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lunes, 25 de marzo de 2013

Propuesta “¡Quién pudiera”! para hoy, día 25 de marzo. "El Excesivismo"



Sabrán vds. de la sucesión vertiginosa de las vanguardias artísticas a principios del siglo pasado y de la fugacidad de algunas de ellas. Así como el gusto por el exceso del que muchas de ellas hicieron gala. Pero ninguna tan fugaz ni excesiva como aquella a la que nos vamos a referir.

Gorrión”, sabedor de la desgraciada pérdida de mi budinovka, me despierta encasquetado con la suya. Intento quitársela y probarle la del gato con el fin de quedarme yo con la suya....huye.

- ¡Está bien! ¡Quédate con tu gorra! ...¡Otro Kronstadt vendrá y la gorra perderás!

Hoy una sola loncha...lo suficiente para disimular la cortisona. Y yo carajillo doble. Paseito corto...¡por desagradecido!

Mientras rebaño el aceite con orégano (griegos), intento un trueque: un trocito de pan con aceite por la gorra orejera...¡ni por esas!
La del gato me está MUY pequeña.
El vecino me ofrece una copita de Master Jager (¿) y se queda con el animal (tener un buen vecino es una bendición).

Tarjeta dorada, lado de playa para gozar de la esplendorosa mañana. Estació de Sants. ¡¡a París!! (con trasbordo en La Jonquera). Serán las 9h. y 5’ de la mañana y estaremos poniendo el pie izquierdo en la plataforma del AVE.
No habremos acabado el croissant (¡¡France!!) y ya habremos llegado a la frontera. Con prisas nos tomaremos otro “marc” para despegar los restos de la bollería.

¿Tendremos que soplar al hacer el cambio de tren?

Tal día como hoy, del año 1910, se inauguró, como todos los años desde 1884, el “Salon des Independeants”. Así como el salon de 1911 pasó a la historia por ser el salón de la consagración del Cubismo (sin Picasso ni Braque), el de 1910, pasó a la historia por la aparición de un nuevo y breve movimiento artístico. “El excesivismo”: “Et le soleil s’endormit sur l’Adriatique” la prueba. Joachim-Raphäel Boronali, un joven pintor futurista genovés, su autor. Autor, además, de un manifiesto que se publicó por entregas en los periódicos. El autor ¿parodia? el reciente "soleil levant" de Monet y el moviento asociado.



“El exceso en todo es un fracaso, dijo un asno. Todo lo contrario, proclamamos nosotros, el exceso en todo es una fuerza. La única fuerza”. El exceso como camino preferente hacia la Belleza. Una belleza convulsa (¡comme il faut!)

El cuadro de medio formato (54cm x 81cm), enmarcado en dorado y firmado abajo a la derecha, estuvo colgado dos semanas junto a cuadros del Aduanero, de Matisse y de otros por el estilo: Era (¡Es!) un cuadro de colores vivos (naranjas, amarillos, rojos) que flotan sobre un fondo que evoca el mar.
Los críticos (en pro y en contra) hablaban de “precoz habilidad”...”torpeza de factura”...”temperamento todavía confuso y colorista...”exceso de personalidad”...

En realidad se trataba de ¡la primera pintura abstracta!...por primera vez se dejaba atrás el arte ilusionista (Kandinsky trucó la fecha de su famosa acuarela y la primera obra abstracta de Kupka se presentó en público en 1912). Se vendió por 400 francos (¡pas mal!).
Quien quiera contemplarla tendrá que ir a Milly-la-Fôret (unos cien kilómetros al sur de París), preguntar por el Espacio Cultural Paul Bédu (antiguo agente de la propiedad), enterarse del horario y ¡nada! entrar.

Para hacer tiempo (¡!) tomaremos un eau de vie. Llegaremos a Austerlitz a las 13h. ¡Justo para el Dry del medio día!

La boca del metro nos engullirá y bajaremos, después de vueltas alucinadas, en  Lamarck, en la Butte de Montmartre. Lo difícil será evitar los bares, bistrós, restaurants...¡no haremos esfuerzos! Lo que sí evitaremos es la blanca mierda del Sacré Coeur. (¡por muchas razones!)...Ya volveremos...

Cogeremos la calle Saint Vincent, que encontraremos frente a la salida del metro. El cementerio de Saint Vincent quedará a nuestra izquierda, seguiremos hasta cruzarnos con la Rue Saules: en la esquina de la izquierda frente a las viñas de Montmartre, encontraremos nuestro destino: “Au Lapin Agile”, el cabaret más antiguo de París, en la más parte más alta de la ciudad.

Por burros, nos encontraremos el local cerrado: horario de 21h. a 1h. Show y bebida 24 Euros. Estudiantes 17 euros. 2ª bebida 7 euros. No sirven comida: No pueden hacer (bien) dos cosas a la vez. ¡¡Y nada de tarjeta dorada!!

Serán sobre las dos y tendremos hambre. Bajaremos la calle, pasaremos las viñas y en la esquina con la calle Saint Rustique encontraremos “La Bonne Frannquette” (por cierto pintado por Van Gogh (“La Guinguette”, Museo del Louvre) que vivió en la calle Lépic con su hermano Théo. Por burros, lo encontraremos cerrado (de 12 a 14 y de 19 a 22’30). Si estuviéramos en Grecia no tendríamos estos problemas con los horarios. Son horarios que apuñalan directamente su tradición. ¿Quién iba a decir que “Au lapin agile” y “La Bonne Franquette” tendrían estos horarios tan miserables. Horarios de fariseos, de familia Trapp (con todos los respetos) y sus fans. En dos horas no puedes tomarte un par de Ricard, comer y degustar un fifti-fifti con remolque como dios manda.




Tomaremos una decisión drástica: Bajaremos por Norvins y el restaurante-bar que haga cinco a la derecha, entraremos....llegaremos a la place du Tertre...una especie de plaza de novillos con astados de toda índole. Nos sentaremos en cualquier terraza dispuestos a que nos saquen los ojos...¡y nos los sacarán!...con una antipatía y una falta de aplicación proverbial y cierta. Nos haremos la promesa sagrada de no recordar lo que comamos y, quizá será por el efecto de las viandas, que caeremos verdaderamente en una amnesia anterógrada que cubrirá el inmediatamente antes, el mientras y el inmediatamente después...¡Y también por la absenta de 72º!...¡Volveremos a ajustar cuentas!

Serán las tres y estaremos como al principio pero con 50 cl. de alcohol puro más.

A las siete, ya no sabremos ni dónde estamos. Ni a qué hemos venido a París. La cúpula hindú del “Sacré mierda” lo domina todo. Volveremos lo andado y si tenemos suerte nos dejarán entrar en la “Bonne Franquette”...o de lo contrario nos helaremos en la petit terrasse. ¡Petit terrasse!

- Un petit creme sil vu plè.
- 4 euró
- Merci.

Sobre el frontispicio: “Aimer, manger, boire et chanter a Montmartre”...¡Habráse visto caraduras!

El asunto que les contaba del “excesivsmo”, como habrán podido intuir fue todo un montaje organizado por una pandilla de chalaos y poetas.

El personaje clave fue Frédéric Gerard (Père Frédé). Este personaje de larga barba blanca, calzador de zuecos, fumador de pipas varias, tocador de guitarra y de violoncello, vendedor ambulante, amante de los animales, futuro feliz compañero de Berthe Séborce y futuro desgraciado padre de hijo asesinado, tenía un local (“Le Zut”. Rue Ravignan, 28) no lejos de aquí. Lo había comprado al anarquista Gilbert Lenoir que había escogido el nombre en honor a los Zutistas (Ch. Cros, Rimbaud, verlaine, André Gill… cuyo cuartel general estaba en el Hotel des Étrangers allá por Saint Michel).

Desaparecido el grupo, Cros fundó el movimiento “Zutique” (ver el Álbum Zutic).

A la clientela anarquista, se le unió la de los artistas (...sí, sí! ¡todos!)...la proximidad de la Chat Noir, le Moulin de la Galette, Le bateau Lavoir...potenciaba este segundo grupo.
Un cliente asiduo era el “llamado” Pierre Mac Orlan (aparecerá más adelante). Picasso (pese a no ser santo de devoción del propietario) pintó una “Tentación de San Antonio” en las paredes del local...¡Estaban absolutamente todos!

Frédé jamás dejaba sin comer ni beber a ningún artista...pagaban con su arte. Aquello fue una especie de abadía de Théleme. Se recitaba, se cantaba a capella, con acompañamiento de cuerdas o de vientos...se disparaba a matar...las navajas brillaban las noches de luna. Los “Apaches” (zapatos relucientes, chaquetilla corta, gabán negro, pañuelo al cuello, faja..) aparecían con frecuencia en bandadas y se armaba la de dios es cristo.

Victor Serge, por entonces en París y anarquista-libertario, describe el ambiente nihilista y absolutamente desesperado que respiraban estos grupos.

El local fue cerrado por la policía en el 1902...y todos se trasladaron a “Au lapin agile”.

Y nosotros también. Andaremos en zizg-zag los cien metros que nos separan de le Lapin  y como serán las 21 h. no nos pondrán ninguna pega.

El edificio es de 1795, (más nuevo que Can Culleretes). En 1860 era un albergue para viajeros: “Au rendez-vous des voleurs” (por lo menos no engañaban a nadie). En el 69, fue a mayores y pasó a titularse: “Cabaret des assassins”: las paredes estaban “adornadas” con los inmortales rostros de los asesinos más célebres de la región: desde Ravaillac, que asestó dos puñaladas mortales de necesitad a Enrique IV y fue, naturalmente quemado y descuartizado en la plaza de la Grève, abajo a la orilla del Sena...hasta Troppmann el autor de la escalofriante masacre de Pantin (¡infórmense vds. Infórmense!), guillotinado en la plaza de la Roquette, frente a la cárcel (la guillotina pasó de la Grève a Saint Jacques. En 1851 fue instalada provisionalmente en la Roquette…hasta la demolición de la cárcel de hombres (1899), momento en el que volvió al fauburg de Saint Jacques…¡había que repartir la diversión por toda la ciudad!)

El tal Troppmann fue muy famoso y su caso (proceso y desenlace) interesó a celebridades como Flaubert, A. Dumas, citado en una poesía de Lautrémont y por Bakunin (“Dios y el Estado”), Rimbaud...Turgueniev (que escribió un relato sobre su ejecución y del que tomo estas notas): Una multitud esperaba desde la medianoche (a las siete eran las ejecuciones en invierno), peleas...mucho vino...alguna tímida Marsellesa o un ¡Abajo Pedro Bonaparte!...algún grito de apoyo al desgraciado...los niños poblaron los árboles como pajarillos...el cielo se puso negro y amenazador...el verdugo era “muy sencillo, muy tranquilo y muy educado”...el reo, también. No se hizo encima; al contrario, muy tranquilo, reclamó su media inocencia...El cura a lo suyo...y a las siete en punto el sonido silbante de la cuchilla y la cabeza que cae en la cesta de mimbre de color vino de Burdeos. V. Serge describe otra ejecución en la que el alboroto subió de tono y se enfilaron contra los ejecutantes y ordenantes.

La turba confundió a Turgueniev con el verdugo: fue el único momento apurado.
Turgueniev:  “¡…por lo menos que supriman la publicidad!”.

Por eso la fonda se llamaba “Los Asesinos”.

En 1875 el propietario del local, un tal Sals, funcionario municipal en sus ratos libres, pidió a André Gill (Zutista) que dibujara el “emblema” de la casa. Dibujó, (¿recuerda a las ilustraciones de John Tenniel que, por entonces ilustraba “Alicia...”?) un conejo escapando de una cazuela. Empezó a conocerse con el nombre de “Le lapin à Gill”...y de ahí  ¡¡Le lapin agile!! (aunque también hay que estar ágil para escapar así de la cazuela).



André Gill, comunero, miembro de la Comisión de Artes (junto con Courbet), pudo escapar a tiempo de la masacre. Escapar es mucho decir…huyendo de la masacre se escondió en el sótano del Hôtel de Cluny y, desde su escondrijo, algo vio a través de una tronera…¡algo terrible!...que aceleró su tendencia a la locura y forzó su internamiento en un manicomio, donde murió.
Además de dibujante satírico, era cantautor y actuaba asiduamente en “Le Lapin...”.

Ya vamos acercándonos al asunto que nos ha traído aquí. También el camarero se acerca:

- di pen avec jambón, sil vú plé!
- Rien à manger
- Hostia ¡se me había olvidado!
- (¿?)
- Eau-de-vi de céris...8 cl.

El espectáculo empieza: “Le temps de cérises”...¡faltaría más!...

En 1886 el local fue comprado por una exbailarina de can-can (la mère Adéle). Le puso “A ma campagne”…no bastó con cambiar el nombre para deshacerse de los patibularios.

A comienzo de siglo lo compra Berthe Séborce (después mujer de Frédé) que se instaló allí con si hija Margarita Luc (“Margot”) que se casaría después con el citado Orlan, humorista, casi pintor, estupendo escritor, patafísico, autor de la primera “bande dessiné”, escritor de canciones (influiría en Boris Vian, Brassens y otros...) así como anarquista-libertario que llegó a defender la revolución proletaria y enviaría crónicas desde Alemania defendiendo la revolución espartaquista. En 1919 su libro de memorias de guerra: “Les Croix de Bois”, estuvo a punto de ganar el Goncourt, arrebatado por “A la sombra de las muchachas en flor” (Proust) por 6 votos a 4.
“Les Veillées du Lapin Agile”, “Rue Saint Vincent” y “Le quai des brumes” son las obras que mejor describen el ambiente de Montmartre de la época y de ahí tomamos algunos datos: los “Apaches”...y el asunto que nos ha traído  aquí.

Cuando cerraron el Zut, Frédé aterrizó por allí y empezó la diversión. Convirtió “Le Lapin” en lo que fue.

Un día de mediados de marzo Roland Dargelés, pintor satírico (que en 1917 recalaría en le Canard Enchainé) y dos colegas decidieron burlarse no sólo de la crítica sino también de los cubistas(“La bande à Picasso”) y de, según ellos, su alejamiento de la realidad.

Así que

-Garçon! ¡¡cérise!! 8 cl.

llamaron a dos pintores de los muchos que transitaban a diario por la puerta del local y les pidieron que pintaran en un lienzo que les presentaron un fondo de colores vivos, en plan “fauve”. Después ataron un pincel (brocha) a la cola del burrito de Frédé (“Lolo”) con quien había trajinado como vendedor ambulante, le dieron zanahorias para que moviera la cola con soltura y alegría y así el burro con la cola, acabó el cuadro y le dio el toque personal. Todo ante la presencia del notario Paul-Henri Brionn (cuyas actas se conservan).




¿Conocen vds. la asociación de pintores rusos “La cola de asno”? ¿Aquella asociación que Gonxarova y Larionov, hartos del tradicionalismo de la “Dama de diamante” crearon y se convirtió rápidamente en la cuna de la vanguardia rusa: Malevich, Tatlin…?

El cuadro fue presentado en el Salón… (No había jurado..bastaba con pagar una cuota) y expuesto al público con los resultados anotados más arriba. Esto ocurría el 25 de marzo de 1910: nacía la Abstracción.

Días después, Dargelès se presentó en la redacción de Le Matin que, al día siguiente, publicó una crónica titulada: “Un asno por jefe de escuela”.

Boronali no era más que un anagrama de Aliboron que, como todos los niños franceses saben (y en mi casa ¡hasta el perro!) es el nombre del burro de la fábula de La Fontaine “Los ladrones y el burro” y viene a significar “persona corta”,“ignorante”,“burro”...El origen del nombre es, todavía Questión Disputata.

El diccionario de pintores” de Bénézit (1939) todavía citaba a Boronali como “pintor genovés...”.

No todo fue diversión en “le lapin…” Al mismo tiempo que “nacía” la abstracción, Víctor “Totor”, hijo de Frédé, recibió un tiro en la cabeza durante una de los, cada vez menos habituales, ataques “apaches” (¿)

Pagaremos sacando todo el dinero que tengamos y ofreciéndoselo al camarero que cogerá lo que le venga en gana. Tropezaremos en todos los muebles y el cantante parará (papá, parará pachín) “les temps de cérises”…(¡Lástima de canción! Jean Baptiste Clément que la compuso en el 66, no pensó nunca que se convertiría en reclamo turístico aquello que en 1885 dedicó, amoroso, a “Louise” (no, no se trata de Louis Michelle) una de las últimas enfermeras (ambulancia) de las barricadas de Mayo).

El camarero nos conducirá a la puta rue.

-Taxi. A la Gar!
- (¡!)
- D’Austerlitz. Vit!

Llegaremos a las 11 y el tren saldrá a las 11 y media: tren normal...12 horas y pico. Intentaremos comer un bocadillo, aunque sea congelado, de salchichón. O una bolsa de algo.
Serán las 11’30 y estaremos poniendo la rodilla derecha sobre la plataforma del tren expreso destino a Barcelona, sin trasbordo.

El cabaret estuvo a punto de ser demolido. Aristide Bruant lo salvó de la ruina segura (1913). Lo mantuvo algunos años y se lo vendió, a buen precio, al hijo de Frédé, Paulo, que, a su vez, se lo pasó a su hijo Yves Mathieu que se lo pasará, cuando llegue la hora, a sus hijos Frédéric y Vincent que, seguro, esperan como lobos hambrientos: Uno habrá estudiado Empresariales y el otro algo de marketing.

¿Ven vds. cómo todo degenera?

Picasso, que estaba en todas, pintó (1904) a la hija de margarita, “Margot”: “La femme a la corneille” (una corneja amaestrada por Frédé). Ëpoca azul tardía. Y también el interior del cabaret: “Le Lapin Agile” donde aparece, al fondo, el propietario y, acompañando al pintor, Germaine Pichot...aquella Germaine por la que Casagemas se quitó la vida cuatro años antes y que Picasso, como siempre, no tuvo escrúpulos (¿ni ella?) en cortejarla casi inmediatamente. Este cuadro se quedó en el local como pago de unas consumiciones. Frédé lo vendió a un americano (1914) por 20 $ (recuérdese que el cuadro del burro fue vendido en 400 fr.)...En 1989 se vendió en la Sotheby’s por 40’7 millones de $.




 ¿Ven vds. como todo degenera?

Llegaremos a Barcelona sobre las 12 de la mañana (otra vez el arcángel) y a casa sobre las 12’45. El perro sigue con la gorra puesta...¡No se la quita ni para dormir!. El vecino me sirve un Mike jager (¿?) y me voy derecho (¿) a la cama. El perro que espere.

En sueños se me aparece el asno de Buridán, que se pasó de pirrónico  y el de Balaam, instrumento ocasional de la voluntad divina.

¿Cómo era aquello…de que dios escribe torcido en renglones rectos…escribe recto en renglones rectos…torcido en líneas torcidas?…¡pues eso!








domingo, 24 de marzo de 2013

Propuesta para hoy, día 24 de marzo. Mi concepción. Tsvaeteva a Pasternack. 2ª SERIE.





El 24 de marzo de 1951fue sábado, sabadete. Luna llena. 



 No sé si Vds. conocen “El Portús”. Es una cala medio salvaje que está saliendo de Cartagena hacia el sur. Abierta a los vientos africanos. Ahora es un centro internacional de naturismo nudista. Ahí todo el mundo va en pelotas a cualquier hora del día y en cualquier época del año. ¿Frío?… ¡imagínense Vds. en Islandia o en Lübeck!...  Ahí están la mar de bien. No hablen Vds. de inconvenientes: lo tienen todo pensado y asumido. Así que si van, verán rebaños de “bípedos sin plumas” escalando las escarpadas laderas del camping o pastando a la orilla del esplendoroso mar mediterráneo. Así lo quieren. Ellos están vacunados contra el “síndrome de Stendhal(*). Si Vds. no lo están, visiten antes la basílica de la “Santa Croce” de Florencia o la Capilla Sixtina. Sería una lástima que tanta belleza les dejara sin respiración. A propósito de Florencia: no hay ninguna ciudad que le gane en representaciones de la Anunciación: El ángel, la virgen, el palomo, el rayo del espíritu… ¡ya saben Vds.! En ese caso la Anunciación coincidió con la Concepción. Una concepción limpia, virginal, a distancia…
Tal día como hoy, del año 1842, estaban enterrando a Stendhal en el cementerio de Montmartre: «Henri Beyle, milanés. Escribió, amó, vivió 59 años, 2 meses. Murió el 23 de marzo de 1842».

 

Tal día como hoy, del año 1951, no hizo un día radiante. La primavera empezó con un ventarrón del sur, una especie de sirocco que enloqueció a mi padre. Una locura carnal que le hacía buscar las carnes de mi madre (también medio afectada por el sirocco). El cuartel (hoy ruina), bien asentado sobre roca viva, se enseñoreaba sobre la bahía. Era una fortaleza contra el estraperlo y una muestra rezagada de la pasión antisarracena. La fauna, sin contar la abisal ni las aves que surcaban el cielo, era simple, pero peligrosa: alacranes, víboras, cangrejos, saltamontes. Mamíferos (excepción hecha de la “cuartelería”) no había. El 24 de marzo de 1951, dicen, se desató una tormenta que sería recordada durante décadas. Todo empezó con ese sirocco que enloqueció a mi progenitor y dejó sin voluntad a mi futura madre. En aquella desolada geografía  (e historia) los daños de una “galerna” de magnitud cinco (o diez) están limitados por los condicionantes de la naturaleza: los cuatro pescadores del lugar atrancaron las puertas, clavaron  maderas en las ventanas, se empaparon de vino y se echaron a dormir la mona. Los guardias (menos mi padre) hicieron otro tanto. El cabo, armado de binoculares  oteaba el horizonte desde la ventana de la “sala de armas”. La fauna se escondió bajo tierra. Flora no había: son tierras minerales.

He dicho que el hecho se recordó durante décadas…y no fue a causa de la potencia destructora de la naturaleza, sino a causa de la potencia orgiástica de mi padre y de la receptividad salvaje de mi madre. Los gritos, aullidos, alaridos (llámenlos “X”) fueron arrastrados por el huracán y llegaron hasta las calles de La Unión y a los callejones de Alumbres, donde se recuerdan como terremoto de 5’5 Richter

Y de ahí, según las leyes de Mendel, sacadas a la luz pública tal día como hoy, del año 1900 por De Vries, surgí yo: ojos del hermoso color del café torrefacto; pelo alborotado y una tendencia, cada vez más acentuada, a la misantropía.

Miren Vds. lo que me pasó el otro día: Fuimos ido a pasear “Hegel” y yo a la playa. Se puso a jugar con otro pastor alemán y cuando el juego derivaba en pelea callejera, los separé y me volvía a casa ¡con el otro perro! (cosa de genes… ¡son todos iguales!). Ya notaba yo que el perro me seguía a disgusto y mirando para atrás. “Hegel” se ha quedó expectante. Cuando, ya en casa, se negó en redondo a comer el arroz con las bolitas y me enseñó la encía, decidido, pensé que estaba pasando algo raro. Cuando abrí la puerta para devolver el perro a su lugar de origen, me encontré a “Hegel” que, con lágrimas en los ojos, me imploraba acogida.

Mientras De Vries conferenciaba sobre los secretos de los estratos biológicos, Evans, que había comprado las tierras donde pensaba que se había desarrollado la civilización minoica, empieza a sacar a la luz objeto que confirman lo correcto de su intuición: Esa cultura no le debe nada a la cultura griega ni a la romana. Y Freud presenta al mundo otro tipo de estratos.

Había ansia de profundidad.

A “Hegel” esto lo deja frío. No acaba de entender el mérito, ni, en consecuencia, el renombre del tal Evans. Él, dice, excava más y más rápido y sus hallazgos son más valiosos. El otro día, sin ir más lejos, encontró una pala de playa de un hermosísimo verde esmeralda. Y el anterior un “hueso de sepia” que parecía una barquita (“(b)arqueología”).


Mi padre, que después las daría contra los cuatreros, en el momento decisivo, dio muestras de su valentía con  la mujer de sus sueños y frente a los “elementos”.

Mi concepción, pues, fue mitológica. Y los signos de mi nacimiento, bíblicos: una riada se llevó por delante medio pueblo.  Baste con lo dicho… ¡para que no me “menostengan”!

O sea que si van alguna vez al Portús, acuérdense de este cronista y vayan avisados en lo que a las costumbres les he dicho. Si entran vestidos al recinto, vendrá un empleado y:

–¡Largo, Caballero! (*)

Perdonen Vds. la broma de mal gusto.

Quizás no opinen como Brondsky, pero sin duda reconocerán que Tsvetaeva es una de las grandes poetisas del siglo pasado. Su triste final, colofón de su dolorosa adultez, no le añade nada a la calidad de su poesía. Tal día como hoy (1925), recién llegada a París, donde residiría 14 años, escribía estos versos para Pasternak:



“Distancia: kilómetros y kilómetros?
Nos han dispersado, transplantado
nos han ¡y qué bien estamos
en los lejanos horizontes!

Distancia y lejanías?
Des-pegados, des-soldados.
Apartaron manos, crucificaron
sin saber lo que destruían: la unión total.

De suspiros y tendones
nos malquistaron, nos esparcieron
y exfoliaron.
Muro y foso.
Separados, como las águilas.

Conspiradores y lejanías?
No nos desbarataron; nos perdieron
por los tugurios de las latitudes:
disgregados como huérfanos.

¿Cuál es, pero cuál es, marzo?
¡Como a las barajas nos han cortado!
 (Versión de Carlos Álvarez)

Esenin estaba escogiendo la soga. Tsvetaeva aprovecharía la de su maleta de deportada. 

Y es que en la URSS se tomaba muy en serio la poesía.








Propuesta para hoy, día 24 de marzo. Muerte de Enrique Granados. SEGUNDA SERIE



Si antes de embarcarse en cualquier medio de locomoción para un viaje de envergadura, vdes. pronunciaran en voz alta sus miedos y, por una de aquellas, el artefacto se fuera a pique, alguien, superviviente (o no embarcado), convertiría aquellos temores en premoniciones. Algo así pasó con Granados, a quien los viajes por mar le emborrascaban el alma, sistema digestivo incluido: “Este viaje me romperá los huesos”, dijo...y ¡se quedó corto!


En 1914, Granados era una figura mundial, menos en los perseverantes círculos catalanistas que lo acusaban, como es natural, de componer música “española”; no importaba que hubiera nacido en la provincia de Lérida. Tampoco se tuvo en cuenta su Sardana ni su amistad con los prohombres y artistas del país. También en nuestros días, acusados del “affaire” Palau de la Música, dicen que parte de las mordidas se empleaban con la loable intención de evitar que en las fiestas de los pueblos sólo se tocara música andaluza (¡!).
Bueno, eso es agua (¡!) pasada. Ahora lo reivindican hasta en Arenys de Munt: No están los tiempos para dejar pasar oportunidades.
El éxito de sus Goyescas en la sala Playel de París, ya conocida por nosotros, fue tal que la Opera de París le encargó una ópera. ¡Fácil!, se dijo, adapto el material pianístico y le acoplamos un texto. Schindler me presta su casa de Suiza y allí, tranquilito… pero la Gran Guerra lo estropeó todo y todo lo encaminó hacia un desenlace titánico. El Metropolitan Opera House de Nueva York salió al quite. El Met. antiguo, el que asentaba sus reales en Broadway, en la manzana limitada por la 39 y 40 West, aquel que fue sustituido por el actual del Lincoln Center y que fue derribado.
Enrique y Amparo salieron de Barcelona en noviembre de 1915 a bordo de Montevideo, en el que también viajaba Miquel Llobet. Hicieron escala en Cádiz. Lo mismo hicieron por entonces Trotsky y Cravan. El viaje no fue plácido. Cinco días de retraso. Más de una vez el matrimonio se abrazó como en un ensayo genera del momento postrero. Pau Casals, en Nueva York, ensayaba la partitura con la orquesta del Met. Así que, cuando llegó Granados a Nueva York, ya había un trabajo hecho. Casals se había, espabilado, casado con Susan Metcalfe, por lo que, digo yo, tendría las puertas, de esa insigne institución, siempre abiertas. Allí residiría hasta el final de la guerra europea.
Granados y Casals se prodigaron en recepciones y cócteles. Nunca le faltó al leridano su vasito de granadina, pues los americanos son así de ingeniosos.


Y como no podía ser de otra manera (¡les dije que me pegaran un tiro cuando usara esta ridícula expresión fatalista!), el empresario dio su opinión: “¡Paice que farta argo!… ¿no vendría bien un interludio entre Los requiebros y El baile del candil? ¡¡Sea!!, asintió el maestro. El resultado fue lo que conocemos como Intermezzo que, a la postre, ha resultado la pieza mas celebrada del conjunto. El éxito fue atronador… pese a que el músico lo consideró obra de “mala fe, vulgar, de cara al público...” y para colmo, dijo, “¡me ha salido una jota!”. Casals le respondió: “Perfecto. ¿No era aragonés Goya?
La composición puede considerarse como ilustraciones musicales de ciertos tapices de Goya, por quien el lleidetà sentía un amor insumergible, por así decir. No remiten al Goya tenebroso, si no al de San Antonio de la Florida. Fue tanto el éxito, como he dicho, que hasta el presidente de la nación, Wilson, lo invitó a la Casa Blanca... y así se lo comunicó a su amigo Viñes. Había compartido escenario con el mismísimo Caruso (I Pagliacci de Leoncavallo).
Los ingredientes que conforman la fatalidad se iban dando cita. La recepción presidencial tendría lugar el 7 de marzo. Ellos tenían el billete de vuelta para el día 8: un viaje directo a Barcelona. Pospusieron el regreso para el 11 de marzo: con escalas navales en Falmouth y en Dieppe y de Dieppe, en tren, a Barcelona. Las premoniciones continuaron el día 9 en la fiesta que le ofreció el embajador español: viajar en un barco aliado, por muy civil que sea, no ofrece ninguna garantía. Lo que le faltaba por oír a Enrique (el verde). Se debatió entre las prisas y el pánico. Ganaron las prisas, y el matrimonio se embarcó el 11 de marzo. Amparo apretaba contra su pecho una copa de plata con más de cuatro mil dólares, como recuerdo del acontecimiento. En el muelle, sus amigos sacaron los pañuelos y, como si estuviera esperando la señal, el barco se puso en marcha.
Llegados a las costas inglesas, se acercan a Londres. Un poco por turismo y otro poco por negocios. Enrique aprovecha para hacerse una mascarilla de arcilla, que, miren por dónde, se hubiera convertido en mortuoria… si el salobre líquido no la hubiera reducido a fango. Pero no se preocupen, ronda por ahí otra que se subasta a partir de 1.200 euros… no está muerto, pero lo parece. Aquí viene a cuento una mención de último viaje de Mahler.




El 24 de marzo o sea tal día como hoy,, del año 1916, zarparon de Folkestone. El Sussex, un vapor de la Compañía de los Ferrocarriles Franceses, se dirigía a Dippe. Allí, como he dicho, tenían a intención de viajar en tren a Barcelona. Eran las 13:15 cuando el barco soltó amarras. Aún no había pasado ni hora y media, cuando un torpedo alemán lo partió por la mitad: la proa se hundió en un santiamén y la popa, desquiciada, vagó solitaria hasta que fue remolcada, en contra de su voluntad suicida, al puerto de Boulogne. 


Fatalidad siguió urdiendo. Si los Granados hubieran estado en su camarote jugando a la canasta o echando un polvete, la desgracia les hubiera pasado por encima. Pero no, no estaban en su camarote, estaban tomando un digestivo en la parte de proa. En ese momento Enrique se atusaba el bigote y tarareaba El amor y la muerte y Amparo pensaba en su media docena de hijos, la menor de las cuales, Natalia, estaba en plena pubertad y el mayor, Eduardo, en pleno servicio militar, si no le habían pagado el rescate. Los alemanes no respetaron ni ese momento de recogimiento sentimental.


Tras la explosión, dicen, Enrique se encontró, sin saberlo, en una lancha salvavidas y Amparo, intentando mantenerse a flote, luchando contra las cuantiosas prendas de nombres imposibles y contra las amargas aguas del canal de la Mancha. Enrique, que no sabía nadar y tenía pavor al agua, se lanzó a una muerte segura. Amparo, atrapada por el abrazo impotente del marido, le siguió a las profundidades, dicen. No renació, pese a su apellido.
Ahora viene la razón por la que me he extendido en esta efeméride. ¿Recuerdan vdes. a H.H. Crane, ahogado en aguas del Golfo de Méjico? Pues, bien, su padre, había alcanzado cierto renombre como inventor del “salvavidas”. 
¿Recuerdan las desgracias “boxeísticas” de O. Wilde? ¿Sí? Su “sobrino” tuvo a bien vengarse con las mismas armas. 
Enrique II, tercer hijo del músico, llegó a ser campeón de España de natación en 100 metros libres y pionero del estilo crawl. Fue olímpico como jugador de waterpolo: En Amberes consiguieron empatar contra Italia (Pasaron ronda por el gol de oro) y perder contra el reino Unido por 9 a 0. En París, no pasaron de los octavos: perdieron 9 a 0 contra Suecia. Su nieto, Enrique III, compitió en las Olimpiadas de Helsinki. No superó las series.


La familia Granados se ha hecho un nombre, eso es indudable, en el campo de los deportes acuáticos y la natación en general.









RELATO VERAZ, EXENTO DE RETÓRICA, DE UN EPISODIO (EN MARCHA) DE CORONAVIRUS.

Quizás pueda ayudar a alguien. Seguiré contando el desarrollo y desenlace... CONTACTO CON PERSONA INFECTADA. Se supone que el...