Dicen que uno de los primeros
síntomas de hígado graso es la pesada
modorra que se apodera de nosotros después de comer. Sin duda es un hecho
natural convertido en “síntoma” por
jefes de marketing de laboratorios anglosajones. Aquí la modorra post-comida se
llama “siesta” y es un incunable. El hígado graso es un efecto colateral y la
siesta es un hecho consubstancial.
Sonará en el esputofaif: “Weasels Ripped My Flesh” de Zappa y los “Mothers…”. Y enlazaremos en
la cola “Smoke on the wather”
(popular).
Ya saben Vds. que Ferney-Voltaire
se encuentra a un tiro de piedra del lago de Leman (de Ginebra) en cuyo extremo
oriental se encuentra Montreux, epicentro de los tragicómicos hechos
relacionados con el ataúd de Chaplin y de lo que paso a relatar.
El 4 de diciembre de 1971, Zappa y los suyos actuaban en el
casino de Montreux (frente a la calle Igor
Stravinsky). Don Preston hacía el solo de sintetizador de “King Kong”,
cuando un descerebrado arrojó una bengala sobre el escenario y se armó la de
dios es cristo.
La cosa pudo haber acabado en
tragedia. Los organizadores, como siempre, habían echado las cadenas en las
puertas de salida. La única escapatoria era la puerta de entrada, por la que
seguía entrando gente y una ventana que daba a una especie de jardín. Zappa
demostró una sangre fría a la altura de su sarcasmo e invitó al público a salir
con calma; ayudó la explosión del sistema de calefacción: unas docenas salieron
volando y aterrizaron en el bien cuidado césped suizo. El grupo huyó por un
túnel subterráneo. Puede decirse que fue una actuación de las que hacen época.
Literalmente el edificio se vino abajo. El equipo se evaporó “euridicianamente”.
Zappa tenía una formación musical
de primer orden, incluyendo a Varese…y una desfachatez a la altura de su
sarcasmo y conciencia socio-política. Abrió una brecha “feak-out” que pronto fue cegada. No soy YO el más adecuado para
loar a Zappa…ha sido mi acompañante durante años (junto con Can). Pudo haber surgido un Misisipi y,
sin embargo, ha(n) sido relegados a las estanterías de las catacumbas de París.
La verdad es que no divierten. No te ponen. No facilitan un encuentro.
¡¡No te dejan dormir la siesta!!...y
menos a Reagan, Teacher…casas discográficas y demás: “Estamos aquí por la pasta”.
En 1998, la “Britten (*) Sinfonia”,
creada en 1992 y con sede en Cambridge, hizo una serie de tres conciertos
llamada "Frank Zappa y los Padres de
la invención". En este concierto, La “Sinfonia” también interpretó obras de John Cage, Astor Piazolla,
Steve Reich, Conlon Nancarrow, Charles Ives e Igor Stravinsky…Esto da idea de
la envergadura y carácter de la música de Zappa…¡y de sus posibilidades!
No habían pasado ni quince días
cuando ocurrió el “accidente” de
Londres, que casi lo deja parapléjico y le aseguró dolores de por vida. Así fue
la cosa: preparaban el Gran Concierto del Rainbow, con esa finalidad dieron dos
conciertos, para ver qué tal el nuevo equipo y demás. Acabado el segundo,
salieron a dar un “bis”: “I want to hold your hand” (¡¡). En esto que irrumpe en el escenario, los indios
totémicos de seguridad habían salido a fumarse un porrito, un armario de tres
cuerpos y le arregó un golpe de conejo al cantante que lo arrojó al fondo del
foso (de las Marianas). Desapareció del escenario. “I want to hold your hand”. Los músicos pensaron que había sido
abducido por celestiales cohortes. Buscaron con el foco principal. El orate
chillaba que eso era por echarle miraditas a su novia. Que mariconadas… ¡las
justas! El foco lo localizó: Zappa yacía
sobre el cemento, cuatro metros más abajo. La cabeza apoyada sobre el hombro en
una posición imposible. El hueso de la barbilla estaba expuesto. La cabeza le
sangraba. Algunas costillas rotas. Una pierna fracturada. Como un cuadro de
Caravaggio. Claroscuro. Tenebrismo. El agresor fue detenido y Zappa fue
atendido (¿) en la sanidad pública. ¿Quién llevó mejor suerte?
“Saltaba
a la vista que estaban faltos de personal: había un tío al que habían machacado
los huevos en una pelea y que estaba allí, a dos camas de mí, aullando de dolor
y sin que nadie lo atendiera. No me podía dar ningún analgésico porque tenía
una herida en la cabeza, así que sencillamente, al rato, me desmayé. Me
desperté más tarde en una habitación maloliente y llena de camas dispuestas en
círculo y separadas por cortinas. Recuerdo que las cortinas se descorrían y
entraba una enfermera negra qie me miraba y ponía cara de haber visto un
monstruo. Yo estaba muy hecho polvo.
Después
me trasladaron a la Harley Street Clínic, donde estuve un mes. Tenía
guardaespaldas las 24 horas porque el salvaje
que me había golpeado estaba en libertad bajo fianza y no sabíamos su
grado de locura.
Al
doblarse la cabeza sobre el hombro se me había aplastado la laringe, con lo que
no odía hablar. Esto provocó que el tono de la voz me descendiera una tercera,
y así se ha quedado desde entonces (está bien tener la voz grave, pero habría
preferido obtenerla por otros medios)”.
Durante un año no pudo actuar,
aunque algo hizo: produjo, grabó alguna cosa (“Grand Wazoo”) e ¡hizo recuperación! A pesar de todo, quedó con esa
cojera molona tipo “doctor House” o “tipo Wamba”, por lo demás “cagadito” al músico.
“Mi
primera aparición postsilla de ruedas fue como recitador en una representación
de la “Historia de un soldado” de Igor Stravonski (¡¡) (…)
Durante
la rueda de prensa organizada por el promotor del concierto de Londres (…),
descubrí lo bajo que podía caer los británicos para vender entradas de un
concierto. En mitad de la entrevista entró en la sala una chica joven, me
entregó un ramo de flores y se fue. Esto produjo un silencio interrogativo (…)
Ellas les dijo que era la novia del tío que me había tirado del escenario y que
me había traído las flores como señal de remordimiento. Más tade supe que el
promotor había contratado a la chica como gancho publicitario.”
Zappa, un Donatello entre salvajes,
tenía un sentido del humor extraño y efemerístico…
¡se reservó el 4 de diciembre para despedirse de este mundo e iniciar la
gira definitiva! Era el año 1993.
Y precisamente hoy, 4 de diciembre,
del año 2013, osea, HOY, mi amiga Rita, la pintora (la Polaca), sabiendo de mi
amor por Zappa, me acaba de regalar un cuadro que presento a su (de Vds.)
admiración…Vean Vds. como se despliegan las “efemerísticas razones”.
Textual: “Un mono regresa a la Tierra sano y salvo después de estar 55 días
(¿en Pekín?) en el espacio exterior”.
O sea que un buen día, un mono adulto da un salto prodigioso que vence la
fuerza de la gravedad terrestre y se pone en órbita. Y alguien (su apenada
familia) aquí en tierra firme, cronometra su hazaña. Digo yo que llevaría
consigo un cargamento de bananas…lo cual hace aún más heroico el
acontecimiento. ¿Cómo volvió? Debía ser un gran lector del de Bergerac y de
Luciano de Samosata. Eso ocurrió tal día como hoy, del año 1959.
Aproximadamente saldría el día de la Virgen del Pilar. Es que hay noticias
verdaderamente inquietantes… ¿Tendrá todo esto algo que ver con la doctrina del
“Chok”? Empiezan anunciando lo del
mono y acaban enviando a los paraos como
chatarra espacial. Los dotarán de motores como los de las Olimpiadas de Los
Ángeles, pero sin marcha atrás…y ¡hala! a dar vueltas…
Esta noticia ha despertado el
interés del perro.
1956 fue un año fundacional: Empezó
el festival de Eurovisión. La televisión española empezó a emitir de forma
regular. Aretha Franklin y Budy Holly debutan. Elvis se convierte en el “Rey”. James Dean y Pollock, en su afán
suicida, destrozan dos estupendos coches. El Pop Art se da a conocer en la Whitechapel Gallery de Londres…La URSS
invade Hungría…
…Y en los humildes estudios de la Sun Records de Memphis se produce un
milagro: Carl Perkins, que ya contaba en su haber con el éxito de los zapatos
de gamuza azul y un grave accidente de tráfico, iba a grabar algunas cosas. El
productor había contratado a Jerry Lee Lewis, famoso en toda la contorná (y temido porque en cada
actuación destrozaba un par de pianos) con el fin de darle mordiente a la cosa.
Elvis (y su novia), ahora con la RCA
Victor, hacían una visita de cortesía. Elvis no pudo resistirse ante la
pegada de la canción de los zapatos y entró al estudio de grabación. Johnny
Cash andaba por allí arreglando sus asuntos y entró también a echar un vistazo.
Una vez juntos se lanzaron a una de las jam
sesións más famosa de la historia de la música pop-rock: “The million dollar quartet”. Equivalente
a las sesiones de” Ko-Ko” de Charlie
Parker.
La Sun está enclavada en una zona desolada, como todo Memphis, por lo
demás, por donde no circula un alma ni de paso al purgatorio. Un teatro cercano
se llama Orfeo… ¡ya me dirán! Créanme, no busquen. Si quieren bullicio
márchense a Nashville. Y de paso se compran un sombrero de ala ancha… (“pa salir volao”).
¿Qué había antes? El pre-pop:
música de baile estancada, infectada de sentimentalismo y otros microbios
peligrosos…Y toda una generación “teenager”
que estaba siendo objeto de estudios prospectivos (letristas: Issou y otros visionarios). Los negros iban a su rollo y
los blancos al suyo. Sin duda los primeros eran envidiados en la intimidad y
sus canciones eran asesinadas dulcemente en las voces de Pat Boone y similares.
De repente todas las hebras se entrelazan y surge un sonido y un ritmo que crea
una apariencia de “integración”… ¡y
una realidad!: los jóvenes ya tienen con qué divertirse y con qué ir
articulando “la muerte del padre”.
En 1952 Johnnie Ray (el profeta)
recorre los escenarios aullando y llorando como un desposeído. En el 54, el melifluo
Bill Halley pone el reloj en hora. Chuck Berry (¡¡) lanza “Maybelline” y Little Richard, “Tutti
Frutti”…Desde ese momento Halley y
sus cometas estaban acabados. En el 56, Carl Perkins proclama la
importancia suprema de los zapatos, dando una vuelta de tuerca al “fetichismo de la mercancía”. Y ese mismo
año, Elvis (el Mesías), natural de ¡Tupelo!, lanza “Heartbreak
Hotel”, millonario en ventas. Fats Domino se enganchó al carro. Budy Holly,
Gene Vincent, Eddie Cochran…estaban en el disparadero.
J. L. Lewis era una estrella local,
brillaba en Memphis y alrededores. Y J. Cash, de Nashville, pero habitante de
Memphis y con contrato en la Sun, se
labraba un nombre en las listas de C & W con canciones como "Hey Porter" and "Cry! Cry! Cry!” (rockabilli temprano).
En el bolsillo tenía futuros éxitos como “Folsom
Prison Blues”. Elvis, como se ha dicho, era “el Rey”, “el Mesías”.
Bueno pues, aquel 4 de diciembre de
1956, los cuatro citados, convertidos por obra y gracia del marketing en “Million Dollar Quartet” grabaron unas
cintas que se dieron por perdidas. 15 años después fueron encontradas y
editadas. La edición definitiva, sin embargo, creo que es la remasterizada y
completa del 2006.
¡Que suene el esputofaif hasta reventar!... Creo que a “Hegel” le va más el sinfonismo
alemán. No acaba de coger este ritmo.
Mientras preparo una tortilla de
ajos tiernos y alcachofas (congelo el excedente del huerto), un recuerdo
especial a Terry Wood (The Pogues Mahone: ¡bésame el culo!), este multi
instrumentista, procedente de los Steeleye
Span, se apuntó al grupo en el 85 y aguantó hasta el 95…Hasta que el
desdentado vocalista fue expulsado por delirium. En realidad el problema era,
como siempre, más profundo…ciertas divergencias en cuanto a la sutileza de las
letras y, más allá, el nivel de compromiso con la causa republicana (IRA).
Llámenme romántico y sentimental…pero mi preferida es ¡¡Fiesta!! La tortilla sale sola. Los huevos se baten en un plis-plas.
Y no digamos la fregaza…es como si hubiera pasado un tornado. Lo que ha quedado
indemne está resplandeciente.
Y es que, el tal, nació tal día
como hoy, del año 1947. Lo normal hubiera sido (y será) dedicar la entrada al
desdentado cantante.
Dos diacepanes y a dormir.
Es nombrar a Zapa y se me viene "él" a la cabeza
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