. Pero, al fin y al cabo, ¿quién lo es?”
Sólo falta que le deseen una feliz colonoscopia.
Sigan leyendo:


 Ödon von Horvath: Juventud sin Dios.

Quien haya tenido la experiencia, que yo califico de desgraciada, de vérselas con un grupo de tercero de la ESO reconocerá esa mirada de pez y esa inmutabilidad pisicopática, alimentada sin reparos con toda clase de aparatos electrónicos (¿se dice así?). Quien quiera ser optimista que lo sea, pero tengo para mí que lo peor está por llegar.
No confundan Vdes. a von Horváth con un meapilas, nostálgico del orden divino. Nada más lejos. Ateo confeso y antinazi convencido, constata la ausencia de cualquier atisbo de humanidad y compasión (¿o es lo mismo?) en esta eterna medianoche del siglo, y la incapacidad de la educación para enderezar la cosa. Dios como horizonte, sin el cual no puede existir paisaje, sino acumulación desordenada. Dios, desaparecido, muerto, cuya ausencia produce desorientación y vértigo. Dios, cuyo silencio priva de cualquier sentido al mundo. Vacío que hemos de llenar con nuestra voluntad creadora.
Corría la primavera de 1937. Horváth, uno de los tantos extraños frutos que produjo el árbol austrohúngaro, se ha visto obligado a abandonar la Alemania nazi y se instala en Henndorf, a media hora de Salzburg, Wallersee. Cerca, Thomas Bernhard, niño, ajeno a lo que se avecina, disfruta de los hermosos paisajes del lugar, acogido a la sombra de su prestigioso abuelo. Un año más tarde todo habrá acabado.


Un profesor de instituto se ve instado  a “alejar de la juventud todo aquello que de algún modo pueda afectar a sus futuras facultades militares… Lo que significa: tenemos que educar moralmente para la guerra. ¡Punto!”

Los primeros capítulos ponen de manifiesto la imbecilidad moral de esa juventud sin dios y sus progenitores. (Hanecke y la cinta blanca; Walser y Jakob von Gunten; Hermann Ungar y La clase; H. Mann y El profesor Unrat; Musil y El Joven Törles ; Heinrich Mann y El Súbdito; Hermann Broch y Los sonámbulos; Roth y la Tela de araña…). A partir del octavo capítulo la cosa se convierte en una intriga policíaca… ¡Hasta aquí puedo leer! Añadir que “es un libro contra los analfabetos espirituales, contra aquellos que, si bien saben leer y escribir, no sabe n sin embargo lo que escriben y no entienden lo que leen.” (O. v. H.).

El mal en minúsculas ejemplifica el MAL; la perversión dominante en la sociedad que ha favorecido el ascenso de las hordas pardas. Horváth no es dado a los grandes gestos, le basta analizar una mirada, una frase hecha, un gesto estandarizado… para diagnosticar el mal de la época. No necesita proponer colonoscopias. Adolescentes con mirada de pez. Padres con ojos de reptil posesivo. Incapaces todos de distinguir lo que hay de lo que debe haber. La estupidez y la indiferencia morales como guía. Lo que hay… no es una categoría moral, ni ontológica: Es el resultado de una correlación de fuerzas. Oponer el deber ser es un imperativo moral, aunque destinado al hundimiento. Sumisión y resentimiento. Horkheimer decía (y yo con él) que por cada persona capaz de hacerlo, miles fracasan sin intentarlo. Y la estulticia se acumula, se convierte en un lastre, en una masa, cuyo poder de atracción (gravedad) se torna invencible. 

El estilo (y lenguaje) de Horváth es áspero, cortante, vidrioso. Dislocado, frío. Astillado. La atmósfera, a veces onírica, respira del espíritu expresionista. Voces.
Y una muerte a la altura de la desconsideración que recorre el mundo: ¡Hasta los árboles se nos vuelven en contra! Lean Vds. la siguiente propuesta y se redondeará la cosa.


“No tengo patria, y como es natural, no sufro por ello, sino que me alegro de mi condición de apátrida, pues me libera de sentimentalismos innecesarios” (¡qué diferencia con la nostalgia de Roth!


3


“Como un pájaro en un cable, como un borracho en un coro de medianoche, he intentado ser libre a mi manera..."
“Bien, Marianne, hemos llegado a este tiempo en que somos tan viejos que nuestros cuerpos se caen a pedazos; pienso que te seguiré muy pronto. Que sepas que estoy tan cerca de ti que, si extiendes tu mano, creo que podrás tocar la mía. Ya sabes que siempre te he amado por tu belleza y tu sabiduría pero no necesito extenderme sobre eso ya que tú lo sabes todo. Solo quiero desearte un buen viaje. Adiós, vieja amiga. Todo el amor, te veré por el camino. So long, Marianne.”

En el 66, Cohen se encontraba, desde hacía algunos años, en Hydra. Había comprado una casa con la herencia de la abuela. Era joven y podía subir los tropecientos escalones que conducían a su morada.


También él había sucumbido al deseo de Tercer Mundo. En Canadá se había ganado un nombre como joven y prometedor poeta. Su primera novela: Mi juego favorito fue bien recibida, pese a que muchos ya hablaban de pornografía y tal. La segunda: Los hermosos perdedores (¿vencidos?), lanzado por todo lo alto, recibió palos y algunas críticas hiperbólicas: ¡el mejor novelista canadiense! Tampoco había mucho donde escoger. Occidente se había convertido en un happening continuo, a la espera de la revolución definitiva. Cohen apuraba su idilio con Marianne y estaba a punto de tomar la guitarra. 

Leonard Cohen, es puro años sesenta. Habla la lengua de Burroughs, de Miller… y se inspira, lejanamente (en la forma) en Joyce. Sin duda en Dylan Thomas: sus imágenes (que no metáforas) conforman una constelación que va más allá del sentido manifiesto y se interna en el nivel latente: Freud. Surrealismo, precisamente el año en que murió Breton. Y en el uso del collage en un sentido casi pictórico, introduciendo material extraliterario en las páginas de la novela. Y, naturalmente, en la estela de la inquietante trilogía de Klosowsky, hermano mayor del delicadísimo, igualmente inquietante y, ahora, puesto en entredicho, Balthus… (ambos inspiradores de “Les enfants terribles”)… 

y, naturalmente, del lirismo canalla (y religioso) de Genet. 

Bataille. 

Añádanle algunos rasgos de humor posmoderno…

Provos, Fluxus, CobraSituacionistas… a los que sumó la Comuna 1 de Berlín, puerta con puerta con Günter Grass que acababa de publicar Opiniones de un payaso y que dio por concluida la Comuna cuando se le inflaron los cojones de tanta juventud sin dios. 

Todos en contra de un arte estático y estético y contra el empobrecimiento generalizado de la vida.

Ecos de la Revolución cubana, Malcolm X, Le Roy Jones (Amiri Baraka). MC5. Panteras negros, panteras blancos, y toda una acumulación de música que desembocaría en Monterey y Woodstock… Dylan acaba de tener un accidente. Y Capote publica A sangre fría. Por estos lares, Marsé se descuelga con la estupenda Últimas tardes con Teresa. Paradiso. La casa verde… y la n-sima versión de Maestro y Margarita. Se estrena Tarzán de los monos.

Por aquellos esperanzados, abigarrados y terribles años y como colofón desesperado ante tanta indiferencia, los activistas vieneses se lanzan a la destrucción, no sólo del arte… ¡sino del artista! Se les reconocía porque cada día paseaban con un miembro menos o con la cabeza abierta…no, nada…es que ayer tuvimos una performance y…¡ya ves! El cuerpo como campo de experimentación artística (política). Mezcla blasfema de sexo, violencia, suciedad… y la fresquísima experiencia del fascismo en su más dura expresión.



Que nadie olvide. “La representación ritual de formas brutales y excesivas de humillación y la degradación teatral del cuerpo eran perentorias, en cuanto cualquier manifestación cultural debía medirse a partir de ahora por el rasero de la destrucción en masa de seres humanos históricamente acontecida.”


Esta falta de ironía, de complicidad complaciente, distingue a los accionistas vineneses de los happening (istas) americanos, unidos todos, sin embargo, en el deseo de destrozar los pilares fundamentales de la sociedad del espectáculo.

4
Los motivos por los que uno escribe son infinitos. Sin duda, entre ellos, un narcisismo exhibicionista, perdonable, y seguramente una especie de necesidad. Los temas, sin embargo, están sujetos a modas, así como el estilo (en menor medida). 


Si lo soñado en la primera novela (Juego favorito) se cumple en la segunda (Los hermosos perdedores) era un sueño bastante estúpido. O estaba equivocado el soñante o las cosas salieron rematadamente mal. Lo que en su primera novela es un juego de adolescente, en la segunda se convierte en una situación bastante estúpida, como he dicho: una suicida, un muerto por degeneración, un próximo suicida (?) y una santa, mártir de sí misma ¿Qué les une? Seguramente la fiebre del narrador y la profundización en el dolor y el placer sexual... como medio de ¿santidad? Por lo demás F. nos ha recomendado "amar la superficie"... Quizás la novela no sea más que lo que es y no sea necesario buscar ningún mensaje...


Así como la mística tradicional (¿?) es un olvido de la carne que te conduce a lo que los afortunados, pueden definir como nirvana o unión con lo infinito ¿no podría haber otro camino que partiendo del cuerpo (placer o dolor) llegara al mismo resultado? ¿No hemos sabido, incluso por nosotros mismos, de la proximidad del amor con la destrucción y la antropofagia?... ¡Te comería! ¿Qué es la mística sino el deseo de ser uno con el otro?
El bien es aburrido en sus formas. No se puede profundizar mucho en él. El "mal", sin embargo, es plurimorfo y abisal (abismal). Ya lo decía Tolstoi en ese memorable comienzo de Anna Karenina y, desde el punto de vista literario es mucho más eficaz y fértil.
Si Cohen he querido escribir sobre Kateri Tekawitha, santa iroquesa, canonizada por Razinger, y construir un triángulo amoroso-erótico-sexual un tanto perverso... ¡será por algo! ¿La santa india como modelo? ¿como aspiración? Kateri Tekakwitha, iroquesa. El narrador, dialoga con F, amante de su mujer, suicidada, y de él mismo. F., es una especie de gurú terrorista, cuya finalidad ha sido introducirlo en los misterios de la carne. La historia simple, pero truculenta, funciona como un lienzo en el que Cohen va dibujando imágenes y alguna que otra reflexión.

Supongo que Cohen utiliza el sexo como vía de salvación, como una mística sustitutiva que conserva, sin embargo, las imágenes de la mística genuina. Pero ¿de qué se quiere o nos quiere salvar? Cristo, claro está, nos libró del pecado original y nos abrió la posibilidad del paraíso, dicen, ¿qué puerta nos abre Cohen? Lo banal y cómico sería decir que nos previene contra el matrimonio y contra los experimentos sustitutorios.

Para Cohen, la sexualidad un tanto desaforada es un medio de conocimiento de los límites y posibilidades (que no se descubren hasta que no se sobrepasan) así, en plan Rimbaud: Sumergirseen el desorden para emerger purificado. También es un ámbito privilegiado (para él) de la poesía.

Bueno, vamos a ver. El innombrado relator de la novela dice haberse enamorado de la india Kateri Tekawitha, picada de viruela y sometida a tratos infames por los suyos. La tal, tal día como hoy (pongamos del año 1676) hace voto de castidad y goza martirizando su cuerpo, como una accionista avant la lettre, como forma de alcanzar el paraíso mediante el martirio. ¿Qué le atrae de ella? ¿Que sea india? ¿Que se automutile? ¿Que haya escogido el camino del sufrimiento, de la renuncia sexual como medio, o que abra un camino de delicias para los tocados por el ángel negro del masoquismo? Todo masoquismo es sadismo y viceversa: recordemos la ambivalencia de los afectos de la que hablaba Freud.

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Imaginemos por un momento que Dios se hubiera encarnado no en un hombre sino en una mujer. Que la tal mujer tuviera que cargar sobre sus espaldas la ingente e ingrata tarea de salvar a la humanidad. ¿Creen Vds. que su pasión hubiera sido como la de Cristo (según la hermosa mitología cristiana)? ¿No creen que hubiera sido violada y martirizada en su sexo como, de otra manera, lo fue Jesús? ¿No creen que se hubiera lanzado, incluso, hacia ese martirio sexual viendo en él la puerta necesaria? NO TIENEN NADA QUE VER CON LA NOVELA DE COHEN, pero siempre me lo recuerda.


¿Recuerdan la película Rompiendo las olas? Quiero hacerles entender que si von Triers eligió Suzanne como fondo musical fue por algo. Algo une la película con la novela o, si quieren, con la santa iroquesa. Y que Altman, Herzog y Fasbinder fueran pioneros en el uso de sus canciones como fondo musical de sus películas también es sintomático. Godard ya andaba un poco rezagado.  

A pesar de todos los peros, siempre quedará de la novela un conjunto de imágenes poéticas inolvidables y punzantes, de una belleza sucia.

Yo prefiero al Cohen elegante y amante de las mujeres de Memorias de un Mujeriego, donde deja espacio a la ternura. Los personajes de los hermosos perdedores me repelen, aunque quizás sea por mi puritanismo verbal.
También sale a relucir la independencia de Quebec (en escenas que recuerdan el Moravagine de Cendras). Su tratamiento es bastante ingenuo y creo que es una excusa  para contextualizar. O quizás ese acto terrorista de F. sea el complemento de su terrorismo sexual, al que sólo le falta la práctica de la colonoscopia.

Perdedores, puede... hermosos, creo que no.

La desgracia nos hace exactos.

5
Bueno, en realidad, la cosa va con Kateri(na) Tekakwitha, virgen y automártir: “lirio de los mohawks”, “flor hermosa entre hombres verdaderos”, “la que tropieza”, “aquella que es pura”, “flor de Pascua”… Es lo que tienen esos apellidos metafóricos y nuestro desconocimiento de lenguas. La viruela la había dejado seriamente dañada y medio ciega, lo que explicaba uno de sus apelativos, pero no todos; el voto de castidad vino de por sí. Lo de la santidad vino por otro camino.

Busquen Vdes. en “Imágenes” a Jake Finkbonner. Les aparecerá un chaval con media cara comida por la temible fascitis necrocitante, que ya le había comido la pierna a Lucien Bouchard, antiguo primer ministro de Quebec, el brazo al nobel de física Eric Allin Cornell y aceleró vertiginosamente la muerte de Melvin Franklin, elegantísimo miembro de The Temptations. Algo terrible de verdad. La única solución es ir cortando y cortando… ¡hasta la amputación final!... como en una performance vienesa.

Jake había sufrido una herida jugando a baloncesto y por la brecha le entró la temida y voraz bacteria. Lo metieron en la cámara hiperbárica del Hospital Infantil de Seattle con la esperanza de que el oxígeno puro retrasara el proceso. Nada. La necrosis avanzaba y los médicos no paraban de cortar… cara… cuello… hombros. Bueno, vale. Llegó el cura, que era, como la familia, de la nación india de los Lummi, fronteriza con Canadá y puso el asunto en manos de la beata Kateri a quien la muerte había dejado la piel más limpia que una patena… ¡y no sólo a ella! 


Toda la familia rezó unida y se encomendó a la india. A ese grumo se unió el pueblo lummi en su conjunto. El resultado fue el esperado: La bacteria se reconoció satisfecha y se retiró. Los médicos no daban crédito. El papa dijo que era milagroso. Y Kateri subió a los altares, convirtiéndose en la primera santa norteamericana. No hay muchas más, la verdad.
“No os asustéis en absoluto. En cualquier caso, será algo bueno. Si vais al cielo, estaréis en un lugar mejor. Si vivís, volveréis con vuestra familia”. He ahí una epicúrea afirmación de un miembro de esa juventud con dios.

Propuesta “¡Quién pudiera”! para hoy, día 25 de marzo. "El Excesivismo"



Sabrán vds. de la sucesión vertiginosa de las vanguardias artísticas a principios del siglo pasado y de la fugacidad de algunas de ellas. Así como el gusto por el exceso del que muchas de ellas hicieron gala. Pero ninguna tan fugaz ni excesiva como aquella a la que nos vamos a referir.

Gorrión”, sabedor de la desgraciada pérdida de mi budinovka, me despierta encasquetado con la suya. Intento quitársela y probarle la del gato con el fin de quedarme yo con la suya....huye.

- ¡Está bien! ¡Quédate con tu gorra! ...¡Otro Kronstadt vendrá y la gorra perderás!

Hoy una sola loncha...lo suficiente para disimular la cortisona. Y yo carajillo doble. Paseito corto...¡por desagradecido!

Mientras rebaño el aceite con orégano (griegos), intento un trueque: un trocito de pan con aceite por la gorra orejera...¡ni por esas!
La del gato me está MUY pequeña.
El vecino me ofrece una copita de Master Jager (¿) y se queda con el animal (tener un buen vecino es una bendición).

Tarjeta dorada, lado de playa para gozar de la esplendorosa mañana. Estació de Sants. ¡¡a París!! (con trasbordo en La Jonquera). Serán las 9h. y 5’ de la mañana y estaremos poniendo el pie izquierdo en la plataforma del AVE.
No habremos acabado el croissant (¡¡France!!) y ya habremos llegado a la frontera. Con prisas nos tomaremos otro “marc” para despegar los restos de la bollería.

¿Tendremos que soplar al hacer el cambio de tren?

Tal día como hoy, del año 1910, se inauguró, como todos los años desde 1884, el “Salon des Independeants”. Así como el salon de 1911 pasó a la historia por ser el salón de la consagración del Cubismo (sin Picasso ni Braque), el de 1910, pasó a la historia por la aparición de un nuevo y breve movimiento artístico. “El excesivismo”: “Et le soleil s’endormit sur l’Adriatique” la prueba. Joachim-Raphäel Boronali, un joven pintor futurista genovés, su autor. Autor, además, de un manifiesto que se publicó por entregas en los periódicos. El autor ¿parodia? el reciente "soleil levant" de Monet y el moviento asociado.



“El exceso en todo es un fracaso, dijo un asno. Todo lo contrario, proclamamos nosotros, el exceso en todo es una fuerza. La única fuerza”. El exceso como camino preferente hacia la Belleza. Una belleza convulsa (¡comme il faut!)

El cuadro de medio formato (54cm x 81cm), enmarcado en dorado y firmado abajo a la derecha, estuvo colgado dos semanas junto a cuadros del Aduanero, de Matisse y de otros por el estilo: Era (¡Es!) un cuadro de colores vivos (naranjas, amarillos, rojos) que flotan sobre un fondo que evoca el mar.
Los críticos (en pro y en contra) hablaban de “precoz habilidad”...”torpeza de factura”...”temperamento todavía confuso y colorista...”exceso de personalidad”...

En realidad se trataba de ¡la primera pintura abstracta!...por primera vez se dejaba atrás el arte ilusionista (Kandinsky trucó la fecha de su famosa acuarela y la primera obra abstracta de Kupka se presentó en público en 1912). Se vendió por 400 francos (¡pas mal!).
Quien quiera contemplarla tendrá que ir a Milly-la-Fôret (unos cien kilómetros al sur de París), preguntar por el Espacio Cultural Paul Bédu (antiguo agente de la propiedad), enterarse del horario y ¡nada! entrar.

Para hacer tiempo (¡!) tomaremos un eau de vie. Llegaremos a Austerlitz a las 13h. ¡Justo para el Dry del medio día!

La boca del metro nos engullirá y bajaremos, después de vueltas alucinadas, en  Lamarck, en la Butte de Montmartre. Lo difícil será evitar los bares, bistrós, restaurants...¡no haremos esfuerzos! Lo que sí evitaremos es la blanca mierda del Sacré Coeur. (¡por muchas razones!)...Ya volveremos...

Cogeremos la calle Saint Vincent, que encontraremos frente a la salida del metro. El cementerio de Saint Vincent quedará a nuestra izquierda, seguiremos hasta cruzarnos con la Rue Saules: en la esquina de la izquierda frente a las viñas de Montmartre, encontraremos nuestro destino: “Au Lapin Agile”, el cabaret más antiguo de París, en la más parte más alta de la ciudad.

Por burros, nos encontraremos el local cerrado: horario de 21h. a 1h. Show y bebida 24 Euros. Estudiantes 17 euros. 2ª bebida 7 euros. No sirven comida: No pueden hacer (bien) dos cosas a la vez. ¡¡Y nada de tarjeta dorada!!

Serán sobre las dos y tendremos hambre. Bajaremos la calle, pasaremos las viñas y en la esquina con la calle Saint Rustique encontraremos “La Bonne Frannquette” (por cierto pintado por Van Gogh (“La Guinguette”, Museo del Louvre) que vivió en la calle Lépic con su hermano Théo. Por burros, lo encontraremos cerrado (de 12 a 14 y de 19 a 22’30). Si estuviéramos en Grecia no tendríamos estos problemas con los horarios. Son horarios que apuñalan directamente su tradición. ¿Quién iba a decir que “Au lapin agile” y “La Bonne Franquette” tendrían estos horarios tan miserables. Horarios de fariseos, de familia Trapp (con todos los respetos) y sus fans. En dos horas no puedes tomarte un par de Ricard, comer y degustar un fifti-fifti con remolque como dios manda.




Tomaremos una decisión drástica: Bajaremos por Norvins y el restaurante-bar que haga cinco a la derecha, entraremos....llegaremos a la place du Tertre...una especie de plaza de novillos con astados de toda índole. Nos sentaremos en cualquier terraza dispuestos a que nos saquen los ojos...¡y nos los sacarán!...con una antipatía y una falta de aplicación proverbial y cierta. Nos haremos la promesa sagrada de no recordar lo que comamos y, quizá será por el efecto de las viandas, que caeremos verdaderamente en una amnesia anterógrada que cubrirá el inmediatamente antes, el mientras y el inmediatamente después...¡Y también por la absenta de 72º!...¡Volveremos a ajustar cuentas!

Serán las tres y estaremos como al principio pero con 50 cl. de alcohol puro más.

A las siete, ya no sabremos ni dónde estamos. Ni a qué hemos venido a París. La cúpula hindú del “Sacré mierda” lo domina todo. Volveremos lo andado y si tenemos suerte nos dejarán entrar en la “Bonne Franquette”...o de lo contrario nos helaremos en la petit terrasse. ¡Petit terrasse!

- Un petit creme sil vu plè.
- 4 euró
- Merci.

Sobre el frontispicio: “Aimer, manger, boire et chanter a Montmartre”...¡Habráse visto caraduras!

El asunto que les contaba del “excesivsmo”, como habrán podido intuir fue todo un montaje organizado por una pandilla de chalaos y poetas.

El personaje clave fue Frédéric Gerard (Père Frédé). Este personaje de larga barba blanca, calzador de zuecos, fumador de pipas varias, tocador de guitarra y de violoncello, vendedor ambulante, amante de los animales, futuro feliz compañero de Berthe Séborce y futuro desgraciado padre de hijo asesinado, tenía un local (“Le Zut”. Rue Ravignan, 28) no lejos de aquí. Lo había comprado al anarquista Gilbert Lenoir que había escogido el nombre en honor a los Zutistas (Ch. Cros, Rimbaud, verlaine, André Gill… cuyo cuartel general estaba en el Hotel des Étrangers allá por Saint Michel).

Desaparecido el grupo, Cros fundó el movimiento “Zutique” (ver el Álbum Zutic).

A la clientela anarquista, se le unió la de los artistas (...sí, sí! ¡todos!)...la proximidad de la Chat Noir, le Moulin de la Galette, Le bateau Lavoir...potenciaba este segundo grupo.
Un cliente asiduo era el “llamado” Pierre Mac Orlan (aparecerá más adelante). Picasso (pese a no ser santo de devoción del propietario) pintó una “Tentación de San Antonio” en las paredes del local...¡Estaban absolutamente todos!

Frédé jamás dejaba sin comer ni beber a ningún artista...pagaban con su arte. Aquello fue una especie de abadía de Théleme. Se recitaba, se cantaba a capella, con acompañamiento de cuerdas o de vientos...se disparaba a matar...las navajas brillaban las noches de luna. Los “Apaches” (zapatos relucientes, chaquetilla corta, gabán negro, pañuelo al cuello, faja..) aparecían con frecuencia en bandadas y se armaba la de dios es cristo.

Victor Serge, por entonces en París y anarquista-libertario, describe el ambiente nihilista y absolutamente desesperado que respiraban estos grupos.

El local fue cerrado por la policía en el 1902...y todos se trasladaron a “Au lapin agile”.

Y nosotros también. Andaremos en zizg-zag los cien metros que nos separan de le Lapin  y como serán las 21 h. no nos pondrán ninguna pega.

El edificio es de 1795, (más nuevo que Can Culleretes). En 1860 era un albergue para viajeros: “Au rendez-vous des voleurs” (por lo menos no engañaban a nadie). En el 69, fue a mayores y pasó a titularse: “Cabaret des assassins”: las paredes estaban “adornadas” con los inmortales rostros de los asesinos más célebres de la región: desde Ravaillac, que asestó dos puñaladas mortales de necesitad a Enrique IV y fue, naturalmente quemado y descuartizado en la plaza de la Grève, abajo a la orilla del Sena...hasta Troppmann el autor de la escalofriante masacre de Pantin (¡infórmense vds. Infórmense!), guillotinado en la plaza de la Roquette, frente a la cárcel (la guillotina pasó de la Grève a Saint Jacques. En 1851 fue instalada provisionalmente en la Roquette…hasta la demolición de la cárcel de hombres (1899), momento en el que volvió al fauburg de Saint Jacques…¡había que repartir la diversión por toda la ciudad!)

El tal Troppmann fue muy famoso y su caso (proceso y desenlace) interesó a celebridades como Flaubert, A. Dumas, citado en una poesía de Lautrémont y por Bakunin (“Dios y el Estado”), Rimbaud...Turgueniev (que escribió un relato sobre su ejecución y del que tomo estas notas): Una multitud esperaba desde la medianoche (a las siete eran las ejecuciones en invierno), peleas...mucho vino...alguna tímida Marsellesa o un ¡Abajo Pedro Bonaparte!...algún grito de apoyo al desgraciado...los niños poblaron los árboles como pajarillos...el cielo se puso negro y amenazador...el verdugo era “muy sencillo, muy tranquilo y muy educado”...el reo, también. No se hizo encima; al contrario, muy tranquilo, reclamó su media inocencia...El cura a lo suyo...y a las siete en punto el sonido silbante de la cuchilla y la cabeza que cae en la cesta de mimbre de color vino de Burdeos. V. Serge describe otra ejecución en la que el alboroto subió de tono y se enfilaron contra los ejecutantes y ordenantes.

La turba confundió a Turgueniev con el verdugo: fue el único momento apurado.
Turgueniev:  “¡…por lo menos que supriman la publicidad!”.

Por eso la fonda se llamaba “Los Asesinos”.

En 1875 el propietario del local, un tal Sals, funcionario municipal en sus ratos libres, pidió a André Gill (Zutista) que dibujara el “emblema” de la casa. Dibujó, (¿recuerda a las ilustraciones de John Tenniel que, por entonces ilustraba “Alicia...”?) un conejo escapando de una cazuela. Empezó a conocerse con el nombre de “Le lapin à Gill”...y de ahí  ¡¡Le lapin agile!! (aunque también hay que estar ágil para escapar así de la cazuela).



André Gill, comunero, miembro de la Comisión de Artes (junto con Courbet), pudo escapar a tiempo de la masacre. Escapar es mucho decir…huyendo de la masacre se escondió en el sótano del Hôtel de Cluny y, desde su escondrijo, algo vio a través de una tronera…¡algo terrible!...que aceleró su tendencia a la locura y forzó su internamiento en un manicomio, donde murió.
Además de dibujante satírico, era cantautor y actuaba asiduamente en “Le Lapin...”.

Ya vamos acercándonos al asunto que nos ha traído aquí. También el camarero se acerca:

- di pen avec jambón, sil vú plé!
- Rien à manger
- Hostia ¡se me había olvidado!
- (¿?)
- Eau-de-vi de céris...8 cl.

El espectáculo empieza: “Le temps de cérises”...¡faltaría más!...

En 1886 el local fue comprado por una exbailarina de can-can (la mère Adéle). Le puso “A ma campagne”…no bastó con cambiar el nombre para deshacerse de los patibularios.

A comienzo de siglo lo compra Berthe Séborce (después mujer de Frédé) que se instaló allí con si hija Margarita Luc (“Margot”) que se casaría después con el citado Orlan, humorista, casi pintor, estupendo escritor, patafísico, autor de la primera “bande dessiné”, escritor de canciones (influiría en Boris Vian, Brassens y otros...) así como anarquista-libertario que llegó a defender la revolución proletaria y enviaría crónicas desde Alemania defendiendo la revolución espartaquista. En 1919 su libro de memorias de guerra: “Les Croix de Bois”, estuvo a punto de ganar el Goncourt, arrebatado por “A la sombra de las muchachas en flor” (Proust) por 6 votos a 4.
“Les Veillées du Lapin Agile”, “Rue Saint Vincent” y “Le quai des brumes” son las obras que mejor describen el ambiente de Montmartre de la época y de ahí tomamos algunos datos: los “Apaches”...y el asunto que nos ha traído  aquí.

Cuando cerraron el Zut, Frédé aterrizó por allí y empezó la diversión. Convirtió “Le Lapin” en lo que fue.

Un día de mediados de marzo Roland Dargelés, pintor satírico (que en 1917 recalaría en le Canard Enchainé) y dos colegas decidieron burlarse no sólo de la crítica sino también de los cubistas(“La bande à Picasso”) y de, según ellos, su alejamiento de la realidad.

Así que

-Garçon! ¡¡cérise!! 8 cl.

llamaron a dos pintores de los muchos que transitaban a diario por la puerta del local y les pidieron que pintaran en un lienzo que les presentaron un fondo de colores vivos, en plan “fauve”. Después ataron un pincel (brocha) a la cola del burrito de Frédé (“Lolo”) con quien había trajinado como vendedor ambulante, le dieron zanahorias para que moviera la cola con soltura y alegría y así el burro con la cola, acabó el cuadro y le dio el toque personal. Todo ante la presencia del notario Paul-Henri Brionn (cuyas actas se conservan).




¿Conocen vds. la asociación de pintores rusos “La cola de asno”? ¿Aquella asociación que Gonxarova y Larionov, hartos del tradicionalismo de la “Dama de diamante” crearon y se convirtió rápidamente en la cuna de la vanguardia rusa: Malevich, Tatlin…?

El cuadro fue presentado en el Salón… (No había jurado..bastaba con pagar una cuota) y expuesto al público con los resultados anotados más arriba. Esto ocurría el 25 de marzo de 1910: nacía la Abstracción.

Días después, Dargelès se presentó en la redacción de Le Matin que, al día siguiente, publicó una crónica titulada: “Un asno por jefe de escuela”.

Boronali no era más que un anagrama de Aliboron que, como todos los niños franceses saben (y en mi casa ¡hasta el perro!) es el nombre del burro de la fábula de La Fontaine “Los ladrones y el burro” y viene a significar “persona corta”,“ignorante”,“burro”...El origen del nombre es, todavía Questión Disputata.

El diccionario de pintores” de Bénézit (1939) todavía citaba a Boronali como “pintor genovés...”.

No todo fue diversión en “le lapin…” Al mismo tiempo que “nacía” la abstracción, Víctor “Totor”, hijo de Frédé, recibió un tiro en la cabeza durante una de los, cada vez menos habituales, ataques “apaches” (¿)

Pagaremos sacando todo el dinero que tengamos y ofreciéndoselo al camarero que cogerá lo que le venga en gana. Tropezaremos en todos los muebles y el cantante parará (papá, parará pachín) “les temps de cérises”…(¡Lástima de canción! Jean Baptiste Clément que la compuso en el 66, no pensó nunca que se convertiría en reclamo turístico aquello que en 1885 dedicó, amoroso, a “Louise” (no, no se trata de Louis Michelle) una de las últimas enfermeras (ambulancia) de las barricadas de Mayo).

El camarero nos conducirá a la puta rue.

-Taxi. A la Gar!
- (¡!)
- D’Austerlitz. Vit!

Llegaremos a las 11 y el tren saldrá a las 11 y media: tren normal...12 horas y pico. Intentaremos comer un bocadillo, aunque sea congelado, de salchichón. O una bolsa de algo.
Serán las 11’30 y estaremos poniendo la rodilla derecha sobre la plataforma del tren expreso destino a Barcelona, sin trasbordo.

El cabaret estuvo a punto de ser demolido. Aristide Bruant lo salvó de la ruina segura (1913). Lo mantuvo algunos años y se lo vendió, a buen precio, al hijo de Frédé, Paulo, que, a su vez, se lo pasó a su hijo Yves Mathieu que se lo pasará, cuando llegue la hora, a sus hijos Frédéric y Vincent que, seguro, esperan como lobos hambrientos: Uno habrá estudiado Empresariales y el otro algo de marketing.

¿Ven vds. cómo todo degenera?

Picasso, que estaba en todas, pintó (1904) a la hija de margarita, “Margot”: “La femme a la corneille” (una corneja amaestrada por Frédé). Ëpoca azul tardía. Y también el interior del cabaret: “Le Lapin Agile” donde aparece, al fondo, el propietario y, acompañando al pintor, Germaine Pichot...aquella Germaine por la que Casagemas se quitó la vida cuatro años antes y que Picasso, como siempre, no tuvo escrúpulos (¿ni ella?) en cortejarla casi inmediatamente. Este cuadro se quedó en el local como pago de unas consumiciones. Frédé lo vendió a un americano (1914) por 20 $ (recuérdese que el cuadro del burro fue vendido en 400 fr.)...En 1989 se vendió en la Sotheby’s por 40’7 millones de $.




 ¿Ven vds. como todo degenera?

Llegaremos a Barcelona sobre las 12 de la mañana (otra vez el arcángel) y a casa sobre las 12’45. El perro sigue con la gorra puesta...¡No se la quita ni para dormir!. El vecino me sirve un Mike jager (¿?) y me voy derecho (¿) a la cama. El perro que espere.

En sueños se me aparece el asno de Buridán, que se pasó de pirrónico  y el de Balaam, instrumento ocasional de la voluntad divina.

¿Cómo era aquello…de que dios escribe torcido en renglones rectos…escribe recto en renglones rectos…torcido en líneas torcidas?…¡pues eso!








RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...