(los
asterisco * remiten a “Efemerísticas
Razones”)
Las
resacas son malas y ninguna peor que la que sigue a Noche Vieja, pues está
mezclada con claros propósitos de enmienda que multiplican por enteros la mala
conciencia y la acedía. Con la edad se convierten en terroríficas.
Maupassant
intenta abrirse las venas con un abrecartas. Amanecía el primer día del año 1892. “Tengo
miedo de mí mismo, tengo miedo del miedo, pero ante todo, tengo miedo de la
espantosa confusión de mi espíritu, de mi razón, sobre la cual pierdo el
dominio y a la cual turbia un miedo opaco y misterioso…”, decía el infeliz,
desesperado y aturdido, porque mire Vd. que intentar abrirse la yugular como si
fuera una misiva del más allá…Aunque yo los he visto querer pincharse caballo
con un tosco tenedor de cocina. Fracasado el intento, es internado y murió,
como, por lo demás, es natural.
El
año nuevo del 1884 había escrito un
cuentecillo para “Gil Blas”: un
parroquiano, golpeado por la vida, limita la suya a beber cerveza y a fumar en
pipa. Bastante simple, pero ¿qué quieren? En pleno resacón hasta las musas huyen de nuestra vera.
Dicen
que va bien una cervecita, o un bloody
Mary o un iboprufeno: Elijo una copita de cava con zumo de naranja (agua de
Valencia, vamos)…copita a copita acabo la botella.
Renard,
amaneciendo el 1 de enero del año
1898: “¿Qué espero para suicidarme?”…
¡Pues la hora del bloody mary! Y es
que las resacas son malas. Ya lo dijo él mismo: en Noche Vieja, hasta la
mujer más gorda del mundo se siente
melancólica.
Te
despiertas no sabes dónde, miras a tu alrededor y lo que ves es, normalmente,
el paisaje después del apocalipsis.
Hay
otras formas de empezar el año, pero igualmente deprimentes.
Alma
Mahler, la omnipresente “sacadora” de
mascarillas mortuorias, se despertó el día de Año Nuevo del año 1902 con el cuerpo golfo. Tenía 22 años y era la
envidia de Viena; del centro, quiero decir. Los de más allá del Ring, ni la
conocían:
“Lo que tengo que escribir hoy es muy
triste. He llamado a Gustav. Por la tarde hemos estado juntos en su habitación.
Me ha entregado su cuerpo y le he dejado que me tocase con la mano. Su brío
estaba rígido y erguido (¿como una batuta?). Me ha llevado al sofá, me ha tendido
suavemente y se ha balanceado sobre mí. Entonces, cuando acababa de sentir su
penetración, ha perdido la fuerza. Ha apoyado la cabeza sobre mi pecho,
destrozado, y casi llora de vergüenza. Distraída como estaba, le he confortado”.
Y sigue, desesperada: “¿Y si él perdiese…
eso? ¡Mi pobre esposo!”.
Los
días siguientes anotará: “dicha y
éxtasis”…”Éxtasis sin fin”.
Sobre
esta cita se podría uno explayar, pero no voy a hacerlo. Y no voy a hacerlo,
porque sé que no es agradable que te recuerden las cosas. Yo nunca he llegado a
“casi llorar de vergüenza”, porque mi estado no ha permitido el más mínimo derrame de
conciencia. Han de pasar días para que uno se haga cargo del estado de las
cosas.
Sólo
añadir que ese mismo día, del mismo año…o sea, justo en el momento en que Alma
permitía a Gustav que “la tocara con la
mano”, Freud es ascendido a Profesor Extraordinario.
Aún
no se había desvanecido la última campanada que marcaba el fin del último día
del año 1907, cuando sonó un estruendo
que los presentes, acostumbrados como
estaban a las armas de fuego, no pudieron confundir con nada que no fuera un
tiro y cortó por lo sano la interpretación de “Sangre Vienesa”. Los bailarines habían, durante horas, representado
la rutina del imperio bicéfalo: vuelta a derecha, vuelta a la izquierda,
retorno al centro y… ¡vuelta a empezar!
O, según otros, expresado verticalmente un deseo horizontal
Un
rumor bronco recorrió el salón de gala del hotel Bristol de Viena.
En
un rincón algo que ahora
calificaríamos de “chica” y que
entonces fue juzgado como una mujer
madura yacía en el suelo. A su lado un pequeño revólver de bolsillo, como
un recién nacido.
Era
Frida Uhl-Strinberg. Varias veces había amenazado con matar a su nuevo amante-marido
(era el 5º) y, finalmente, se amenazó a sí misma. No murió. Ni siquiera resultó
herida. Le dieron una copita de licor de cerezas y continuó “sangre vienesa”: giro a la derecha, giro
a la izquierda, retorno al centro y… ¡vuelta a empezar! ¡Hala…”con faldas y a lo loco! (*)
Strindberg,
casado y padre, había conocido en Berlín a Frida, hija de editor y crítico
literario y elemento imperfecto del conjunto “mujeres liberadas” al que también pertenecieron las Isadora, Duse,
Alma, Lou Andreas, Virginia Woolf, Misia, Bella Otero, L.Fuller, Coco Chanel,
Sara Berhardt, Camile Claudel, Elisa Leónida Zamfirescu, Sarmiza Bilcescu,
Marie Curie…que, a su manera, también acrecentaron el caudal del río imparable
de la “liberación de la mujer”.
Tuvieron
una hija. Se marcharon a París y mediado noviembre de 1894, se separaron, para
siempre, en la Gare du Nord. Ella volvió a Berlín y él se sumergió en el “Infierno” de Montparnasse… a descubrir,
con infiernillos y mecheros Butsen, ¡la
naturaleza compuesta del hierro! Y a charlar con el diablo “Vauvert”, residente fijo de la Closerie
des Lilas, recién refundada. Allí, con las manos vendadas a causa de sus
progresos con la química, intentaba pimplarse un vasito de “diablo verde” (…o dos…).
Conocía
perfectamente el camino de la Rue Delambre a la residencia del diablo. En
aquella siniestra y premonitoria calle, Barea y su compañera austríaca, sacaron
el máster en privaciones y estuvieron cerca de acabar como “el vagabundo” del cuento en el que
Maupassant se entretenía la tarde del primero
de enero del año 1887. Sobre la calle Delambre hay mucho que contar.
Mientras
tanto, Marie Curie, vecina del escritor y más sistemática, orientada e
igualmente necesitada, presentía el torio,
el radio y el polonio y ponía las bases de su gloria y de su muerte (su marido la
encontró de la forma más ordinaria. Esas muertes, ridículas (¿), esquivables,
merecen una propuesta aparte).
…
Pero esa es otra historia…a la que volveremos…
La
Uhl, ya en territorios germánicos, tuvo una aventura y un hijo con Wedekind.
Convenció a Karl Krauss para que hiciera una “lectura representada” de Pandora
(en la que el mismo Wedekind hizo de Jack
the Driper) y ayudó a su tercer
amante oficial, Hanz Heinz Ewers, en la creación del primer Kabaret alemán: el
Buntes Theater (Überbrett, por Nietszche).
…
Infórmense Vds. de este hecho…Infórmense…. Era el primer año del siglo XX.
Relacionarse
con Krauss y no hacerlo con Altenberg y compañía era imposible.
Y
al poco ocurrió lo que les he contado. Acudió a la fiesta con su amante del
momento, el poeta, posterior espía y protonazi, Werner von Osteren al que ya
había amenazado con la muerte. Y cuando una mujer promete… ¡cumple!
No
podía, tras la “broma”, seguir en Viena. Así que se largó a Londres donde fundó
La “Cueva del Becerro de Oro”, antro
mítico frecuentado por Pound, K. Mansfield, Madox Ford…Cuando empezó la guerra
se marchó a USA. Volvió a Moonsee, Austria, escribió sus recuerdos y murió como
Frida Strindberg.
Strindberg
llegó a París con el mismo humor que el personaje de “El grito” de su paisano, y sin embargo amigo, Munch. De hecho creo
que Munch daba las últimas pinceladas mientras Strindberg bajaba sus pesadas
maletas del expreso del norte. Una de las primeras cosas que hizo en su nueva
ciudad fue perpetrar “Noche de celos”,
la primera pintura abstracta (¡cuestión finiquitada!). Realizada en un arrebato
contra su primera compañera, actriz y pionera, se la regaló a su siguiente
compañera, que la aceptó con aprensión. Perdida y hallada, fue
robada en el 2006 y encontrada dos años después. También en esto unida al “Grito”.
Munch,
dos años después, pintaría, con verdes pútridos, “Celos”.
Como
ven Vds. me estoy entreteniendo, dando vueltas, porque no quiero ni pensar en
lo de anoche. Tengo la vaga sensación de tragedia, si es que esa sensación
puede ser “vaga”.
Todo
son deseos de cambio en fecha tan señalada. Unos cambios que se plantean con la
decisión y empuje (y también la melancolía) de la “Marcha de Radetzky” y que se agostan antes de llegar la temporada
de verano.
No fue, sin embargo, el caso de Breton. Tal día como hoy, del año 1922, alquiló un “estudio” en la cuarta planta del 42, Rue Fontaine, París y lo
convirtió en su vivienda definitiva (¡ya iba siendo hora!). En realidad, a
finales de los cuarenta, alquiló una vivienda un poco más grande en el piso de
abajo, que llegó a convertirse en algo así como la segunda residencia de
Brossa. Siempre en el 42, rue Fontaine:
“Localizado en la punta norte del
noveno distrito, la rue Fontaine servía de pequeño corredor entre los clubs
nocturnos y los burdeles de la Place Blanche y Pigalle, y la modestia
residencial, de clase obrera, de la rue Notre-Dame-de- Lorette. El departamento
de los Breton (André y Simone), situado entre dos extremos, tenía, como Simone
le dijo a Denise, un cuarto de “silencio y sombra”–con vistas al patio del
claustro– y otro de “ruido y luz” que daba a la Place Blanche. Y como para
sancionar estos contrastes, un venerable cabaret bajo el departamento de los
Breton se llamaba Le Ciel et L’Enfer”.
Los
visitantes, tras escalar los cuatro tramos de “escalera sórdida”, eran saludados por una plaquita colgada en la
puerta: “1713”. Y es que si Vds., con
mano infantil, escribieran ese número (poniendo la rallita al 7) uniendo el 7
al 1 y el 3 al 1 anterior, el resultado serían las iniciales A(ndré) B(reton). Su apego a tan pueril (y pretendidamente ¿“duchampesco”?) “descubrimiento” era tal que llegó a firmar cartas con ese conjunto
de cifras. Sus amigos, incluso, se habrían referido a él como “diecisiete trece”. Propuso, además, por
entonces, la idea de “tu año”, que
sería una recolección de los acontecimientos más significativos y presagiosos
del año que te vio nacer… ¡una chorrada…comparada con mi “Crítica de la Razón Efemerística”!
Años
más tarde, en 1944, publicaría “Arcane 17”
(sobre su gestación y contenido ya volveremos), un epílogo a la trilogía de Nadja,
Los vasos comunicantes y El amor loco. El título hacía referencia
a la “carta de Tarot llamada “La
Estrella”, símbolo de esperanza y resurrección”.
Quiso celebrar dos renacimientos: el que seguiría a la liberación de Francia y
renacimiento emocional que el propio poeta intuía en su relación amorosa con
Elisa. El 13…¡ni mentarlo!
¿Ven
Vds. lo que da de sí el día de Año Nuevo (Vida Nueva)?
Lo
de Fontaine (rue) estuvo claro desde el Armory
Show, en que Duchamp presentó su urinario (“Fontaine”). Así se cerraba un círculo…tras haberse recorrido
entero. Permítanme la siguiente “boutade”:
Todo (ese desplazamiento) comenzó con “La
Fuente” de Courbet.
Lean
la siguiente canción de A. Jarry, destinada a “poner colorados a los negros y magnificar al padre Ubú”
La
dama negra a su marido con ocasión del primero
de enero:
“TATANA
es la palabra que dimana
Del
negro al que ha vencido la pereza.
Traducida
al cristiano, TATANA reza:
“¡Déjame
en paz!” Eso es TATANA.
Y como ejemplo describía algunas
situaciones adecuadas para su utilización, de entre las que selecciono una, al
azar (¡hala!)
“El
indómito turco en brazos de su sultana
Da
pruebas y más pruebas de su amor,
Mas
le ocurre que un día, con dolor,
Descubre
un manantial que ya no mana.
¡TATANA!
¡Pobre Alma Mahler!
No quiero despedirme sin recordar a los
beneficiarios del NAFTA (algo así como nuestro TTIP, o como se diga) que tal
día como hoy del año 1992, vieron como las promesas de progreso y tal se
tradujeron al lenguaje de la realidad: paro, subida de precios, aumento de la
deuda…
Y todo lo anterior, repito, porque no
quiero enfrentarme a lo que REALMENTE ocurrió anoche… ¡Ya me iré enterando!
¡TATANA!
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