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sábado, 9 de noviembre de 2013

Propuesta para la tarde, la noche y la madrugada de hoy, día 8-9 de noviembre. Munich, 1923. Nadia Stalina.

(Los asteriscos remiten a "efemerísticas razones")


En el ínterin he intentado maniobras de aproximación…¡imposible!...El perro no quiere armisticios y está decidido a acabar con todo el mobiliario. Llamo por teléfono a su legítimo dueño y le ruego…¡por dios! (¿) que aparte de mí este cáliz. Me promete que ¡mañana! se hará cargo del meteoro…Espero deseperao la “desperración”.

El año 1923, el día 8 de noviembre también cayó en viernes. Todo un fin de semana por delante. En Berlín llovía…en Múnich, no lo sé. Peter Ellis hablaba de sus inversiones con  los Waldstein. El taxi de la mañana le había costado 4.000 millones de marcos y el de la noche le costaría 5.000 millones; por suerte acababan (¡pero ya mismo!) de sacar el billete de mil millones…así que con 5 tuvo bastante.





En cuatro líneas (que se han convertido en catorce):
 
Los franceses han ocupado el Rurh. Ebert (y Stresemann) declaran la “resistencia pasiva” que no da el resultado esperado. Se declara el “estado de emergencia” y se traslada todo el poder al ejército. Baviera, a la suya, declara su propio “estado de emergencia”…sueña con una independencia de Berlín y  poner al estado bajo la dinastía de los Wittelsbach (¡nada que ver con los “witels”!). Por otra parte el partido nazi ha ganado la hegemonía en la extrema derecha y pretende colgar por las pelotas a los de la “puñalada por la espalda”… y adornar los tilos de Berlín, antes de navidad. Nada de independencia…¡al contrario!...¡conquistaremos Berlín! (…antes que Mannhatan). Las cosas andan muy, que muy revueltas…¡Mañana arreglaremos cuentas con Lunendorff!

Hitler, que ya conoce la cárcel por los hechos de 1921, se ha reincorporado al ejército como espía-chivato…y, después, como instructor y constructor de coartadas. Ha conseguido el liderazgo del partido (deja el ejército) e imprime su sello personal. En torno a él: Lunendorff, Göring, Röhm…y toda la bestial purria del ejército desmovilizado.

Bueno, pues el día 8 por la tarde-noche, el “triunvirato” (gobierno, ejército y policía) de Munich y cientos de invitados se encuentran comiendo salchichas y bebiendo cerveza en la grandiosa cervecería “Bürgerbräukeller” (en Rosenheimerstrasse, al otro lado del Isar… entre el Hotel Hilton y el “Centro Cultural Gasteig”) capaz de albergar a 1500 bebedores.

Digo yo que, o no tenían intención de pagar o cada cual llevaría un motocarro para transportar el coste de sus consumiciones….¡No hablemos de pagar una ronda!

La cervecería no existe: no resistió el atentado del 39, cuando el carpintero y campesino suabo, George Elser hizo estallar una bomba de fabricación casera en la cervecería donde Hitler había tomado la costumbre de celebrar el 8 de noviembre. Hitler había salido minutos antes. El desafortunado autor murió en Dachau en el 45, días antes del suicido (¿) del Führer y cía.





Pueden vds. tomar un tentempié en la cafetería del centro cultural y aprovechar estas fechas para visitar una especie de “Feria del libro” que durará hasta el veintitantos.

¡Ahora es el momento de la verdad!...doy unas palmadas y el comedor se inunda de perfume de cadera de ángel, los folios tiemblan de puro amor… incluso las inexistentes cortinas vibran emocionadas por el feliz reencuentro: mis “Ángeles Custodios” se materializan:

--Hola, amor nuestro… ¿A qué, después de tanto tiempo, esta solicitud?

--Una vieja amiga me impone una salida terapéutica.

--¿Adónde…si puede saberse?

--¡A Munich!...Me apetece un Löwenbraun “in situ”.

--¿El “chucho” también viaja?

--Dejémoslo que acabe con todo el maderamen del edificio.

Levitación santífica, virginal asunción, vuelo de espora y aterrizaje de pétalo de crisantemo: Rosenheimerstrasse en la misma puerta del “Centro Cultural Gasteig”…Durante el viaje me arrullan con  las “Tres Corales” de César Frank*, ahí echó el resto, antes de la “Fuga” definitiva…

¡Las cinco en punto de la tarde!                   




              
--¡Aire!
 
--¡Adiós, amor nuestro!

--¡a las doce os quiero aquí!

--¡Qué poco tiempo para perder las formas!...

Se desvanecen euridicianamente…y un sutil (más que Duns Scoto*) aroma de violetas ocupa el espacio.

Y yo me doy cuenta de que he venido con lo puesto: del veranillo de san Martín al frío de san Severo*. Ni bufanda, ni chubasquero (rodolí), ni gorro-Ignatius (la rusa la perdí en Leningrado)… y ni una muda, por si acaso (rodolí en asonante).

Entro al Gasteig y sigo las indicaciones, procurando no acabar en la feria del libro, en una exposición de cuadros o en un concierto infantil. Ocupo una mesa que da a la terraza interior; se acerca el camarero:

--“Und weil der mensch ein mensch ist, will er was zu essen”

--¡!!!!!!!!¡

Es una frase que recuerdo de Brecht y que viene al pelo: “Y puesto que el ser humano es un ser humano, quiere algo de comer”

--Muy proverbial y leído cliente…¿Qué desea exactamente? (rodolí en consonante)

--Una botella de Mosela y una salchicha de Frankfurt

--Wir sind in München, Herr.........  (¿Cómo sabrá mi apellido:Herr(ero)?)       
   
--Pues…una botella de Mosela y una salchicha ¡¡de Munich!!

--¡Qué poco tiempo para perder las formas!

--¡¡……¡y mostaza ¡¡de Dijon!! (¡!)…

Ese año no había habido “Octoberfest” así que la gente andaba deseosos de pimplar sin cortapisas y con ganas de jarana. Todos perdieron rápidamente las formas. Cuando Kahr, el triunviro anfitrión, se dispuso a echar el discurso de rigor, la rechifla fue general (e involuntaria…”inercial”, se podría decir). Se bailaban polkas encima de las mesas, se meaba por los rincones (y se secaban en las cortinas), se usaban las salchichas de forma deshonesta, se vomitaba, y, sobre todo, se maldecía a los “soviéticos”, recién fusilados. La fiesta, en cierta manera, era de celebración por los éxitos cosechados y por la disolución del peligro “bolchevique”.

En esto que irrumpe en la sala Hitler (viejo conocido), Göring y un escuadrón de la recientemente formada S.A. tocado con cascos de acero y armado: cruces gamadas y calaveras con tibias cruzadas, rubricando. Algunos escuadrones más se habían distribuido por la ciudad en plan estratégico.

--¡Al suelo!...¡Todos al suelo!

A más de uno se le agriaría de golpe la cerveza y la mostaza…¡Hasta que se dieron cuenta de qué se trataba!

Hitler se subió a una mesa, disparó al techo… el tenue polvillo de la escayola se mezcló con el champán de las copas (y añadió algunos años a los concurrentes). Las S.A. montaron una ametralladora en el vestíbulo. Encendieron cigarrillos austríacos y se pusieron a discutir sobre los partidos del fin de semana: ese año, como el anterior la liga la ganaría el “Hamburgo SV”…¡esos rojos de mierda!...lo del Bayern es MUY posterior (aunque se fundara en 1900). Ahora es el momento: La “Paulaner” se quedó con la cervecería de marras.






          
--Kellner!...¡un carajillo! Y de postre: una copita de “Eiswein” de aquí…de la contorná.
 
--¿?

--Bueno pues…un café y un copuzo de Mike Jager…master jager…¡ese del ciervo!

--Enseguida,  ¡señor!

--¿?

Mientras tanto en el ministerio de Hacienda se hablaba de un exótico “marco-centeno”, cuyo valor estaría respaldado por las cosechas de ese cereal o algo parecido. Finalmente se propuso el Rentenmark, sostenido por la hipoteca sobre el valor de toda Alemania…¡Absurdo!...pero como la cosa es cuestión de confianza (si no fuera así, no existiría el dinero financiero), la cosa funcionaría. 
Si estuviéramos en el 23, la fiesta me hubiera costado, como mínimo 20.000.000.000 de marcos. Un dólar llegó a cotizarse, el 20 de noviembre a 4’ 2 billones de marcos (en el mercado negro se llegó a los 10 billones). El Rentenmark tachó 12 ceros. Debería haber salido de casa como cuando coges el avión de “Ryan Air”: embutido en capas y capas (de papel moneda).

Bueno, a lo que iba. Hitler y Göring metieron al triunvirato en una habitación a la espera del cada vez más siniestro Ludendorff. Llegó y se acordó el plan: tendremos monarquía y, además marcharemos sobre Berlín…¡como petimetres italianos!
Salieron y dieron la buena nueva: “Deutchland über alles” y” ¡A Berlín!”. La fiesta continuó hasta el amanecer.
Hitler fue requerido porque ni el ejército ni la policía territorial se plegaban a sus deseos. Aprovechando su ausencia, el triunvirato decidió que también tenía que ausentarse. Las S.A. dejaron su tema:

--¡De aquí no sale ni dios!

--Pero es que…

--No hay “es que” que valga.

Hablaron con Ludendorff y, entre caballeros se arregló la cosa: “Si no te puedes fiar de la palabra de un oficial alemán ¿de qué te puedes fiar en este mundo?”. El trío había dado su palabra de honor que volvería:

Uno, sacó al ejército a la calle.
Otro, a la policía.
Y el anfitrión, trasladó el gobierno a Regensburg.

(Amaneció el día 9 de noviembre).

Y hubo un imprevisto: los cadetes (¡siempre igual con estos niñatos!) se unieron a Röhm que había ocupado el Ministerio de Guerra de la Odeonplatz…¡Ya tenemos un “poblema”!
El ejército y la policía cierran los puentes sobre el Isar y construyen barricadas alrededor de la Odeonplatz. Röhm está aislado.

La gente sale a la calle enarbolando esvásticas. Se grita contra los judíos y “su” inflación. La multitud ocupa los espacios entre el Isar y la cervecería y apuestan sobre el inmediato futuro: ¿disparará el ejército?...¿Será capaz Ebert de meter a todos en la cárcel






                 
Esto se pone emocionante: ¡una frasca de “Jägermaster”!... (¡por fin!)

Las S.A. consiguen cruzar un puente y marchan hacia lo de Röhm…(la policía llevaba armas descargadas). Y yo pago y me dirijo, a cuerpo gentil, hacia el escenario de los hechos: Ludwigsbrücke, Zweibrükenstrasse y los “Ring”…hasta el Hofgarten. Detrás está la plaza, con su “Feldhernhalle” y el “Tambosi” de la Anastasi Haus. Tomo asiento…sillas de madera y mesitas como de recibidor familiar. Ramitos de violeta, carta de precios, cenicero…¡Oiga!...¡Aquí no cabe el vaso de” Korn”!

La marcha la encabeza Hitler, Göring y Ludendorff: Marciales, “pasodobleando”, sabiéndose el epicentro de la historia (provinciana). Fue llegar a la plaza y allí no valió ni Ludendorff ni la madre que lo parió…¡No disparen que soy Ludendorff!...Acabó de declamar y el primer tiro puso el punto final a la frase. Se armó la de san Quintín. Los, poco antes, enfáticos marchantes se disolvieron euridicianamente (¿euridicicamente?...habrá que aclararlo). Algunos murieron. Hitler se dislocó un hombro (más vidas que un gato) y huyó en un coche preparado “ex profeso”; Göring fue herido en el estómago y huyó como pudo. Ludendorff fue invitado a tomar algo en la comisaría de distrito.

A los dos días encontraron a Hitler en pijama en casa de un “camarada”. Se le juzgó y la segura pena de muerte, se transmutó en 5 años, de los que cumplió 8 meses…(¡y estaba con la “provisional”!)…eso es lo que se llama justicia de clase. Mientras tanto seguían fusilando a los rezagados de mayo.

En Berlín Ebert y Stresemann habían tomado medidas…¡Ya no hacían falta carniceros!

Así acabó el llamado “putsch de Munich” …y empezó al auge de la extrema derecha nazi. Ya lo decía Benjamín: cualquier triunfo del fascismo es signo de una derrota de la revolución.



                                      
Pues, la verdad, yo tengo el cuerpo golfo…¡y sin ropa interior! Antes de que cierren me acerco tranquilamente al “Karlstad” de la plaza de la estación y me hago con un surtido de calzoncillos: tres por 5 euros (blanco, gris y a manchas inciertas); con una zamarra (planta de oportunidades) por 20 euros y con una botella de aguardiente de trigo (“doublekorn”).  Salgo a la plaza, abrigado,  y en un bar de la estación me pongo las tres piezas y tiro el usado a la  cisterna. Es como cuando nos sobraba algún “cóctel molotov”: “Precaución: calzoncillo en la cisterna”.

Parezco un barrendero…con este” tres cuartos” y la botella en el bolsillo.





                                                                              
Unas palmaditas y el aire remolinea…un perfume familiar de cuello de ángel se extiende por la plaza. Los perros aúllan y sus dueños elevan las cabezas en busca de la causa eficiente. Todos menean la cola de puro contento.

--Aquí nos tienes, querido nuestro…¿y ahora?

--Pues…¿qué os parecería…Moscú?

--Tus deseos son órdenes para nosotras.

--¡Echad un traguito!

--No nos tientes (habla Aurora, la hija del barrendero)…¡la carne es débil!

--¿?

Desde el centro de la plaza  me elevo, cual Isaías (el fuego va por dentro): la injusticia social es repugnante a los ojos el Señor. La justicia perfecta, ¡oh, muniqueses! sólo se logrará tras la llegada de la revolución. Acaban de apagar las luces del Karstad…¡por poco!  (la última frase la digo para mí y mis “Ángeles Custodios de la calle del Corno”).

Por entre las nubes, a intervalos, se ven las luces de centro-europa.
Sobrevolamos Moscú:

--¡Demos una vuelta por sobre el “Estanque (pues sólo queda uno) del Patriarca”…(inevitable pensar en el “Mefistófeles” que he dejado en casa).

--¡Hecho!...¿Y ahora?

--¡¡al Kremlin!!





Tomamos tierra…”a través de las ramas de un arce se ve la media luna en el cielo limpio de la noche. Las manchas de luz que filtran los tilos y las acacias dibujan figuras complicadas. La ventana de tres hojas, abierta, pero con la cortina echada, brilla con rabiosa luz eléctrica”.
 
Es allí donde quiero entrar: el segundo piso del “Palacio Amarillo” (“Palacio de la Caballería Roja”)…al apartamento de Voroshilov y Ekaterina.

--¡Sin problemas!

--¡Ya os llamaré!

Batir de alas…rumor de hojas…ligero eclipse de luna.

La sala amplia y acogedora está preparada para un festorro. Las luces, lucean; la calefacción, calefacciona…el parqué brilla… y un ligero escalofrío recorre la piel crujiente del cordero sacrificado.

Desde las siete de la tarde, en su apartamento del Palacio de Poteshni, Nadia “Stalina”, se prueba el vestido que su hermano Pavel acaba de traerle (entre otras cosas) de Berlín: negro, con unas hermosas rosas rojas bordadas en la pechera. Una cenefa de rosas delimita la prenda. Se gusta…y decide un peinado a la moda…¡fuera el moño! Y como colofón, se clava en el pelo negro una rosa de té, roja como la sangre. ¡Un día es un día!...Nadia está realmente (¿) (¿dictatorialmente? ¿soviéticamente?) hermosa. Ella…¡que nunca se ha distinguido por su belleza!...se calza unos zapatos de tacón y, a trompicones, cruza la calle y entra en el apartamento de Vashilov y Ekaterina.





 Allí esperan Stalin, Molotov, Kuibishev, Kaganovich, el mostachudo Budionni, Mikoyan, Kalinin, el “tío Abel” Yenukidze, Yegorov, Bujarín y las respectivas (si las hubiere). Sobre la mesa entremeses rusos, ollas de humeante borsch escarlata, aves rellenas y el cordero mentado. Vinos de Georgia, garrafas de vodka y gaseosa “La casera”.

El día anterior celebraron oficialmente el 15 aniversario de la victoria de Octubre. Hoy, día 8 de noviembre toca la celebración íntima y salvaje.

--Alguien puede cerrar la ventana…¡pozhaluysta!

--¿Quién la ha abierto?

Voy armado con el anillo de Giges: yo y mi atuendo somos invisibles. Tomo una copa de vodka de la mesa, cuidando de cubrirla con el invisible “tres cuartos”.

Al “Vozhd” es una especie de carnero del Cáucaso: bajo y cuadrado como la cómoda de mi abuela. Anda con las puntas de los pies hacia dentro (todo un reto para los actores, que andan así cuando personifican al zar Iván); “ojos de miel” (¿dónde he visto yo esos ojos?); un brazo más corto que otro..¡que ya es decir!...y un bigote como brocha de calafatear.

Empiezan el gradiente de típicas bromas bolcheviques: Tirarse bolitas de pan, vasos de aguardiente por la cabeza, tiros a los pies o avasallar a la mujer del mejor amigo.

--¡A los campesinos los voy a espetar por docenas!

--A los “poetas” los purgaré como a caracoles y los pondré a la “llauna”.

--A los “troskistas” les romperé el espinazo… ¿Qué te parece Yegorova? (que está como un tren).

-- ¡AAAyyyyy...si pillara a Bunin *!

Bujarín traga con dificultad el esturión ahumado (con pepinillo) que acaba de meterse en la boca…

¡Es un cielo este Bujarinito!







Nadia sufre (en realidad era depresiva nata) en silencio las insolencias y flirteos de su marido (diagnosticado paranoico). Se siente (creo) ridícula con todas las añadiduras ajenas a su clase. Se acerca a la ventana, donde yo me encuentro, mira la media luna y suspira…¡tiene “pitos”!...Vuelve a la mesa, coge una botella de vodka y se la amorra. Pide música folklórica de Georgia y baila con el “Tío Abel”. El “Tío Abel” le hace el “paso del indio”. Stalin aprovecha para meter una costilla de cordero por la pechuga de  la Yegorova. La saca y se la come fijando sus “ojos de miel” en los pechos de gacela de la CAMArada.

--Y ahora brindemos por la eliminación de…etc…etc…

--¡Un momento! dice Molotov*…¡Yo prepararé los cócteles!

--No te olvides de poner limones (amargos. L.Durrell*)”.

Stalin tenía pasión por el cultivo de ese cítrico.
Nadia, ofendida (o prendada de “tío Abel”) no levantó la copa.

--¡Eh,tú!...¿por qué no brindas?

--A mí no me llames: ¡eh, tú!

Y dando traspiés, por los zapatones y el vodka, salió de la sala. Paulina la acompañó. Sobre el brillante parqué quedó la rosa de té y alguna rosa de la cenefa del vestido.

Embozado, cojo la copa de Nadia y me la pimplo.

--¡Es idiota!

--Sí, sí…¡Nadia es idiota! (a coro).

La fiesta da un bajón. El de la balalaika toca el tema de amor del doctor Zhivago. Stalin le arranca la cimitarra y se la estrella en la cabeza.

--A Pasternack…¡ni mentarlo!

Budionni, que se mantiene entero, quiere seguirla. Kaganovich, ¡desgracia de nombre!, corre hacia el reservado. Es conocida su absoluta incapacidad para el baile. Allí el único bailarín es Mikoian. La reunión se disuelve euridicianamente. Stalin ha quedado con alguien en su dacha de Zubalovo.

 Los anfitriones se retiran.

Aprovecho y sorbo la sopa de verduras. Cojo una espalda de cordero y dos botellas, para el viaje.
Palmadas y mis Ángeles acuden presurosos.

--¡A casa!...aquí está el pescado vendido.

--De mil amores.

Temor y Temblor me recorren el espinazo…Cuando abro la puerta de mi casa veo un montón de leña, como una hoguera de san Juan, y al perro ocupado con la electrónica:

--¡¡Bicho!!...el ordenador no, ¡por dios!

Le arrojo el omoplato del rumiante y abandona los bafles Vieta del 75.

No me importa ni el tiempo ni el espacio…ni el universo-mundo…¡que venga su legítimo dueño y se lleve a esta bestia!...Al cabo de una hora (las seis de la mañana del 9 de noviembre) se llevan a la hiena.

Cuando por la mañana fueron a despertar a Nadia, la encontraron muerta. Se había descerrajado un tiro en la cabeza. La sangre ocupaba el sitio de la intensa rosa de té. A su lado una pequeña “máuser”, regalo de su hermano Pavel.





  ...Y en la mesilla de noche un inexistente ramito de violetas, como siempre, sin tarjeta.*
























Propuesta para hoy, día 9 de noviembre. SEGUNDA SERIE. Apollinaire. Velocidad de la luz.


(Los asteriscos * remiten a razones efemerísticas)

Si alguna tarde les da por pasear su melancolía por Saint Germain (París, naturalmente), deténganse ante el 202. Eleven la vista. ¿Ven los ventanucos que miran asombrados? ¿Los ven? Bueno, pues en un de esas buhardillas habitaba Apollinaire desde 1913. Y allí murió tal día como hoy del año 1918.

"Pero Guillaume
APOLLINAIRE
acaba de
morir"
(Breton a Aragon)

"El poeta asesinado", que había sobrevivido a un obús, hacía días que se encontraba mal. Una fiebre infernal lo consumía. Sus amigos iban y venían, menos Max Jacob, que no se movió de su lado. Se llamó al prestigioso dr. Capmas, quien no puedo hacer más que diagnosticar: Gripe española, procedente de USA. Mató más que la metralla y más indiscriminadamente.

En los bajos del edificio está el Café-Brasserie Le Bizuth. Pídanse un cóctel "Apolinaire" (sic) y pidan a continuación una bacinilla para vomitar: vodka, zumo de fresa, licor de fresa, zumo de limón y champagne. Comprueben que sean las cinco en punto de la tarde.




La cosa empezó en Montmartre... Picasso llevó a Max Jacob al Bar Austin Fox, en la Amsterdamm, con el fin de presentarle al poeta de nuestro tiempo. Y alli estaba el, por el momento apátrida, Kostrowitz (Guillaume). Les tendió su mullida manita y pasó a relatarles aventuras de Fantomas, confidencias sobre Nerón y Petronio, les habló de Búfalo Bill y, sin duda, les citó la segunda catilinaria* de Cicerón. Picasso pagó las consumiciones con resignación.... Y acabó, como saben, en la Rive Gauche. Entre estos dos escenarios, toda una acumulación de prodigios... y en todos estuvo presente el polaco-romano-francés que, en ese momento entregaba, caligramáticamente fastidiado, su alma (?): ¡No quiero morirme!, decía; ¡Aún no! ¡Tengo mucho que decir! (y calló para siempre). No te quejes, gordinflón, ¡mira cómo quedó la pobre Marie Jane Kelly *!: Le robaron el corazón... y ¡hasta sus últimas palabras! Por lo demás, ¡TÚ elegiste voluntariamente la guerra!


lean la entrada 31 de agosto http://kinomoriarti.blogspot.com.es/2013_08_31_archive.html

Cubierto con la tricolor fue conducido a la cercana iglesia de Santo Tomás de Aquino y, hecho lo que tuviere que hacerse, conducido al Père Lachaise. Le fueron rendidos honores militares y poéticos, mientras la multitud festejaba el armisticio victorioso al grito de "Mort á Guillaume!!". El "encantador putrefacto" lo atribuyó al éxito universal de sus "Once mil vergas" y de "Las mamellas de Tiresias", sin caer en la cuenta de que el Káiser era su tocayo y que la guerra habia terminado.. El pájaro de Benin y Tristouse Ballerinette le construyen una estatua de vacío en los bosques de Meudon. Su muerte cerró una época; la nueva se había abierto con la muerte de Cravan y la inmediata de Vaché. "Los tres mosqueteros" esperaban a Tzara.

En estos momentos el último rayito de sol, el verde (que diría el otro), chocará contra la cristalera y rebotará en la vergonzosa copa del cóctail. ¿O ha sido al revés? Un inaudible sonido cristalino dará siete vueltas a la mesa y se disolverá euridicianamente. No puede medirse el tiempo que tarda el rayo de sol de ir de la cristalera a la copa (o al revés), sin embargo, creemos que algo ha sido antes y algo después. Galileo lo intentó en las colinas de Florencia. Tampoco pudo, y concluyó que la velocidad de la luz era infinita. Y, tras él, todos lo creyeron... hasta el 9 de noviembre del año 1676.

Cassini (italo-francés), fue un especialista en Júpiter y sus lunas, descubiertas por Galileo. Nada ocurría por allí sin el conocimiento (¡cuando no el permiso!) de Cassini. Algo había, sin embargo, que le consumía: el caprichoso comportamiento de la joven y torturada Io. No era capricho, era errancia...impuesta por la necesidad. Mandó emisarios a Uraniborg con la esperanza de recuperar los instrumentos y estudios de Brahe. Sólo encontraron ruinas atravesadas por la humedad de los estrechos .... y un joven prodigio: Roemer.



Bueno, en realidad, yo soy un científico. La Astronomía, así en general, y la física de partículas (en particular), son mis verdaderas pasiones. No le hago ascos a la biología, ni a la geología y la neurociencia es otro campo en el que me muevo con atrevimiento. Por ese motivo, porque soy un científico, he venido a París, hoy domingo 9 de noviembre del año 2014, acompañado por mi mujer; hemos tomado una habitación (180 del ala) en el Austin-Fox y, tras sincronizar nuestros relojes, le he dado instrucciones claras y concretas (y una linterna): "A las 17'30 deberás encender la linterna en la segunda planta de la Tour Eiffel... ¡y enfocar hacia Notre Dame! Yo estaré en el Pont des Arts." 


Dejo la bacinilla llena y el ojo izquierdo, y corro hacia el puente. A las 17'30 en punto veo la luz (de la linterna). Conclusión: la luz se transmite de forma instantánea. Ven qué fácil. Pero...¿Qué pensarían Vds. si la luz hubiera sido vista por mí a las 17'33? Podrían responder que nunca se ha dado ese caso. Entonces yo les contestaría explicando el "caso Cassini".

Vuelvo adonde la bacinilla y espero a mi mujer para comentar el resultado del experimento y acabar de quedarme ciego. Llega mi mujer y pregunta si lo ha hecho bien. Pedimos la merienda-cena: una ensalada para ella y un plato de caracoles para mí. Vino a discreción para los dos. El camarero, desde la puerta de la cocina, amenaza con estrangularme cuando me pille solo.

Cassini, como todos, estaba convencido de la velocidad infinita de la luz. Sin embargo, en el caso e Io las observaciones nunca coincidían con las previsiones teóricas: O aparecía un poco antes o un poco después. Con el fin de no alterar el postulado fundamental, se propusieron hipótesis ad hoc. Roemer, el genio venido de Dinamarca, supuso, en un estupendo giro copernicano, que la velocidad de la luz era finita, así que tardaría más en llegar a la Tierra si esta se encontraba más lejos de Jupiter y para contrastar la hipótesis y solucionar de una vez la errancia de Io, propone un experimento crucial que se llevaría a cabo tal día como hoy del año 1676.

Según los cálculos de Cassini, la luz de Io tendría que llegar a las 17'30 en punto. Dieron las 17'35 y la luz no había llegado. Pasó otro minuto...¡y nada! 49 segundos después de las 17'37 pudo verse el resplandor de la atormentada Io. Así lo había predicho Roemer, bueno más o menos. En lo esencial la razón cayó de parte del danés. Quedó demostrado que la velocidad de la luz era altíiiisima, pero finita: 300.000 Kms. Por segundo, kilómetro más o kilómetro menos.



Las consecuencias de este descubrimiento fueron cruciales y, según me ha contado mi mujer, que en este momento se lleva un brote de canónigo a la boca, llegado a ese límite, cualquier intento por incrementar la velocidad (aumentando la energía) revierte en aumento de la masa. Eso es algo que, claro, Roemer no sabía. Hizo falta que Faraday uniese al campo de la "energía" (electricidad y magnetismo) y que Lavoisier hiciera otro tanto con la "masa" para que Einstein hiciera saltar todo por los aires unificando "energía" y "masa" mediante un factor de conversión, que no era otro que la cifra calculada por Roemer y que, por respeto a la antigüedad, llamó "celeritas" (c). Así, rotos los principios de conservación de la energía y de la masa, por separado, quedó establecida la conservación del continuo energía-masa. ¿Qué les parece? O sea que la energía se convierte en materia y la materia en energía, según la famosa ecuación de Einstein.

Cuando nos levantamos de la mesa, ya sin ojos (y con un riñón menos), un cliente, a quien parece que la energía se le va convirtiendo en masa, ocupa la mesa con premura. Si fuera martes, tomaríamos el (pen)último alcohol en el Flore.

No crean que me olvido: he votado Sí Sí... aunque lo haya hecho por mi querencia hacia el Imperio Austrohúngaro... ¡y qué!







viernes, 8 de noviembre de 2013

Propuesta para la mañana de hoy, día 8 de noviembre. Estética de la resistencia.



Tengo a mi alrededor un cachorro (dicen) de perro. Negro…¡con manchas negras!: “Negro sobre negro”: como un Rodchenko.  Me aseguraron que era mezcla de Labrador y Golden y ha resultado ser un pitburg en toda regla. Mientras escribo lo que escribo, el chucho está comiéndose medio sofá…¡no importa…iba a tirarlo!...si le chisto, me clava sus ”ojos de miel”, se relame y parece apuntarme en “la lista”. ¿Recuerdan vds. Mefistófeles disfrazado de perro? Muerde y gruñe (y viceversa)…¡y de cachorro, nada!...Este bicho está más picardeao que tras 24 meses de” mili”. 



 
                             
Si me levanto, me persigue y se me lanza encima, como si jugara… ¡pero yo que no juega!...¡me está midiendo, el muy cabrón!

Si por una de aquellas se encontrara esta crónica inconclusa, sepan vds. que habré sido devorado por este mamífero. Si sobrevivo…habrá que discutir quién se queda y quién se va… ¡No digo más!...¡Quieto, bicho!

Doble tentempié y un (¿) carajillo. El suyo (tentempié) lo ha engullido como tocinillo de cielo…¡zzup!...yo he de hacer lo mismo. Continúa con el sofá. Ya ha llegado a las entrañas y comienza la nevada. Hago como si nada. Y doy gracias al cielo por conservar la mano.

“Mi padre, socialdemócrata desde joven, seguramente el único preso político que había sido arrestado por la policía de su ciudad natal húngara Nagy Emöke acusado de agitación contra la instigación bélica de la Austria imperial y real, obligado después a cumplir el servicio militar había sido trasladado gravemente herido en la primavera de 1916 desde el frente de Galitzia a Alemania, y una vez dado de alta en el Hospital Militar había fijado su residencia en Bremen. Aquí nací yo el 8 de noviembre de 1917. Mi padre había encontrado trabajo en los astilleros del Wesser, y gracias a su labor en la “Asociación Cultural Obrera” había entrado en contacto con el periódico “Arbeiterpolitik” que mantenía relaciones estrechas con el Spartakusbund.”

(El autor de estas líneas, sin embargo, nació exactamente un año antes: o sea, tal día como hoy, del año 1916: Peter Weiss…)

¿Han leído vds. “La Estética de la resistencia”?...¿No?...Pues…¡a qué esperan!...La obra más grande producida en lengua alemana “en lo que va de siglo” (XX) …(¡y no lo digo yo!)…les espera. Fue publicada entre el 75 y el 81.

La Epopeya (no viene de Popeye, ¡no!) de la clase obrera europea, que, espoleada por el éxito de la Gran Revolución Rusa, se lanzó a la conquista del poder en todas partes. Es, también (sobre todo) una grandísima Tragedia: la de la clase obrera europea que, espoleada por el éxito de la Gran Revolución Rusa, se lanzó a la conquista del poder en todas partes… y en todas partes fracasó: por el combinado letal de inmunda traición, impericia, indecisión y fuerza bruta organizada y subvencionada.

Una obra que huye de la ficción y se construye sobre toneladas de documentos e informaciones reales y veraces. La vida es la mejor “historia”… ¡Basta de invenciones!...Un testimonio imperecedero de la forma y condiciones de vida de la clase obrera consciente de su papel en la historia.






                                                                   
Si la fiera me deja (ya se ha tragado el medio sofá y se dispone a deglutir el otro medio) continuaré. Antes, un fifti-fifti para templar los nervios. La borrasca se intensifica

La obra está dividida (en realidad son tres libros) en tres grandes apartados:

1.      Revolución alemana y Brigadas Internacionales (España)
2.      Exilio Sueco (círculo de B. Brecht)
3.      Oposición interna al nazismo

Tiempo habrá para ir entrando en harina.

De momento me detendré un poco en la primera parte de la primera parte:
Necesidad de incorporar e interpretar a nuestro favor toda la cultura pasada. El arte como forma de conocimiento y de placer, no sólo como “arma”. El “realismo socialista” humilla al trabajador al suponerlo incapaz del goce estético. La burguesía se apropia de la “alta cultura” y nos vende la “Tecnología” y la “Informática”: Ellos pueden asistir a sesiones de ópera…tienen acceso a todo un mundo que nos es negado desde la cuna y que no conseguiremos dominar sino con arduos esfuerzos, añadidos a los ya de por sí arduos del trabajo. Hemos de apropiarnos de aquello que los nuestros realizaron, ¡aunque fuera por encargo!

Desde el Altar de Pérgamo hasta el video-art, pasando por Giotto, Deineke, Bacon…

Desde Homero a Bolaño, pasando por Dante y Platonov…No olviden "El Paraiso Perdido" (aunque sólo sea por razones efemerísticas)

Desde Gesualdo hasta Stockhausen, pasando por Wagner…

No sólo la cultura POPular…¡Tomemos el Palacio de Invierno de la Cultura!...Y pimplemos en loor del Espirituoso Santo…AMÉN.

El padre del personaje (“alter ego” de P.W.) se establece en la Brautstrasse, en la orilla oeste del Wesser, allí donde termina la isla arenosa del río. Es una calle corta que desemboca en la Westerstrasse. Pues bien…justo en la esquina tenía una taberna-restaurante el futuro presidente Ebert (a quien mañana veremos en una actuación estelar). Había trabajado como talabartero, en su Heidelberg natal, fabricando albardas y aparejos para mulas y como tal había recorrido Alemania, antes de ponerse el mandil, dejarse bigote-perilla y disponerse a servir cervezas en botas de dos litros. Cuando el eco de sus hazañas recorrió medio mundo, la taberna tomó el nombre de: ChezPrimer presidente de Alemania”. Él, por entonces, ya no servía cerveza. Se aplicaba concienzudamente, con su lacayo Noske, a masacrar obreros. Cuando hubo “pacificado” Berlín, se volcó con toda la paciencia de albardero, a la “pacificación” de Bremen, su querida ciudad y al martirio de su estimada clientela.

Es tontería ir. En todo el triángulo que forman las calles mentadas y la Grunenstrasse…sólo hay un bar…y se llama ¡”Bar Terror”! (“Furcht bar”)…un murciélago adorna (¿) la fachada: Un rasgo de humor irónico. ¡Imagínense vds. de camarero a Noske…sirviendo vasos de granadina (con tropezones)!...Recuerden vds. que hoy se celebra el aniversario de Bram Stoker (1847). Dentro todo un muestrario para amantes del género.

    











Si siguieran vds. el río hacia su desembocadura se encontrarían con la empresa Louis Krages, dedicada al comercio de madera (¡entre otras cosas!)…allí, durante veranos, me dediqué a apilar maderos según longitudes, a descargar barcos, a escaquearme y a beber vodka de primera calidad recién llegada de los puertos soviéticos. Allí leí por primera vez a los cásicos del marxismo en Ediciones Progreso (Moscú. URSS).

¿Conocen vds. al piloto automovilístico “John Winter” (nada que ver con el rockero)?...¡seguro que no!...pues es un vástago de la riquísima familia Klages, que, por discreción (y por no dar un disgusto a su madre) se puso un alias. Llegó a ganar las “24 horas de Le Mans”, junto con el gran Barilla y su compatriota Klaus Ludwig (¡¡). El infeliz se suicidó en Atlanta…¡por que no le iba bien la fábrica de juguetes en la que se había embarcado! (dicen)…¡es que hay cada cosa…!

¡ Que no se trague el ordenador, por dios!...

Me pimplo los restos de las botellas de ¿“Master Jager”? ¿”Mick Jaeger?” (¿) …¡el del ciervo, vamos! y bajo al condis (que ya parece en condiciones…se nota por el ambiente relajado del barrio y las caras de felicidad de las amas de casa) a por los ingredientes para aparejarme una ensalada alemana. Muy fácil: patatas, salchichas de Frankfurt (¿), pepinillos pequeños, cebolleta, mayonesa, mostaza antigua de Dijon (son ganas de ofender), perejil y sal.

El secreto está en cocer las patatas... ¡y en espolvorear con gracia el perifollo!


 


            
Cuando vuelvo, el mamífero sigue royendo el aposento…Parece que se hayan asesinado y desplumado docenas de gansos.

Una botella de Ribera , culín de ciervo…y dos carajillos de Terry de malla…¡para los nervios!

Tal día como hoy, del año 1838, atracaba en el puerto de Palma de Mallorca “El Mallorquí”, también apodado “El Pagés”. De su vientre salió lo que parecía una familia normal: Una mujer, que parecía un hombre; un hombre, que parecía una niña y un niño y una niña, que parecían lo que eran. Los machos estaban enfermos: tuberculosis y fiebres reumáticas (por orden de aparición). Todos les habían hablado maravillas del clima terapéutico de la isla. Así pareció los primeros días….pero fue descubrir Valdemosa y alquilar unas habitaciones… y la tramontana empezó a soplar (¿), la lluvia se cebó sobre la cartuja y la maledicencia y la “malababa” crecieron como “fredolins”. No pararon en todo el invierno. Los enfermos empeoraron y a punto estuvieron de quedarse para siempre en esos parajes indescriptibles.

A la obligada reclusión debemos: 

·         La inspiración para “Spiridón” y “Un invierno en Mallorca”…por lo que hace a Sand.
·         La mayor parte de los “Preludios” (opus 28); “Mazurca en mi menor, nº2, op.41  y la “Polonesa en do menor, op.40”…Por lo que hace a Chopin.
Así que, sonará en el Esputofaif:
·         Preludio en mi menor, nº4
·         Y las obras citadas.

Chopin tuvo que conformarse con un piano que le consiguieron en Barcelona. El parisino no pudo ser transportado.

¡¡Bicho!!...definitivamente ha desaparecido el sofá: “en-sí”, “para-sí” y “para-nosotros” y sólo quedan restos… Es lo que Aristóteles calificaría de cambio sustancial…sobre todo cuando se transmute en materia orgánica.

No estaría de más hacerle una radiografía (tal día como hoy, del año 1895, Röntgen descubre los Rayos X) a la hiena esta y ver todo lo que ha incorporado… ¿No estará pagada por IKEA?

Algún día les contaré a vds. el verano que pasé como siervo en el “Hotel Costa d’Or” en Lluch Alcari (no lejos de Valdemosa)…y cómo caí de cabeza en la piscina, contraviniendo las órdenes del señor, con una bandeja con siete gintónics de Giró; una ”pomada”; un cortado, corto de café y dos “palos” ibicencos.




No aguanto más el acoso a que me tiene sometido el Mefistófeles. Me acerco con el collar y es como si me acercara con un cepo. Espumea…grrr…grrr…¡Ven aquí, bicho!...lo acorralo en el cuarto de baño, le echo la toalla por la cabeza y, tanteando, le coloco el collar y lo que ha quedado de correa…¡a pasear!...¡Paso al jubilado jubiloso!

Después seguimos.

Esperen, esperen...¡tengo algo más!

En no sé qué entrada dejamos a César Frank con la promesa de volver...pues aquí estamos:


Cuando la pareja llegó a París, César Frank empezaba a descubrir el indestructible grumo familiar. Cuando pudo se largó con Felicité a la parroquia de Loreto (lo de la Iglesia de Loreto tiene su qué…¡otra vez será!...) a contraer vulgares nupcias y con la intención de crear otro grumo. Tuvieron que saltar por encima de la autoridad paterna y de las barricadas, era febrero del 48 y París estaba en armas.

--Cuidado con el traje, cariño.

--No te preocupes, mi amor.

--¿Adónde van estos gilipollas?...

--¡A contraer vulgares nupcias!

--¡Ah!...¡Bueno!...¡el infierno es por allí…!...¡Norabuena! (perdonen el metaplasmo).

La parroquia, al ver sus grandísimas manos y su insistencia, lo contrató como organista.

En mayo de 1890, padeció un accidente de tráfico: un ómnibus arrolló el “simón” en el que viajaba. Los ómnibus entonces eran de tracción animal… ¡un homenaje a los percherones!...y los tranvías también, pero sobre raíles…Así que el “simón” de César colisionó con un gran carruaje con tracción “de sangre”. El último ómnibus de este tipo fue el de la línea La Vilette-Saint Sulpice (1913) y el último tranvía, el de la línea Pantin-Ópera se clausuró, también, en 1913. (¡Gracias Benjamín!).

 El músico saltó por los aires y fue pateado por innumerables cuadrúpedos.  Salió vivo, pero receptivo a dolencias pulmonares. Murió, de madrugada, tal día como hoy (también un sábado) del año 1890…”Mis hijos, mis pobres hijos…” Antes de morir echó el resto en las “Tres Corales para órgano”. La “Fuga” que le rondaba, desasosegando su espíritu, se “realizó” hegelianamente.

En su memoria, sonarán las “Tres Corales”.

INFORMACIÓN ADICIONAL
Stanislas Baudry (1823) era propietario de una casa de baños en Richebourg, a 2 kilómetros del centro de Nantes. Para trasladar al público desde la ciudad al establecimiento, instaló un servicio de carruajes que tenía su terminal frente a la sombrerería de Omnes, que promocionaba su mercadería con el lema “Omnes ómnibus” (“Omnes para todos”). Pronto los ciudadanos comenzaron a llamar “ómnibus” al carruaje. En 1828 Baudry instaló un servicio en París, al que bautizó “Entrerprise Général del Voitures dites Omnibus”.



DVD: 

El Tulipán negro”. 

No se trata de una margarina siniestra sino de una película del 64, en la que podemos admirar a Adolfo marsillac como comisario de policía, a Laurita Valenzuela, a Alain Delon (nacido tal día como hoy, del año 1935) y a Virni Lisi (que lo hizo al año siguiente). 

En fin...¡Todo sea por las "Razones efemerísticas"!





RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...