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jueves, 2 de enero de 2014

Propuesta para hoy, día 2 de enero. "Toma de Granada". Perséfone. Morell. Galileo. Pontormo. "Réquiem".


1
Tenía que llegar el día y llegó: Hegel ha mordido a un abuelo que salía del CAP. Caminaba encogido como una desorientada clave de fa. Por suerte iba arropado con un chaquetón de cartero, un tres cuartos que, en su caso, parecía un cuatro cuartos. El perro se ha quedado encallado en la manga y en qué nos hemos visto para desengancharlo. Ha sido una suerte que el abuelo tuviera buen talante y que el tabardo fuera de cuero de vaca vieja, o quizás por eso. En contra de lo normal, le ha dado un ataque de hipo. Y, así, a saltitos, nos hemos plantado en la cantina del Día para ver de solucionar el molesto hipido.


La anécdota no tiene moraleja ni nada, lo cuento tal como ha sido. Tampoco, creo, servirá para nada de cara a la correcta educación de perro. No, nada que iba, ha dicho, a por la vacuna de la gripe. ¿No es un poco tarde?, le he preguntado. Puede ser, me ha respondido, pero no sabía qué hacer esta mañana y me he dicho...

El cantinero del Día que, como Uds. saben, es un pozo de sabiduría y de sorpresas, nos ha recibido con sendos platitos con ¡cuatro! hermosos granos granates de granada, ese fruto colorado y coronado. Las luces del belén se confunden con la de la máquina tragaperras.



- ¿Y eso?
- Pero, bueno...¿en qué mundo vive Ud., querido Kino? Pensaba que su afición era más exhaustiva...
- ¿?
- ¿No sabe Ud. que hoy es 2 de enero?
- Sí, estimado cantinero, lo sé; pero la cosa no me dice nada al respecto de estos hermosos rubíes.
- ¡Es el día de la "Toma de Granada"! Y como yo, Ud. sabe, soy de Orce, pues eso... intento mediante este poético gesto arruinar la cutrez casposa de la celebración oficial y que el universo-mundo sepa que aquí, en el "cul d'Ocata", las cosas se hacen de otra manera.
- Pues, oiga, ya puestos... pónganos, por lo menos un cuarto.
-Es Ud. más ignorante de lo que pensaba, querido Kino...

Es la primera vez que el perro ve y oye como se insulta a su amo de una forma tan descarada. Me mira esperando órdenes. Del colmillo derecho le cuelga un jirón de piel de vaca vieja. El abuelo sigue con su hipo incontenible. Sobre la mesa los platillos con los granos de granada. En el aire, el suspense. El cantinero, sabedor, coge el trapo y limpia la barra a conciencia mientras nos mira de soslayo. Acabada la faena nos sirve unas copitas de orujo de hierbas que, dice, va mejor.



VOZ EN OFF:

Una hermosa mañana de primavera (como siempre), Perséfone, hija de Zeus, a quien, destronado Cronos, le había correspondido la supremacía, y de Deméter, diosa de la tierra en su faceta productiva, retozaba por los verdes prados de Enna (en la profunda Sicilia). La acompañaban, como siempre, algunas ninfas. La escena inicial es similar, para que se hagan Uds. una idea, a la de Eurídice y a la de Europa. Hades, a quien, destronado Cronos, le había correspondido el reino subterráneo, compuesto del siniestro Erebo y del aún mas siniestro Tártaro, recinto de los Titanes, se había enamorado de su graciosa sobrina Proserpina, pues así fue llamada por los romanos. Poseidón, el tercer hermano, a quien, destronado Cronos, le había correspondido el dominio de las aguas océanas, no intervino en la trama.

Zeus, por razones de consanguinidad, aceptó la situación y permitió que Hades raptara a su graciosa hija. Deméter, la suegra, se opuso con todas sus fuerzas, que eran muchas: las plantas se secaron, la tierra no produjo y una hambruna mortal se extendió por el universo-mundo. Los mortales, como es natural, morían... pero entre sufrimientos no previstos... y antes de la hora inicialmente estabecida. Zeus, compasivo, no tuvo más remedio que ceder y envió a Hermes, que servía para un roto y un descosido, a los infiernos con el fin de solucionar el litigio.

Mientras tanto las ninfas, por atolondradas, fueron convertidas en sirenas, que fueron, hasta el siglo IX, en que la iglesia las convirtió en mujeres-peces simbolo de la sensualidad resbaladiza, aves-mujeres de mal agüero.

Hades fue convencido, pero puso una aviesa condición: que antes de salir del subsuelo comiera cuatro dientes de granada, alimento de los muertos. Perséfone los comió gustosa, sin saber-sabiendo que eso la obligaría a volver cuatro meses al año al antro mortuorio. Cuatro meses en los que la tierra quedaría insensible, helada, muerta... a la espera de la fértil resurrección primaveral: "Si el grano de trigo no muere... etc...."

Y así se estableció el ritmo de las estaciones: una combinación eterna de muerte y resurrección amorosa. Y Perséfone se convirtió en el símbolo de la muerte y de la renovación de la tierra.

- ¡Ah, bribón! Ahora entiendo lo de los cuatro granitos... ¡quiere Ud. asegurarse la clientela!
- Bueno, sí. Pero no me dirán que no es mejor método que un carnet de fidelización por puntos, que te darían acceso, ya cirrótico y alopécico, a una batidora o a una plancha para el pelo.



El abuelo persiste en su hipo dentro de su tabardo destrozado. El perro, que algo sabe, espera que le cuenten por enésima vez lo del Can Cerbero. El suspense sigue suspendido. Los vasos son rellenados. Entra un cliente que nos desea a todos un feliz año. El suyo parece que ha empezado fatal, aunque nadie sabe cómo le fue el anterior. El bodeguero entra en la cocina y sale con unas hojitas de menta.

-Según Demócrito, dice, la menta masticada junto con los granos de granada, combaten el hipo. Olvídense Uds. de beber en posturas imposibles, de abstenerse de respirar o de recibir un susto de muerte, "persefónico", "proserpínico", por así decir.-Y, diciendo lo dicho, arrima el platito con el combinado a la zona de influencia del anciano, que se lleva a la boca los rubíes y las hojas de menta. Traga. Espera. Bebe un traguo de orujo y el hipo desaparece de forma mitológica. A lo lejos gime una sirena. ¡Feliz año nuevo!

-Con la venia, me atrevería a incorporar algunos datos a la cuestión, pues sepan Uds. que la voz en off se ha oído en todo Ocata. El primer granado lo plantó Afrodita, de ahi que Romeo cuando le canta la serenata a Julieta, lo haga "a la sombra del granado".
-¡Tariq Alí!- exclama el tabernero. Y saca un vasito para el recién llegado que, golpeando con fiereza el mármol, se lo lleva al gaznate con un prodigioso giro de muñeca, rubricando así, su pertinente aportación.

-Pues ya puestos, yo también diré algo -tercia el abuelo- Perséfone no era lo que podemos decir "amable". Al contrario. En un ataque de celos, redujo a la ninfa Menta a un hierba rastrera , esta que, precisamente, estoy masticando, y no contenta con eso, la chafó con furia. Hades hizo el resto.Y aprendió rápido a poner también curiosas condiciones.

-Y hay un perro con tres cabezas y una cola de serpiente- Hegel, dixit.

Nos vamos con la convicción de que la Unesco debería declarar la cantina del Día del "Cul d'Ocata" Patrimonio Cultural de la Humanidad. Dejamos al anciano, al recién llegado y al cantinero, debatiendo sobre las desventuras de Muley Hacén, de elevado nombre y rey de Granada, su hermano el Zagal y su hijo Boabdil. A lo lejos oímos algo así como: "Lo dejó ciego, sí. Le punzó los ojos..."

Ya en lo alto de la calle vuelvo la cabeza y suspiro con melancolía por tanto desperdicio de talento y humanidad. Como Boabdil dirigiéndose a Laujar, en las Alpujarras. Allí, al año siguiente, murió su esposa, Morayma, de bello nombre. Sin nada más que hacer en aquellas sierras nevadas, hizo el equipaje y se largó a Fez. Mientras tanto, cerca de Empoli, era concebido el inmortal Pontormo, muerto tal día como hoy, del año 1557.

                                               

El día de hoy podría ser declarado el Día Internacional de las Expulsiones (DIE): Moros de

Granada. Españoles de Méjico. Argentinos de las Malvinas. Otomanos de Europa...

Me preparo las torradas con el condimento acostumbrado y enchufo el esputofaif: "Perséfone" de Stravinsky y a continuación "Almoraima" de Paco de Lucía, para desengrasar.

Y es que El Zagal, tío de Boabdil, cuando llegó, exilado, a tierras africanas, fue cegado por el rey de Fez, aliado de Boabdil. Precisamente el día exacto en que, 140 años después, Galileo comunica, en plan Blade Runner, a Elia Diodate que se ha quedado ciego: "Galileo, vuestro amigo, se ha vuelto ciego por completo, de manera que aquel cielo, aquel mundo, aquel universo que yo mediante mis observaciones maravilosas y claras demostraciones había ampliado por cien y mil veces más de lo comúnmente creído, se ha disminuido ahora y restringido para mí hasta el punto de no alcanzar nada más que mi persona". Aún tuvo tiempo de dictar la última parte de sus Diálogos sobre dos nuevas ciencias. Para eso bastaba con la clara visión del intelecto.




2

"Morell capitaneando puebladas negras que soñaban ahorcarlo, Morell ahorcado por ejércitos negros que soñaban capitanear-me duele confesar que la historia del Mississipi no aprovechó esas oportunidades suntuosas. Contrariamente a toda justicia poética (o simetría poética) tampoco el río de sus crímenes fue su tumba (como sí lo había sido para Hernando de Soto, su primer explorador). El 2 de enero de 1835, Lazarus Morell falleció de una congestión pulmonar en el hospital de Natchez, donde se había hecho internar bajo el nombre de Silas Buckley. Un compañero de sala lo reconoció. El 2 y el 4, quisieron sublevarse los esclavos de ciertas plantaciones, pero los reprimieron sin mayor efusión de sangre"


Aprovechen el día y lean (¡se dice releer!) la historia, recogida por Borges (otro insigne ciego) en la Historia Universal de la Infamia, del "incomparable canalla" Morell (poor white) y su cruzada metódica en pro de la "emancipación" (¡definitiva!) de los negros de las tierras del Mississipi (Swift, Marc Twain...) "magnífica imagen del sórdido Jordán" (¡!): "Este método es único, no solamente por las circunstancias sui generis que lo determinaron, sino por la abyección que requiere, por su fatal manejo de la esperanza y por el desarrollo gradual, semejante a la atroz evolución de una pesadilla." Método, por lo demás, descendiente de "esa curiosa variación de un filántropo", refiriéndose a Bartolomé de las Casas y a su propuesta a Carlos V.




A Morell le cabe el problemático e inseguro honor de abrir la HistoriaUniversal de la Infamia. Y, bueno, aclarar que no tuvo nada que ver con la infortunada Carmen Morell a quien todos "debemos un beso".

Borges: Dueño del ritmo exacto y de la palabra ajustada; de la paradoja y de la evidencia; de lo barroco y del concepto; de la fantasía y de la realidad; dueño de las palabras y de las cosas, que nombra con meticulosidad oriental o con ligereza británica; de las genealogías y de las geografías; de la lógica y del desconcierto; de lo no escrito y de bibliotecas infinitas; de los espejos; del barro turbio de los barrios y del alma (?) humana... En sus miles de páginas no sobra nada... y lo que falta...¡pónganlo Uds.!


3

De Pontormo, presente en mi vida desde el mismísimo día de mi nacimieto, dada la similitud compositiva entre mi ascenso a la habitación de matrimonio y su Descendimiento, pueden Uds. leer su limitado diario y las páginas que le dedica Vasari en el capítulo 5 de su obra referencial. Sale a relucir (siempre con brillo sulfúreo) por mor de las efemérides: Tal día como hoy, del año 1557, murió y se puso fin a su neurótica existencia, cuyo final, y según se acercaba la hora postrera, estuvo dominado por una aversión, más allá de lo normal, a la muerte. ¡Ni mentarla en su presencia!

Observen el Descendimiento, que más parece la desordenada evacuación de un centro de salud bajo una fluorescente luz de autopista. Intenso torbellino emocional... en tonos pastel.
Hay una ruptura neta con el orden compositivo renacentista y con su paleta. El Greco ya está presente. Observen el juego de miradas: ¿Hacia dónde miran los portadores? ¿al punto por donde ha de llegar la ambulancia?

Ya puestos, comptemplen la de Rosso Fiorentino: parece el montaje desordenado de una falla, a la luz selenita de otoño.


Bueno, lo que realmente me atrae del cuadro, es la presencia de la mujer que, inclinada sobre la cabeza de la Madre, culmina la escena. Viste diferente: un vestido ceñido, color pistacho con un profundo escote, que bien pudiera haber sido adquirido en Zara. Observen su pecho izquierdo, parece que llevara prendido un granito de granada. Ese relieve, ese brote oculto, esa yema, y en esas circunstancias... ¡Me arrebata! ¿Y su cabello descubierto? Nada que ver con las complicaciones renacentistas: simple, eficaz, como si acabara de cortárselo en una peluquería de barrio. Tengo para mí que se trata de la Magdalena, una vez cortado el cabello con el cual secó los pies del muerto, presente.

4
Acompañen la visión con el Réquiem* de Mozart, su canto de cisne, dijo. Llevaba el músico algunas semanas estremecido por las perífrasis de la muerte. Él, que, al decir de muchos, imbuído por la racionalidad masónica, no temía a la muerte (aunque, es natural, tampoco la deseara), se desató en lágrimas reveladoras una tarde-noche de octubre de 1791, en el Prater vienés, lugar inadecuado de todas todas para estas exhibiciones.

No duró mucho. El tiempo justo para concluir y estrenar La Flauta mágica (¿quién lo diría?) y algo más (¡!). Además de, naturalmente, acometer el Réquiem. 1791, último de los que le habían sido prescritos, fue, (todo es relativo) fructífero y algo más decente que el anterior. Sólo le faltó, para ser redondo, comerse el turrón: ¡por 20 días!

Olvídense del personaje misterioso que en julio de ese año, de forma anónima, le transmitió el encargo del conde Walsegg-Stuppach, de nombre prodigioso y le ofreció los fatídicos dientes de granada. Lo único misterioso que tenía era su fealdad y su sarmentoso porte, pero no son motivos, éstos, para dotar a su poseedor de capacidades hierofánticas. Por lo demás, era algo corriente. Alguien quería revelarse a sus amigos, o su querida esposa (aunque acabara de morir, como era el caso) como compositor de enjundia y encargaba una obra a la altura de las circunstancias. Y pagaba, oigan, pagaba.


Sea como fuere, Mozart pensó en su propia muerte y se entregó al encargo como un cartujo a cavar su fosa. Atacó el Introito y siguió con el Kirie Eleison. En la secuencia del Dies Irae se atascó. Y cuando llegó a la última parte de la secuencia, La Lacrimosa, paró en seco, quizás pensara en aquella tarde-noche en el Prater. En el octavo compás se le cayó la pluma de ganso. El resto quedó más o menos esbozado. Süssmayr, discípulo, completó orquestaciones, desarrolló y varió temas y hasta se atrevió a escribir completamente la 5ª y la 6ª partes: el Sanctus y el Agnus Dei, puesto que la última, la Comunio, es un refrito de las dos primeras.

Se estrenó tal día como hoy, del año 1793. Fue un concierto en beneficio de la viuda. Es decir, que lo que había sido iniciado por la muerte de la mujer del conde y que Mozart compuso como si fuera el suyo propio, resultó ser, a la postre, en beneficio de Constanza.

Bueno, pues, lo llevo oido cinco veces seguidas. Hegel ya no sabe cómo ponerse. Cambia de posición, se levanta, bosteza, me trae la pelotita, se sienta... y en el octavo compás de la Lacrimosa, viendo mi estado de postración y el ridículo casero, se acerca y me lame la mano que cuelga lánguida del sofá de polipiel, comprado en Ikea con ocasión de la visita de mi cuñada:

"Lacrimosa dies illa
qua resurget et favilla..."



La tonalidad de Re menor, arcaizante, tanto como la inamovible, aunque multiforme, muerte, es rara en Mozart, un músico, hasta el final, de bemoles mayores. He de decirles (y recomendarles, de paso) que estoy leyendo un librito magnífico (¡cuidar la adjetivación!): "Cómo escuchar la música" de Aaron Copland, regalo de navidad, y me estoy enterando de todo: de las formas fugadas, del contrapunto (y polifonía) de la misa (la mitad)....vamos, de todo. Así se disfruta el doble...¡o más!

Creo que Hegel no comparte mi opinión. Ya sólo le falta traerme la correa y las bolsitas. Paseo por la playa y vuelta a seguir con el Réquiem... ¡redios! (?).
A la vuelta pasamos por el Condis, a por un cargamento de granadas que nos aseguren el renacer.

4
"¿Puede uno ser poeta y llevar el pelo corto?" se preguntaba Renard tal día como hoy del año 1890. Se ve que aún le duraba el trancazo. Sin embargo la pregunta es pertinente, no en vano Cravan y Limonov volvieron a plantear la cuestión y cada uno de ellos se declaró el poeta con el pelo más corto del universo-mundo. 















RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...