(Los asteriscos * remiten a misteriosas, efímeras y “efemerísticas
razones”).
(Día lluvioso. “La lluvia sobre el
tejado, como pájaros dando brincos”. Peter Handke (*) lo escribía tal
día como hoy del año 1976).
Y ahora les invito (¿) a que monten en la escoba y sobrevuelen, como
Margarita, las aguas heladas de “los Estanques del Patriarca” (el plural
es un resto orientador).
Agudicen su vista de rapaz y verán a “Voland”
junto a su gato “Beguemot” tramando
de forma distendida sus nuevas fechorías. Enchufen el I-pod y que suene: “Simpatía
por el diablo”. Hoy hace (YA) 46 años de la aparición pública
de “Beggars Banquet”. Una
pieza “junglaresca”, simiesca, abre “banquete de los mendigos”:
“Por favor, déjame que me presente:
Soy un hombre de riquezas y
buen gusto.
Ando rodando desde hace
muchos años, muchos años
He robado el alma y la fe de
muchos hombres.
Yo estaba allí cuando
Jesucristo tuvo su momento de duda y dolor
y me asegure por los
infiernos que Pilatos se lavara las manos y sellara su destino.
(…)
Así que si me encuentras, ten
cortesía,
un poco de simpatía
y cierta exquisitez.
Usa tu bien aprendida
educación
!o haré que se te pudra el
alma!”
Su compañera Marianne Faithfull le había
regalado “El Maestro y Margarita” y,
aunque respira un cierto aire baudelairiano,
no hay duda de cuál es el origen de la canción. El disco es una vuelta el
R&B y quiere sintonizar con los acontecimientos del 68. Para confirmarlo
ahí está Godard… ¡Y los Simson! La publicación del LP se retrasó y fue
apropiado para regalo de navidad. Sin embargo se gestó al calor de los
rescoldos de Mayo y de aquel verano ardiente.
Y si los Rollins volvían a sus raíces, Pavlos Sidirópoulos (¡¡) nunca las
perdió: intentó por todos los medios desarrollar un R&B en griego. Y lo más
de lo más, un “blues” convertido, por
obra y gracia de su genio, en una pieza de “rebético”.
La heroína se lo llevó p’alante tal
día como hoy, del año 1990…. Αντε και καλή τύχη μάγκες. Algunas noches, por las calles de Exarxia, no
es extraño oír a algún melancólico cantar para sí aquello de “Αν μ’αγαπας…” Y sentirá florecer su cuerpo y exhalará un
perfume a dormidas higueras de invierno.
Hegel husmea el aire, afila las orejas y emite
un sonido incomprensible también para él. Es el amor, Hegel, el amor.
Hoy compartimos las tostadas con aceite y
oréganos balkánicos. Y mientras se las zampa le recito trozos de “Viaje de
invierno…Justicia para Serbia” de Peter Handke (*) y oímos con recogimiento
el “Wintereise” de Shubert.
Antes de volver a dormirnos…chubasquero y ¡a
la calle! Hegel no conoce la lluvia. Levanta la cabeza con la boca abierta y
quiere tragarse el aguacero. Nos refugiamos en el bar del Día (el Condis
no tiene cantina).
–¡Buenos días, cantinero!
–¡Buenos días señores!
–Póngame un carajillo, mitad y mitad, ¡con Terry de malla! y al perro
“Winterreise”…desde la “Última esperanza” en adelante. Es que nos hemos quedado
a medias.
–¿Le irá bien en la versión de Dietrich Fisher-Dieskau?
–¡Ni pintado!
–Este afamado “liedérfilo” empezó su carrera profesional con el “Réquiem
alemán! como sin duda vds. sabrán.
–Precisamente veníamos pensando en este asunto: El asesinato de la
Revolución Alemana. Aprovechando el chaparrón ¿qué le parece si nos sumergimos
y buceamos un poco en el tema?
–Esto, sin duda, me arreglara el día, y será un buen reclamo para la
clientela.
–Miel sobre hojuelas.
Desde el 9 de Noviembre la socialdemocracia
preparaba el fracaso de la revolución. Se convirtió en masacre cuando el
peligro de “surpasso” se hizo evidente.
La socialdemocracia siempre ha sido fiel a su naturaleza: conducir el
movimiento obrero a la derrota final. Este ominoso final ha exigido siempre la
presencia de fuerzas revolucionarias que le disputasen la hegemonía y pusieran
en aprietos el orden burgués. Lo que nunca han aprendido (los socialdemócratas)
es que nadie se lo agradecerá. Y que su suerte irá pareja a la de los
“mártires”. Desde la reunión del Circo Bush la suerte estuvo echada. Lo que
salió de ahí fue anulado en la práctica desde el mismo día 11. Sin embargo
siempre existía como posibilidad metafísica. El “doble poder” nunca fue
tal. Pero al capital le molestaba su olor, su sombra, y sobre todo que les
hubieran arrancado las “jarreteras”.
El pacto Ebert- Groener planeaba como bandada
de buitres. Berlín estaba en manos de los partidarios (de todo tipo) de la
revolución de noviembre. El ejército estaba disuelto y se acercaba en
desbandada, con la sola idea de meterse en la cama y no levantarse en décadas.
El SPD era hegemónico en las organizaciones de clase, incluyendo los consejos,
pero su misma existencia le molestaba y decidió desde el principio, en comunión
con las fuerzas imperiales, arrancar de raíz ese germen diminuto, pero
potencialmente catastrófico para los intereses de la burguesía y los Junkers
(¿o es lo mismo?).
–Se estableció, en efecto, un pacto con Ebert para aplastar la
revolución. Los soldados que iban entrando, a cuenta gotas, en Berlín, era
cruzar la puerta de Branderburgo y desvanecerse “euridicianamente”. Con ellos,
estaba claro, no se podía contar. Y las guarniciones que quedaban en la ciudad
no eran de fiar. La confianza estaba puesta en el grueso del ejército que
entraría a partir del día 10… ¿me equivoco?
–¡Cómo se va Vd. a equivocar! Póngame un sol y sombra…a ver si
escampa. Mire Vd. a “Hegel” con qué atención sigue los
lieders…hasta parece que cante.
–Sabrá Vd. que el Congreso de los Consejos estaba anunciado para el día
16 de diciembre. En realidad dada la correlación de fuerzas, era un puro
trámite…
–Pero, querido amigo, ¡hasta los trámites aterran! Tenían pensado dar un
golpe de estado e instaurar el orden de forma violenta. ¿Me equivoco?
–¿Violenta? Querrá Vd. decir asesina. Después se hizo público lo que
estos caballeretes pactaron y todo se supo. También se supo que tampoco Ebert,
el socialista asqueroso que apuñaló a la patria por la espalda, se salvaría.
Ellos, pese a los servicios prestados, lo odiaban tanto como a los
spartakistas… pero se contenían, ¡les era útil para instaurar el orden en
Berlín!––Y sigue secando
maquinalmente la vajilla.
La estrategia del SPD iba dirigida a la
celebración de la Asamblea Constituyente de Enero y la táctica inmediata era
eliminar obstáculos. El “plan” tenía por objetivo impedir el Congreso y
eliminar los Consejos, su Comité ejecutivo y el Comisariado del pueblo. Y que
todo volviera a su cauce natural. Pero eso, a estas alturas, era imposible sin
fusilar a cientos.
“Por el momento se trataba de arrebatar el poder a los consejos de los
trabajadores y soldados en Berlín. Con este objetivo se planeó el avance sobre
la ciudad por partes de diez divisiones. El comisario del pueblo Ebert estuvo
plenamente de acuerdo (…)”.
Así lo confesaba el mismo Groener en el “proceso” (“puñalada por la
espalda”) contra Ebert (Munich, 1925).
Eran tantas las ganas, que un destacamento se
“destacó” y se adelantó al plan previsto.
Fue un día extraño y triste, anunciador de lo
que vendría: Un “fallido” golpe de estado; un certero ametrallamiento sobre la
multitud que salía de las salas Germania y Sophie a la Chauseestrasse y la Invalidenstrasse; sobre
los spartakistas se iban acumulando los nubarrones.
Aquella tarde Hilde, llegada a Berlín el día
4, visitó la Iglesia de Santa Hedwig impulsada por las miserias pasadas y por
la esperanza de disipar las futuras. Un aire de fatalidad “demoníaca” la
va envolviendo poco a poco. Becker se encontrará con ella mañana y comenzará su
caída en el “yo”. En Berlín no cesa la lluvia. Aquí tampoco. El cielo no ayuda.
A Versalles van llegando los “artífices de
la paz”. Wilson “el esperado”, navega en el “George Washington”.
Ayer el “Casandra” se cruzó en su camino con una mina alemana y se fue a
pique. La “gripe española” sigue haciendo estragos. El ejército alemán,
en desbandada, va siendo acumulado al oeste de Berlín.
Parece que ha cundido la noticia de que en la cantina del “Día” tiene lugar una conversación de enjundia. Se ha vaciado el “Condis”. Mujeres con las bolsas a reventar, hombres con la barra de pan en el sobaco, niños, perros…todo Ocata se concentra a las puertas del utilitario establecimiento. Es necesario moderar el tumulto: se toman turnos de palabra, se mide el tiempo de las intervenciones. Alguien sugiere levantar acta de lo que está sucediendo en el barrio este 6 de diciembre. Otro propone un seguimiento en “streaming” (¿) del acontecimiento.
–O sea que, compañero, los partidos “socialistas” son la última garantía
de la burguesía frente al ataque de la clase obrera… ¿He entendido bien? –– Quien así se expresa es el butanero
ecuatoriano que ha dejado la bombona en el suelo para tomarse un respiro.
El tabernero, sin parar de tirar cañas y poner
platitos de “morros”: “¡Ha entendido perfectamente, caballero!”
–Sin embargo la socialdemocracia ha sido el seno de donde han nacido los
partidos “revolucionarios”. Hubo un tiempo en el que Kaustky y Bersntein;
Lenin, Trotsky y Stalin; Rosa, Karl y Ebert…estaban juntos y compartían ideales
y luchas.–– Esta pertinente
observación ha sido hecha por la sra. Lucía, que tiene una perra de 18 años y
carga con una bolsa de 10 kilos de comida canina.
–El desarrollo de las contradicciones del sistema capitalista y de la
conciencia de clase forzó las divisiones internas y la ruptura de aquel
espejismo–– Le ha
contestado el “Che” que cultiva un huerto salvaje en los mismísimos
límites de la civilización. Y se explaya: “Lo crucial es acertar (o no) el
momento en el que debe producirse esta ruptura. La verdad es que hasta hoy día
ningún partido de los nuestros ha sabido aprovechar la quiebra de la
socialdemocracia”.
(…)
Se cumple la hora del ángelus y empiezan los
vermuts y los drys. El cantinero no cabe en sí de sagacidad y de contento.
Hegel se aburre sobremanera. El alboroto le impide seguir atentamente la lógica
del “Winterreise” y bosteza.
Así sigue la cosa, sin sacar nada en claro
respecto a la estrategia a seguir, hasta la hora de comer. Llega un momento en
que la conversación se encalla. Un momento en el que no se sabe añadir nada
más. La socialdemocracia no sólo ha fracasado sino que…etc…etc. Pero ¿nosotros? ¿Qué hemos hecho nosotros?
Hemos seguido como virutas metálicas los campos magnéticos de la
socialdemocracia. Los menos, clarividentes, fueron asesinados por su clarividencia.
Y vuelta a empezar el camino de la clase obrera hacia el paraíso (*).
Finalmente el local se vacía.
–Esta interesante asamblea ¿podemos llamarla así? Ha excitado en mí una
idea a la que desde hace tiempo le vengo dando vueltas.
–Formule Vd., estimado bodeguero.
–Tiempo habrá. Le adelanto lo siguiente: La socialdemocracia se está
refundando sobre sus principios originales. Esa refundación pasa, como pasó en
su día, por “revolucionaria”, pues cualquier cosa que digas que no coincida con
la opinión del Capital pasa por revolucionaria. Esa refundación se convierte en
una nueva oportunidad (o en un nuevo desastre). Porque lo que parece claro es
que las posiciones revolucionarias yacen profundamente ocultas a la conciencia
espontánea. Quizás sea necesaria esa refundación para aligerar el peso que las
sofoca. Provocar una nueva ruptura a un nivel superior.
–Tómese Vd. su tiempo para conceptuar y formular eso que le ronda. Y
pongámonos otra ronda. A “Hegel” un bocadillo de queso manchego.
El encargado del “Condis”, bata azul,
gorra verde y cara pálidamente desencajada:
–"Por favor, déjenme que me presente". Soy el del “Condis”. ¿Me has
declarado la guerra? Acepto el reto… y te aviso de que para mañana convoco una
asamblea para hablar de la Independencia de Catalunya.
Y así, con esta grave preocupación, pasamos la
tarde, llega la noche y nos dormimos (Hegel, que el año 2025 cumplirá 12
años (*) y yo que estaré en las últimas ¿no viene a cuento?) abrazados,
como combatientes en las trincheras de la primera guerra mundial.
"En sueños" (*) se me
aparece una hermosa mujer vestida de terciopelo azul.