Esto
que me estoy comiendo no es una sopa de letras, es en lo que ha
quedado la literatura universal, el resultado
del proceso interno (o de la ley objetiva) que guía su desarrollo y
el de todas las artes y ciencias. La verdad que es una de las sopas
más poéticas (literalmente)… ¡y en vías de extinción!
¿Saben
Vds. si los árabes comen sopa de letras? ¿Saben si hay letras
cirílicas para sopa… o ideogramas chinos? ¿O este destino es
exclusivo de la literatura occidental?
Algo
de razón llevaba Isou, ese Joaquín de Fiore del Café Moineau, y
viejo conocido:
(los
rumanos son bastante extemporáneos y siniestros: Tzara, Janco, Isou,
Cioran, Eliade, Ionesco, Xenakis, Zamfir (virtuoso de la zampoña),
Drácula…)
La
vida y todas sus manifestaciones se rigen por leyes inmutables. Así,
la pintura, la música, la literatura…todo, tiende hacia la
realización del concepto puro que define a ese arte concreto y eso a
través de etapas de amplitud (“amplique”)
y de descomposición (“ciselant”)…
¡Hasta la disolución completa!...paso previo para su esplendoroso
renacimiento.
A
la poesía, después de lo de Tzara, sólo le quedaba ser reducida a
meras letras y esparcirlas como se esparce la ceniza de un cadáver.
El cine debía de ser descoyuntado: sonido, imagen, movimiento…y
seguir, hasta que del sonido no quedara más que una onda
perfectamente rectilínea; de la imagen, una sombra sin memoria; del
movimiento, una ligera brisa...
Cuando
Isou, demiurgo friki, y los suyos, de hermosísimos nombres
(Pomerand, Marc Ó, Lemaitre…) desplegaron la idea y la
convirtieron en guía para la comprensión del pasado y el futuro de
las ciencias, la cosa se convirtió en un caos sin sentido…divertido,
eso sí.
“La
vanguardia de la vanguardia”
reinó discretamente, a su pesar, sólo en algunos locales del
“Barrio Latino”.
Con Debord llegaría el escándalo. Sólo los que se esforzaron y
controlaron la bebida pudieron seguir el desarrollo de las cosas. Los
más quedaron rezagados, pegados los codos en las barras pringosas de
las “guingettes”
y ventorrillos de la “rive
gauche”.
Isou,
tuvo la clarividencia de considerar a los jóvenes como el sujeto de
la revolución por venir. Los jóvenes y no el proletariado.
Aquellos, que no tienen ningún lugar en la cadena de
producción-reproducción-consumo de la plusvalía; aquellos son los
llamados a trastocar el mundo. Ahora nos parece lo normal, pero
entonces era todo u descubrimiento… ¡preñado de consecuencias!
En
aquellos años de pleno empleo, el dinero empezaba a llegar a los
bolsillos de la juventud, “divino
tesoro”. Los
“rockers”,
los “teddys”,
los “mods”, empeaban a desplegar las pancartas. Mayo no queda lejos. Las paredes
se convertían en lienzos y los adoquines fraguaban su metamorfosis.
Le
había ido con el rollo a Breton, a comienzos de los cincuenta.
Breton, que después diría algo en su favor, aquella vez pasó,
sospechando que algo se tramaban. Breton era gato viejo en eso de las
provocaciones y “tomatinas”.
Cualquiera que quiera ser vanguardia
tiene que llenar de oprobio a la vanguardia
inmediatamente anterior y casi indistinguible…aquello que llaman
“el narcisismo de las
diferencias mínimas”.
Y no se equivocaba, Pomerand, el discípulo amado, dos años antes
había saboteado con verduras de temporada una conferencia del,
alguna vez, surrealista, Leiris, con ocasión de la representación
de “La Fuga”
de Tzara: que si el dadaísmo estaba muerto y tal…que si era
necesario disolverlo en ácido… ¿qué quieren Vds.? ¡Dónde las
dan las toman! Casi todo ocurría en les Vieux
Colombières, al
ladito de donde Rimbaud clavó la primera pica en París.
Pero
la verdad es que estos buenos chicos, a pesar de lo que dijeran las
apariencias, no tenían intenciones de exterminar nada. Querían
disolver, reducir a cero…para empezar de nuevo. Dar paso a una
nueva era en la que los jóvenes…etc…etc.
¡Ya
se encargaría el Plan Marshall de reconstruir!
Así
que, repito, esto que me estoy comiendo no es una simple sopa de
letras, es toda una construcción simbólica. Como diría el otro: un
ejército de metáforas, sinécdoques, metonimias…
Hoy
es el primer día desde que llevo entre manos estas efemérides que
empiezo por la cena. Aunque no les será difícil reconstruir mi
monótono día.
Todo
esto viene a cuento porque tal día como hoy, del año 1952, la
“Internacional
Letrista”
anunció al mundo su existencia. Y recibió Charles Chaplin.
El
año anterior Isou había presentado en el festival de Cannes su
artefacto: “Tratado
de baba
e infinito”. Su
capacidad (de Isou) de autobombo y sus labios carnosos (y su pinta
acanallada) influyeron en el halitósico Cocteau que, a su vez, puso toda su
influencia en juego. La “película”
fue aceptada e, incluso, recibió un premio (naturalmente, el de la
“Vanguardia”). El premio especial del jurado fue para "Eva al desnudo".
En otro momento volveremos sobre este acontecimiento. Baste, de
momento, decir que aquello era al cine, lo que el agua de limón al
vino. Sin embargo, hay que insistir, Isou no deseaba el exterminio
del cine, sino su regeneración a partir de su disolución. Su cine
era cine, “ciselant”.
El único efecto perdurable fue que el joven Debord quedó prendado /
prendido. Debord no estaba por la labor de reconstruir… ¡para eso
estaba el plan Marshall! Ni estaba para juegos “vanguardistas”.
Así que empezó a distanciarse, mediante azarosos paseos psicogeográficos, de aquellos desnortados y empezó a
fraguar un grupo disidente: “La
Internacional Letrista”.
Los
letristas aún hicieron alguna cosa más: Marc Ó y Lemaître…
Al
año siguiente, Debord presentó: “Aullidos
para Sade” (o como
quiera que se traduzca). Se había estrenado 15 días antes que la
efeméride que nos ocupa. Y estaba verdaderamente crecido. El
“Cineclub de la
Vanguardia” del
Barrio Latino de París se convirtió en un pequeño campo de
batalla. ¿Qué era aquello? Por una parte el sonido (argumentaciones
teóricas) por otra la imagen (fogonazos y oscuridad). ¡El cine ha
muerto! ¡Pasemos a la discusión! El mundo no necesita cine. Hay que
inventar la vida. Crear situaciones. Dar sentido invirtiendo los
sentidos…etc., etc.
Chaplin
(en USA) se había implicado en el “affaire”
Eisler y con tal motivo había escrito al mismo Picasso. Además eran
conocidas sus veleidades “anti-nazis”.
Allí, estaban deseando deshacer de ese indeseable y aquí, los
letristas, ya en plan internacionalista, lo estaban esperando para
afearle sus años, su baja estatura, su forma de vestir, su peinado…
Había embarcado en el Queen
Elisabeth (¡si sale
ya no podrá volver!... ¡Vd. mismo!) con el fin de presentar
“Candilejas”
en Europa. En Londres fue vista por diez mil personas en una sesión
benéfica. En París, mientras la multitud lo aclamaba a las puertas
del Ritz, los “letristas”
repartían estopa en forma de panfletos, en los que le llamaba
“insecto fascista”:
“las
luces de los focos han derretido el maquillaje del así llamado
brillante mimo y dejado al descubierto al viejo siniestro y
transigente”. "Es
fácil ver hasta qué punto el principio mismo del espectáculo está
ligado a la alienación del viejo mundo: la no-intervención. En
cambio vemos cómo las investigaciones revolucionarias más válidas
en la cultura han intentado romper la identificación psicológica
del espectador con el héroe para arrastrarlo a la actividad,
provocando sus capacidades de subvertir su propia vida".
¡Miren
Vds. si no habría babosos por allí, por la plaza Vendôme,
merecedores de los escupitajos! Pero la provocación tiene su lógica.
Debord
y los suyos, con esta acción mataron varios pájaros de un tiro: se
cagaron en el cine “ciselante”
de Isou; atacaron de frente a un ídolo de los surrealistas y, de
paso, dejaron en evidencia el infantilismo de aquellos que aún
pensaban en el dadaísmo. Se abría otro periodo de transición (hay
más “periodos de
transición” que
“rutas del vino”)
de la “Internacional
Letrista” a la
“Internacional
Situacionista”
Por
lo que hace a Chaplin, se compró una mansión en Suiza y renunció a
volver a USA. Su mujer (¿cuál de ellas?) volvió a liquidar los
negocios y él fue autorizado a recoger un premio a toda su
trayectoria (1972).
Parece
el final feliz de “Don
Giovanni”.
Mientras
se estrenaba en el Teatro estatal de Praga (tal
día como hoy del año 1787),
el libro de Choderlos de Laclos (“Amistades
peligrosas”)
empezaba su marcha triunfal. Lean Vds. la entrada correspondiente al
día 29 de octubre
(carta CXXV)
¡¡El
clímax!!
“Ya
tiene vmd. vencida a esta mujer soberbia que se había atrevido a
creer que podría resistirme. Sí, amiga mía, ella es mía; y desde
ayer no tiene nada que acordarme.
Estoy
demasiado lleno todavía de mi felicidad para poder apreciarla; pero
me admiro del encanto desconocido que he experimentado. ¿Será por
ventura cierto que la virtud aumenta el precio de una mujer hasta en
el momento de su debilidad?”
¿Será
por ventura cierto que exista alguien que se tome este
“libro-epistolario-de-un-
seductor”
como algo más que la expresión precisa de un deseo? Bien pudiera
ser todo una estrategia femenina para hacer picar al bobo de Valmond
y, además, acabar con su vida….¡por fanfarrón!
Otro
paisano y admirador de la ingeniería de Valmond, años más tarde,
lo intentó con Julien Sorel. Sorel perdió literalmente la cabeza.
Estará por ahí, enterrada en una cueva del Jurra. Stendhal no
olvidará nunca (y nosotros tampoco: lo repite en tres sitios
diferentes) su encuentro con Laclos en la Scala de Milán. Sonaba “El
matrimonio secreto”
de Cimarrosa. El militar acababa ¡por fin! de participar, por
primera vez, en una batalla de verdad. Al año siguiente sería
nombrado Inspector
General de Artillería
y al siguiente, murió. Henry Beyle tenía 18 años y el militar, 60.
“Il
Dissoluto Punito, ossia il Don Giovanni Dramma giocoso in due atti”,
la mayor obra de arte jamás fabricada (Kierkegaard dixit) camina por
otros derroteros. Aquí no hay muerte redentora, sino ridículo. No
hay fascinación, sino comportamiento trapacero. No hay morbo, vamos:
hay salud. No hay ofuscación, hay claridad. Mozart dató la obra tal
día como hoy,
o sea, un poco antes del estreno. De hacer caso a Mörike la
inspiración para su “Sinfonía”
inicial, le habría venido mezclada con el jugo de unas hermosas
naranjas… ¡ y de verdad que se respira sur!
¿Estuvo
Casanova en el estreno? ¿Su amistad con dal Ponte permite alguna
inferencia? Estaba en Praga y seguramente se encontró con Mozart.
Aquel, 62 años y éste, 31. Quien no estuvo fue Sade (47 años) que,
por entonces, perdía la patria potestad. Estaba en la Bastilla.
En
fin… todos estos temas han sido tratados en diferentes propuestas.
Meto
la cuchara en la sopa y la saco llena de “Z”
zzzzz…..zzzzz…..zzzzz
¡¡Bona
nit!!