--¿¡no te avergüenza…verte como te
ves!?
--¡Qué fácil resulta para
vosotras!...que todo lo veis como inscrito en la necesidad. ¡Que contempláis el
mundo como se contempla un buñuelo de humo, como el que, ahora, sale de mi boca
y se estampa contra la pantalla!...¡que no sentís el mordisco de la carne ni la
metafísica sequedad de la garganta!...¡que perfumáis el mundo con vuestra sola
presencia…sin necesidad de lavar culpas, en las turbias aguas del recuerdo!...
Aurora: “¿Qué te pasa, kino…estás
bien?...”
Chiara: “Anda, vamos a casa…”
--Me pasa que se me ha cruzado el
calvados… ¡y los cien euros!....Bianca, por favor, tráeme un “arriba y abajo”:
Un vaso grande con ginebra y oporto, mitad y mitad: Blanco y negro.
--¿Y eso?...¿una combinación nueva?...¡En
honor a quién…si puede saberse?
Concluido este inútil diálogo y pimplado el brebaje: ¡¡En honor a Billie
Holiday y, de rebote, a Lester Young, coínventor del “cóctel”!!
--Llevadme a “Port des Lilas”…o
dejadme en el metro Châtelet…y dejad de comportaros como si no me conocierais.
Sentado en el “bar del mercado”.
El perfume huidizo de las lilas, se confunde con el de los restos de la venta
matutina: Frutas fermentadas, verduras descuartizadas…los girones al viento…hebras
de humo de cordero, cous-cous especiado, detergentes de marca blanca…olor a
confluencia.
Pido un bocadillo “completo”…”avec
du tout”…y un frasco de “vin de la
miason”.
En la calle 133 W. (Manhattan) aún se conservan algunos edificios de tres o cuatro plantas, con sus escalones para alcanzar la planta principal, sus recónditos semisótanos y la escaleras de incendios…Faltan los “eternos” grupos de adolescentes a lo Spike Lee…y los garitos que en los años treinta la convirtieron en la “Calle del Swing”. Uno de tantos era “Pod’s and Jerry`s”. Allí debutó como profesional “Billie Holiday”. En realidad se limitaba a hacer “ups” y recoger (con el sexo) el dinero que le dejaban sobre las mesas.
Durante unos años la calle 52 pretendió el relevo…pero el swing…lo que se
dice swing había vuelto a sus lugares de nacimiento: Aquello era “nueva música”: “be bop”
¿A qué extendernos en su biografía?...¡Lean vds. “Lady sings the Blues” y se enterarán!
Tardó siete años en bajar hasta la Sheridan Square, cerca de la calle
4…algo que recorres en media hora de metro; y mientras la lenta aproximación se
producía, su leyenda tomando forma, tamaño y se iba sazonando.
“Una noche de febrero de 1937,
mientras actuaba en el Uptwon House, diez minutos antes de entrar en escena” le comunican la muerte de su padre.
Veterano de guerra y creador de varias familias “extensas”. No lo mató la tuberculosis…¡lo mató Dallas!.
Recorrió todos los centros de asistencia pública y en ninguno lo
atendieron…¡por negro! Por su condición de veterano de Guerra fue admitido,
para morir, en un hospital de veteranos. Simplemente lo amortajaron: con su
smoking de la banda y con una camisa empapada en sangre… y lo depositaron a la
espera de que alguien se hiciera cargo del fiambre.
El entierro fue, dentro de los límites propios de la situación, cómico:
problemas de protocolo entre las sucesivas y simultáneas mujeres e hijos:
blancas y negras se disputan el dudoso honor de encabezar la comitiva. La “legítima”, no cedía ni un paso ante a la
que, desde años, ocupaba el corazón del muerto. Una elegante señora blanca, con
su pálida descendencia, también tuvo sus más y sus menos. Nadie quiso compartir
el Cadillac con nadie…así que una fila de Cadillacs de alquiler,
primaveralmente camuflados y con música fúnebre a todo trapo, se dirigió al
cementerio y se disolvió (euridicianamente).
Así que, Billie sabía de qué iba
la cosa cuando le presentaron la canción “strange
fruit”.
Barney Josephson, fabricante de zapatos de Jersey y futuro triunfador en
el campo de la restauración, montó un local insólito para los tiempos que
corrían, 1938: “Café Society”: “El sitio equivocado para la gente correcta”.
Negros y blancos eran bien recibidos. Aquella zona se convertiría, años más
tarde, en la geografía de la” Escuela de
Nueva York” = “Escuela de la calle 10” = “Expresionismo
abstracto”.
Allí “nació la canción que llegaría a ser mi protesta personal: “Strange
fruit”.
El relato de Billie no se ajusta del todo a cómo sucedieron las cosas. Su
memoria falla en algunos puntos importantes. Sin su voz, la canción no hubiera
sido lo que es. Pero, a cada cual lo suyo.
Lewis Allen había compuesto un poema a raíz del linchamiento de Thomas
Shipp y Abram Smith: dos entre
miles. Por otra parte, sabía el tipo de muerte que había tenido el padre de “Lady”. Una noche se presentó en el “Society” y le mostró el poema. Billie Holiday
se quedó paralizada por la fuera de la imagen y el recuerdo de los sufrimientos
familiares y de “raza”. Lewis sugirió
que Sonny White, que acompañaba a Billie, y ella misma, le pusieran música.
Juntos, los tres, trabajaron durante semanas. Danny Mendelsohn les hechó una
mano... ¡y así se fabricó “Strange Fruit”!
Las cosas son un poco diferentes: Lewis Allen, en realidad Abel Meerepol,
profesor de un instituto del Bronx y miembro del Partido Comunista, había
escrito el poema en el año 1935. Meerepol se hizo cargo de los hijos de los
Rosenberg, judíos comunistas, asesinados en la silla eléctrica.
Fue el mismo Lewis Allen (nombre que tomó en memoria de sus hijos nacidos
muertos) quien compuso la música. El grupo de Billie, pondría los arreglos y
ella misma su voz irrepetible, de escasísima tesitura pero inalcanzable
sentimiento.
Este poema “Amargos frutos”
(publicada en revistas marxistas) se convirtió en rudimentaria canción que se
popularizó entre las filas izquierdistas e, incluso, llegó a ser cantado en el
Festival Antifascista de 1937 del Madison Square, en beneficio de la República
española. La cantó Laura Duncan. Lewis Allen nunca se presentó en el “Society”.
La canción llegó por medio de Barney.
En el entierro de Lewis Allen sonó “Strange
fruit”…Una de las canciones más estremecedoras que puedan oírse. De las más
testimoniales de una época que no acaba de decir adiós. Proclamada, por
algunos, la “mejor” canción del siglo
XX.
“Tenía miedo que no gustara. La
primera vez que la canté pensé que había cometido un error (…) No hubo ni
siquiera un amago de aplausos cuando terminé. Luego una sóla persona (…) Y de
pronto todos estallaron en una salva atronadora de aplausos”.
Se convirtió en su rúbrica.
La canción fue editada tal día como hoy, en el sello Commodore, del año 1939.
La canción fue editada tal día como hoy, en el sello Commodore, del año 1939.
--¡Camarero!...¡Póngame un
aguardiente de higos!...¡Que sé que tienen!
--Vd. ser amigo Boris. Yo habla
español poco. Boris muy bueno. Nosotros traer higos de Argelia y hacer bebida
aquí. Yo traer del bueno…el que familia.
--Se lo agradezco, amable mesonero.
Así como las loanzas a mi amigo “jumillano”.
Pasado el momento de desconcierto, trae una botella con una etiqueta de
antes de la liberación y me sirve un copuzo más grande que un balón de
reglamento. El aroma del licor me conduce directamente a las higueras de mi
pueblo en el mes de junio. Y probarlo es como si rematara de cabeza un
meteorito lanzado desde Andrómeda: 60º a la sombra.
--¿Puedo, querido amigo, pedirle algo
muy especial?
--Pido. Puede. Vd. amigo Boris.
--¿No tendría cerezas?..¡Estamos en
Abril…empiezan!
--Punto débil familia. Gustar
cerezas…¡siempre celebrar “le temps dse cérises”! son d’Argerie. Primo enviar
cada año.
Llega un plato rebosante de cerezas color cereza. Emparejadas de dos en
dos. Me cuelgo dos parejas en las orejas (valga el “rodolí”) y vuelo al país de la infancia: extraños frutos.
Cerezas y licor de higos…¡gracias, inexistente dios mío!...Ahora sólo
faltaría que mi amigo tabernero me llevara a casa de nuestro amigo Boris.
--¡Apóyese en mí, amigo! Yo llevar.
Mañana un autre jour.
Un recuerdo afectuoso a Lionel Hapton (*), ìntimo del íntimo de Billie: Benny
Goodman: en su honor: “Flaying home” .
Y un beso a todos sus perros… ¡aunque empleara toda la noche!
Opinión de Angela Davis:
Era capaz de dotar de profundidad e ironía a
las canciones sentimentales que le endilgaban, desviándolas muchas veces de las
intenciones originales del autor. En una época en que los negros recibían el
peor material musical, su genialidad fue dar una forma estética a sus
experiencias vitales que las convertía en ventanas a través de las que otras
mujeres podían examinar críticamente sus propias vidas.
Ofreció
a otras mujeres la posibilidad de comprender las contradicciones sociales que
encarnaban y representaban en sus vidas una comprensión que ella nunca logró en
su propia vida.
El
mero hecho de cantar “Strange fruit”
demuestra un tremendo coraje por parte de Holiday. Al hacerla suya y
convertirla en un elemento central de su repertorio, a pesar de las
resistencias de su discográfica, (“Columbia” no se atrevió. Finalmente la
editó una pequeña y nueva compañía: “Commodore”)
de las suspicacias de las audiencias y del boicot de muchas radios, Holiday
hizo su particular posicionamiento político.
Su interpretación de “Strange fruit”
cambió casi a solas la política de la cultura popular americana, puso los
elementos de protesta y resistencia de nuevo en el centro de la cultura musical
negra contemporánea