1
"Con
este objetivo, la noche del 27 de diciembre se dirigió hacia
Petróvskaya (¡qué guapa
estaba!) y, al salir, metió en el manguito el revólver de
Rodia, cargado y sin seguro, con la intención de disparar a Víktor
Ippolítovich si le respondía con una negativa, si malentendía las
cosas o si la humillaba de un modo u otro". Era el año 1911
y la esecena se desarrollaba en Moscú.
Antes
pasó por casa de Pasha, en la Kamersguerski.
Víktor
no estaba en casa. Yura escribía su tesis sobre la fisiología del
ojo y meditaba sobre la poesía de Block, mientras éste le daba
vueltas y más vueltas a estos versos:
El
viento irrumpe, aúlla la nieve,
El viento irrumpe, aúlla la nieve...
El viento irrumpe, aúlla la nieve...
buscando
una digna continuación, que le sería regalada el día de reyes.
Mandelstam visitaba el Taller de los Poetas
de Gumilev y ponian las bases del acmeísmo.
Pasternack se iniciaba en el futurismo y Yesenin
estaba a punto de llegar a Moscú: los taberneros se frotaban las
manos y las mujeres sonreían soñadoras.
El
tiro que retumbó en la sala de los Svientitski, fue la señal de
salida. La meta: "...un tranvía que subía por la calle
Nikitskaya y que cumplía el recorrido de la Universidad a la calle
Kúdrinskaya".
Entre aquel tiro y este infarto
todo un cúmulo-nimbo de acontecimientos históricos, incluyendo
destinos personales, sometidos a fuerzas colosales ¿No saben de qué
hablo? ¿Y si les dijera que uno de los protagonistas es
nombrado indistintamente como Antípov, Pasha, Pável
Pávlovich, Pavlushka, Páshenka,
Patulia...¡Strelnikov!? ¿Que hay 150 personajes, cada
uno de los cuales es llamado indiscriminadamente bien por su nombre,
por su patronímico, por su nombre seguido de de su nombre de
familia, o bien por dos o tres diminutivos? Es lo que tienen las
novelas rusas.
¿Qué
quieren que les diga? Pocas veces puedo decirlo, así que no me voy a
privar: perfiero la película a la novela. Vale que son
inconmensurables, pero mantengo lo dicho. Nabokov y
yo
estamos de acuerdo en la fata de estructura y de uniformidad de
estilo de la novela. Nos siguen en esto, Sholojov y la misma
Ajmátova. Su poesía es otra cosa: para Lukács las poesías de
Boris son lo mejor de la lengua rusa...¡lástima que estén en boca
de Yuri Zhivago, antisoviético! Bujarín (1934) lo consideraba el
primer poeta del país, mientras Stalin había proclamado a
Maiakovski: quizás esto influyera en lo que estaba a punto de
sobrevenir.
Hay
en el "Doctor Zhivago" demasiada vaguedad y
demasiadas casualidades. ¡Miren Uds. qué era grande la URSS...!
pues, bueno, siempre tenían que coincidir los mismos personajes en
los mismos lugares. Larisa se va al frente y allí se encuentra con
Yuri. Larisa y Pasha se van a los Urales y por allí aparece Yuri.
Yuri estuvo cuando Lara descerrajó el errado tiro sobre Víktor.
Víktor tuvo algo que ver (lean Uds.) con la muerte del padre de Yuri
y con el padre de la chica... Yuri acaba viviendo (y muriendo) en la
misma habitación donde años atrás vivió Pasha... y miren Uds. que
es grande Moscú. Pasternack también tuvo dificultades para salir de
sí mismo... aunque con no mucho esfuerzo pudieron sacarlo de quicio.
Toda
la novela está cruzada de circulares coincidencias improbables, de
"perogrullo" (Nabokov), lo que la dota de un áura
simbolista (¡sin serlo!). Su poesía es incuestionable. Y su
profundo cristianismo también. No es extraño, pues así estaban las
cosas, que fuera tachada de antisoviética. Las aspiraciones de
Zhivago no están a la altura de los tiempos: individualismo
pequeño-burgués cristiano... y según la locomotora de la
revolución se internaba en el "desierto de lo real"
los "compañeros de viaje" iban siendo arrojados por
las ventanillas.
2
Acabada
la guerra civil y recién empezada la NEP, en la primavera del 22,
Yuri Zhivago vuelve a Moscú y se abre la etapa con Marina: El final
está cercano. Quizás se enterara de la boda de Yesenin e Isadora,
pero ¡cómo presentarse con esa facha!
Los
Mandelstam regresan de Georgia. Lenin sufre su primer gran ataque.
Block acaba de morir (7 agosto de 1921). Gumilev (25 agosto de 1921),
pese a la intervención de Gorky, que se larga otra vez a Italia,
cria malvas. Tsvetáieva huye a Berlín. Lily Brik le ha pedido un
respiro a Maiakovski. Ajmátova...¡Ay, Ajmátova!...¡estás más
pasada que las "rutas del vino"!, acaba de decirlo Trotsky.
Stalin es nombrado secretario general del Partido.
Con
la NEP lo peor de cada casa sale a la superficie. Moscú se llena de
golfos: Urge sujetar las riendas y apretar las tuercas. Se acabó la
edad de plata, empieza la edad de hierro.
3
"...
Susurrad, alhelí, reseda.
Una
desgracia se ha abatido sobre mi alma.
Una
desgracia se ha abatido sobre mi alma.
Susurrad,
alhelí y reseda.
Me
ha ocurrido una desgracia.
Susurrad,
alhelí, reseda.
Me
ha ocurrido una desgracia".
Y
es que el pobre Yesenin, el "golfo" Yesenin, se
había quedado sin versos y repetía el único que aún le era fiel,
digo yo. Pero ni susurró el alhelí, ni la reseda dijo esta boca es
mía. Unos días después, tal día como hoy del año 1925, se
colgó en una habitación del Hotel Inglaterra de Leningrado:
"Adiós,
amigo mío, adiós
tú
estás en mi corazón.
Una
separación predestinada
promete
un encuentro futuro.
Adiós,
amigo mío,
sin
estrechar la mano ni palabra
no
te entristezcas y ninguna
melancolía
sobre las cejas
morir
en esta vida no es nuevo,
pero
tampoco es nuevo el vivir."
Escrito
con su propia sangre, como ya saben Uds.
Una
oleada de suicidios (y de clubs de "Viudas de Yesenin")
recorrió la Unión Sovietica.
Completen
su formación leyendo esta entrada complementaria sobre Maiakovski.
4
Años
más tarde, finiquitada la NEP, puesta en marcha la colectivización
forzosa y cuando el primer Plan daba sus primeros pasos
indecisos,Yuri abandona el apartamento que comparte con Marina y se
instala, con ayuda de su misterioso e influyente hermanastro, en la
calle todavía llamada Kamerguerski (¡!), junto al Teatro del Arte,
en el que triunfó Meyerhold con quien, por cierto, se casó la
primera mujer de Yesenin. La segunda sería una nieta, o algo
parecido, de Tolstoi... Nada que ver con el que recibió la bofetada
de Mandelstam. La tercera ya la conocen. El Teatro del Arte
está situado frente al museo Prokofiev y junto a éste hay un
karaoke. Rusia ama a sus artistas. Si no fuera por lo que es me
plantaría en ese, ahora, elegante pasaje y daría rienda suelta a
todo mi caudal lírico y, de paso, me enteraría si todavía fabrican
la vodka Lunacharski.
"Una
mañana, a finales de agosto (1929), en la esquina de la calle
Gazetni, Yuri Andréyevich tomó un tranvía que subía por la calle
Nikitskaya (...) El aciago tranvía se detuvo por enésima vez en la
bajada que va de la calle Kúndrinskaya al zoológico. La señora de
lila apareció al poco rato por el marco de la ventanilla y comenzó
a alejarse." Era una
ciudadana suiza, "vieja, viejísima".
Nada que ver con la Fiódorovna. Yuri no soportó la emoción.
De
cuerpo presente Yuri, Meyerhold y Maiakovski, casi
agotada la cifra de sus (de ellos) años,
presentaban "La Chinche".
Vertov, cámara al hombro, daba vueltas frenéticas por Moscú, y
Stalin, depuesto Lunacharsky, proclamaba oficiosamente el "Realismo
Socialista", Gorky,
vuelto de Sorrento, le echará una mano.
El pícaro Bénder busca las 12 sillas, Chevengur ha
sido abducido por el sol, Shólojov
empieza "El Don apacible"
y Trotsky acaba de ser expulsado
de la URSS... Empiezan
las campanadas de los "días carnívoros".
5
Mandelstam
resultaba más peligroso que el retraído naturalista
Pasternack. Sobre todo después del aciago ¿poema?:
"(...)
Sus
dedos gordos parecen grasientos gusanos,
como
pesas certeras las palabras de su boca caen.
Aletea
la risa bajo sus bigotes de cucaracha
y
relucen brillantes las cañas de sus botas.
(...)
Y
cada ejecución es un bendito don
que
regocija el ancho pecho del Osseta".
Stalin
tenía la fea costumbre de chuparse el dedo corazón antes de
pasar la página de cualquier libro. Lo dejaba hecho un asco. Después
lo anotaba en el índice. Por último fusilaba al autor... y
Stalin era un grandísimo lector.
En
la URSS también se pecaba de oido: Oir el poema citado era tan
peligroso como ser trotskista.
Ossip
fue detenido por primera vez en la noche del 13 al 14 de mayo del 34
(vean la propuesta correspondiente, inédita). Bujarín,
Ajmátova, Pasternack... todos hicieron lo que pudieron: "Aislar,
pero conservar"...
Otros
dieron dinero, como Bulgakov y la suegra, que vendió los muebles de
Kiev. Finalmente, esquivado el Canal del Mar Blanco (loado por Gorky
y tutti quanti) y Siberia, su pena se redujo a tres años en
Vorónezh...tras la siniestra estancia en los Urales... ¡Pura
delicia! Platónov, natural de Vorónezh también sufría, por
entonces, las iras del Partido. Y es que Platónov, sin motivo, como
es natural, se compadecía de los campesinos rusos. Yesenin se
recomía en su tumba. Yo, en lo de los campesinos, estoy con Rosa
Luxemburgo. Ese verano se celebraría el Primer Congreso de
Escritores Soviéticos y lo que era oficioso se hizo oficial: Los
escritores fueron nombrados ingenieros del alma.
La
segunda vez fue diferente.
Los
Mandelstam volvieron convertidos en "cienkilometristas"
y se instalaron, a la espera de mejores tiempos (¡Ay, Nadia,
Nadia!) en Kalinin. En Moscú sólo podían confiar en los Shklovski;
Ajmátova estaba en Leningrado. Los tiempos mejores se retrasaban.
Pasó el invierno y empezó la primavera y con ella pareció que, en
efecto, el tiempo mejoraba. Les llegó un invitación para una casa
de descanso en Samatija. Lo interpretaron como buen augurio: Dos
meses de "descanso en un lugar saludable" en espera
(¡Ay!, ¡Nadia, Nadia!) de que se resolvieran las dificultades
respecto a sus posibilidades de trabajo. Tomaron el tren para
Cherusti, cien kilómetros, más o menos, o sea unas 90 verstas
al oeste de Moscú. Allí les esperaba un trineo que, como a
auténticos Vips, les condujo a Samartija, entre senderos nevados y
bosques de caritativos abedules. Ossip recordó los versos de
Yesenin:
«Abedul
blanco bajo mi ventana al que la nieve cubrió como si fuera plata»
«Se
sonrieron los adormilados abedules, al despeinarse sus trenzas de
seda»
Llegados
a Samartija se les concedió una pequeña dacha. ¿Sería posible?
¿De verdad sería posible que la vida volviera a ser vida?
"A
la mañana siguiente, dos de mayo (1938) nos despertó una delicada
llamada en la puerta. Era muy temprano. Mandelstam se levantó para
abrir. Entraron tres hombres en la habitación: dos militares y el
médico jefe (...) No hubo registro volcaron simplemente la maleta y
lo metieron todo en un saco ya preparado para ello. Eso fue todo."
Subieron
al camión que los conduciría a la estación de Cherusti. Nadia se
quedó en la casa de salud. Al cabo de unos días regresó a Moscú,
en tartana. No volvieron a verse. Sobre las colas delante de la
cárcel, los "paquetitos" y demás...
Mandelstam
fue conducido al extremo oriente, a Vtóraya Rechka, campo de
tránsito cerca de Vladivostok. Su destino final quizás hubiea sido
Kolyma. Hizo bien en morirse.
"En
junio de 1940, el hermano de Mandelstam, Aleksandr, fue llamado a la
oficina de registros del distrito de Bauman y le fue entregado el
certificado de la defunción de su hermano destinado a mí. Se
indicaba (...) que a la edad de 47 años y en la fecha del 27 de
diciembre de 1938 había muerto a causa de un paro cardíaco. Se
puede parafrasear diciendo que murió porque murió. El paro cardíaco
es, justamente, la muerte."
Sin
embargo sobre su muerte (circunstancias y fecha) hay diferentes y
contradictorias versiones. Sólo hay una cosa cierta: su muerte.
Fusilado
Yagoda y leída la sentencia para Yezhov, Beria fue nombrado jefe del
departamento de la Seguridad del Estado. Shójolov mantenía una
peligrosa relación con la fatídica Yezhova. Nabokov publicaba "El
don" y Prokofiev/Eisenstein acababan "Alexander
Nevsky". El Gran Terror seguía su curso y como
canto de cisne: Meyerhold y Bábel.
"...Todo
mi pensamiento es acerca de tí. Cada lágrima y cada sonrisa son
para tí. Bendigo cada día y cada hora de nuestra amarga vida
juntos, mi bienamado, mi compañero, mi guía de ciego de la vida.
Como
dos cachorros ciegos éramos, tocándonos con los hocicos y
sintiéndonos tan bien juntos. Y qué enfebrecida estaba tu pobre
cabeza, y qué alocadamente desperdiciamos los
días
de nuestra vida. Qué dicha era esa, y cómo siempre supimos qué
dicha que era. La vida puede ser tan larga. Qué duro y largo para
cada uno de nosotros morir en soledad. ¿Puede éste ser el destino
para nosotros, que éramos inseparables? Cachorros y chicos, ¿nos
merecíamos esto? ¿Merecías vos esto, mi ángel? Todo sigue su
curso como antes. No sé nada. Sin embargo sé todo cada día y hora
de nuestra vida son simples y claros para mí como en un delirio.".
Mientras
esta carta buscaba destinatario, otra volaba por los helados
espacios. Ossip escribía a su hermano desde el campo de tránsito:
"Nadia amada, ¿vives, querida mía? Shura, escríbeme
inmediatamente sobre Nadia. (...) No me han seleccionado para Kolyma
y puede que tenga que pasar aquí el invierno". Y de paso
les pedía ayuda..."pero no sé si merece la pena".
6
Bueno,
la novela resulta un tanto irritante: las tolstoianas
reflexiones... las descripciones poéticas del campo ruso... la trama
parabólica... personajes desdibujados... todo mezclado en
recipiente sin estructura clara y sin pulir. Pasternack se puso manos
a la obra en el 45 y, tras diez años de trabajo, la envió a
Occidente. Fue publicada, en italiano, en la editorial de Feltrinelli
en el 57. Después vino la famosa edición rusa a cargo de la CIA
...etc...etc y después...¡el Nóbel! y su millonaria distribucion..
El
primer golpe vino con el nóbel de Punin, cuando Stalin lo quería
para Gorky. El segundo, el nóbel a Pasternack, cuando Stalin, ya
muerto, lo hubiera deseado para Shólojov, autor de la otra gran
crónica de la revolución y de la guerra civil. El tercero y
definitivo cuando se lo dieron a Solzhenitsyn. Lo de Brodsky fue de
regalo. Y lo de Shólojov, una concesion transitoria.
Pasternack
era un poeta importante, y apreciado en Occidente: su presencia en la
mesa presidencial del Primer Congreso de Escritores Soviéticos del
34 y la insistencia con que occidente exigió su presencia en el
Congreso del 35 en París, lo demuestran. Tuvo acceso a Stalin y,
pese a su recalcitrante individualismo, no llegó la sangre al río.
Jamás llegó a aceptar la marcha de las cosas, sin embargo, fue lo
suficientemente ambiguo como para ser "preservado". Muerto
Stalin, y tras el XX Congreso del Partido, Pasternack pudo sentirse
más seguro. No es que desaparecieran los insultos y amenazas, ¡al
contrario!, pero estaba claro que el nervio responsable de traducir
los deseos en acciones había sido cortado.
Quien
de verdad se sintió mal fue Nabokov que tuvo que sumar a su
intolerancia por la obra de Pastrnack, la malisima noticia de que "El
Doctor" había desplazado del primer puesto del ránquin de
ventas, a "Lolita".
Pasternack
("cerdo que caga donde come") renunció al Nóbel y
escribió arrepintiéndose de lo hecho... No tanto para evitarse
problemas, sino para evitárselos a Olga, su compañera. Fue un gesto
vano: poco después de la muerte del poeta (1960), fue internada en
el gulag.
7
Y
llego el día. Entré en el cine Rex 35 minutos antes del comienzo de
la pelicula, y ya estaba lleno. Me tocó tragarme unos minutos de
Movirrecord y, tras una emocionante apagada
general, se iluminó la pantalla y apareció un paisaje pintado de
deshojados abedules. Sonaba y sonaba el tema de amor. Y
después apareció ELLA. David Lean había pensado en Jane Fonda.
Julie escuchó la proposición y en un momento de lucidez que le dejó
la marihuana, aceptó. Para Yuri, propuso a Peter O'toole, que ya le
había dado resultado en "Lawrence de Arabia" y para Tonia,
Audrie Herburn. Finalmente, como saben Uds. Fueron Omar y Gerardine,
asombradamente melancólica. Y ahora no hay manera de imaginártelos
diferentes. Yuri, en realidad, es chato. Larisa, entradita en carnes.
Tonia, sin embargo, casa mejor con el original.
España
era, por entonces, el plató más grande de occidente: Anthoni
Mann, Orson Wells, Nicholas Ray, Kubrick, Mankievich, Sergio
Leone... y, naturalmente, David Lean, que fue de los primeros. Aquí
tenían carta blanca (incluída la leal y activa participación de
las fuerzas del orden cuando la escena lo requisiese) y el entusiamo
de la población indigena. Por entonces no se andaba sobrado de
faena. Los que habían sobrevivido se dedicaban a construir
madrigueras, neoplasticistas decían. Cuando acabó la fiebre,
los asilvestrados moradores de la piel de toro, habiendo adquirido
los rudimentos de lenguas extranjeras, pudieron poner en práctica
sus competencias allende nuestras fronteras.
Sitúense
Uds. en el cementerio del Barrio de Canillas de Madrid, justo en la
esquina con Alcorisa. Se encuentran en el número 71. Caminen hacia
el 90. Verán una gasolinera. Crucen la calle que, por cierto, parece
contagiada de la estética soviética. ¡Qué desolación!
Bien, pues
aquí se montó la casa de Yuri Zhivago, en realidad la de la familia
de Tonia. Desde aquí contemplan las sangrienta manifestación que le
hace recordar el domingo sangriento de San Peterburgo.
Una riada de desocupados, vestidos a la usanza eslava, entonan la
Internacional. Algunos le toman gusto a la cosa y la imagen
amenaza con convertirse en el original. Me cago en la mar, dice
el sargento de la comisaria de distrito, ¿a qué me
recuerda eso? La noche, iluminada por potentes focos, está
erizada de banderas rojas. Al fondo, ya en el cementerio, se había
levantado un Kremlin y una impresionante torre de San Nicolás. El
resto era un descampado. La nieve era de plástico. El tranvía, de
los servicios municipales.
Pensando que había la hora de la
revancha, el sargento mandó formar a sus hombres y se dirigieron
hacia el tumulto. Cuando estuvo cerca, pidió refuerzos. Llegó un
grupo a caballo. Parecía una escena de una película sobre la
división azul. Los jinetes se dispusieron a echar una mano a
la unidad montada que hacia su trabajo. Me cago en la mar, me
cago en la mar...¡que se nos escapan!, era la inalterable
jaculatoria del suboficial. David Lean tuvo que mandar cortar y
enviar a un intérprete. El sargento entendió, pero, puesto que no
se notaría, exigió que cantaran un pasodoble. Así se hizo y a los
acordes de "España cañí" fueron cayendo
simuladamente los combatientes del zar. Según caían, se levantaban
y se dirigían al churrero que se había instalado detrás del
Kremlin.
Durante
meses, los madrileños pasaban las mañanas de domingo en Moscú: de
San Nicolás a la casa de Zhivago y de la casa de Zhivago a la torre
de San Nicolás, que ocultaba la fatídica tapia del cementerio.
Otros
creen recordar que los revolucionarios eran afiliados a la OJE que
habían establecido sus cuarteles de invierno en las cercanías. Y
afirman, además, que la guardia zarista eran auténticos "grises"
que, dijeron, lo hacían gratis, como si fuera una clase práctica.
Sea como fuere, aquella fue la única vez que cientos de trabajadores
(o lo que fuera) entonaron la Internacional en plena calle, a
pleno pulmón, en la larga noche franquista.
Aprovechen
que es viernes y acérquense a Candilichera, en el campo de Gómara,
Soria. Recorrieron media Europa localizando exteriores
que pudieran dar el pego. Finalmente pensaron que los campos de
Candilichera y las inmediaciones del Moncayo era el paisaje adecuado.
Candilichera y su campo se convirtió en Varykino.
Construyeron el
palacete de la familia de Tonia y simularon las estaciones a
conciencia: En invierno cubrieron el palacete de cera derretidan y en
primavera florecieron las miles de cebollas-narciso que habían
importado de Holanda, pues han de saber Uds. que aquel invierno no
nevó y que por allí no se crían los narcisos. Así que toda la
nieve, protagonista de la película, lleva el sello del ingenio.
Sigan
hasta Soria. En la estación hay un bar estupendo, a cuya vera se
extienden las vías vacías, "El cielo gira", en honor al
documental del mismo nombre. La estructura actual de la
estación, esconde la primitiva, aquella que nos convenció de que
estábamos en Yuriatin, en los Urales. Tuvo que cubrirse de polvo de
mármol y de plástico blanco. Ni se les ocurra sentarse a la fresca,
hace un frío siberiano. Tomen asiento en su interior:
--
Frío, ¿eh?-- exclamarán mientras se despojan de capas y
capas textiles.
--
¡Frío!-- responderá el camarero.
--
¡Póngame un "Zhivago" y un carajilo... fifti-fifti
!
El
camarero no les preguntará nada y volverá con un bizcocho borracho
de vodka y con un carajillo de Terry de malla... ¡exactamente lo que
habrán pedido!
La
Metro, agradecida, regaló al municipio el primer parque de
columpios, que fue instalado en la Dehesa.