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miércoles, 29 de mayo de 2013

Propuesta para la tarde de hoy, día 29 de mayo…Epílogo. “La Tourelle”.



El desarrollo de la Comuna y su final trágico, marcó de forma definitiva el movimiento revolucionario internacional. La AIT (Asociación Internacional de Trabajadores) se vio violentamente sacudida…¡hasta la fractura!...por las diferentes interpretaciones y formas diferentes de llevar adelante los asuntos que incumbían al gobierno de París y a la profundización de la revolución social.

Tienen a su disposición los análisis de Bakunin, el magnífico de Marx, la crítica de Trotsky…en los cuales cada cual creerá encontrar los argumentos decisivos en los que fundamentar su opción política: “La Internacional” y “A las Barricadas”: Rojo y Negro.

Pero si algo quedó claro fue:


  •  La irresponsable falta de coordinación central: “que cada cual defienda su barrio”…fue una estrategia suicida.
  • La insuficiencia de la espontaneidad y la necesidad de un grupo (partido) que marcara el ritmo del movimiento y se anticipara a las maniobras del enemigo.
  • La indecisión, la falta del sentido de la oportunidad…¡es fatal!...¡letal!

  • La ineficacia de la lucha defensiva en las barricadas. La barricada como símbolo, pero no como “arma” decisiva. Delescleuze tenía razón…¡Atacar!

  • La necesidad de profundizar en las conquistas sociales como medio para fortalecer la resistencia y el ataque.

  •  La necesidad de extender los movimientos insurreccionales al resto de Francia.

  •  La inutilidad, lo inane de las posiciones interclasistas y oportunistas…que son barridas cuando la situación, necesariamente, se polariza.

Hechas estas consideraciones, pediremos otro calvados. Nos lo pimplaremos à-gill-mente, con nuestro espectacular giro de muñeca y depositaremos la copita sobre la mesa, dando un pequeño, pero decidido golpe: ¡La una de la tarde!...”Au revoire les enfants!”. Metro y Châtelet…

Tendremos prisa, “la Tourelle” (Rue Hauteffeille) cierra cocina a las dos (vendremos aquí en memoria de Courbet, comounard, que, como sabemos por otras propuestas, tenía casa y estudio en este calle, además de sitio donde trasegar vino y palabras)

Primer plato: Arenques ahumados y marinados en salsa agridulce.
Segundo plato: “Tête de boeuf”…(algo así como cap i pota amb peus de porc)
Postre: “Babá au rhum”…un bizcocho absolutamente borracho de ron caribeño de primera calidad.
Vino de la casa… del color de las vidrieras de la Saint-Chapelle.
Café y copita de Calvados.
Precio: ¡22 euros!

Y, además, te es permitido prolongar la sobremesa, acompañándola de los digestivos más afamados…¡Llevaremos nuestra petaca con Bonet! (bolsillo trasero izquierdo)…no confundir con la de Terry (bolsillo trasero derecho).

De repente nos sobrevendrá un escalofrío y caeremos en la cuenta de que estamos pimplando tan alegremente en la casa de los horrores. 




Lo que sigue es digno de Baudelaire que, como vds. sabrán, nació en esta calle (¿en el número 13?)…en una casa que ya no existe…aunque una (inevitable) plaquita lo recuerde.

La Tourelle” (por la torre añadida en el XVI) forma parte del antiguo Hôtel de Fécamp (XIII) que llegó a ser propiedad del capitán Godin de Sainte-Croix (siglo XVII …Luis XIV), amante de la marquesa de Brinvilliers…¿me siguen?...

A la muerte, de muerte natural, del capitán, se encontró entre sus pertenencias, una cajita roja que contenía 9 cartas de la marquesa, un reconocimiento de deuda por un monto de 30.000 libras y diversos frasquitos con restos de diferentes venenos…Además de referencias siniestras a aristócratas, políticos y gente del clero.

La marquesa reconoce, de puño y letra, haber envenenado con una mezcla de arsénico y baba de sapo a su hermano y a su padre…¡tras intentarlo diez veces!...

(Pensaremos en el “baba au Rhum”…y volverá el escalofrío…¿Dónde nos hemos metido?)

La mujer huye a Londres…el Rey intenta discretamente su extradición…Inglaterra no hace gran cosa y la marquesa huye a Lieja y se refugia en un convento.

Mientras, en París, el criado del capitán es detenido como sicario a sueldo del bravo militar…¡Picaba alto!: el mismísimo rey estaba en su lista.

A la marquesa se le juzga por contumacia y, años después, gracias a la astucia del inspector Clouseau de turno (vestido de cura) se logra dar con la bruja que, a esas alturas, había entrado con decisión por la senda de la santidad…

Es trasladada a París…se encuentran nuevas cartas y papeles comprometedores: homicidios, abortos, incendios…y una historia desgraciada como carburante de tanto despropósito: violada a los siete años y sometida a actos incestuosos desde la más tierna infancia.

Es encerrada en la “Conciergerie”, donde se le sigue un largo y complejo proceso. Declara que todo lo escrito es obra de arrebatos de locura, fruto de una fantasía destructora que la corroe. Esto empeora las cosas: a la muerte, le añaden la tortura. 



Estaban deseando matarla, callarla para siempre: “¡L’affaire des poisons!”

A los tres años el escándalo rebrota, esta vez ya en serio: Marie Bosse, “La Voisine”…”La Cámara ardiente”…Nombres-clave por si quieren seguir la historia.
Además… ¿No estaba cerca de aquí, la barbería aquella en la que entraban los clientes y salían por la puerta de la charcutería vecina en forma de lustrosas salchichas?

Las caras de los comensales nos parecerán diferentes…Veremos cómo el de la esquina, el que come sólo…nos mira con una sonrisa demoníaca. Aquella pareja que antes nos habrá parecido encantadora…limpia los cuchillos con sumo cuidado y a conciencia. El mismo camarero, dechado de cortesía, profundiza en nuestros ojos, con los suyos, y ya no parece reprocharnos campechanamente el habernos dejado un poquito de “Tête”, sino querer arrancarnos la cabeza de un tajo con el cuchillo del pan.

Y será entonces cuando…

Una suave y perfumada brisa recorrerá el bistró y se hará hueco, sin impertinencias, entre los imperantes olores carnales. Tierno temblor de servilletas…leve agitación de cabellos…El camarero…se detendrá, con una pila de platos sucios en las manos, en medio de la sala…husmeará el aire…sonreirá para sí (y para nosotros, que lo veremos)…y meneará la cola de puro contento…la pareja dejará de frotar los cuchillos y se besará chagalmente por encima de los platos…el camarero…el comensal solitario…¡Todos!...tendrán un segundo de milagrosa catalepsia para no interrumpir la irrupción del milagro…por lo demás… cotidiano.

 



Es la señal: iremos preparándonos para el regreso.

Cogeremos el metro en Châtelet, pero daremos un rodeo por el Pont-Neuf…Alguien le dijo a alguien que el abuelo del primer alguien había colaborado en la fundición de la estatua de Enrique IV  (que sustituyó a la ridícula y “viajada” estatua pre-revolucionaria) y que el bronce (ver propuestas anteriores) contenía un secreto: En el puño derecho del monarca, había sido encerrada una estatuilla de oro…Nos extrañará ver que el jinete aún conserva las dos manos…¡Tal como están las cosas!

Hala!...¡A casita!


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