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domingo, 3 de noviembre de 2013

Propuesta para hoy, día 3 de noviembre. SEGUNDA SERIE. Dylan Thomas. Trakl.

Parece que los efluvios del 1 y 2 de noviembre infectarán toda la semana. Y mucho me temo que ni siquiera esta tormenta rezagada pueda impedirlo. Hegel, a pesar de su clarividencia (o por ello), se ha metido under de la cama. Promete no salir hasta que no termine el estruendo. Pongo el pan en la plancha y cuando me dispongo a rociarlo de aceite y orégano griegos, aparece como si fuera el resplandor oscuro de la última descarga.



-- Poca palabra tienes, Hegel. 
 
-- Pero, poca, me responde. Cuando se trata de comer no tengo honor ni dignidad.

Desayunamos y cada cual a lo suyo: Él, under de la cama y yo, al ordenador: Ambos en la oscuridad total, pensando, sin embargo, el uno en el otro. Y es que al alma es una animal gregario, mucho más que la melancólica ralea de los cuerpos. Hagan vds. la prueba: encierren un cuerpo inanimado (ni des-animado, ni des-almado...¡inanimado!) en una caja de pino y verán su aguante. Intente, después, encerrar un alma...¡no resultará! A las almas, esos animales azules, les gusta el gay estar, cantar en grupo, contemplar lo bello... vean, sino, a mis ángeles custodios. No me importa que tal día como hoy del año 1970, Borges se descolgara con: "y detrás de los mitos y las máscaras / el alma, que está sola". Sólo estoy de acuerdo en lo de los mitos y máscaras. Ni sé en qué sentido diría Trakl que "el alma es alguien extraño en la tierra", pero, sin duda, son afirmaciones fisiológicas (en sentido nietszcheano, naturalmente).



Mediado octubre del 53, Dylan Thomas tomó el avión en Londres y se dirigió a Nueva York para el que sería su último viaje. Tenía que hacer unas lecturas de su última obra, pese a que la había empezado hacía 13 años: "Under de milkwood". Tenía previsto entrevistarse con Stravinsky a quien Auden había recomendado para que le escribiera los textos de una ópera sobre la Odissea que estaba perfilando y, además, había salido con la bendición de Caitlin, tras prometerle no pimplar ni en las comidas. Así que se esperaba a un Dylan comedido. Fue empezar la lectura del sábado 24: "Empecemos por el principio..." y empezar a secársele la boca. La del domingo, también en el Brinnin's Poetry Center, no hubiera podido soportarla, digo yo, sin hacerse poner una tetera llena de bourbon... y es que hacer 68 voces diferentes es todo un reto. Los de las filas de atrás no se enteraron de nada y los de las filas delanteras salieron con una trompa como un piano. Hubiera bastado una cerilla para que toda la sala explosionara. 



Acabado el martirio tomaría unas copas en el "White Horse" y se dirigiría al ¡¡Hotel Chelsea!!, donde, como es natural, residía. Lo encontró porque NUNCA apaga las luces. Ya saben Vds. que esos momentos de agotamiento máximo te empujan hacia la exaltación y la exaltación a la primera barra que encuentres. Dylan no fue una excepción. Se le borró hasta el azul de los ojos de Caitlin. Se olvidó la promesa, el reloj, el calendario... y se olvidaría hasta las llaves de la habitación. Por costumbre arraigada, se quita los zapatos y, así, con calcetines de rombos, camina por las solitarias calles de Manhattan... para que no oigan su vergonzosa vuelta a casa. La noche del 3 de noviembre, o sea tal día como hoy del año 1953, los que están en una de las barras del Hotel, precisamente aquella a la que se dirige el poeta, oyen unos resoplidos envueltos en quejas y ven aparecer a un tipo entradito en carnes, rubio, de pelo ondulado, y blanco como la leche, que se dirige, como un toro castigado, al burladero para apoyar su desventura.

-- "He tomado 18 vasos de güisqui, todo un récord, creo", dicho lo cual se desplomó. Desde el suelo aún diría algo así: "La gota me está matando" y es que, en efecto, tenía el ácido úrico por las nubes, a punto de desencadenar una tremenda lluvia ácida. Empezó con "18 poemas" y acabó con 18 vasos de bourbon... es lo que se dice una progresión adecuada.

(Tres años atrás habían sacado de la misma galería al desamparado Edgar Master Lee, sin el cual no puede entenderse cabalmente el "Bajo el bosque lácteo". Así fueron las cosas... y así se las cuento).
Trakl, tal día como hoy, del año 1914, tuvo menos (o más) suerte: no sobrevivió. El 27 de octubre, mientras nacía Dylan Thomas, había escrito su último poema "Gradek".

Los presentes no captaron el juego de sentidos y se limitaron a llamar a los responsables del hotel que lo enviaron al hospital de Saint Vincent. Entró en coma, que, tras unas inyecciones preventivas, se reveló rápidamente como irreversible. Nada de arrojarse a las vías del tren, como puede leerse por ahí. Su decisión fue más civilizada. La terrible Catlin recibió el telegrama durante la celebración de un acto en el que su marido era objeto principal. Voló a Nueva York, mordió a la enfermera, insultó al muerto y se llevó el cuerpo consigo. El alma quedaría flotando a las puertas del White Horse esperando a que abrieran.



Es una verdadera lástima que tan gran poeta, celebrado como un nuevo Rimbaud, un "maudit", por aquellos que no habían leído ni al primero ni a ninguno de la tropa, siga sin ser leído y haya pasado al panteón del "pop" por unas copitas de más. James Dean estaba esperando el guión de "Al este del Edén". Bing Crosby había dicho adiós, hastiado hasta el dobladillo de los pantalones. Abierto el "road", hasta H.H. se atrevió a lanzarse a la carretera con una nínfula. En Europa, los letristas y sus derivaciones daban buena cuenta de las reservas de los ventorrillos de Maubert y alrededores...

La tormenta continúa y Hegel, como ha prometido, no aparece: El Dry no le gusta. Pero, claro, digo yo, tendrá que hacer sus necesidades...¡ya dirá algo!

En el momento,de otro año, como es natural, en que Dylan entró en coma, le pusieron el espejito a Trakl y como no lo empañó, lo dieron por muerto; le taponaron los orificios nasales con copos de algodón en rama. Ocurría en el departamento de psiquiatría del hospital de la guarnición nº 15 de Cracovia. Era tal día como hoy del año 1914. La guerra resplandecía. Y su esplendor atrajo a media Europa, ¿qué digo media? a Europa entera. Sólo unos cuantos desorientados se atrevieron a oponerse a la matanza. Trakl fue enviado al frente por razón de su cargo: farmaceútico-enfermero militar. Lo que vio superaba los límites del verso, incluso los del universo. Todas las costumbres son duras de construir.



Dylan Th. se libró por bebé; Trakl, ya estaba un poco ido y, sin embargo, fue enviado al frente de Galitzia: a engrosar ese real e imperial avance que pretendían imparable y terrible. Un manotazo de las tropas rusas los desbravó. Kokoshka, elegante como pocos, azuzaba su caballo en busca de la metralla que le destrozaría la cabeza. Egon Schiele, excluído por interés cultural, está echando suertes entre la pequeña Wally y las hermanas Edith y Adele. Será Edith la elegida. A ambos, ella embarazada, se los llevó p'alante la "gripe española", que estaba esperando el armisticio para salir a escena. A Kirchner le da un ataque de nervios.

¡Ay, Grete, Grete!

El Goplana, con Wittgenstein (voluntario) dentro, retrocedía a toda máquina, Vístula abajo, hacia los cuartels de invierno. 



Y mientras se retiraba en desorden, aunque dentro de los inamovibles márgenes de la corriente, se lanzó "contra el problema en vano. Pero derramaré mi sangre ante la fortaleza antes de retirarme con las manos vacías.." ¿Problema? ¡ya lo creo!: "Lo que puede ser dicho, puede serme dicho mediante una proposición. Nada de lo necesario para la comprensión de todas las proposiciones puede, pues, ser dicho". La proposición elemental es percibida como figura de un estado de cosas, pero..."cómo puede comunicárseme cómo representa la proposición"... En esas estaba el filósofo cuando el poeta arrojó, en verso libre, su último aliento. Wittgenstein había recibido notificción por medio de Ficker, su albacea (?) en lo que hizo al reparto de la herencia entre artistas necesitados, entre los cuales Trakl (al que le dieron arcadas de la emoción), en la que se le ponía al corriente de la situación de
Trakl: "Le estaría profundamente agradecido..".
 
Wittgenstein: "¡Qué feliz me haría conocerle! ¡Cuando llegue a Cracovia espero reunirme con él!..."

Llegó dos días tarde. El día 3, el poeta se había pasado con la cocaína. Y quizás mejor así: Trakl hubiera aparecido a los ojos del filósofo como la representación de la proposición: "Hay un muerto en la cama": es decir, "Existe un x, tal que x "está muerto" y "está sobre la cama"" (por cierto, Hegel sigue under la cama). Y después se hubiera creado un aplastante silencio. "¡¡Qué infelicidad!! ¡¡Qué infelicidad!!"....fue lo único que pudo decir, sabiendo, naturalmente, que se situaba al margen de lo proposicional, y que eso que acababa de proferir no sería, en rigor, entendido cabalmente por nadie. Wittenstein, todo hay que decirlo, despreciaba, por patético, el expresionismo: prefería a Goethe, quien, a Trakl, después de idolatrarlo, le helaba el corazón.

Trakl, como Dylan, tuvo también una infancia feliz, que se dice, y pasemos un tupido velo sobre su intento de arrojarse a los pies de los caballos, olvidemos que quiso lanzarse a las vías del tren o, sin escarbar más, y, ya puestos, el día que intentó ahogarse. Sólo en la adolescencia empezó a desviarse de la norma: "El ángel Blanco" no le sentó muy bien. Aquí vendría bien disolvernos un poco con referencias al "Caballo Blanco" de Dylan y a la otra farmacia famosa en el terreno en el que nos movemos: "Los Mensajeros Celestiales" y, ya entrados en harina, referirnos a Kepler.



Por cierto que, si Vds., por una de aquellas, se acercan a Salzburgo y les sobreviniera un dolor de cabeza, una diarrea u otra dolencia viajera (y pasajera), pásense por la Linzergasse....¡la farmacia sigue funcionando! Díganle que van de mi parte, si quieren añadir a su malestar el desconcierto ajeno. Y es que Trakl nunca consiguió aprovar la reválida que le daba el título de bachiller superior y farmacia era de las pocas carreras a las que tenía acceso. Resultó, sin embargo, como un anillo al dedo.

¡Ay! ¡Grete, Grete! ¡Qué bien nos hubiera ido la vida juntos para siempre!... hubiéramos sido tíos y padres de los mismos niños ¿uuum?

Y si van a Viena, a 3 horitas, pasen por la Michaelerplatzallí, en el nº 3, verán una casa (Raiffeisenbanc) que puede que no les diga nada, pues, como he dicho antes, lo acostumbrado ha exigido tiempo para conformarse como tal, sin embargo, fue el escándalo de la época.


El emperador tapió la ventana de su palacio que daba a la plaza. Las fuerzas vivas daban un rodeo por no verla. Trakl, por su parte, estampó con letras ascéticas, sin ornamentos (¡eso sí!), un graffiti histórico: "Faz de una casa: severidad y silencio en la piedra grandiosa y magnífica en su forma". ¡Oigan! Por menos aquí enchilonaban. Yo escribí en los muros de la catedral de Murcia, ¡válgame dios (?)!, "Viva la LCR" y estuve dos día en la Jefatura Superior de Policía de la plaza Ceballos. Loos le había escrito, presagioso: "Considérese a sí mismo como un vaso del santo espíritu que nadie, tampoco George Trakl, debe destruir". El poeta entendió "espirituoso santo" y se lo pimpló de un prodigioso golpe de muñeca.

Lean el último poema (27 octubre 1914. Cracovia)

GRODECK

"En la tarde resuenan los bosques otoñales
de armas mortales, las áureas llanuras
y lagos azules, sobre ellos el sol
rueda más lóbrego; abraza la noche
murientes guerreros; la queja salvaje
de sus bocas destrozadas.
Pero silente se reúne en los prados del valle
roja nube, allí habita un Dios airado
la sangre derramada, frescura lunar;
todos los caminos desembocan en negra putrefacción.
Bajo el áureo ramaje de la noche y las estrellas
oscila la sombra de la hermana por la arboleda silenciosa
al saludar los fantasmas de los héroes, las cabezas sangrantes;
y suenan suave en el cañar las oscuras flautas del otoño.
¡Oh duelo tan orgulloso! Oh altares de bronce,
a la ardiente llama del espíritu nutre hoy un hermoso dolor,
los nietos no nacidos."

Lástima de día, dan ganas de llorar. 
 
-- ¡Hombre, Hegel! ¿Qué te trae por aquí?-- Se dirige sin mirarme hacia su cadena, como un humano y se sienta mirándola fíjamente. ¿Ven Vds. ? El sentido se muestra, no se dice. Cojo las bolsitas azules de los chinos, el chubasquero y el paraguas y salimos a ponernos perdidos. Le dejo hacer. Me conduce a la cantina del Día, como si para él fuera "el Farolito". Ya que estamos aquí repito de fifti-fifti. Oigo que alguien llama a una tal Matilde que, creo, acaba de pasar por delante de la cantina. Hegel ladra. Ese ladrido especial que emite cuando se trata de un asunto de enjundia.

--Vamos que tenemos trabajo-- dice el muy gandul. 
 
-- Lo dejaremos para mañana, porque la cosa se las trae.

Lo ideal hubiera sido haber pasado el día en Laugharne, en la boathouse del poeta, convertida en un hotelito con encanto. Por unos 1.500 euracos pueden Vds. pasar una semana de ensueño. No sé si entran las consumiciones en el Brown's bar. Por preguntar nada pierden. 
 






























































































RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...