Día dedicado al girasol por la Revolución y a las enfermedades mentales por la cohorte de desquiciados encargados de la distribución de las desgracias sobre las tersas hojas del calenario¡¡¡
Yo también echo de menos las conversaciones con “Gorri”…su presencia. Echo de menos los rítmicos despertares…su
mirada inquisitiva, afirmativa, negativa, alegre, triste, indiferente,
despechada, furiosa, agradecida, indiferente, inteligente, curiosa,
ociosa…etc…etc…pues todas las emociones cabían en “Gorri” y todas las expresaba de la forma más adecuada…como
entrenado por Da Vinci….o por Darwin.
No es lo mismo.
Echo de menos cambiar impresiones con una inteligencia diferente…que se
quería humana por afecto hacia mí. Y que, a veces, a contrapelo, enfocaba las
cosas olvidando su condición animal… ¡sólo por hacerme feliz!...eso era muy
fácil para él.
Mientras se establecía el calendario
para la toma del poder en Rusia, nacía, (tal día como hoy, del año 1917) en el
estado de Carolina del Norte, Thelonius Monk, llamado a revolucionar los
cánones del jazz. Y otro joven de torva mirada, enigmática sonrisa y ensayada
elevación de ceja…combatía al fascismo en su Hungría natal y Alemania. Habiendo esquivado las masacres, emigró a
estados Unidos donde se fabricó una nueva personalidad: ¡¡Drácula!!...de
Transilvania.
En su honor (de Monk) rebusco en mi
fondo de armario hasta dar con la ropa que vestí el día del entierro de mi padre
(que en paz descanse): traje negro, camisa blanca y como no logro dar con la
corbata a juego, me ato al cuello una “tipo Luis Aguilé” (muerto tal día como
hoy , de hace, YA , 4 años). Lustro unos rojos zapatones Martin’s y, a falta de
otra cosa, prendo del ojal una ramita de orégano griego.
El aceite lo echo sobre la tostada.
Desayuno y fifti-fifti;
Toco mi cabeza con una gorra “worker class” negra, me clavo las gafas de sol (a las que le falta una
pata) y me echo sobre la cama…a contemplar el techo y las sombras invertidas
que se pasean ingrávidas. Esperaré con paciencia a que me crezca la barba de
chivo. Pareceré muerto, pero no lo estaré. Habré dejado la puerta entreabierta
para oír lo que sonará en el esputofaif:
· “Round aboud midnight”…”Blue
Monk”…”Straigh no Chaser”…
“Little Butterfly”…”Pannonica”…”Hotel
Bolivar”…
· Y
todo el repertorio (¡¡) de Th. Monk.
· Todas las piezas (¡muchas!) dedicadas
a la “baronesa del jazz”.
“Gorri” se acostaría al lado de
la cama para velarme eternamente…
Sólo falta el gotero con bourbon: gota a gota…siguiendo el ritmo de las
notas del piano de Monk…Un variante del “órgano-coctail”…borrachera
“Round
about mignight”.
A falta de tal artilugio voy pimplando el vino de tetrabric que me sobró del otro día. Y como no tengo televisión (si
así fuera buscaría algo parecido al “precio
justo”, su programa preferido)… pienso en lo que pienso.
¡Como un Drácula moderno!
A veces se levantaba de la cama y miraba el cielo sobre el Hudson…”Era capaz de cambiar el rumbo de las nubes”.
Los últimos diez años de su vida los pasó en “silencio” (“el ruido más
estruendoso que existe en el mundo”)…quizás
con la intención de interpretar 840 veces a frase inicial de “Round about…” tal como irónicamente aconsejara Satie sobre su “Vexations” de Satie. No se decidió. (J. Cage, sí) Él, que hacía del silencio una eternidad. Que
volaba chagallmente en los silencios…
Sobre el silencio habría mucho que hablar…¡y que callar!
En 1941, después de haber recorrido toda la nación acompañando a una evangelista chillona y poco exigente,
fue contratado como pianista oficial por el Monton’s
Playhause (Bajos de Hotel Cecil en el 210 West de la calle 118, en Harlem…todavía
funciona), cuna de la Modern Music,
después llamada “Be Bop”…y ahí empezó a cambiar la historia
del jazz…Después vendría la calle 52 y el Universo Mundo. Por entonces había
conocido en París, a la que sería su Ángel Custodio. Para ELLA, conocer al
autor de “Round aboud midnight”, que
ya había cambiado su vida, fue definitivo.
Mientras tanto, un joven, llamado a pasar a engrosar el santoral de los
sentimentales, ordenaba con esmero la lencería femenina con la que combatiría
heroicamente (medallas al valor incluidas) en la segunda guerra mundial: su
ÚNICO MIEDO, que lo llevaran a la enfermería
y descubrieran su inaceptable afición: Ed Wood (¡para los amigos!), nacido tal día como hoy, del
año 1924.
Había nacido al mismo tiempo que el “Manifiesto Surrealista”… ¡Y quedó marcado de por vida!
Estaba claro que el mundo se ponía patas arriba.
Thelonius fue socorrido por la baronesa Pannonnica “Nica” de Noeningswater (Kathleen Annie Pannonica Rothschilde), de madre
transilvana. Este ángel custodio con nombre de polilla nocturna de alas
amarillas, regalo de su padre (entomólogo de afición y millonario por
naturaleza) veló las desventuras de ese atajo de locos y visionarios que dieron
forma a la música más libre del siglo…
"The
Jazz
Baroness goes beyond the
barrel of stereotypes the screeching monkeys of society use against the
intricate gusts of life swirling about us."
¿Qué hubiera sido de Art Blakey, de Coleman Hawkins…sin la transparente
presencia de “Nica”?...¿Qué muerte
triste hubiera tenido Charlie Parker?...(En 1955, un año antes de la muerte de
Bela Lugosi, moría de un ataque de risa, en el apartamento que tenía la
baronesa en el hotel Stanhope de N. York, el músico que entrelazaba el tiempo y
el espacio para confeccionar indestructibles tejidos sonoros…¡Era aficionado a
los programas cómicos de Tv.!)…¡Ellos, en compensación, le regalaron una nueva
vida!...
La muerte de Parker en “casa”
de “Nika” fue tratada de forma
escandalosa y tuvo consecuencias graves para la vida de esta “pequeña mariposa”.
¡…Infórmense vds. sobre la vida de esta mujer…!...¡Infórmense…!
Se alojó en el mentado hotel, entre otras razones, por su proximidad a la calle 52 y a los músicos que la hicieron
famosa. Allí acudía de madrugada en su
Rolls plateado (y después en el flamante Bentley verde) para que no les faltara
de NADA a los artistas.
Su apartamento se convertía, de madrugada, en un manantial de cristalinas
disonancias y de silencios estruendosos… Antes de que la invitaran a dejar el
hotel, se trasladó al Hotel Bolivar (“Bolivar
Blues”)…
Más abajo de la calle 34, se estaba fraguando el equivalente plástico del
bebop: El “expresionismo abstracto”. Blancos…pero igualmente entregados al
Espiritu(oso) Santo y a sus dádivas….dejaban atrás la “intuición natural” y deshilachaban el corazón.
Harta de Nueva York, se trasladó a Nueve Jersey, a una casona (estilo
Bauhaus) que había pertenecido a Joseph von Stroenberg… Allí, diez años más
tarde, moriría Th. Monk, rodeado de su mujer, sus hijos, “Nina” y los sesenta gatos (“Cathaus”) que entonaron un maullido unánime en “re menor”.
“Avaricia”…¡¡ninguna!!
Desde la casa se veía el turbio Hudson y el “skyline”, escorado, de Mannhatan. La baronesa murió “alrededor de la media noche” (del 30 de
Noviembre de 1988) y sus cenizas fueron arrojadas a las aguas del río.
El óbito salió, naturalmente, en los periódicos…el resto fue discreción
(según el lema de los Rothschilde: “En
los periódicos no se sale salvo, cuando uno nace y cuando uno muere”.
En su mucho haber, hay que anotar, además, haber experimentado con
productos “artísticos” insólitos:
güisqui, leche, perfumes…Con un cuadro de Pannonica te alimentabas,
literalmente, durante una semana…y olían a cadera de ángel.
Y la multitud de fotografías y registros sonoros de las inacabables
sesiones nocturnas…de momento no saldrán a la “luz”…Pedía “ a sus músicos” que
le enunciaran tres deseos que desearían ver realizados.
…¡Busquen las respuestas……búsquenlas!...
En el entierro del músico, Nina se empeñó en
llevar a la familia del fallecido en su apabullante Bentley. El cementerio no distaba ni una milla de la casa. En un
momento del trayecto el coche se paró irremisiblemte…como negándose a
participar en tan triste comitiva. Nina embarcó a la familia en una limusina y
ella se quedó en la cuneta junto al desconsolado vehículo.
Así pasó Nina
los pocos años que sobrevivió a Thelonius…junto a la cuneta…rodeada de gatos… y
de caballos imaginados.
“Sí soy
famoso, pero no más que una perra” (Th. Monk)
Su música, como las acuarelas de Klee, puede
ser descrita (¿) como una superposición de “Delicadeza”
y “Disonancia” revoloteando por los
espacios del silencio (¡¡).
BUENO, creo que ya va siendo hora de
abandonar la postura yacente y hacerme el Dry del mediodía. Constato la
no-presencia del perro y el olor intenso a gato imaginado.
Ataviado de
la descrita guisa, corro (¡con los Martins!) al Condis.
Las mujeres, atornilladas como cada día al cajero, quedan paralizadas por efecto de dos impulsos contradictorios: darme el pésame (¿por quién?) o desinflarse en una carcajada anfibia.
Las mujeres, atornilladas como cada día al cajero, quedan paralizadas por efecto de dos impulsos contradictorios: darme el pésame (¿por quién?) o desinflarse en una carcajada anfibia.
Pasado el
angélico momento, se deciden por seguir entreteniendo cotorrilmente a la
cajera, en cuyas gafas se refleja el código de barras y en sus labios, un
hastío de alimento echado a perder.
Aunque me
sienta como una patada en la canilla, cogeré una botella de bourbon…
Para comer: los restos que colonizan la nevera.
Para comer: los restos que colonizan la nevera.
Para cenar:
Unas verduras (berenjena, tomate, pimiento, calabacín…del huerto) al horno.
En el esputofaif…sigue Thelonius
Monk.
Acabada la guerra, mientras músicos y
pintores daban rienda suelta a lo reprimido inventando un nuevo lenguaje…
Ed Wood hacía algo semejante: Inventa un lenguaje cinematográfico sin igual: sin pies ni cabeza…No en vano su nacimiento estuvo marcado por el nacimiento oficial del “surrealismo”.
En su obra no hay lógica alguna, …¡ni en su cabeza!...De un fragmento generaba otros fragmentos…unidos por su inaccesible imaginación: Un cúmulo de disparates de cuya proximidad surgía la lautremoneana “chispa”…la surrealista belleza convulsa.
Ed Wood hacía algo semejante: Inventa un lenguaje cinematográfico sin igual: sin pies ni cabeza…No en vano su nacimiento estuvo marcado por el nacimiento oficial del “surrealismo”.
En su obra no hay lógica alguna, …¡ni en su cabeza!...De un fragmento generaba otros fragmentos…unidos por su inaccesible imaginación: Un cúmulo de disparates de cuya proximidad surgía la lautremoneana “chispa”…la surrealista belleza convulsa.
Su amistad con el transilvano Lugosi, ya en
las últimas, es el hilo conductor de sus disparates. Ayudados, naturalmente,
por “paraísos artificiales”: caminaron
juntos hacia el ridículo glorioso y la ruina.
No les cuento el argumento de ninguna de sus
tres obras maestras (del 53 al 59) con el fin de que vds. los abstraigan (en sentido aristotélico)…¡si
pueden!...Yo, por mi parte, he sido incapaz.
La prodigiosa escasez de medios; la condensación máxima de su pensamiento; así como la puesta en escena de ese “vacío quántico”, superan el poder de comprensión de la especie.
No se trata YA del histórico “distanciamiento”…es una ruptura total…¡tanta es la distancia!...
Nos vemos sumidos en un cúmulo tal de “fragmentos” y de “rodeos” que el camino de vuelta se ha arruinado definitivamente…en una demostración inapelable de las constataciones de W. Benjamin.
La prodigiosa escasez de medios; la condensación máxima de su pensamiento; así como la puesta en escena de ese “vacío quántico”, superan el poder de comprensión de la especie.
No se trata YA del histórico “distanciamiento”…es una ruptura total…¡tanta es la distancia!...
Nos vemos sumidos en un cúmulo tal de “fragmentos” y de “rodeos” que el camino de vuelta se ha arruinado definitivamente…en una demostración inapelable de las constataciones de W. Benjamin.
Bela Lugosi, murió en Agosto de 1956, cinco
días después de que se estrellara Pollock (“Jack
the Dryper”): Fin del expresionismo…Empezaba la diversión.
Bill Halley había puesto el reloj en hora: "Rock around..."
Bill Halley había puesto el reloj en hora: "Rock around..."
Ed Wood esperaría algunos años más, rodando
películas más concretas y asequibles a todas las inteligencias: porno.
De nada le sirvió…murió igualmente
alcoholizado y paupérrimo.
Orson Wells, el ídolo inalcanzable de Ed,
moriría tal día como hoy, del año 1985.
Me acuesto “alrededor de medianoche”. Bona nit!...¡La película de Tim Burton
la he visto decenas de veces!