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jueves, 17 de octubre de 2013

Propuesta para la tarde de hoy, día 17 de octubre: “Ici on noie les algeriens”. Masacre de París.



Ya les dije lo que pensaba sobre el día de hoy.  Y les pedí que escucharan por segunda vez la “Marcha Fúnebre” de Chopin.

¿Recuerdan “Caché” de Haneke? (¡no es una marca de cerveza! Es el nombre de uno de los cineastas más despiertos, en esta nueva “noche del siglo”) ¿cuando el “moro” se corta la yugular? La causa de su “trastorno” es, precisamente, el horror del recuerdo, el espanto del olvido, la angustia de la supervivencia. Aquella tarde, todo París se tiñó de sangre y las aguas del Sena se cuajaron. ¡Ah! ¡Si dragaran todas las aguas dulces y saladas del planeta! Todo un mundo de muertos…¡¡Basta!! Esta imagen daría para unos párrafos lastimeros. ¡¡Basta!!


 Copio un artículo de Goytisolo, publicado en el 2011. 

“El pasado 17 de octubre (2011) cuando salía de una boca de metro en Étoile (ahora ¡Charles Degaulle!) ignoraba del todo que se cumplían exactamente 50 años de un acontecimiento que marcó profundamente mi vida: la noche en la que la Plaza de la Estrella se tintó de amarillo y recreó en el ánimo de los allí presentes una resucitada y siniestra “Étoile jaune”.

  Fue el titular de Le Monde, en un quiosco de la Avenida Friedland, el que reabrió las puertas de la memoria y me proyectó a 1961 en un vertiginoso salto atrás.

A fines de los cincuenta del pasado siglo asistía como un modesto aprendiz venido de un mundo subdesarrollado a las veladas de sobremesa en el domicilio de Marguerite Duras y de su pareja de entonces, Dionys Mascolo, en las que un grupo selecto de intelectuales de izquierda -Robert Antelme, Maurice Blanchot, Edgard Morin, Maurice Nadeau...- discutía de sus opciones de compromiso con la causa independentista argelina y con el núcleo duro de sus activistas, los llamados “porteurs de valises”, discípulos o colaboradores de Sartre y de la redacción de “Les Temps Modernes”.

Como escribí en otra ocasión, figuraba entre ellos la novelista Madeleine Alleins: defensora apasionada de la lucha anticolonialista, pertenecía al entonces célebre “reseau Jeanson”, un grupo clandestino de ideas marxistas o inspiradas por Frantz Fanon, que procuraba un sostén logístico a la Federación del Frente de Liberación Nacional argelina en la metrópoli. Sus miembros ocultaban dinero, armas, material de propaganda y a los militantes perseguidos por la policía en sus domicilios y en los de sus amistades cercanas.

Perecieron un centenar y pico de manifestantes; docenas de ellos fueron arrojados al Sena.

La prensa censurada de la época no pudo establecer un balance preciso de los cadáveres rescatados
Un buen día, Madeleine Alleins se presentó en casa y nos preguntó a Monique Lange y a mí si estábamos dispuestos a custodiar temporalmente los fondos de la organización. Monique aceptó sin vacilar y Madeleine Alleins acudió días después con un maletón cargado de billetes que depositamos en el estante superior de una alacena junto a la puerta de entrada del piso de Rue Poissonnière. Por espacio de unos meses, la activista telefoneaba al despacho de Monique en Gallimard y le comunicaba en clave una cifra, que ella me transmitía a su vez y yo me encargaba de meter la cantidad indicada en un gran sobre y la entregaba a nuestro enlace a la hora fijada cuando sonaba puntualmente el timbre.

Concluida la custodia de los fondos de la organización, la causa independentista argelina no desapareció de nuestro horizonte. Mientras el acoso a la inmigración magrebí, el toque de queda y las “rattonades” (incursiones violentas de las fuerzas del orden contra los norteafricanos) se extendían como una gangrena, las reuniones en los domicilios de Edgard Morín o Robert Antelme mantenían viva la llama del fervor anticolonialista. Maurice Péju -cuyo excelente libro sobre lo acaecido el 17 de octubre acaba de salir de forma póstuma a la luz después de acumular melancólicamente el polvo- era al parecer uno de los hombres de confianza del fugitivo Francis Jeanson e informaba a los simpatizantes de la estrategia política del FLN. “EI Manifiesto de los 121!, encabezado por Sartre y Simone de Beauvoir -un llamamiento a la deserción de los militares franceses que suscribieron mis amigos más próximos, incluidas Monique y Florence Malraux- fue el detonante de una movilización intelectual que no cesó sino con la firma de los Acuerdos de Evian y el reconocimiento de la independencia de Argelia.

Pero vuelvo a lo sucedido el 17 de octubre. Días antes, llegó a nuestros oídos la noticia de que el FLN preparaba una respuesta pacífica masiva al toque de queda impuesto a la población argelina y que abarcaba de hecho a la de Túnez y Marruecos (en la noche colonialista todos los moros son pardos). Alguien, no recuerdo quién, nos puso al corriente de que la fecha fijada era ese 17 de octubre cuyas imágenes de fantasmal violencia se grabaron en mi memoria con cruel nitidez.

En compañía de un corresponsal argentino de France Presse, fuimos primero a pie a la plaza de la Ópera, tomada totalmente por la policía: hileras de agentes con casco antidisturbios y armados de cachiporras canalizaban el flujo incesante de los magrebíes que subían disciplinadamente la escalera de la boca del metro y los empujaban al interior de los furgones que cortaban el tráfico en todas las avenidas circundantes.







Al poco, nos llegó el aviso de que la concentración masiva de quienes desafiaban el toque de queda sin otras armas que su dignidad y coraje se situaba en l'Étoile. Allí, en las vastas aceras de la rotonda que rodea la plaza propiamente dicha, batallones compactos de norteafricanos con los brazos cruzados tras la nuca, ofrecían un espectáculo que retrotraía a las imágenes de las redadas nazis durante la Ocupación. Resueltos, impertérritos, barridos crudamente a brochazos por los focos giróvagos de la policía, aguardaban el momento de ser introducidos a culatazos en los coches celulares hacia un destino desconocido. Entre los testigos de la tropelía, divisé a algunos periodistas y colaboradores de l'Express, France Observateur y Les Temps Modernes. Lo que entonces ignorábamos es que la policía, siguiendo las instrucciones del prefecto Maurice Papon, iba a entregarse a una orgía sangrienta en la que perecieron un centenar y pico de manifestantes. Docenas de estos fueron arrojados al Sena sin que la prensa censurada de la época pudiera establecer un balance preciso de los cadáveres rescatados. La matanza permaneció enterrada en la memoria colectiva no obstante la labor de historiadores como Jean Luc Einaudi, de novelistas como el autor de “Meurtres pour mémoire” y de cineastas como Rachid Bouchareb, cuya película desdichadamente no he visto.

Con motivo del cincuentenario de esos atropellos, varios filmes documentales denuncian hoy la barbarie llevada a cabo en nombre de la supuesta misión civilizadora europea en África y el Magreb: apaleamiento a muerte de manifestantes inermes; ejecuciones de un balazo a quemarropa; apriscamiento de los detenidos en el Palacio de los Deportes; reedición del Vel d'Hiv...



 Con 50 años de retraso, Francia recobra la memoria y bochorno de aquellas brutalidades gracias al filme “Otoño en París” de Jacques Panijel, cuya difusión, como la del libro de Péju, no ha sido posible hasta ahora. A quien tenga oportunidad de verlo, sus imágenes de insostenible violencia se superponen a la belleza serena de l'Étoile, con sus palomas, turistas y paseantes ociosos, una Estrella, repito, que por espacio de unas horas se tiñó de amarillo. Y no está de más recordar que fue el mismo Maurice Papon, el prefecto de policía de infame memoria, quien facilitó el traslado de resistentes y judíos de Burdeos a París durante la Ocupación nazi y cuyo destino final fue a menudo el de los campos de exterminio.



 

La historia reitera sus ciclos: los verdugos son a veces los mismos y solo las víctimas cambian. Reconocer la culpa de aquella odiosa redada honraría a una República cuyos proclamados valores son una libertad, igualdad y fraternidad de universal validez.”

Los asesinados fueron más de 250. 

A los dos meses moría Franz Fanon.


Cliquen en el siguiente enlace, por favor

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DOCUMENTOS IMPRESCINDIBLES.

·         Didier Daenickx: “Meutres pour mémoire”
·         Einaudi: “La bataille de Paris”
·         Jacques Panijel: “Otoño en París” (película).
·         Richard Bouchareb: “Hors-la-loi” (película).



    miércoles, 16 de octubre de 2013

    Propuesta para hoy, día 16 de octubre. María Antonieta. Munich. Varios.



    Era la noche del 15 de octubre (pronto se convertiría en 24 de vendimiario, dedicado al "Nabo"). "Amarylis" brotaba. Virgilio prestó tan hermoso nombre a Linneo que lo cedió a una estilizada e independiente flor: "Amarylis Belladona". María Antonieta, Madame déficit, la paranomástica "autre-chienne", se preparaba para morir. Los niños ardían en deseos dque se instaurara el nuevo calendario, según el cual, hoy, quinto día de la tercera decena del mes, sería feriado.

    Y es que todo había empezado mal. Lo que fue pensado como cemento que uniera a dos enemigos históricos, acabó como el rosario de la aurora. El mismo día de la boda de la niña Mari Toñi (para abreviar) con el niño “delfín” y futuro “ciudadano Capeto”, 132 personas murieron abrasadas por los fuegos artificiales que celebraban el acto. Dentro de Versalles las envidias y rivalidades empezaron YA con el baile de apertura. El matrimonio fue “blanco” durante  años. María Antonieta estuvo a punto de perder la cabeza. Pero aguardó pacientemente...ajena a lo que le reservaba el "Nabo".

    ¿Han pensado Vds. por qué lo de “delfín” y no (v.gr.) “boquerón” del rey” u otra animalada? La cosa se remonta al siglo XIV y tiene que ver, como Vds. ya sabrán, con el “Delfinado”. Humberto II accedió a vender la región a la corona francesa, pero puso una condición: que el legítimo sucesor del rey portara el escurridizo nombre de “delfín”, figura principal de su escudo de armas. Algo así como el español: “Príncipe de Asturias”. De ese significado preciso se extendió a otros ámbitos, y así, ahora, llamamos “delfínes” a los estrechos colaboradores (y posibles sucesores o asesinos) de los “prohombres”, normalmente alimañas. Nosotros no tenemos “delfines”; tenemos perros que nos hacen la vida un poco más alegre.

    Bueno, sabrán vds. que hubo una revolución y tal.





    Madame déficit”, Luís XVI y sus retoños, fueron detenidos en Varenne  (lo sé porque precisamente aquella noche estaba yo tomando un calvados y fumando un gitanes en el bar-tabac de la plaa, sí exacto, el que está enfrente del hotel-restaurant. Ahora todo lleva el nombre del monarca, pero entonces tenían nombres ruralmente revolucionarios) y conducidos a la siniestra “Torre del Temple”. Allí, poco a poco, se decidiría su suerte: siempre la misma. Fue la “gordiana” respuesta a una cuestión metafísica acerca de la esencia y de la existencia de la realeza. 

    No busque en el callejero que no encontrará la “Tour du Temple”. Fue demolida por Napoleón: estaba harto de las colas de “pelucones” que se formaban ante sus pesadas puertas (actualmente en Vincenne).Su sobrino (y Huysmann) culminará la faena. Si van a París, acérquense al Ayuntamiento del Tercer distrito, ocupen una mesita en la terraza del  Café de la Mairie” o del “Le Sancerre” y tómense unos calvados mirando el jardín que tendrán delante de sus narices. E imaginen. Díganle al camarero del “Café de la Mairie” que van de mi parte… si quieren ver una cara de perplejidad.

    Déjense caer hacia el río. Vayan al “Pont au change” y contemplen “La Conciergerie” (si esa era la casa del “conserje”, imaginen Vds. dónde viviría el resto). Allí pasó sus últimas semanas. No paguen ni un euro, no merece la pena. Bueno, pues la mañana del 16 de octubre del año 1793, la condujeron a la Plaza de la Revolución (¡¡Concordia!!). Los ciudadanos de París descubrieron a una mujer destrozada y encanecida a los 38 años. ¡Ella!... que sólo se había guiado por el amor al rey (carraspeo). 



    De camino, en carro descubierto, le arrojaron verduras de temporada y alguna piedra envuelta en hojas de col. Guardó la compostura y la educación hasta el final ("perdón, ha sido sin querer"). El público también se comportó como de costumbre. Cuando bajaba vertiginosa la cuchilla, se frenó en seco, pidió permiso y sajó dulcemente su esbelto cuello de “Amarylis Belladona”. Precisamente por la zona destinada al “famoso collar”. A la cabeza, ya perdida, le vino el madrigal “Ecco, morirò dunque”, de las cinco voces sólo cupieron tres. ¿No querías color?... ¡toma “cromatismo”

    Dense una vuelta por el “Barrio latino” y recalen en mi “bistro” favorito: “La Tourelle” (alguna implicación tiene en esta historia). Si el menú no les va, pídanse unos caracoles. ¡Se chuparán los dedos!

    Tal día como hoy, del año del Señor 1590, Gesualdo destrozó por completo el cuerpo de su esposa. Vean la entrada del 8 de marzo. \Documents\propuestas\marzo\8 de marzo gesualdo\8 de marzo.doc. Quede su música como expresión de la “conciencia desdichada”. 

    Y hablando de desdicha (que no de conciencia) recuerden que tal día como hoy, del año 1919, empezó todo. Y que tal día como hoy, del año 1946 se le puso un punto y seguido a ese “todo”.. 

    Supongo que habrán comido Vds. estupendamente y que en ese estado de aflojamiento y hartazgo consiguiente, les será difícil atender a mi siguiente propuesta. Si se dan prisa podrán tomar el vuelo de París a Munich, servido por Lufthansa. A las seis estarán allí. Tómense una cerveza en cualquier sitio, dense una vuelta y aparezcan sobre las 8’30 por la impresionante (¡no se dejen impresionar!) Hofbräukeller de la Innerer stadt. Allí en esa mole, que parece un remedo del florentino palacio de los Médicis, hace 95 años, el chivato Adolf Hitler dio su primer mítin. 



    Infórmense Vds. de las circunstancias. Yo simplemente les recuerdo el día para que Vds. puedan recrear la escena y sacar sus conclusiones. Sólo decir que aquella intervención fue sonada y le abrió las puertas del partido. Todo el programa estaba allí (“in nuce”). Él fue el primer sorprendido ante su facilidad de palabra y de su donosura. 

    Alguien se rió, era inevitable; pero por muy inevitable que fuera no volvió a reirse jamás.

    Cuesta imaginar esta sala llena de adultos vestidos con el infame pantalón corto (y peto) de aquellas tierras. Ni siquiera el vestidito de los “euzones” griegos les hace sombra. Éstos tienen la delicadeza de reservarlo para un acto “turístico-protocolario”; pero aquellos van hasta el “condis” con su depravado uniforme, de cazadores de patos silvestres. 


    Alguna mesita encontrarán. Pidan “Pato de corral crujiente”, rociado de zumo de naranja y con la guarnición acostubrada (patas, col…) y una botella de Merlot del Véneto. Acaben con café y aguardientes. ¡Ojo…el “Mästerjaeger” ha sido degradado: 35º). Tómense un “Morand Himbeer”… un poco dulce, pero aún se mantiene en los 43ª. No dejen propina. Les saldrá por unos 50 euros. Si se les va la mano con el aguardiente ¡no respondo!


    Consuélense, si pueden, con los 11 ahorcados de Nüremberg. Bormann ya había muerto en la toma de Berlín. Göring imitó a sus amigos del búnker. Robert Ley se ahorcó con una toalla en el váter y Krupp estaba tan hecho polvo que se murió solo. Los otros miles se desvanecieron euridicianamente. Aquello fue pura propaganda. Aprovechando la charlotada, Stalin quiso atribuir a los ahorcados las matanzas de Katyn. 



    ¿Qué tal el pato? ¿Bueno? ¡me alegro! El “Pato Donald” se empezaba a cocinar. Los hermanos Disney crearon su Compañía (después “Estudio”) tal día como hoy, del año 1923. Por aquellos días, del año 23, Hitler se había trasladado de cervecería y, ahora, rondaba la Bürgerbräukeller. Estaba tramando el “putsch” que lo conduciría a la cárcel. (ver ..\Documents\propuestas\noviembre\tarde del 8 de noviembre.docx). 

    Ven Vds. cómo la Unión Europea ha servido para algo: pueden transitar entre Versalles y Munich como si tal cosa. 

    Y es que Hitler no soportaba que se rieran de él. La cosa le venía de “Parsifal”. “La culpa metafísica de los judíos era haberse reído de Dios”. ¡La risa de Kundry…!
    No podemos saberlo todo. Pero… ¿Han oído hablar de “Theresienstadt”, ese resort cinco estrellas para artistas e intelectuales judíos, sus familias y finalmente de todos los niños judíos del asilo praguense. Allí se hizo música estremecedora. Tal día como hoy, del año 1944, salió uno de los once convoyes que transportaron a más de dieciocho mil prisioneros a Auschwitz. En aquel convoy iban  Klein, Ullmann, Haas, Krása y los niños que habían representado Brundibár y que sonriendo (¡!). habían saludado al tendido.
    Todos murieron en los siguientes días, menos Klein cuya fortaleza le permitió vivir hasta enero.
    He aquí un resumen canónico:

    Aninka y Pepichek son dos niños pobres cuya madre está enferma. De acuerdo a las indicaciones del médico, deben conseguir leche para ella, pero no tienen dinero. Intentan ganarlo cantando por la calle, pero un organillero llamada Brundibár los considera una competencia y los echa violentamente. Un gorrión, un gato y un perro vienen en ayuda de los hermanos, reúnen a todos los demás niños de la aldea apelando a su solidaridad, y cantando todos juntos consiguen el dinero ansiado, sin que esta vez Brundibár logre oponérseles.

    Sendak ilustró la tierna historia y pueden Vds. encontrarla en forma de cómic y naturalmente escarbando en youtube.


    https://youtu.be/fMiuQfaysrE
     

    Aguanten en la cervecería hasta que puedan. No se levanten hasta que no hayan subido las sillas. Les esperan algunas horas vacías. Aprovechen la luna llena y paseen o pimplen como buenos bávaros. Pueden, entre copa y copa, profundizar en el misterio de la Trinidad. En realidad cuanto más se profundiza más se hunde uno en el lodazal teológico. Ya se lo dijo aquel niño repelente a San Agustín, que paseaba embebido en el misterio: “Más difícil es vaciar el mar con este cacito que entender el misterio de la trinidad” (más o menos esas fueron sus palabras). Esto, o lo tomas o lo dejas (como las lentejas). No tiene vuelta de hoja. Que dios sea “uno” y “trino” es una de mis “figuras teológicas” preferidas. Me pueden quitar la “transubstanciación” (¡ojalá!); que modifiquen lo de la “Inmaculada Concepción”…¡no seré yo quien proteste! Pero, por favor, que no me toquen lo de dios “uno” y “trino”…¡que trino!

    Esto viene a cuento porque, en tal día como hoy, del año 1736, W. Whiston, anunció al universo mundo la inmediata colisión de un “astro” contra la tierra y su completa destrucción: Anunció el fin del mundo. Y, como siempre ocurre, algún borracho (de esos que no saben beber) y algún poeta, se lo creyeron y se inmolaron. Este mismo Whiston, enemigo del tabaco, y amigo de Newton (aunque éste no le correspondiera en la misma medida), este “melancólico”, era un oponente acérrimo de la naturaleza trina de la divinidad. Era un unionista. La Iglesia Anglicana se lo hizo pagar caro. Le hicieron perrerías: expulsado de la universidad, expulsado de la “Royal Society” (Newton), declarado hereje, se le negó el derecho a imprimir sus opiniones…¡lo normal! 

    Mirarán la luna llena y recordarán la bellísima y sobrecogedora última escena de “Melancolía”. 


     Acuérdense que llevarán unas copas de más. No sean insensatos. Diríjanse a la Estación Central y tomen el tren al aeropuerto. El vuelo sale a las 6`30. Estarán en Barcelona en dos horitas.

    Habrá sido una “Larga Marcha” (*).









    RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

    Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...