El desarrollo de la Comuna y su final
trágico, marcó de forma definitiva el movimiento revolucionario internacional.
La AIT (Asociación Internacional de Trabajadores) se vio violentamente sacudida…¡hasta
la fractura!...por las diferentes interpretaciones y formas diferentes de
llevar adelante los asuntos que incumbían al gobierno de París y a la
profundización de la revolución social.
Tienen a su disposición los análisis de
Bakunin, el magnífico de Marx, la crítica de Trotsky…en los cuales cada cual
creerá encontrar los argumentos decisivos en los que fundamentar su opción
política: “La Internacional” y “A las Barricadas”: Rojo y Negro.
Pero si algo quedó claro fue:
- La irresponsable falta de coordinación central: “que cada cual defienda su barrio”…fue una estrategia suicida.
- La insuficiencia de la espontaneidad y la necesidad de un grupo (partido) que marcara el ritmo del movimiento y se anticipara a las maniobras del enemigo.
- La indecisión, la falta del sentido de la oportunidad…¡es fatal!...¡letal!
- La ineficacia de la lucha defensiva en las barricadas. La barricada como símbolo, pero no como “arma” decisiva. Delescleuze tenía razón…¡Atacar!
- La necesidad de profundizar en las conquistas sociales como medio para fortalecer la resistencia y el ataque.
- La necesidad de extender los movimientos insurreccionales al resto de Francia.
- La inutilidad, lo inane de las posiciones interclasistas y oportunistas…que son barridas cuando la situación, necesariamente, se polariza.
Hechas estas consideraciones, pediremos
otro calvados. Nos lo pimplaremos à-gill-mente, con nuestro espectacular giro
de muñeca y depositaremos la copita sobre la mesa, dando un pequeño, pero
decidido golpe: ¡La una de la tarde!...”Au
revoire les enfants!”. Metro y Châtelet…
Tendremos prisa, “la Tourelle” (Rue Hauteffeille) cierra cocina a las dos (vendremos
aquí en memoria de Courbet, comounard,
que, como sabemos por otras propuestas, tenía casa y estudio en este calle,
además de sitio donde trasegar vino y palabras)
Primer plato: Arenques ahumados y
marinados en salsa agridulce.
Segundo plato: “Tête de boeuf”…(algo así como cap i pota amb peus de porc)
Postre: “Babá au rhum”…un bizcocho absolutamente borracho de ron caribeño
de primera calidad.
Vino de la casa… del color de las
vidrieras de la Saint-Chapelle.
Café y copita de Calvados.
Precio: ¡22 euros!
Y, además, te es permitido prolongar la
sobremesa, acompañándola de los digestivos más afamados…¡Llevaremos nuestra
petaca con Bonet! (bolsillo trasero izquierdo)…no confundir con la de Terry
(bolsillo trasero derecho).
De repente nos sobrevendrá un escalofrío
y caeremos en la cuenta de que estamos pimplando tan alegremente en la casa de
los horrores.
Lo que sigue es digno de Baudelaire que, como vds. sabrán, nació
en esta calle (¿en el número 13?)…en una casa que ya no existe…aunque una
(inevitable) plaquita lo recuerde.
“La
Tourelle” (por la torre añadida en el XVI) forma parte del antiguo Hôtel de
Fécamp (XIII) que llegó a ser propiedad del capitán Godin de Sainte-Croix
(siglo XVII …Luis XIV), amante de la marquesa de Brinvilliers…¿me siguen?...
A la muerte, de muerte natural, del
capitán, se encontró entre sus pertenencias, una cajita roja que contenía 9
cartas de la marquesa, un reconocimiento de deuda por un monto de 30.000 libras
y diversos frasquitos con restos de diferentes venenos…Además de referencias
siniestras a aristócratas, políticos y gente del clero.
La marquesa reconoce, de puño y letra, haber
envenenado con una mezcla de arsénico y baba de sapo a su hermano y a su padre…¡tras
intentarlo diez veces!...
(Pensaremos en el “baba au Rhum”…y volverá el escalofrío…¿Dónde nos hemos metido?)
La mujer huye a Londres…el Rey intenta
discretamente su extradición…Inglaterra no hace gran cosa y la marquesa huye a
Lieja y se refugia en un convento.
Mientras, en París, el criado del capitán
es detenido como sicario a sueldo del bravo militar…¡Picaba alto!: el mismísimo
rey estaba en su lista.
A la marquesa se le juzga por contumacia
y, años después, gracias a la astucia del inspector Clouseau de turno (vestido
de cura) se logra dar con la bruja que, a esas alturas, había entrado con
decisión por la senda de la santidad…
Es trasladada a París…se encuentran
nuevas cartas y papeles comprometedores: homicidios, abortos, incendios…y una
historia desgraciada como carburante de tanto despropósito: violada a los siete
años y sometida a actos incestuosos desde la más tierna infancia.
Es encerrada en la “Conciergerie”, donde se le sigue un largo y complejo proceso.
Declara que todo lo escrito es obra de arrebatos de locura, fruto de una
fantasía destructora que la corroe. Esto empeora las cosas: a la muerte, le
añaden la tortura.
Estaban deseando matarla, callarla para
siempre: “¡L’affaire des poisons!”
A los tres años el escándalo rebrota,
esta vez ya en serio: Marie Bosse, “La
Voisine”…”La Cámara ardiente”…Nombres-clave
por si quieren seguir la historia.
Además… ¿No estaba cerca de aquí, la
barbería aquella en la que entraban los clientes y salían por la puerta de la
charcutería vecina en forma de lustrosas salchichas?
Las caras de los comensales nos parecerán
diferentes…Veremos cómo el de la esquina, el que come sólo…nos mira con una
sonrisa demoníaca. Aquella pareja que antes nos habrá parecido
encantadora…limpia los cuchillos con sumo cuidado y a conciencia. El mismo
camarero, dechado de cortesía, profundiza en nuestros ojos, con los suyos, y ya
no parece reprocharnos campechanamente el habernos dejado un poquito de “Tête”, sino querer arrancarnos la cabeza
de un tajo con el cuchillo del pan.
Y será entonces cuando…
Una suave y perfumada brisa recorrerá el
bistró y se hará hueco, sin impertinencias, entre los imperantes olores
carnales. Tierno temblor de servilletas…leve agitación de cabellos…El
camarero…se detendrá, con una pila de platos sucios en las manos, en medio de
la sala…husmeará el aire…sonreirá para sí (y para nosotros, que lo veremos)…y
meneará la cola de puro contento…la pareja dejará de frotar los cuchillos y se
besará chagalmente por encima de los platos…el camarero…el comensal
solitario…¡Todos!...tendrán un segundo de milagrosa catalepsia para no
interrumpir la irrupción del milagro…por lo demás… cotidiano.
Es la señal: iremos preparándonos para el
regreso.
Cogeremos el metro en Châtelet, pero
daremos un rodeo por el Pont-Neuf…Alguien le dijo a alguien que el abuelo del
primer alguien había colaborado en la fundición de la estatua de Enrique
IV (que sustituyó a la ridícula y
“viajada” estatua pre-revolucionaria) y que el bronce (ver propuestas
anteriores) contenía un secreto: En el puño derecho del monarca, había sido
encerrada una estatuilla de oro…Nos extrañará ver que el jinete aún conserva
las dos manos…¡Tal como están las cosas!
Hala!...¡A casita!
No hay comentarios:
Publicar un comentario