Sórdida
natividad: bajo una farola, sobre la esclavina oscura de un policía y envuelta
en el vaho etílico de sus progenitores y del bigotudo y gentil gendarme, vino
al mundo, de forma precipitada: Edith Gassion. Diciembre de 1915.
Inevitable
pensar en Nerval y en la eficacia (de cara al más allá) de las farolas
parisinas.
El padre, en
primera línea de la Primera Guerra Mundial, solicitó un “permiso especial por
nacimiento de hijo”. Llegó y no le dio tiempo ni a quitarse los
calzoncillos (sic)…había perdido un tiempo precioso pimplándose un litro de
vino de un trago. La madre rompió aguas (lo imperdonable hubiera sido romper la
botella de vino)…¡y todo fueron prisas!...Su ansiosa carrera terminó en el número
72 de la calle Belleville…La inevitable placa recuerda el acontecimiento.
Llevaron al
cachorillo a la comisaría cercana y la declararon nacida: Edith
(en honor de una heroica espía inglesa recientemente fusilada por los
alemanes)…¡Con un nombre así…cualquiera…!
Como (¡ya
saben vds.!) a mí el tiempo y el espacio me la “repampinflan” …iré y volveré cuando me venga a bien. O seré,
directamente, ubicuo:
Así que
ahora, me tomo un cuartillo de calvados en el Tabac que hay junto a la plaquita
de marras y dentro de un momento estaré pimplando en “La coup d’or” de la rue Pont Mortaine, de Lisieux.
Mientras
tanto, Vlaminck (muerto tal día como hoy, del año 1958) en su
fase anarquizante y antibelicista, combatía a los “boches”. Estaba acostumbrado…¡no temamos por él!:
…”Utilizaba el color como si fueran bombas”.
Cocteau (fallecido
tal día como hoy, del año 1963), por su parte, librado de la matanza por
problemas de salud, se enrola para ir adiestrándose como impostor e impostado.
Puestas las bases:
pasaremos a nuestro acostumbrado tentempié matutino y al sacramental carajillo
“mitad y mitad”.
Sonará en el
Esputofaif:
·
“Concierto nº
1 (en realidad el 2º) para piano
y orquesta” opus 11 de Chopin.
Recordarán
vds. que la princesa de Bormes (“Thomás
el impostor”: novelita en la que Cocteau se recrea en su “experiencia” de guerra) era francesa de
ascendencia polaca, (al contrario que Chopin, polaco de ascendencia francesa)
y su contundente afirmación: “Polonia es un país de pianistas”.
Tal día como
hoy, del año 1830…mientras en París se producían las tres revoluciones: “Hernani”, “La Sinfonía fantástica”, y “las jornadas gloriosas” se estrena en
Varsovia, en el Teatro nacional el “Concierto
nº 1 (en realidad el 2º) en mi menor”,
opus 11.
Fue un
concierto de despedida, Chopin se disponía a realizar “le grand tour”…¡Nunca volvería! Se estableció en París. Todas las luchas
de su pueblo frente al invasor ruso y por la independencia le llegarían como
ecos…que convirtió en emocionantes composiciones.
La enclenque
y medio (¿) ciega niña fue abandonada por su madre en manos de la
abuela…Aquella casa resultó ser la “Idea
Perfecta de la morada del Complejo de Diógenes” (si fuera posible
personificarlo en toda su magnitud).
Allí se
plantó la semilla de la cirrosis que la llevaría a la tumba: La abuela,
empapada todo el día, le daba biberones de vino para matar el microbio. La
suciedad iba creando capas y más capas sobre la tierna piel de la criatura y la
hacía parecer más gordita. En realidad era un cabezón soportado por dos
cerillas. Los ojos, después se descubriría, eran lunas ecuatoriales. Nunca
sobrepasó el metro y medio de estatura ni alcanzó los 40 kilos.
Cuando volvió
el padre, antes de acabar la contienda, rescató a la pobre niña de la casa de
calle Roverbal y se la entregó a su madre (de él), encargada de la limpieza de
un “burdel” de provincias, propiedad de una prima hermana y sito en Bernay
(Eure. Normandía): así entre Luise, Madame Marie y la bandada de Ángeles
Custodios, fueron sacando a la niña p’alante. Sólo cuando la perita en
desinfecciones se aplicó a la deconstrucción de la pequeña, se manifestó ésta
en sus verdaderas dimensiones.
Allí empezó, por lo demás, su aprendizaje en
humanidades.
Ciega
(catarata congénita) como estaba, agudizó el oído y el tacto, y otras virtudes invisibles.
El padre, era
“un figura”: compaginaba el amor por
la niña con su profesión de saltimbanqui y su afición a “beber verde”…
Entrenaba con
entusiasmo y por amor a la profesión, lo que no era obstáculo para desarrollar
el ingenio del necesitado. Dominaba la calle: Creaba corros, los mantenía y los
hacía desvanecerse euridicianamente, a voluntad…no sin antes haber conseguido
el sustento. La necesidad tampoco le impedía echar niños al mundo…
Teresita de
Lisieux (del niño Jesús), también normanda, estaba en proceso de beatificación,
o sea que aún no era beata, ni, menos, santa; sin embargo la fama de su vida
sencilla…etc…etc…había traspasado decididamente los límites del terruño. La
Basílica estaba en fase de proyecto y sus restos descansaban en el Carmelo de
Lisieux.
Quienes
entienden del asunto la comparan con Helena Kowalska, también conocida como Santa María Faustina Kowalska, polaca.
Toda la
plantilla de Chez Madame Marie, era aficionada a la futura santa. Así que dios se dispuso, como siempre (¿), a
escribir recto en los miserables renglones humanos.
Cerraron el
negocio el día 19 de agosto y se dirigieron en tropel a la búsqueda del
milagro: ¡que santa Teresita devolviera la vista a la pequeña Edith!
…Las
delataban los zapatos de charol de aguja afilada…por lo demás hubieran parecido
un grupo de descarriadas en busca del redil. Los clientes, asombrados y
entristecidos, que las veían deambular decididas, pensaron en lo peor.
Llegadas a la
Iglesia, pidieron que el milagro se realizara, con el fin de dar un poco de
tiempo, el día 25, día de San Luís,…para que el padre tuviera parte en el
milagro.
Y, ¡¡el milagro se realizó!!...Cuando las
esperanzas estaban por los suelos y la fe a punto de convertirse en
descreimiento...oyeron unas cristalinas e inseguras notas procedentes del piano
de la casa: Era Edith que tocaba con un solo dedo “Au claire de la lune”.
En un principio la niña pensó que el mundo era como un código de barras: líneas
blancas y negras…hasta que giró la cabeza y constató la grandeza y variedad de
lo existente.
Miren vds. la
foto de Edith Piaf y fíjense en la medallita:¡ Santa teresita de Lisieux!
Y como no hay
bien que por mal no venga (¿)…ni mal que cien años dure (¿)…la niña fue
expulsada de la escuela: ciega, no podía tener malas influencias; pero ahora
¡que veía!...su influencia podría abrir horizontes de esplendor en sus
condiscípulas.
Inevitable
pensar en la iglesia de santa maría de Batignolles y en el “santo bebedor”.
A partir de ahora
(7 años) y hasta los 15, Edith los pasó con su padre, pateándose los pueblos de
la comarca e, incluso, las calles de la capital de la república. A las piruetas
del padre, se añadía, ahora, el patetismo. Louis empezaba la función echándose
al coleto un litro de vino sin respirar.
La niña nunca
dio los saltos mortales prometidos, pero el día que un “duro” exigió las piruetas, el padre, escudándose en una repentina
fiebre infantil, convino en trocar los saltos por una canción que la niña
tendría a bien dedicarle (al malcarado sin entrañas):
“Trois semaines qu’il était parti
Je couchais avec tous se samis.
Ah, je meritais de coups de cravache…
Je suis vache”
La niña tenía
9 años y fue la primera vez que Edith Piaf cantó en público: la temática
chirriaba y facilitaba el movimiento de vaivén de las manos a los bolsillos.
Por aquellos
mismos días Nadja (principio de
esperanza) abandona Lille para sembrar misterios en París. Y tal día como hoy,
del año 1926, cerca de la parte alta de Magenta, afirmó como una sibila: “El tiempo es quisquilloso. El tiempo es
quisquilloso porque es necesario que
todo llegue a su hora”. Ella se había retrasado en su cita con Breton, al
que, YA, se le hacía insoportable Cocteau…snob, zalamero, babosín…¡falto de
fundamentos! (pese a proceder de la altísima burguesía)…
Tiempo tendrá
(Cocteau) de manifestar (nunca claramente, como le era consustancial) su
naturaleza reptílica.
Viene la
separación del padre y el encuentro con su hermanastra “Momone”…con quien formará pareja “artística”. Su primera actuación conjunta: Rue Vivienne.
Se instalan
en el “Hòtel de l’Avenir” (¡¡)…ven
vds. como dios aprieta, pero no ahoga…
Sigue su
primer matrimonio, la muerte del fruto de tan fugaz e inconsciente unión
(…¡infórmense
vds. de cómo pudo pagar los gastos del
entierro…!...¡Infórmense!...)
y el primer
contrato en un local cerrado: “Jules-les-pins”
(“Chez Lulu”), por Pigalle.
Chulos,
marineros…hombres duros. Entre sus locales preferidos, tras acabar la
actuación: “La Rata muerta”…donde 20
años atrás se ganaba parte de la vida Vlaminck, hijo de músicos bohemios…tocaba
con soltura el violín (las otras partes se las ganaba con el boxeo, el ciclismo
y la pintura). Casado a los 18 años, se encontró, antes de la mayoría de edad,
con tres hijos que alimentar. Por entonces, tras el éxito en el salón de otoño
de 1905, su pintura empezaba a cotizarse: “Fauvismo”…en
su variante más violenta.
“La Rata Muerta”, estaba en Pigalle,
7…junto a la “Nueva Atenas”
(santuario impresionista)…¡Pasen vds. por la plaza y vean lo que ha quedado de
aquellos MONUMENTOS!
La originalidad del cabaret radicaba en:
1.Sus dos
orquestinas que no paraban (turnándose, claro) de tocar en toda la noche: una,
distinguida, con cuerdas, maderas y arpas, para atacar las piezas selectas:
valses y cosas parecidas.
Y la otra, de
combate: Guitarras, bandurrias, acordeones, timbales…dispuesta a acompañar los
más disparatados bailes de la época y hasta de acompañar a algún flamenco…si no
¡que se lo pregunten a Antonio de Bilbao! (natural de Fregenal de la Sierra).
2.la cantidad
de chicas solas que acudían.
El espacio
era escaso: largo, estrecho y de techos bajos…todo se disimulaba con espejos.
La clientela se seleccionaba naturalmente: los precios del “champán frapé” (única bebida) estaban
por las nubes. El nombre le venía del olor a muerto que ascendía desde el
subsuelo. Lo disimulaban con Zotal y con los espesos “perjúmenes” de mujer.
Edith y su
hermana se trasladan a “Au claire de lune”
(en la actual rue (¿callejón?) André-Antoine, antiguo pasaje de Bellas artes)…y,
como si todo fuera premonición, se le volvió a abrir el mundo en forma de
contrato en el “Gerny’s” (Rue Troyon.
Campos Elíseos) de Louis (¡otro Louis en su vida: su padre, su exmarido…!)
Leplée. Él la bautizó como “Piaf”…como
un gorrioncillo (¡¡): “La Môme Piaf”.
Louis Leplée
fue asesinado, supuestamente, por tipos duros de la “colla” de Momon.
Mientras
Edith comenzaba su ascenso profesional, Estados Unidos empezaba a recoger los
frutos del Crac del 29: “La Gran
Depresión”. Los caminos se llenaron…pero…¿qué digo?...Mejor que vean las
fotos de Dorothea Lange (muerta tal día como hoy, del año 1965)…Edith Gasion no
hubiera desentonado.
El nombre de
Edith lo recuperaría cuando la ocupación alemana: en casa de Madame Breton “La marquesa” (¡de ediciones “Raoul Breton”!).
Y aquí
dejamos a la Piaf…encarrilada. Volveremos cuando esté en las últimas: Principio
y Fin.