El
5 de mayo del año, pongamos, 1976, Peter Handke reflexiona: “Despertado demasiado tarde; levantado deprisa y limitado a
funcionar: ¿qué pasó esa noche? Nada; no me acuerdo de nada; y el día empieza
embrutecido”… Y es que no estaba imbuido de la paradójica y cachazuda
filosofía napoleónica que la tradición ha condensado en el lema: “Vísteme despacio que tengo prisa” al que
viene a complementar, de manera sabiamente imperativa, “¡No me chilles, que no
veo!”. Su grandeza fue tal que no sólo se creyó Napoleón, si no que llegó a
serlo.
Tras
haber lanzado al mundo su mensaje, pasó al más allá (¿), tal día como hoy del
año 1821, en la Isla de Santa (H)Elena,
bautizada así, por razones que desconozco, por Joao de Nova en honor de Helena
(madre o esposa de Constantino padre o hijo)…¡la misma: la de la cruz!...aquella
que con dos clavos de Cristo hizo un freno para caballo, desmintiendo la
creencia popular de que “no está hecha la
miel para la boca del asno”.
La
Humanidad ha tenido a bien dedicar el día de hoy a las “parteras”, a las comadronas. Arte harto difícil… Precisamente el
día en que nació Kierkegaard (1813), un maestro en la dialéctica (“ironía” y “mayéutica”) socrática. ¡Ya saben Vds…Sócrates…dar
a luz…su madre, etc..etc.
La
Ironía presupone una humillación
inicial, un ponerse al nivel del contrincante. Y desde allí ir zumbándole hasta
que deponga su actitud. El “pedagogo”
ha de entender perfectamente la posición que pretende combatir y, naturalmente,
la suya propia. Ha de ser “estético”
con los “estéticos”, con el fin de ir
elevándolos hacia lo “ético” y, de
ahí, a lo “religioso”…que es de lo
que se trata (Kierkegaard). El éxito de la operación se manifestará al final,
como siempre. La humillación inicial se habrá tornado superioridad consentida,
tras un encadenamiento (mayéutica) de
preguntas y respuestas. No está mal. Pero la dialéctica socrática tiene poco
que ver con esa otra dialéctica originada (de forma oscura, naturalmente) en el
pensamiento de Heráclito.
Para
Kierkegaard la dialéctica hegeliana es arte de birlibirloque: ¿De dónde puede salir el “devenir”, si sólo existe el ”ser”
y el “no-ser”. El “movimiento” no procede dialécticamente,
si no, se podría decir, de forma milagrosa: ¿Cómo de dos abstracciones estáticas puede surgir una concreción que domina la vida y la muerte, si esta, de alguna
manera, no las precede? Con una fraseología dialéctica niega la mayor. El
sistema hegeliano no deja espacio a Dios o, en todo caso lo confunde con la Idea, con el Ser. Esto es lo que le duele a Kierkegaard.
La
historia no tiene racionalidad. La historia no es posible como “Historia”. Lo importante es el
individuo, la “subjetividad”,
manantial de la verdad. Importa la Religión:
el Individuo y su relación son Dios. La desgracia de la época es
haberse convertido en mero “tiempo” y
no querer saber nada de la eternidad. La inmoralidad de la época radica en el
desprecio rotundo del hombre individual.
Cuanto más “Historia”, menos “Individuo”… Pero también el individuo de Kierkegaard es una
abstracción, en la medida en que no toma en consideración las condiciones
materiales de su existencia. Kierkegaard no corrige la dialéctica hegeliana… ¡pretende
aniquilarla!
Marx,
nacido tal día como hoy, del año 1818,
será quien, invirtiéndola, la dote de sentido real y “existencial”, al entender el “ser
humano” desde las condiciones materiales de su realización. Al comprender
la “Historia” como resultado de la
lucha de clases y esta como lucha permanente por el control ((re)apropiación)
del trabajo y sus productos. El individuo aislado es una abstracción y su
exclusiva relación con Dios es una formulación profundamente reaccionaria de la
relación del individuo aislado frente a las fuerzas económicas que lo dominan
y lo reducen a nada. Kierkegaard
establece como máximo ideal el aislamiento del individuo y sus elecciones
agónicas…en relación a lo verdaderamente importante: La salvación del alma.
Dicho
de otra manera, establece como ideal, el ideal perseguido por el modo de
producción capitalista: El trabajador aislado, enfrentado en solitario a los
mecanismos que lo destrozarán.
No
es extraño que Kierkegaard tuviera su “edad
de oro” en plena fase imperialista.
Y
por si fuera poco, el Dios del filósofo es un puro vacío…ha depurado tanto el
cristianismo “realmente existente”
que lo ha despojado hasta de su centro de gravedad. De tal manera que su “individuo”, aislado en el mundo,
angustiado por la inevitabilidad de su elección, es una nada que se “enfrenta” a otra Nada: ¿Ateísmo religioso?
Pese
a todo, Kierkegaard (o algunos de sus múltiples heterónimos) me son realmente
simpáticos.
Mis
“lo uno o lo otro”, también se sitúan
en el terreno de la “Espirituosidad”:
¿Ribera o Jumilla? ¿Vodka o aguardiente de ciruela?...Un conflicto inapelable
que se resuelve, elija lo que elija, en borrachera, que, transmutada en resaca,
me inunda de inquietante desesperación nihilista y me dispone para el “salto de fe” que, seguro, acabará en el
humillante y famoso traspié familiar.
“Nada, un dolor de cabeza leve y
sordo. Por la tarde en el parque Chotek, leí a Strindberg, que me alimenta”
(Kafka, el 5 de mayo de 1915) y se siente
mejor; no lo lee por leerlo “sino por
apretarme contra su pecho… ¡Esa furia,
esas páginas conseguidas a fuerza de puños!”
21
años antes, tal día como hoy, Strindberg, de la estirpe de Kierkegaard, acaba
las primeras páginas de “Infierno”… Y
es que mayo es engañoso… ¡que se lo pregunten al “joven Werther”!
En
mayo, Juan (el “seductor”- Kierkegaard) teje la tela de araña en la que caerá
Cordelia y Marx escribe los “Manuscritos”
en el lugar donde años después, Strindberg se asará en el “infierno”.
Vaya
día “esaborío”. Vean Vds. la entrada
del día 8 de mayo, si se han quedado un poquito cortos:
http://kinomoriarti.blogspot.com.es/2013/05/propuesta-para-hoy-dia-8-de-mayo.html
http://kinomoriarti.blogspot.com.es/2013/05/propuesta-para-hoy-dia-8-de-mayo.html
Como
colofón: atrévanse con Raphael (*): “Al ponerse el sol” o “En
carne viva”….o aquella de “Le llaman
Jesús”… temas comprometidos que denuncian la miseria del ser humano y evidencian
la necesidad de creer en la existencia de otro mundo… ¡Es imposible que todo
consista en esto!