En la noche de ayer a hoy, del año
1962, Eichmann fue ejecutado en la cárcel de Ramla (Israel). Le ejecución
empezó a las doce menos cuarto del día 31, o sea del jueves al viernes, primer
día de luna nueva…pero, digo yo, con lo manazas
que son estos ejecutores y con su desconsideración característica, la muerte se
prolongaría su buen cuarto de hora.
Después del juicio estuvo en la
cárcel seis meses, durante los cuales dio muestras de su santidad connatural…”Si
yo no hubiera sabido lo que había hecho
ese hombre, hubiera dicho que era un
santo” (así se expresó el guardián al que le tocó, se lo jugaron a las “pajas”, apretar el botoncito de la maquinaria. El mecanicismo, el
automatismo ya había conquistada las más altas cotas de la vida y de la
muerte). Y es que esta gente es así: unos santos que han olvidado (que nunca
han conocido) las consecuencias de los actos, a los que su positivismo los ha
conducido a una visión neurálgica-migrañosa
del mundo. “Yo lo vi colgado–continúa–
Su rostro era blanco. Sus ojos estaban
salidos. Su lengua colgaba y había un poco de sangre en ella…durante un año tuve
pesadillas”.
¡Normal!
Fue instruido en la incómoda muerte
vertical. Rechazó la capucha negra y antes de caer al pozo pidió permiso para
declamar sus últimas palabras: “Larga
vida a Alemania…a Austria y…a Argentina (¡¡Triple A!!)…Tuve que obedecer las reglas de la guerra y las de mi bandera. Estoy
listo” (¡y tanto que estás listo!...) ¡Kantianos de todos los países,
uníos! (Ya saben Vds. la interpretación de Onfray: La capacidad destructiva del
Imperativo categórico).
Sus cenizas fueron a parar a aguas
internacionales…¡¡para más inri!!
¿Qué les voy a contar de Eichmann
que Vds. no sepan? ¿Su huida de Alemania
y de Europa con la ayuda de un franciscano fascista y de la neutral “Cruz Roja”? ¿Su estancia en
Argentina y sus relaciones con empresas alemanas? ¿Qué todo el mundo sabía de
su existencia? ¿Lo del judío ciego que lo descubrió?
¿Qué lo del secuestro (11 de mayo de 1960) tiene más rotos que los bolsillos de
mis pantalones? ¿Su papel en la logística del Holocausto? ¿Su aplicación
extrema, más allá de la pura obediencia?...Son cosas sabidas. Como sabido es
que el grueso del nazismo permaneció en Alemania Federal ocupando los cargos
que le eran (también) connaturales.
Sin embargo quizá no esté de más
que recordemos a Hanna Arend y a su (coyuntural) marido Günther Anders (¿Arendt?), autores de lo más
esclarecedor que se ha escrito sobre la naturaleza del mal en la época de la
técnica. ¿Sade?... ¡Era un humanista!...aquello era pura manufactura.
Sobre tan severo tema no puede
meditarse en ayunas y sin la entereza que te presta un carajillo generoso de
Terry de malla.
Que H. Arent fue amante de
Heidegger, el turbio maestro de Alemania, es cosa sabida. También que, pese a
que su amor se mantuvo, marcó las diferencias
y mostró su repudio y repugnancia, que aumentaba en la medida en que Heidegger
se acercaba al nazismo o quedaba firmemente pegado a él como los zapatos a un
inoportuno chicle de adolescente tardío.
Finalmente quedó una nostalgia por un camino interrumpido…por las “sendas perdidas”…y una tristeza profunda
por la acerada incomprensión (¿) que
el filósofo mostró sobre lo que estaba pasando…¡Aún seguía esperando el Adviento!... Y sobre todo quedó un
pensamiento abierto al mundo, una “mundanidad”,
que le faltó al profesor y que éste ignoró voluntariamente.
H. Arent sacó los temas
heideggarianos de su contexto existencialista y los transpuso a un marco
político. Se ayudó de Aristóteles (en vez de Platón) y de ciertas sutiles
distinciones:
·
Trabajo/Producción/Acción;
·
Bios/Zoí;
·
Phrónesis/Sophía;
·
Historia
verdadera/Historiacontada (actuar,ver,recordar)/“asombro” filosófico; “paria”;
·
Pensamiento/Razonamiento…
para concluir en una descripción de
la cristalización del mal absoluto: “La humanidad se ha convertido en superflua”…no
sólo algunos (judíos), no… ¡la humanidad! Y tal “superfluidad” como consecuencia de la “estructura elemental” del
Totalitarismo.
París. Campo de Gurs. El azar jugando
a su favor y al de Blücher (antiguo espartaquista y filósofo autodidacta) Amistad
con Benjamín. Admiración por Rosa Luxemburgo ( asesinada tiempo atrás). Profundización en el marxismo. Nueva
York (a través de Lisboa) en 1941… Y allí, separada de la geografía del
Holocausto, intensificará su labor en torno a la “cuestión judía” y a la “solución
final” (Eichmann): como consecuencia de la reificación y utilitarismo
ligados a la técnica y a su
desarrollo.
Perdonen Vds. lo sintético del
asunto, pero mis horas de docencia se acabaron. Son pistas. Reflexionen sobre
esta serie: Desarrollo económico, secularización, universalismo,
asimilacionismo, colonialismo, racismo….Imperialismo. Y el colofón: La
administración de la plusvalía puede conducir al Holocausto: “El ser humano, seriamente “rechazado” de sus espacios habituales y de su
memoria, desarraigado de sus diversos “suelos”, y en este sentido gravemente
“desolado”, es la víctima señalada de fantasías promisorias que finalmente son
fanatismos mortíferos”
O aquello otro:
“Es
preferible no sentirse en casa en ninguna parte, no confiar verdaderamente en
ningún pueblo, pues en un instante puede transformarse en mazo y en instrumento
ciego de la muerte”.
Y por entonces ocurrió el juicio de
Eichmann. Ya antes de pedir que la enviaran a cubrir el evento, se había destacado por una visión original de la
cuestión judía-hebrea. Nunca aceptó la construcción de un estado judío y
¡menos! en una tierra habitada, cuyos habitantes sufrirían las consecuencias de
la ocupación. Siempre estuvo por una tierra compartida por árabes y judíos.
Comprendió de entrada los peligros que entrañaban la conversión en “Estado judío”. Repudió la posibilidad de
que es Estado de Israel se erigiera en verdugo
(¿juez?) de los responsables de la matanza…no porque esta no hubiera
existido, ni porque las principales víctimas no hubieran sido judías…sino porque se trataba de un Crimen contra la
Humanidad. No era una cuestión de “amor”,
“odio”, “desprecio”…era una cuestión política ¡desde el principio!
No era obra de asesinos
innombrables, de monstruos irrepetibles… ¡al contrario! : Tenían un nombre y un
apellido que pasaba de padres a hijos y su repetición siempre sería posible,
porque brotaba de la “estructura” del
Totalitarismo, límite al que tienden las sociedades modernas y cuya esencia es
la anulación del pensamiento (“conversar con uno mismo”): su único
antídoto. Eichmann, como se verá, razonaba…
¡pero era incapaz de pensamiento
propio!
“Me
quedé totalmente estupefacta ante la evidente vulgaridad del personaje; ante
ella resultaba imposible buscar ningún tipo de raíces o de motivaciones
profundas que explicaran su innegable perversión. Sus acciones eran
monstruosas, pero su autor–al menos aquella persona, tan activa tiempo atrás,
que se hallaba ante el tribunal–era completamente normal y corriente, sin nada
de demoníaco o de monstruos.”
Era totalmente incapaz de responder
por sí mismo. Daba respuestas estereotipadas. Jamás se planteó la duda sobre su
responsabilidad en el asunto: recibía órdenes… ¡y las órdenes son para
cumplirlas! Sin embargo era un padre cariñoso, un marido responsable…
¡Qué corto intervalo separaba al
ciudadano Eichmann del genocida Eichmann! De qué forma más implacable la
ruptura de los lazos de solidaridad, la sumisión ciega a la autoridad, la
necesidad de adaptación a lo que hay, puede
convertir un ciudadano normal y corriente en un verdugo. No es necesario
postular la naturaleza demoníaca del mal, basta con contar con gente “desolada”. Ahí radica la “banalidad del mal”: Cualquiera puede
hacerlo. No es sólo que la tiranía nazionalsocialista impidiera
cualquier resistencia, ocurrió, más bien, al contrario, la ausencia de
resistencia facilitó la tiranía
nacionalsocialista. El planteamiento de Arendt se opuso frontalmente a
interpretaciones psicologicistas, sentimentales, moralistas, en suma:
simplistas y confortables… ¡y ahí empezó el malentendido!
La situación que hizo posible AQUELLO
permanece. De donde se sigue la necesidad del juicio propio, del pensamiento
libre, de la asunción de la responsabilidad personal, de la resistencia al
pensamiento único (¡y al progreso!). Sólo así la tendencia implacable hacia la
uniformidad (mecanicismo, automatismo…) universal podrá ser contenida. H.
Arendt, quizás demasiado influida por Heidegger (o por la tradición judía) no
alcanzó (¿) a ver la unidad indisoluble entre la política y la economía y
rechazó el marxismo allí donde, precisamente, el marxismo creyó encontrar la
clave. Por otra parte su análisis del Totalitarismo, tocado por este defecto,
la conduce a identificar la producción industrial de la muerte con el “Totalitarismo comunista”. Su primer
marido, Günter Anders (Stern) se lo recordaría.
¡Vaya mañana!... ¡Y aún queda! …Lo que
no queda es “espirituoso”. Pues,
miren Vds. hasta que no acabe, ¡lo prometo! No pimplaré ni una gota… ¡que se joda el basto!
El planteamiento de Anders es más “entendible”, más directo y también más apocalíptico (lo cual no es,
aquí, un juicio de valor). En la carta a Klaus Eichmann (hijo del verdugo)
expone su análisis “radical” de lo
ocurrido y lo convierte en un eslabón del avance imparable del “Imperio quialista del totalitarismo técnico”,
en el cual la “máquina” dominará al mundo convirtiendo el mundo en “máquina” y
los seres humanos seremos eliminados: unos convertidos en material necesario y
otros, los que opongan resistencia, materialmente eliminados.
Decir de antemano que la finalidad
de la “carta” está lejos de ser un reproche. “Nadie forja su origen.
Tampoco Vd.” Es, por el contrario, un invitación a la reflexión sobre las
condiciones que han hecho posible “lo
monstruoso” y que abren la probabilidad (próxima a la certeza) de su
repetición. Y un llamamiento a que se sume a “todos los hijos de Eichmann”
que intentarán la última resistencia. Sabida es la reacción de Klaus y el
contenido de la segunda carta…
1.
Lo “monstruoso”
aparece ante nuestros ojos como una inmensa aniquilación institucional e
industrial de millones de seres humanos, llevada a cabo por dirigentes y
ejecutores (Eichmann serviles, vitales, obstinados, ambiciosos, cobardes…y pasivos). Tales Eichmann son muy significativos en el estado actual
de nuestro mundo. Tal significatividad
no los absuelve.
2. Los
fundamentos que lo hicieron posible no han cambiado. Urge organizar las
resistencias para que no vuelva a repetirse. Para ello es necesaria la
comprensión “radical”…ir a las raíces
de lo “monstruoso”:
3. Se
ha abierto un abismo entre nuestra ilimitada capacidad de fabricación y nuestra limitada facultad de representación.
4. La
alienación en el proceso del trabajo, unida al proceso de división del trabajo,
anula nuestra capacidad de representarnos el todo. Haven imposible la percepción comprensiva del todo…Y
nuestro mundo se vuelve cada vez más oscuro (“Dark age”).
5. La
afirmación de que “Las Luces”, la técnica y el progreso van unidos es un arma propagandística en manos de “esos hombres oscuros de la época técnica cuyo máximo interés es mantenernos en la oscuridad en relación con la
realidad del oscurecimiento de nuestro mundo, o mejor dicho, producir
continuamente oscuridad”
6. La
“desmesura” del fin nos hace
indiferentes, nos convierte en “analfabetos
emocionales”: “desfallecimiento del sentir” (horror, respeto, compasión,
responsabilidad). Nuestro mecanismo de
inhibición queda totalmente paralizado cuando sobrepasa cierto umbral.
7. Sin
embargo, queda una pequeña esperanza: la experiencia misma de nuestra
impotencia (para representarnos el todo)
representa todavía una oportunidad, a condición de que comprendamos los efectos
del todo en proyecto. Lo cual, inútil
decirlo, va en contra de la continua división del trabajo y de la “moral del trabajo” (“la feina ben feta”)
que la acompaña. Los meros trabajadores son cómplices, pero inocentes, pues no
tienen la experiencia del fracaso.
8. Sin
embargo Eichmann el “fracaso” de la
representación de lo monstruoso y sus efectos no actuó como una “oportunidad”, como una “advertencia”…sino como una justificación
de su acción.
9. Las
víctimas, sometidas a la “ley de la
desproporción” fueron incapaces de ver
lo demasiado grande…y no pudieron reaccionar de ninguna otra manera.
10. Además
del colapso de nuestras facultades, se suma la “naturaleza maquinal de
nuestro mundo actual”, sometido al principio de la máquina: el máximo
rendimiento. De donde se deduce lo dicho al principio.
Auschwitz…Hirosima…Chernobyl (como
ejemplo): he ahí las estaciones del final de la humanidad. Cuando ese momento
llegue, el Holocausto nos parecerá un experimento provinciano y se dirá que los
empleados desempeñaban concienzudamente sus funciones: porque se veían a sí
mismos como piezas de una máquina cuya existencia interpretaban incorrectamente
y utilizaron su buen funcionamiento como justificación. Porque fueron
prisioneros de su especialización, y por tanto, separados del efecto final por
múltiples muros. Porque fueron incapaces de representarse ese final y porque,
en virtud de la mediación de su trabajo, fueron incapaces de percibir las masas
de seres humanos a cuya liquidación contribuían Y otros, porque, como Eichmann
se aprovecharon de esta incapacidad para liberarse de toda responsabilidad.
Súmenle a esto el consumismo con sus “monstruosas” consecuencias: desastre ecológico. División Norte/Sur. Más “idiotismo” (también en sentido griego) y obtendremos un aumento
imparable de Gewalt (“poder-violencia”),
energía del totalitarismo.
Por cierto qué bien lo expresa esa
palabra alemana: “Gewalt”
(poder-violencia).
No es de extrañar que Anders se
convirtiera en un activista antinuclear y antitodo.
¿Resumimos?
·
El ser humano no está a la altura de la
perfección de sus productos.
·
Produce más de lo que puede imaginar y
responsabilizarse.
·
Cree que todo lo que es capaz de
producir puede hacerlo. Es más: DEBE HACERLO.
Salvando las diferencias hay puntos
comunes con el planteamiento de H. Arent. Ahí tienen Vds. un punto de reflexión…¡Yo
estoy loco por beberme una botella de Ribera!
¿El SABOTAGE como táctica?
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