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miércoles, 15 de mayo de 2013

Propuesta para hoy, 15 de mayo. SEGUNDA SERIE. Carson McCuller. Varios.



1.
“Sí, Jake Blount llegó la mañana del 15 de mayo. Reparó en él de inmediato y lo observó. El hombre era fornido con hombros anchos como vigas. Tenía un extraño y ralo bigote bajo el cual su labio inferior sobresalía como si hubiese sido picado por una avispa. En su aspecto había muchas cosas contradictorias.”… que nunca se aclararán. 


Resulta un poco chocante en que en un pueblo tan reducido del profundo sur se reúna una colección tan completa de “singularidades”, casi simbólicas, prototípicas… y se desvanezcan euridicianamente (Monteverdi*) en un solo día. Quizás sea yo el falto de perspicacia…o el traductor. Hay un momento epifánico en la vida de sus personajes (“El corazón…”), a partir del cual todo cambia. Una especie de iluminación, de “apocalipsis” que corta sus vidas y a partir del cual se pierden en las brumas de lo desconocido o, lo que es lo mismo, en el fracaso.

El bar-restaurante de Biff es como una parada del autobús hacia infierno. Allí recalan todos y cada cual con su fardo propio, incapaces de compartirlo: el buen mesonero, la muerte de cuya mujer no le ha dejado ni un pequeño vacío; la niña que sueña con la música y se conformará con unos grandes almacenes; el médico negro con aspiraciones de redentor étnico y que ha sido incapaz de poner orden en su familia (precisamente hoy que se celebra el día internacional de la familia); el obrero “concienciado”, desesperado porque nadie comprende; el mudo que, por serlo, se convierte en el espejo de la pequeña comunidad; el amigo del mudo, igualmente mudo, cuyo papel en la novela se me escapa… y quizás sea esa levedad intrascendente, ese estar juntos sin dobleces, el deseo oculto de los dotados de lenguaje. Bueno, en realidad el médico negro, por serlo, no recala en lo de Biff. Sólo faltaba Roth que, tal día como hoy, del año 1939, sufriría su primer delirio serio. El segundo sería mortal. Carson, mientras tanto daba los últimos retoques a su hermosa (y sencilla) novela.

El pobre Blount no se había enterado de que tal día como hoy, del año 1891, el papa León XIII había publicado la “Rerum Novarum”, donde se ponían las bases de la “democracia cristiana”. La Iglesia no podía estar muda ante los avances del socialismo  y habló. Blount se sintió indefenso ante tanta inmundicia en avalancha….¡Y en latín!


Toda una constelación de lunáticos, incapaces de, entre todos, ver el origen del mal. Y quizás esté ahí el mérito de la novela: Una radiografía muda de los terribles años 30. Nada que ver con las “Uvas de la Ira” ni con películas como “Fueros humanos” o “El pan nuestro de cada día”. Pero tampoco con el didactismo de “Matar un ruiseñor” o “La cabaña del Tío Tom”. Puestos a establecer relaciones: Faulkner, Capote, Tennessee Williams…

“Una abuela nonagenaria reúne a toda su prole de hijos, nietos y otros tantos parientes y vecinos. Estos llegan juntos a su casa para un almuerzo de domingo. Hasta uno de sus nietos se escapa de la prisión (un día antes de acabar su condena) para no perderse el evento familiar.

Un padre y una madre están obsesivamente pendientes de todos los movimientos de su hijo con síndrome de Down. Perturbados por los problemas cotidianos que esto les acarrea, deciden alojarlo en un sanatorio por una temporada. Una joven periodista contrae una gripe letal. Tras superar los delirios de la fiebre y sobrevivir a la enfermedad, comprueba que su pareja ha muerto, contagiado por ella misma.

Una mujer fuerte e independiente se enamora, ante la perplejidad de todo el pueblo, de su primo lejano, un jorobado. Y éste se aprovecha de su confianza para ayudar al ex marido a volver con ella. Un vendedor de biblias seduce a una joven y le roba su pierna ortopédica.

Un niño, casi abandonado por sus padres, se hace bautizar en un río. Entusiasmado, al día siguiente intenta repetir la experiencia y se ahoga, arrojándose a las profundidades del mismo río.

No se trata de un concurso de guiones para miniseries televisivas. Ni de los estrenos cinematográficos de la próxima temporada. Tampoco son los titulares de algún medio de la prensa sensacionalista. Son sólo algunos de las tramas con los que un cuarteto de autoras encarnaron el imaginario del Sur profundo de Estados Unidos: apasionado, violento, racista y contradictorio. Eudora Welty, Katherine Anne Porter, Carson McCullers y Flannery O’Connor dejaron grabada en su obra la decadencia moral y económica de los antiguos Estados Confederados. Ese Sur profundo donde una decrépita aristocracia sobrevivió, naufragando en la nostalgia de un pasado de economía terrateniente y esclavista, para luego ser vapuleada por la Gran Depresión”. (Ana Llurba)

Tal día como hoy, del año 1890 nació Katherine Anne Porter, citada más arriba y con quien la McCuller (que tomó el nombre de su marido) tuvo algunas relaciones.

Para Biff, el mesonero, todo hubiera sido más fácil si se hubiera esperado dos o tres años más. El angustioso curro de preparar los menús se le hubiera simplificado drásticamente con sólo poner una franquicia de McDonald. Tal día como hoy, del año 1940, abrieron su primer local en San Bernardino y la “taylorización” llegó a los fogones.

¿Recuerdan Vds. la escena de Singer, el mudo, regalándole al hospitalizado Antonapoulos, igualmente mudo, “un proyector de pelícuas de dibujos animados con media docena de historietas de Mickey Mouse y de Popeye que le gustaban tanto a Antonapoulos”? Pues precisamente tal día como hoy, del año 1928, como previendo el desastre, hizo su presentación en sociedad “Mickey Mouse” y su novia Minnie. La primera aventura fue “Plane Crazy”. Nadie hubiera profetizado que ese ratoncito tan pícaro y atrevido llegaría a convertirse en el buen chico que todos conocemos.





“Ella tenía un rostro muy hermoso que, lo supe enseguida, me perseguiría hasta el fin de mi vida con su aire de indefinible tristeza... Frente a semejante esplendor, no pude dejar de pensar en el encuentro entre Mushkine y Nastasia en El idiota, cuando él experimenta terror, piedad, amor. Ella vestía lo más sobrio de la moda de ese verano, pero hasta yo misma me di cuenta del sello de un gran couturier parisino. Me pidió enseguida que la llamara Annemarie y nos convertimos inmediatamente en amigas. A su pedido, la volví a ver al día siguiente.”





Así describió Carson McCullers su encuentro en octubre de 1940 con la suiza Annemarie Schwarzenbach. McCuller tenía 23 años y la suiza, 32. McCuller había llegado a Nueva York empujada por el éxito de su primera novela y cayó rendida ante la belleza de ese “ángel devastado”, de ese “ángel inconsolable”, de ese ángel tenebroso. Ambas iban acompañadas: la americana por su marido Reeves McCuller y la suiza por una von Opel. Reeves no fue obstáculo. Pero Annemarie no quería abandonar a su acompañante, que corría riesgo de estrellar su apellido en las destartaladas calles de Brooklin. McCuller abandonó a Reeves y se arrimó a los Mann (Erika, casada con Auden, y Klauss) para estar más cerca de su amor que, a estas alturas, volaba entre nubes de locura, de morfina y de alcohol…y nunca perdió su extraordinaria y ambigua belleza. Su final era inminente y hasta entonces, ambas se profesaron un cariño y una admiración dignos de habitar un círculo compasivo del Purgatorio.

 “Reflejos en un ojo dorado” fue dedicado a Annemarie.

En otro momento que esté más fino les seguiré contando sobre estas mujeres audaces. Les adelanto que murió en Sils–María, donde Nietzsche habría vislumbrado la potencia de Zaratusta y no lejos de donde se despeñaría ¿voluntariamente? Rée…que, alejado de Lou, caminaba por el lado peligroso de la vida.

Si han leído la novela recordarán sin duda el desprecio y el martirio a que son sometidos los negros… y es que tenían “bula”. Tal día como hoy, del año 1252, el papa Inocencio IV publicó la bula “ad extirpandi” que, como su nombre indica permitía extirpar lo extirpable (o algo parecido) del cuerpo del hereje, siempre que esta operación fuera ejecutada por la Inquisición.

El último sábado de agosto les seguiré contando algo más sobre la MacCuller y la Annamarie.

2.

"Hitler solo tiene un huevo
Goering tiene dos, pero muy pequeños
Himmler tiene algo similar
pero el pobre Goebbels no tiene ninguno (...)"

Ven Vds. el caso de Goebbels no pudo acogerse al amparo papal. Quien lo hiciera, lo hizo bajo su propia responsabilidad. Esta cuarteta es la letra que se cantaba con la música del “Puente sobre el río Kwai”, una adaptación de la popular “Marcha del coronel Boggie”, compuesta al principio de la Primera Guerra. Como a los ingleses les pareció demasiada atrevida para recitarla ante los japoneses, la sustituyeron por un silbido (en la película). Tal día como hoy, del año 1943, debería estar acabado el maldito puente. Si van Vds. a Kanchanaburi… pregunten por la Dolores.

3.
Rimbaud. Escrito el 15 de mayo del año 1870:

(…) “Voici plus de mille ans que la triste Ophélie
Passe, fantôme blanc, sur le long fleuve noir.
Voici plus de mille ans que sa douce folie
Murmure sa romance à la brise du soir”(…)






13 y 15 de mayo de 1871. “Cartas del vidente”. Rimbaud lanza el primer manfiesto de la literatura moderna: desorden “organizado” de los sentidos”. Sumergirse en el infierno donde van germinando las semillas de lo poético.





Propuesta para hoy, día el 15 de mayo. Sobre el examen del día 13.



Tal día como hoy del año 2013, un alumno espabilado ha recurrido el examen del día 13 de mayo, aduciendo que el nombre “Trinidad” también es un nombre de hombre. Basa su recurso en
1.       la existencia de Trini López, nacido en Dallas, Texas, tal día como hoy del año 1937.
2.       En una supuesta producción cinematográfica que, afirma, lleva por título: “Le llamaban Trinidad”
La “prueba nº 2 no se tendrá en consideración, puesto que “le llamaban Trinidad”, no implica que, realmente, ese fuera su nombre.
Respecto a la nº 1. El Departamento se pondrá manos a la obra a fin de que brille la justicia.




                                           


RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...